La
relación sexual entre humanos y seres sobrenaturales es una
leyenda constante desde las crónicas más antiguas. Demonios,
espectros y dioses han encontrado apetecibles a las mujeres y a
los hombres de este planeta desde el principio de la historia
conocida.
Hace más de un siglo, cuando los primeros parapsicólogos se
organizaron en centros de investigación e instituciones, se
comenzó a estudiar el fenómeno de las violaciones del "más allá"
desde una perspectiva crítica y rigurosa.
Personajes de prestigio, como el astrónomo francés Flammarion o
el filósofo Myers, advirtieron que la cuestión tenía un origen
humano y no paranormal. Pero en una época en que el sexo y sus
problemas eran temas mórbidos y oscuro pocos hicieron caso a los
avisos. La gente prefirió escuchar a brujas y videntes que
siguieron fomentando ideas demoníacas.
Con el transcurso del tiempo los investigadores analizaron caso tras
caso chocando con personas padecedoras de desordenes
psicológicos. No encontraron auténticas pruebas del fenómeno:
Una chica que sufría abusos sexuales repetidamente por parte de
su padrastro borraba todo de su mente y aseguraba ser victima de
un fantasma, otra joven violada afirmaba que su embarazo se
debía a la relación mantenida con un ser invisible.
Los íncubos y súcubos, demonios que abusaban de mujeres y hombres
respectivamente, pasaron al mundo de las tradiciones y leyendas. Los
parapsicólogos perdieron interés por el fenómeno. Durante décadas
tampoco los profesionales de la mente le prestaron una atención especial
englobándolo dentro de los diversos desordenes mentales.
Con la llegada de los revolucionarios años sesenta la parapsicología
pareció volver a despertar. Se encararon los fenómenos
paranormales desde una perspectiva diferente y se le aplicaron
los métodos científicos que habían dado resultados
espectaculares en otros campos. Pocos hablaban entonces de seres
sobrenaturales. Tras redescubrir lo que se llegó a bautizar
como "poder mental" varios gobiernos invirtieron dinero
decantando los esfuerzos hacia su desarrollo y control. Se
intentaba encontrar una utilidad práctica de ellos. Eran los
años de la guerra fría y el espionaje psíquico pareció una
realidad. En 1968 el doctor Barry E. Taff llegó al laboratorio de
parapsicología de la Universidad de California, uniéndose a los
diversos investigadores habían hallado nuevos sistemas
prometedores con los para analizar las facultades
especiales de la mente.
A principios de 1974 una mujer se acercó al departamento de psiquiatría
de la universidad. Su nombre todavía nos es desconocido y ha sido
nombrada como la señorita "B" o Doris D. Sólo sabemos que vivía en la
localidad de Culver y que era viuda. Presentaba un cuadro interesante y
aseguraba ser padecedora de fenómenos más que extraordinarios. Un ser
espectral la atacaba sexualmente de modo repetido. El psiquiatra no tuvo
problema a la hora de realizar su diagnóstico, todo parecía indicar que
se trataba de un desorden mental, aunque ciertos detalles resultaban en
verdad sorprendentes. Doris presentaba heridas y marcas semejantes a
los producidos por ataques físicos violentos.
Taff se interesó por el caso y se entrevistó con la mujer. Según
afirmaba otras personas, incluidos sus hijos, habían sido testigos de
las agresiones. De esta forma comenzó la investigación de lo que fue
conocido como "el ente".
Durante meses fueron recopilados datos, pruebas y análisis. Kerry
Gaynor hipnotizó a la mujer en busca de recuerdos que pudieran aportar
alguna explicación, pero poco material valido se obtuvo de las sesiones.
Algo pareció claro, la mujer necesitaba entrar en un estado especial de
consciencia o incluso llegar a estar dormida para que la entidad se
manifestara, lo que pareció dar la razón a los psiquiatras que hablaban
de problemas psíquicos.
En el verano de ese año se montó un dispositivo especial para dar
"caza" al Ente, pues su actividad había aumentado y Doris afirmaba que
otros dos seres más pequeños le estaban ayudando. Taff y Gaynor junto a
otros colegas se instalaron en casa de la mujer. Durante aquellos días
los investigadores aseguraron ver extrañas bolas luminosas y Taff obtuvo
dos fotografías que han pasado a la historia de la parapsicología.
Los psiquiatras comenzaron a preocuparse. Sus colegas
parapsicólogos estaban sacando conclusiones prematuras. Casi
todos hablaban de agresión sexual de un ser sobrenatural y hasta
ese momento no se habían obtenido pruebas de ello. El doctor
Donald Schwartz seguía opinando que no estaban ante ningún
fenómeno desconocido y el psicólogo Howard Long insistió en que
si se seguía con este tipo de investigación lo único que se
conseguiría era lleva a Doris a un estado más profundo de
esquizofrenia.
En 1977 la mujer fue llevada al laboratorio de la universidad.
Tras pasar por tres embarazos psicológicos su estado empeoraba.
Ni los especialistas de la mente ni los exorcista parecían poder
ayudarla. En esta época los ataques se encontraban en pleno auge.
Tras convulsiones y espasmos aparecían heridas inexplicables e
incluso signos de violación. La investigación paralela sobre su
vida dio con un dato significativo: De niña había sufrido abusos
sexuales que ella no confesaba ¿Qué ocurría en la mente de Doris?
¿Tan fuerte era su represión interna como para autoprovocarse
lesiones, embarazos y desgarros?. La polémica entre los
parapsicólogos se desató. Para unos el caso estaba producido por
un ser sobrenatural, para otros se trataba de un problema
psicológico.
El escritor Frank de Felitta fue testigo de uno de los
"trances" de Doris. Quedó tan impresionado que empezó
a escribir una novela posteriormente llevada al cine: The Entity.
La leyenda había comenzado. Aunque Doris se trasladó a
Texas y desapareció de la historia de la parapsicología, la
bien documentada obra de Frank de Felitta sigue siendo un punto de
referencia para las personas que creen en los abusos sexuales
de seres sobrenaturales, pese a que se trate de una
novela de terror y ficción.
Sin embargo, como veremos en próximos artículos, la
neurociencia se tomó muy en serio esta clase de casos. En
la década de los ochenta neurocientíficos como Christei
Ludlow, Frank Putman, Monte Buchsbaum, Daniel Weinberger y
Bennett Braun, entre muchos otros, abordaron la cuestión
desde el punto de vista de la personalidad múltiple. Sus
resultados fueron asombrosos. Doris D. no estaba sola;
otros habían pasado por experiencias similares. El mundo
de las posesiones infernales y las violaciones demoníacas
comenzó a ser comprendido.
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