domingo, 27 de mayo de 2012

Los que moran con los muertos

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Las Catacumbas de París son uno de los lugares más curiosos y bellos del mundo para los amantes de lo macabro. Uno de los “cementerios” más famosos de París. Fué en el año 1786 cuando se tuvo la genial idea de trasladar los huesos del poco higiénico cementerio de Les Halles, aprovechando las canteras excavadas en la época galorromana a 20 metros de profundidad en la base de tres colinas: Montparnasse, Montrouge y Montsorius.
Su nombre oficial es “Les carrières de Paris”, en francés, pero vulgarmente son conocidas como “las catacumbas”.
Durante 15 meses se trasladaron millones de huesos de multitud de cementerios, en carruajes y cruzando la ciudad de noche. Fueron depositados sin ningún tipo de intención “artistica”, amontonados, hasta que el Inspector General de Canteras, decidió colocar los huesos de la parte delantera en forma de muralla, dandole el aspecto que tienen hoy en dia, con una placa identificando la procedencia de los restos y pequeños altares con epitafios en latín que adornan el camino.
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Los millones de huesos de las catacumbas han sido testigos de multitud de acontecimientos, desde la fiesta organizada por Carlos X antes de la revolución, pasando por refugio de la resistencia francesa en la Segunda Guerra Mundial, ó, más recientemente, por ritos satánicos, motivo por el cual han sido cerradas y sólo abiertas al público como si se tratase de un monumento más al servicio de los turistas.
En la actualidad los huesos están acomodados en forma de “muralla”, decisión tomada por el Inspector General de Canteras en aquel entonces, donde se pueden encontrar placas identificando la procedencia de los huesos e incluso pequeños altares conteniendo epitafios en latín.
De los más de 300 kilómetros de galerías, sólo hay abiertas al público menos de 1 kilómetro. Sin embargo, existen entradas secretas a lo largo de París, lo que permite ingresar a las catacumbas por medio de las alcantarillas, el metro, etc. En raras ocasiones las personas hacen uso de estos accesos para entrar en ellas.
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Es común escuchar voces fantasmales provenientes de otros grupos que se sumergen ilegalmente en las catacumbas. También es posible encontrar tramos con más de un metro de agua, entre túneles estrechos no aptos para claustrofóbicos.
Un lugar tan inhóspito, es por supuesto el lugar para “criaturas extrañas”. Por supuesto, es normal toparse con otros amantes de las catacumbas, más conocidos como cataphiles. Existen cámaras que ofician como puntos de encuentros de cataphiles, en donde se puede conversar y contar un breve recreo con intercambio de experiencias e historias en las catacumbas antes de proseguir.











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