lunes, 28 de mayo de 2012

La consorte

“Soy el demonio y tú me perteneces. Te voy a poseer”, asegura Eliana, protagonista de la tenebrosa historia. “Sentía la presencia y luego la penetración”, cuenta la periodista que la entrevista

Eliana debía convivir con esta presencia a diario debido a que hace unos años fue víctima de la magia negra, relata el diario Las Ultimas Noticias de Chile.


Gritos, manchas en la ropa, muertes, sexo. Así de sorprendente es la historia que durante la noche exhibirá el programa “Pactos, milagros y maleficios”, de un canal trasandino.


La encargada de entrevistar a Eliana fue la periodista Mirna Schindler, quien dijo que durante los años 80 la protagonista de los extraños episodios trabajaba en una caja de previsión.


En ese tiempo Eliana tenía poco más de 20 años y era atractiva físicamente. Esos fueron los motivos que llevaron a su jefe a acosarla sexualmente, pero ella un día se cansó y decidió renunciar.


Desde ese día “su vida se convirtió en infierno. Empieza a sentir presencias, a escuchar una voz demoníaca, le rompen las cosas y su ropa aparece con manchas aceitosas sin explicación. Todo un cuadro siniestro que la empezó a volver loca”, asegura Mirna.


Pero no sólo ella era víctima en la historia, sino que el sufrimiento también le llegaba a su familia: “Luego murió su mamá, el papá y la hermana”.


Los ataques

Triste por la situación, Eliana comenzó a pedir la ayuda de psicólogos y psiquiatras y obtuvo un diagnóstico poco alentador: esquizofrenia. Así llegaron las pastillas, pero la tétrica voz seguía atormentándola. Como si esto fuera poco, el supuesto espíritu empezó a cumplir sus amenazas.

Según la periodista, “ella asegura que en varias oportunidades fue poseída carnalmente por este espíritu. Como una suerte de ente”.


Al ser consultada sobre la veracidad de las declaraciones, la periodista dijo que Eliana asegura que lo sentía y el parasicólogo que la trató, Carlos Meschi, cuenta que no es el primer caso de espíritus que se aprovechan sexualmente de una mujer.


En ese sentido, Meschi explica a Las Ultimas Noticias que la magia negra casi siempre se expresa en “muñecos que se llenan de alfileres,! se les ata una foto de la persona a la que se quiere dañar y se entierran en un cementerio, para que desde allí emita energía negativa”.


En este caso en particular, “ella tenía vidas pasadas que estaban abiertas, lo que también le afectó”. Sobre las voces que la atormentaban a Eliana, el parasicólogo dijo que “ya se había acostumbrado a vivir con ellas, era bien valiente, resistía bien a estas presencias”.


Al ser consultado sobre por qué abusaba sexualmente de ella, explicó: “Si un hombre fresco se muere, se queda pegado en eso y si después se acuesta con una niña, la va a manosear también. Y las mujeres sienten el peso de alguien sobre ellas, sienten los toqueteos, los besos y la penetración, cuando la hay”.


Más misterio

Además de las voces y los supuestos abusos, otro misterio rodea el caso de Eliana. En su casa aparecían muchos insectos y otras alimañas.

“Muchas veces ella abrió su cama y encontró que estaba llena de arañas o de larvas. Y hay testigos de eso”, cuenta Mirna.


Según relató a Las Ultimas Noticias, los espíritus malignos tiran una suerte de aceite cuando están en una casa, emulsión que atrae a diversas clases de insectos y arácnidos. 


 Existen muchos testimonios de personas que señalan haber sido poseídas de manera sexual por entes.

Los psiquiatras diagnostican esquizofrenia ante estos casos, sin embargo muchas víctimas muestran en sus cuerpos marcas de los ataques.

El debate propuesto en este tema es que opinen si se trata de demonios o simples espíritus.

Lo peligroso de estas posesiones es que pueden hacer que el ente mate a la víctima ya sea hombre o mujer.

 Mujer revela sobrenatural historia de sexo y posesión demoniaca Confiesa que vivió atormentada por un ente que la poseía sexualmente mientras dormía, hasta hace pocos días.

Desesperada por muchos años, "Beatriz" buscó ayuda en brujos y hechiceros, pero nadie la pudo librar del mal. Por un tiempo creyó haberse vuelto loca y se encerró por voluntad propia en un cuarto con la finalidad de no hacer daño a nadie y evitar que la lleven al Lorenzo Ponce. Los siquiatras le decían que los trastornos que padecía eran producto de un envenenamiento del que fue víctima supuestamente de parte de una allegada.

Toda esta historia empezó hace 24 años cuando en un sueño, su primer hijo de meses de nacido se transformó en una bestia. "Yo tenía 16 años, muy joven me hice de compromiso", dijo.

"Mientras dormía junto a mi marido, tuve un sueño espantoso. Jugaba con mi pequeño, pero luego se me convirtió en un monstruo gigante que me quería matar ahorcándome. Yo pegué un grito y me desperté. Luego le conté a mi esposo y me contestó que sólo me había dormido por unos segundos".

Después de esta experiencia, la mujer comenzó a sufrir aparentes ataques epilépticos; caía desplomada en su casa armándose, ante el asombro de su cónyuge.

Llena de angustia, sus familiares y ella misma visitó varios consultorios de brujos. Algunos decían que esto era producto de una brujería realizada por dos parientes políticos.

"Fueron muchos los brujos que visité, de igual manera gasté dinero sin encontrar la cura definitiva", señala esta señora de 50 años, quien actualmente asevera haber encontrado la liberación divina.



¡Vomitó gusanos!

"Cuando visité al brujo, él me hizo hacer gárgaras con una sustancia y al vomitar todo se convirtió en gusanos; esto me impresionó sobremanera", narró la mujer.

Aquel hechicero le hizo ver quiénes eran las personas que le habían hecho daño. A través de imágenes, ella reconoció a estas personas. "No creía que fuera verdad porque se trataban de dos seres apegados y en los que confiaba mucho".

El curandero le dio tratamiento que la ayudaron mucho; pero con el tiempo se quedó sin la terapia ya que el brujo se mudó a otro país.
Ante esto se puso en manos de una vidente del Guasmo Sur, quien le confirmó que a ella le habían hecho daño.

La bruja le recomendó se cambiara de casa, lejos de estos allegados políticos. "Vendí mi vivienda y me compré otra", comenta "Beatriz", quien siguió en busca de ayuda espiritual.

"Un día en mi nueva casa, la persona que me había envenenado, me confesó haberlo hecho", afirmó la desesperada señora. De allí en adelante la salud de Beatriz se empeoró a tal punto que un ente empezó a poseerla sexualmente mientras dormía. "Me tocaba cada parte de mi cuerpo. Este ser maligno tomaba la forma de mi esposo, pero no era él porque justo cuando esto ocurría, mi marido estaba de viaje".

Al principio se sintió atraída por esta sensación sobrecogedora y algunas veces lo hizo con su voluntad; pero luego se dio cuenta que aquel espíritu no era su marido y decidió rechazarlo, lo que generó una respuesta violenta de parte del extraño ser. "Me apretaba el cuello con las manos, yo lo mordía y empujaba, pero él tenía fuerza sobrenatural".

Como evidencia del forcejeo, al día siguiente le aparecían moretones en el cuerpo, aseguró la señora.


Sus hijos también ven.

Por mucho tiempo ella pensó que todo era producto de una locura, hasta que un día se percató de que sus hijos vieron cinco bultos caminar por la escalera de la casa. Fue entonces que "Beatriz" se dio cuenta que no estaba loca, ni que era producto de las pastillas que tomaba, sino que se trataba de algo netamente sobrenatural. "Una hija mía dibujó los bultos en su cuaderno", manifestó.

Un día el ente la transportó a través de una pesadilla a una isla desértica en la que había una casa y dentro de esta un hombre, que le dijo que la estaba esperando. "Yo pedía que me dejara ir, y ese hombre me dijo que me ayudaría a salir si tomaba un líquido verde, ingerí la mitad y enseguida me desperté".

Recuerda que en su último embarazo, el espíritu se le sentó en la barriga y le apretó la garganta con la finalidad de matarle a la criatura que llevaba en sus entrañas. "Sentí un frío intenso que me asfixiaba, pero saqué fuerzas, luché y le eché agua bendita".

Cansada de todo esto, ella colocó debajo de su almohada una oración de San Benito. Esto le ayudó en algo, pero aún así el ser insistía. "Mi miedo era quedarme dormida, porque él venía, me apretaba el cuello y me hacía suya a la fuerza".

Dice que los tratamientos con pastillas de los siquiatras no la curaron. Inclusive, revela que con el tiempo empezó a quedarse semiparalítica y no podía caminar.

Su experiencia tenebrosa continuó por años y cada día eran más frecuentes las experiencias. "Con el rabillo del ojo yo veía que los bultos corrían de un lado a otro".

Como su esposo y familiares creían que estaba trastornada, pensó que podía hacerle daño a ellos. Fue así como adecuó una habitación para ella en la casa de una hermana y bajo el cuidado de su madre pidió que nadie la visitara, ni siquiera su marido. No quería ver la luz, escuchar ruidos ni nada, sólo que su madre le llevara la alimentación. Su aspecto cada día era peor.

Un día fue a visitar una bruja en el cantón Durán, quien le dio unas pócimas con las que redujo sus dolores al caminar.

Adicionalmente, "Beatriz" buscó en revistas colombianas sobre misas de liberación en una iglesia de Guayaquil. Así pudo encontrar un sitio donde se sometió a oraciones fuertes, que poco a poco empezaron a aliviarla, alejándola de ese ser maldito.

En una de esas sesiones exorcistas, al ser tocada por los curas, comenzó a revolcarse en el piso, mientras gritaba blasfemias contra Dios. "Sentí que una fuerza sobrenatural me lanzó al suelo, dentro de mí había una cosa que entraba y salía. Sintió algo en el estómago y lo vomitó.

Luego de esta experiencia bendita, "Beatriz" asevera que se encuentra bien. Piensa que este ser la dejó, ya no le han dado los ataques y no ha visto nuevamente a los bultos. Además camina bien y los ataques de nervios han desaparecido.



Los duendes.

Para los entendidos, hay demonios que suelen poseer sexualmente no sólo a las mujeres, sino también a los hombres. Algunos de estos seres son los duendes, que a veces se enamoran de guapas jovencitas de cabello negro a quienes les cantan o les tocan el violín. 

Dos experiencias sexuales del más allá.


Llevó un hueso de muerto a casa, dando inicio a su calvario.



¡Bellas señoras violadas por espíritus!



A una le agradó el acto, mientras el espíritu le brindaba ternura y orgasmos extremos.
“Hacer el amor con un espíritu no es cosa que le pase a cualquiera. Mi experiencia no es grata porque uno me llevó al éxtasis y los otros a sentir el infierno de la violación. Fui tomada contra mi voluntad pero me gustó” afirma Mary, un ama de casa humilde y de bella figura.

“Nunca me imaginé que el primer ente que me poseyó, haya despertado en mí tanta ternura hasta llevarme al punto máximo del placer sexual”.

Así pasó. “De repente las sábanas que cubrían mi cuerpo comenzaron a deslizarse sutilmente, no sabía lo que ocurría. Desperté algo agitada porque dormía sola. Mi esposo no estaba conmigo, pues viajaba por motivo de trabajo.

Entonces un murmullo encantador escucharon mis oídos, me calmé y poco a poco me iba entregando a algo desconocido pero lleno de placer como nunca antes lo había experimentado. No podía ver a quien me tenía inmóvil, y que me besaba apasionadamente. Al virar mi cuello por el gusto de las caricias invisibles que sentía, pude mirar hacia el velador donde estaba el reloj que marcaba las 00:45 de una madrugada gélida de agosto del 2004, noche en que empezó mi calvario sexual”.

DESNUDA SIN SENTIRLO.

Luego mi pijama y mi interior yacían en el suelo, casi no lo noté. Algo cálido sentía entre mis piernas, un peso real se posaba sobre mí. De repente el éxtasis de su sexo penetrándome, me hacía volar, no quería que termine. Pero mi razón buscaba entender esta situación anómala que estaba pasando.

El acto hacia mí era de una forma dulce pero varonil, con una fuerza tierna, un calor diferente. Estaba extasiada, su figura se me hacía más visible mientras proseguía el acto. Era un hombre alto, bien parecido, se asemejaba al ideal de toda mujer.

A la mañana siguiente desperté desnuda, me dio vergüenza, lloré porque me sentía usada. Las sábanas húmedas atestiguaban que había hecho el amor con alguien real. Entonces lo que pareció un sueño comenzó a convertirse en una placentera pesadilla noche tras noche.

El miedo me llenaba. Pero ¿quién era?, ¿por qué me pasaba esto a mí? Mis hijos nunca supieron nada, y menos se dieron cuenta de lo que sucedía en mi habitación. Aunque trataba de resistirme a esto, el “vaho” lanzado por el espíritu me hacía caer en un estado de trance, donde solo tenían cabida mi conciencia y gusto sexual.






ORGASMOS GLORIOSOS
. No puedo negarlo, pero en realidad este hombre alto, apuesto y caballeroso se convirtió en mi amante nocturno de todos los días. Con sus manos cálidas y varoniles, me hacía olvidar que tenía un esposo. Luego de la “relación sexual” caía en un sueño profundo del que despertaba siempre a las cinco de la mañana.

Mi cuerpo tenía las marcas de la lujuria, moretones sellaban mi piel como para confirmar que lo que me pasaba era algo real. Nunca pensé que un espíritu superara a un ser humano y en este caso a mi amado esposo.



HUESO DE MUERTO Y “VAHO”
. Sugestionada, no podía contarle a nadie pues me hubieran tratado de loca o enferma sexual. Así una noche, acostada al lado de mi esposo, viví una nueva experiencia, pensé que con la presencia de él, este espíritu dejaría de molestarme, pero no sucedió. Por el contrario, este mediante su “vaho” algo, como una niebla, que salía de su boca, adormeció a mi esposo y me dejó inmóvil, entonces fui tomada como todas las noches.

Pude mover a mi esposo con una de mis manos, pero no reaccionó. Con lágrimas en los ojos trataba de comprender ¿por qué me pasaba esto?

Entonces decidí buscar ayuda y contárselo a alguien que me creyera. Así llegué donde un espiritista. Después de narrarle lo sucedido me preguntó “si yo tenía algún hueso de muerto en la casa”, a lo que le contesté que sí. Lo conseguí siguiendo la creencia popular para que me proteja la casa de algún mal. Creía necesitarlo ya que me quedaba sola con mis hijos por semanas.

Fue el hermano Freddy Aulestia, del centro espiritual cristiano “Hombres de bien de Ecuador”, quien me dijo que deje el hueso de muerto otra vez donde lo encontré. Así lo hice, y mi experiencia sexual con este fantasma terminó. Un alivio enorme sentía en mi corazón. Pero mi tranquilidad estaba muy lejos de terminar. Después de un tiempo breve sería víctima de algo grotesco y aberrante. Lejos de cualquier sutileza o placer que hubiera experimentado.



VIOLADA POR TRES.


Cierta noche cuando mi esposo había salido nuevamente de viaje por su trabajo, me sucedió lo indeseable. Estaba en un sueño muy profundo cuando de sopetón desperté: tres espíritus grotescos me miraban. Me tomaron con violencia y fuerza espantosa.

Sentía la penetración brutal de estos entes del mal. Era violada, vaginal y analmente, sus carcajadas retumbaban en mis oídos, hicieron conmigo lo que quisieron, y no solo fue una noche. Mi calvario sexual proseguía noche a noche.

Entonces con oraciones que me enseñó el hermano Aulestia, pude terminar con la conexión sobrenatural de estos espíritus. Ahora hace pocos días he podido decir que ya no soy más víctima de estos entes que realizaban con mi cuerpo lo que querían.”



OTRA AMA DE CASA.


Como si fuera poco, J.B.O, de 33 años, contó para EXTRA su experiencia con un espíritu. Janeth (nombre protegido) nos reveló que hace un año debido a problemas con su esposo quien le era infiel, cierta noche ocurrió algo increíble. “Estábamos a punto de separarnos, pero por mi hija no lo hacíamos, yo aguantaba. Pero cierta noche él, de sueño ligero comenzó a sentir frío.

Entonces pidió la colcha. Luego de varios minutos parecía estar congelado. Adormilada yo trataba de reaccionar pero era tarde. Sin mover un solo dedo un ente diabólico y fantasmal se me reveló. Me tomó, obligada. Con este ser horrendo nunca tuve orgasmos, solo reproches.

Al principio creí que todo tenía que ver con alguna brujería, pero después me di cuenta lo que quería. Mi oído escuchó un suave murmullo que decía, “sepárate para que tu hija no sufra más, si no la haré sufrir y será ella quien sea tomada”. Mi hija estaba a punto de cumplir los 12 años.
Me separé después de dos días de haber ocurrido la advertencia. Me fui con mi madre. Luego de la separación, no lo he sentido más. Creo que fue un enamorado que tuve en mi juventud y que murió en un accidente de tránsito” terminó expresando esta madre de familia.


 Tipos de demonios.

ÍNCUBO




(del latín incubare -“yacer”- procede el nombre de este demonio, que significa “me acuesto sobre ti”).

Descripción: Se trata de un demonio con forma masculina que ataca a las mujeres por la noche, en la cama, casi siempre mientras duermen. La apariencia del íncubo no es necesariamente atractiva, ya que no busca la seducción sino despertar en su víctima los instintos sexuales más bajos y primordiales. Dependiendo el país, el íncubo se representa unas veces como un enano barrigudo, otras como un señor alto, delgado y peludo, otras como un joven apuesto y bien vestido y otras incluso como un pájaro de fuego. En todos los casos, siempre está dotado de un miembro descomunal.

Nombres: Atienden a nombres como Zabulón, Leviatán, Belaam o Alpiel Efelios y, aunque hay varias teorías al respecto, se supone que, tanto ellos como los súcubos, descienden de los Nefelines, ángeles caídos en desgracia que engendraron una raza degenerada.
Modus operandi: El íncubo se cuela en la mente femenina y siembra la lujuria, provocándole sueños húmedos, pensamientos de lubricidad desviada o exagerada, para pervertirla antes de atacar. Tras varias noches de precalentamiento, el íncubo se materializa y copula con la mujer en unos coitos tan salvajes y placenteros que la humana se derrite en mil orgasmos, a veces entrecortados por momentos de lucidez que deriva en auténtico horror. A la mañana siguiente, la interfecta no recuerda casi nada, sólo que ha tenido un sueño húmedo, brutal y extraño y que, a juzgar por la cantidad de semen y sangre que hay en sus orificios, no ha sido una experiencia del todo irreal. Además, la víctima siente debilidad y abatimiento, ya que el íncubo ha empezado a extraer su energía erótica a través del coito.
Víctimas: Los íncubos atacan a todo tipo de hembras, sin importarles su edad, apariencia física o estado civil: lo mismo les da que sea guapa o fea, alta o baja, viuda, soltera o casada, embarazada o infértil, enferma o sana, ninfómana o anorgásmica: el caso es que sea mujer y que tenga una mínima energía sexual para alimentarse de ella, robándosela noche tras noche, de manera que el demonio se va haciendo cada vez más fuerte mientras su víctima (que, enganchada al placer, es capaz de dejar a su marido y todo para consagrarse al demonio) se debilita progresivamente, llegando en ocasiones a sufrir ataques al corazón o una muerte violenta ocasionada por el intenso placer sexual que su cuerpo, ya consumido, no soporta.

Consecuencias: En caso de que la víctima se quede embarazada, puede dar a luz a bebés muertos o a retrasados mentales, pero también a abortos con apariencia medio humana-medio animal, criaturas deformes, perversas y con especial inclinación por el mal. Se dice que el mismísimo Anticristo podría ser engendrado por un demonio lúbrico, si bien hay teorías que sostienen que de estos polvos aberrantes pueden salir seres con increíbles poderes mágicos: no en vano, hay expertos que juran que el mago Merlín era hijo de un íncubo y una prostituta.


SÚCUBO




(del latín succubus, de succubare -“yacer debajo”-).

Descripción: Es un demonio con forma femenina que ataca a los hombres durante la noche para robarles su semen. A diferencia del íncubo, el súcubo sí adopta una forma atractiva, pues sabe que los hombres se excitan por la vista y caen más fácilmente a los pies de una chica sexy. Según la zona geográfica, la leyenda varía y, aunque siempre se trata de mujeres hermosas, cambian algunas de sus características y su forma de hacer el mal: algunas mitologías hablan de demonios masculinos que toman la forma de mujeres muertas para consumir al hombre; otras, de beldades que viajan montadas en burro y poseen vaginas dentadas con las que castrar al hombre que las penetre; otras, de mujeres aladas que, cual mantis religiosas, se comen al hombre vivo durante el acto sexual… También hay cuadros que pintan a los súcubos como seres híbridos, mujeres humanas mezcladas con bestias, que lucen cornamentas, colmillos, cascos de caballo, alas de Cthulhu y otros complementos de pesadilla que acentúan su rara belleza.

Nombres: Los súcubos responden a nombrecitos tan exóticos como Ábrahel, Lilit, Rusalka, Florina Vasordiel o Iutzi. Modus operandi: Es similar al del íncubo, aunque cuenta con la ventaja de que el hombre tiene menos barreras, piensa más con el pene y es más fácil de seducir, por lo que, casi siempre, no hace falta precalentarlo y se le ataca directamente bajo una forma atractiva, llena de curvas y redondeces. Tras una noche de muchas erecciones y eyaculaciones, mezcladas con punzadas de miedo y vértigo, vendrá la bajamar: una mañana de debilidad, cansancio y recuerdos borrosos y morbosos pero inquietantes. Como dice el profesor Manuel Carballa en su aterrador libro El síndrome del Maligno, “a no ser por los restos de semen o sangre encontrados entre las sábanas, la víctima sólo recordará la experiencia como un sueño”. Esto al principio, luego la cosa se convertirá en obsesión y, muchas veces, aún consciente de estar bajo el influjo de un súcubo, el hombre no podrá evitar derramar su energía seminal cada noche, dejando trabajo, mujeres, hijos y amantes para entregarse en cuerpo y alma a su demonio nocturno... hasta la muerte.
Víctimas: Los súcubos atacan a todo tipo de hombres, aunque tienen preferencia por los más espirituales, sobre todo artistas y religiosos. No hay más que echar un vistazo a la clásica novela gótica El monje, escrita por Matthew Gregory Lewis en 1796, en la que un sacerdote acaba en el infierno por culpa de un demonio camuflado bajo la forma de una bella mujer.

Consecuencias:
Según el Malleus maleficarum o Martillo de las Brujas (la guía para la caza de brujas más importante del Renacimiento) los súcubos no derraman el semen de sus víctimas, sino que lo recolectan y después lo usan para embarazar mujeres y crear monstruos. En otros textos de la época se especifica que los súcubos, al recibir el semen en su interior, desarrollan un pene y se transforman en íncubos para más tarde reinyectar ese mismo semen en víctimas femeninas.
Diferentes teorías acerca de los demonios lúbricos

La tradición judeocristiana y la de otras culturas monoteístas ha considerado a los íncubos y a los súcubos como seres malignos, proyecciones monstruosas de la lujuria de los durmientes, se manifiestan en la parálisis del sueño.

Por otro lado, existen teorías profanas que ven a los demonios lúbricos como seres que se pueden dominar y utilizar para alcanzar altas formas de placer sexual y estados alterados de conciencia.

William Burroughs es uno de los pocos escritores modernos que trató y redefinió el tema en sus libros, artículos y entrevistas. En su novela El lugar de los caminos muertos (1984), un personaje de Burroughs habla de los espíritus-zorro japoneses, demonios capaces de adoptar cualquier forma (hombre, mujer o niño) para seducir a sus víctimas y, en una conversación con Victor Bockris el propio escritor dijo lo siguiente:

“Los íncubos y súcubos pueden ser dañinos y destructivos. Como con cualquier situación sexual, el peligro depende de cómo la manipules. Todo sexo es potencialmente peligroso, porque nuestros sentimientos sexuales nos hacen vulnerables.
¿Cuánta gente ha sido arruinada por un amante?
El sexo conlleva un punto de invasión y los súcubos y los íncubos simplemente nos hacen intensamente conscientes de esto. (…) El sexo es físico. Si fuera posible para cualquier persona pulsar un botón que hiciera aparecer a un íncubo o a un súcubo, creo que la mayoría de la gente preferiría tener relaciones sexuales con uno de estos demonios a las aburridas cópulas con gente real”.


La invocación de íncubos y súcubos


Botones para llamar íncubos y súcubos, de momento, no hay, pero en la escuela tántrica Kaula existen complicados ritos para invocar a este tipo de demonios sexuales. También en el universo de la magia hay ritos para atraer íncubos y súcubos, por ejemplo a través de la gnosis liminal (un estado intermedio entre el sueño y la razón en el que se puede controlar la acción onírica y hacer viajes astrales), las prácticas chamánicas (en ciertas tribus africanas hay brujos capaces de invocar demonios lúbricos dentro de un espejo para luego exterminarlos) o la evocación erótica (acumular energía e imaginación sexual mediante pornografía, masturbación sin orgasmo y otras técnicas, para concentrarse en la creación mental de una forma-sombra con la que hacer el amor).

Además, hay expertos espiritistas que, como Burroughs, han hablado del uso y dominio de íncubos y súcubos, es decir, agarrar al diablo por los cuernos para usarlo en provecho propio, ya sea para la autoexploración, para el placer o para encomendarle acciones determinadas, bien en el plano psíquico (adivinación, resolución de misterios, etc.), bien en el físico (asignándole tareas determinadas).

Sin embargo, todas estas prácticas son poco recomendables para individuos no curtidos en mil batallas mágicas y espirituales. Invocar y jugar con un súcubo o un íncubo puede ser muy perjudicial para la salud y la cordura, no sólo porque los coitos con la entidad chupen mucha energía (porque el ente la absorbe y también porque trabajar en ciertos estados de conciencia resulta agotador) sino porque el gran placer sexual alcanzado lleve al invocador a generar una dependencia que lo "enganche" a las cópulas con el demonio, arrastrándolo así a la ruina física y mental.


 



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