El 1 de mayo es un día fértil históricamente, recargado de mitos y símbolos: hoy hace 236 años se fundó la sociedad secreta de los Iluminati y tradicionalmente el paganismo celebra el día de Mayday (Beltane o Walpurgis).




El paganismo y la conspiranoia tienen hoy su día estelar. Día fértil (para la imaginación al menos) si los hay, el primero de mayo, además de ser el Día del Trabajo, es Mayday, el día que se celebra a Beltane (con todas sus variaciones), la divinidad femenina orgiástica y telúrica. Un 1 de mayo de 1776, el año también de la Declaración de la Indpendencia de Estados Unidos (inspirada por conocimientos masónicos y/o rosacruces), el teólogo jesuita (antes judío) de la de Ingolstadt, Adam Weishaupt, fundó la sociedad secreta de los Iluminati, orginalmente la Orden de los Perfectibilistas. Curiosamente hace un año también, dando a los sincromísticos y conspiracionistas de todo el mundo, se orquestó la muerte de Osama bin Laden, para algunos una obra de teatro político global.

La celebració pagana de Mayday (el día de María, también), celebrada como Beltane en Gran Bretaña, y extendida por toda Europa, fundamentalemnte adora a una divinidad femenina a través de ritos de fertilidad relacionados con el fuego. Según cuentan en esta fecha el Dios Joven y la Diosa tienen sexo y a través de su cópula en el talamo de la luz in crescendo se simenta el camino hacia el esplendor del verano donde los frutos brillarán como el sol.

La celebración de Mayday se entrelaza con la la Noche de Walpurgis que, por la influencia cristiana, es vista como el sabbath de las brujas, donde entran en comercio carnal con el diablo (En “Fausto”, Goethe le dedica un capitulo a la “Walpurgisnacht”, en el que el Dr. Fausto presencia una especie de festín diabolico en una montaña llena de fuegos fatuos, en esta escena es en el único momento en el que aparece Satán.). Sin embargo, como sabemos este tipo de prohibiciones de la sexualidad pagana son comunes por parte de la Iglesia que remitífica las tradiciones secretas a conveniencia

En el caso del cumpleaños de los Iluminati, quizás no sea del todo preciso hablar de “cumpleaños” en el sentido de que probablemente esta organización espectral y meta-mítica ha dejado de existir. Al menos la historia aceptada así lo dice. Su reaparición en la modernidad obedece más a su infiltración memética en la cultura pop que a las pruebas de una verdadera infiltración en el poder político mundial. Con esto no queremos decir, puesto que no lo sabemos, que no exista una sociedad secreta dominante que manipula y controla el curso que toma la humanidad conforme a oscuros intereses (existen seguramente numerosas sociedades secretas, o semi secretas, como el Grupo Bilderberg, los Caballeros de Malta, los masones etc. que detentan una cuota importante de poder, que se entrelazan pero que quizás también se oponen entre sí). Pero sí creemos que de existir una sociedad secreta monolítica (usando las palabras de Kennedy) que permea la mayoría de los ámbitos de nuestra existencia planetaria, difícilmente se llaman entre ellos los Iluminati; difícilmente son lo que pensamos comúnmente que son –sin entrar en calificativos morales. Tal vez nos equivoquemos, pero en Pijama Surf después de investigar este fascinante pero también enajenante tema, creemos que de existir esta sociedad secreta monolítica (maligna en su acepción popular) probablemente usa a los Iluminati que consumimos en los medios como una cortina de humo y como un mecanismo para despojar del poder personal a la gente, haciéndola creer que ellos (y no el individuo, el caos o la misma Tierra) están en control de la situación.

Uno de los grandes expertos en el tema, el escritor Robert Anton Wilson, le contestó alguna vez al periodista Richard Metzger: “Después de investigar a los Iluminati y a sus críticos por los últimos 30 años, creo que los Iluminati fueron una sociedad de corta duración de librespensadores y reformadores democráticos que formaron una sociedad secreta dentro de la francmasonería, usando la fachada de la francmasonería para que pudieran complotar el derrocamiento de todos los Reyes en Europa y del Papa”.

En su novela cómico psicodélica Iluminatus Trilogy!, Anton Wilson idea una guerra interplanetaria en la que los Iluminati operan sobre todo para hacernos descubrir que vivimos inscritos en una narrativa y que esta narrativa que asumimos como real, se realiza solo porque creemos en ella –creer en otra tendría el mismo resultado. En este sentido hay una cierta iluminación en jugar con el fuego de los Iluminati –un juego que cuando deja de serlo nos quema.