martes, 29 de mayo de 2012

EL NIÑO VAMPIRO.

De Momoxpan, Puebla.
En vista de que su cuerpo permaneció incorrupto y sonrosado durante las honras fúnebres, el cura del lugar decidió que el hecho era un milagro y que Momoxpan tendría su propio santo, con o sin autorización del Vaticano. En vez de abandonarlo en la sepultura le dieron un nicho de cristal, donde aun hoy reposa.
El caso sacudió el aburrimiento de Momoxpan e incluso ganó un espacio en los periódicos de la capital. Se tomaron fotografías y videos al cadáver de Pablito y pasó a los archivos cuando dejó de ser noticia.
La prensa no mencionó la plaga inexplicable que desangró ovejas y a otros animales de Momoxpan luego de la muerte del inocente. Tampoco se vinculó con la muerte de este niño rozagante la epidemia de picaduras sanguinolentas en gargantas, muñecas y tobillos de seres humanos.

 

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