LA GUERRA DE LOS MAGOS
ROSACRUCES Y SATANISTAS FRENTE A FRENTE
En siglo XIX consagró a Francia como la "capital universal de la
razón". El espíritu cartesiano se fue afianzando en el vecino país y la batalla de
las ideas fue ganada por el racionalismo. ?En toda Francia? Podemos dudarlo. Fue en esa
misma Francia en donde floreció el ocultismo con figuras como "Papus" o Eliphas
Levi, fue allí donde aparecieron movimientos neotemplarios -con Fabre Palaprat- iglesias
gnósticas con obispos y prelados, sectas ocultistas de todos los pelajes y condiciones y,
finalmente, en la apoteosis de lo irracional, movimientos satánicos y rosacrucianos. Hace
ahora 100 años, unos y otros se enzarzaron en una extraña disputa que fue conocido como
la "guerra de los magos".
Estos son los personajes y estas las situaciones...
DE VINTRAS A PIERRE MICHEL
Hasta los 32 años, nadie, ni el propio interesado, hubiera
sospechado que Pierre Eugene Michel Vintras, estaba llamado a protagonizar uno de los
episodios más turbadores de la vida religiosa occidental del siglo XIX. Había nacido en
1807, cuando los estandartes napoleónicos paseaban triunfales por Europa; el caos
económico-social de la Francia, apenas salida del terror jacobino y conociendo las
primeras victorias imperiales, antes de la derrota y la crisis, repercutieron en la
juventud de Vintras. Se conocen no menos de una docena de oficios que practicó y que no
impidieron que conociera a menudo las privaciones y el hambre. No fue sino hasta que
logró un trabajo como contable de un molino en Tilly-sur-Seules que pudo estabilizar su
vida y casarse.
Poco tiempo después empezó a tener visiones. Un anciano etéreo se le
aparecía frecuentemente desde el 6 de agosto de 1839, animándole, por indicación de la
Virgen María, a fundar una institución piadosa. Todo induce a pensar que Vintras era, en
esa época, al menos, sincero y que debió sufrir una experiencia mística de singular
intensidad. Sea como fuere, puso en conocimiento de su confesor estas visiones y, animado
por todos, decidió "entregarse a la voluntad de Dios". Lo hizo con singular
celo y originalidad...
Poco tiempo después fundaba la primera de las "septenas",
agrupación de siete devotos que, tras recibir el nombre de un ángel, oraban en comunidad
por la expiación de los pecados. Vintras, que a todo esto, ha cambiado su nombre vulgar
por el iniciático de "Pierre Michel" -como después lo cambiará por
"Elías" y, finalmente, adquirirá el nombre angélico de Strathanael- va
enunciando su pensamiento, cada vez más sombrío: el fin del mundo se acerca, la
iniquidad de ha apoderado del alma de los hombres, la segunda llegada de Cristo está a
punto de producirse y, por tanto, es preciso preparar su venida. Un esquema tan simple
solo podía tener eco en tiempos de crisis y la Francia de la época vivió
permanentemente desestabilizada desde la convocatoria de los Estados Generales y el asalto
de la Bastilla, hasta la Comuna de París y la aparición de los primeros movimientos
sociales. En un abrir y cerrar de ojos, las septenas habían proliferado por toda Francia
y el molino de Tilly pasó a ser un lugar de peregrinación.
El círculo vintrasiano no habría dejado de ser un movimiento de
renovación carismática entre otros muchos que proliferaban en la época de no haber sido
por distintos factores que contribuyeron a diferenciarlo de todos los demás. En primer
lugar, no solamente tenía un carácter religioso y escatológico, sino que, además, tuvo
ya desde sus primeros pasos, una opinión política muy bien definida. Los vintrasianos,
todos, eran "naundorfistas" y el propio Naundorf se sintió atraído por el
movimiento. En segundo lugar, proliferaron los milagros: hostias consagradas que sangraba,
curaciones operadas contra toda lógica médica, apariciones, mensajes divinos... A partir
de aquí, la jerarquía católica empezó a inquietarse y lo que había sido una comunidad
piadosa, pasó a ser considerado como foco subversivo y, en tanto que tal, excomulgado.
NAUNDORF Y EL NAUNDORFISMO
El 2 de agosto de 1830, Carlos X abdicó, pero sus partidarios
conservaron fuerza y poder como para poder resistir, solo precisaban un gesto del monarca
para sublevarse. Carlos X, prefirió, en la misma tarde de su abdicación, consultar a un
campesino inculto, Thomas Martin, que vivía cerca de Rambouillet y que tenía fama de
profeta. Se decía que mantenía animadas conversaciones con el mismo arcángel San
Miguel. Impulsado por voces misteriosas, entre otras la de Juana de Arco, Martin fue a ver
a Luis XVIII, que había recuperado la corona para los Borbones tras la caída de
Napoleón. Su fama en la corte era inmensa y cuando Carlos X tuvo la tentación de
resistir envió a sus emisarios para que le trajeran a Martin. Este ni siquiera se dignó
vestirse, se limitó a profetizar que Carlos X jamás recuperaría el trono, "detrás
de él hay una mano que lo rechaza"; su hijo tampoco reinaría nunca y ambos
morirían en el extranjero. Luego, pretextando el calor, volvió a la cama. La "mano
que lo rechaza" era para Martin, la presencia del rey legítimo, Luis XVII, el
Delfín hijo de Luis XVI, que aun no había muerto. Años después, el 27 de septiembre de
1833, Martín, tras profetizar que "aparecerán falsos delfines" (ese mes fueron
detenidos tres por la policía) acude a conocer a otro nuevo, Naundorff, que pretende
hacerse parar por el rey perdido. Naundorff duerme cuando llega Martin, pero éste irrumpe
en el dormitorio y lo despierta, luego exclama: "Mi querido Martin", los dos
hombres se abrazan y Martin prorrumpe en llanto: por fin ha encontrado a quien tanto
buscaba: "Es él, es la misma persona que vi en una visión con muchos soberanos...
¡Es el hijo de Luis XVI! Hay que decir que Martin, antes de estas visiones, fue sometido
a tratamiento psiquiátrico.
Naundorff había llegado a París el 28 de mayo de 1833 sin un franco
en el bolsillo; se ve obligado a dormir al raso y comer fruta robada en los árboles de
los arrabales. Antes había sido relojero en Crossen, Prusia, donde un periódico -la
Gazeta de Leipzig- publicó que era hijo de Luis XVI. Cuando se sintió preparado
recorrió el camino entre Crossen y París a pie.
La mayoría de los historiadores modernos sostienen que
"Naundorff", antes de pretender ser el hijo de Luis XVI había desertado del
ejército; su verdadero nombre era Carl Werg, nacido el 3 de mayo de 1777. El pretendido
hijo de Luis XVI -guillotinado por los revolucionarios en el, irónicamente llamado,
"puente de la Concordia"- y Delfín de Francia, preso con toda la familia real
en el Fuerte de los Templarios, habría conseguido huir de su encierro y, por insondables
caminos, regresar para reivindicar el trono de sus ancestros.
El abandono del anonimato para Naundorff se produjo en el curso del
proceso incoado contra alguien que decía ser Esthelbert-Louis Hector-Alfred, barón de
Richemont y "Duque de Normandía"... es decir, hijo de Luis XVI. Richemont era,
por supuesto, una mezcla de mitómano y estafador, su nombre debía añadirse a la larga
lista de sujetos, todos ellos, más o menos visibles estafadores, que reivindicaban ser el
"Delfín perdido". Sin embargo en el curso del proceso, una voz entre el
público interrumpió bruscamente la sesión: "Soy Morel de Saint-Didier, vivo en la
rue du Bac y soy portador de una carta para los señores jurados,escrita por el verdadero
Charles-Louis de Bourbon, hijo de Luis XIV". Las risas con las que el público
acogió la proclama no pudieron evitar que éste episodio fuera el punto de partida para
uno de los enigmas más fascinantes del siglo XIX. La propia hermana del Delfín, la
Duquesa de Angulema, que vivía en Praga con los Borbones exilados, no pudo evitar
reconocer que el "caso Naundorf" no era como los demás. Poco después del
episodio del juicio, Morel de Saint-Didier, viajó a Praga en calidad de apoderado de
Naundorf, con la intención de entrevistarse con la familia real, pero solo logró acceder
a Madame de Rambaud que, en otra tiempo, fuera camarera real del Delfín. Morel consiguió
que la Rambaud recibiera a Naundorff y se convenciera de la veracidad de sus pretensiones.
Poco después la camarera escribía a la Duquesa de Angulema: "... vuestro hermano
vive. Mis ojos lo han visto y reconocido; las horas que he pasado en su compañía me han
dado una absoluta convicción". Otra dama de la infanta Victoria, hija de Luis XV,
escribió a la Duquesa: "estoy convencida de haber hallado al príncipe tan llorado
por los franceses". Bremont, antiguo miembro de la secretaría de Luis LVI,
igualmente reconoció al Delfín: "he reconocido en el pretendiente Charles-Guillaume
Naundorff al huérfano del Temple, vuestro augusto hermano". Todas estas
declaraciones sirvieron al menos para que la Duquesa de Angulema empezara a dudar y
decidió enviar al Conde de Rochefoucauld para que estudiase al individuo: "Me hallé
en presencia de un hombre cuya semejanza con los retratos bien estudiados de Luis XVII y
con los rasgos de la familia Borbón no podía negarse (...) ni en el tono de las palabras
había nada que pareciese audacia o impostura y mucho menos aún una bribonada". En
1834, más de veinte servidores de la familia real lo habían reconocido como el Delfín
de Francia. A todos ellos les describió situaciones, lugares que solo el auténtico
Delfín podía conocer. Y no solo entre la servidumbre, sino entre ministros de Luis XVI,
como De Joly. Lo realmente curioso era que Naundorff recordaba a sus 40 años, situaciones
y nombres de cuando el Delfín tenía solo 7, es decir, que su memoria de los hechos del
Delfín iba más allá de lo normal; era capaz, por ejemplo, de recordar las iniciales del
obrero que selló la habitación de Luis XVI en la Torre del Temple o reconocer un traje
que solo lució en una ocasión a sus siete años. No han faltado historiadores y
analistas que dedujeran en Naundorff una capacidad para leer los pensamientos de sus
interlocutores y repetir las respuestas que estos esperaban oír. ?Qué cuesta más
admitir que Naundorff fuera el Delfín perdido o creerle dotado de cualidades
paranormales?
El 29 de enero de 1834, Naundorff fue apuñalado y casi muerto. El
cuchillo le pasó rozando el corazón y salvó la vida por milímetros. Pocos días antes
Morel se había entrevistado en Praga con la Duquesa de Angulema. Al parecer la
vinculación de Morel con Naundorff procedía de que la madre del primero afirmaba haber
tenido cierto papel en la fuga del Delfín de la prisión del Temple. Disponiendo de
medios económicos dedicó toda su vida a buscar al Delfín y creyó encontrarlo en
Naundorff a cuyas órdenes se puso de buena fe. Dado que el pretendiente era de origen
extranjero, Morel presentó en su nombre las demandas judiciales que fueron desestimadas
por las distintas instancias judiciales. Los Borbones contratacaron y la cosa acabó
nuevamente en los tribunales. El 15 de junio de 1836, la Duquesa de Angulema y Carlos X,
lograron que Naundorff fuera expulsado y obligado a embarcar para Inglaterra. Este fue el
principio del fin para Naundorff que ya había reclutado tras de sí una importante
cantidad de partidarios, todos ellos procedentes de los medios más conservadores y
ultramontanos franceses, entre los que no faltaban sacerdotes.
El exilio londinense sumió a Naundorff en una crisis mística y, sin
olvidar su pretensión de reivindicar el trono de Francia, se convirtió en un reformador
religioso. En 1838 publicó su libro "Doctrina Celeste", evangelio de la nueva
secta. Se trata de un libro ilegible al que siguió otro titulado "La revelación
sobre los errores del Antiguo Testamento" escrito al dictado de Juana de Arco. Algo
había trastornado la mente de Naundorff tras su llegada a Londres. ¿Tuvo Naundorff una
extraña experiencia mística similar a la que experimentó, más o menos por esas mismas
fechas, Vintras? En cualquier caso, en su momento pudo sorprender que un libro fuera
escrito al dictado de un personaje histórico desaparecido hace siglos, pero cuando
aparecían, contemporáneos en el tiempo, los primeros movimientos espiritistas en EEUU y
Francia que afirmaban comunicarse con el mundo de los muertos y recibir de ellos mensajes.
Y no mucho después H.P.Blavatsky afirmaría escribir sus farragosos libros según el
dictado de los "Mahatmas" e incluso hoy cientos de personas de todo el mundo
practican el "channeling" o canalización que les permite -siempre según ellos-
recibir mensajes del más allá. Creemos que buena parte de todo este arsenal está
formado por experiencias interiores mal comprendidas, expontáneas e incluso por casos de
posesión, siendo el resto cuadros clínicos que evidencias psicopatías.
El 9 de mayo, el delirio místico de Naundorff desembocó en la
constitución del "Alto Consejo de la Iglesia Católica y Evangélica",
compuesto por doce miembros "designados por el ángel". Seis meses después la
iglesia estalló y parte de sus miembros abjuraron de la nueva fe cismática. Naundorff
sufrió un nuevo atentado, encajando dos tiros que volvieron a colocarlo al borde de la
muerte; por si eso fuera poco, en 1841 su casa resultó incendiada. A los pocos meses
ingresó en la cárcel por deudas y al salir tomó la decisión de abandonar Inglaterra y
radicar en Holanda donde murió en 1845 en la ciudad de Delf, según sus partidarios,
envenenado, pero, en cualquier caso, desquiciado.
A nadie puede extrañarle el estado mental de Naundorff. En el caso de
que fuera el verdadero Delfín, su vida estuvo repleta de tragedias y de la más elevada
cuna pasó a la miseria y al terror de su encarcelamiento en el Temple y a la decepción
que le produjo ser rechazado por su hermano, calumniado y perseguido arteramente. Si era
el Delfín, se comprende su locura. Si no lo era, en el acto mismo de la suplantación
está el rasgo más palpable de su mitomanía y, por consiguiente, de su locura
permanente. Pero en cualquiera de los dos casos, hay que preguntarse qué nos dice la
historia. La respuesta no está tan clara como inicialmente pudiera parecer. Ninguna de
las distintas teorías ha podido demostrarse fehacientemente hasta ahora. Fundamentalmente
son tres: 1) Naundorff era el auténtico hijo de Luis XVI, 2) Luis XVI murió en la torre
del Temple y Naundorff era un visionario con cierta capacidad para leer los pensamientos y
3) el Delfín sobrevivió a su cautiverio, fue sustituido en la Torre del Temple por un
niño de su edad, retrasado mentar, pero su rastro se perdió. Nos inclinamos por la
tercera de las hipótesis, reconociendo la capacidad de Naundorff por penetrar en la mente
de sus interlocutores y sospechando que hay algo que se nos escapa y que no ha sido
revelado todavía.
La posibilidad de que Naundorff fuera el Delfín es apenas nula. La sed
de misterio, no puede apagar la realidad y el método histórico. Existe una prueba
irrefutable y definitiva para establecer si Naundorff y el Delfín fueron la misma
persona: el análisis del ADN. Dado que en el ayuntamiento de Delf, donde murió, se
conservan cabellos de Naundorff, bastaría comparar la secuencia de ADN con los restos de
cabellos del Delfín que conservó la familia de los Habsburgo. En efecto, la hermana
mayor de María Antonieta, María Ana, pasó los últimos años de su vida en Austria,
falleciendo poco después del guillotinamiento de su hermana. Entre las pertenencias que
legó al convento de Klagenfurt figuraba un relicario que contenía cabellos de los hijos
de la Emperatriz. Este relicario pertenece en la actualidad a Otto de Habsburgo, el cual,
a petición del historiador J.H. Petrie, autorizó su apertura y el análisis de los
cabellos cuya secuencia de ADN debía compararse con la de los cabellos y un fragmento de
un fémur de Naundorff. En el momento de escribir estas líneas se están completando los
análisis, que serán publicados en la revista "Nature Genetics" el cual los
realiza gratuitamente a cambio de la exclusividad en la publicación de los resultados.
Sin embargo, todos induce a pensar que, como ya ocurrió en el caso de la Gran Duquesa
Anastasia, estos serán desfavorables para la tesis de una identidad entre Naundorf y Luis
XVII, Delfín de Francia y Duque de Normandía.
En cualquier caso, los naundorfistas no se extinguieron con la muerte
de su líder y con las sombras que siempre planearon sobre la autenticidad de sus
pretensiones; si bien su movimiento religioso se extinguió, la mayor parte de quienes lo
constituyeron fueron a engrosar las septenas de Vintras el cual afirmó pública y
repetidamente su naundorffismo. Y otro tanto hicieron la mayoría de ocultistas franceses
del siglo XIX. Desde el punto de vista religioso la fidelidad a Naundorff permitía ocupar
un espacio conservador, pero al mismo tiempo, abría la posibilidad a una visión
religiosa heterodoxa. Fue así como muchos ocultistas del siglo XIX, Josephin Peladan,
Stanislas de Guaita, Saint Yves d'Alveydre y otros muchos, siempre consideraron a
Naundorff como el Delfín de Francia y, por tanto, depositario de una concepción
esotérica del catolicismo que su locura tradujo en términos grotescos pero tras los que
se escondían claves esotéricas. Así por ejemplo, en uno de sus escritos
místico-religiosos, Naundorff llega a descubrir que el Paraíso se encuentra en el mismo
centro del sol e intenta llegar a esta explicación mediante complicados cálculos
matemáticos a los que tan aficionados eran los socialistas místicos de la época como
Fourier o Saint Simon y si bien, tras la doctrina de estos, se perciben con facilitad
claves numerológicas y temas derivados de un rosacrucianismo mal comprendido, eso mismo
resulta evidente en algunas ideas místicas de Naundorff. Hoy, algunos historiadores
sostienen que Naundorff ingresó secretamente en la Obra de la Misericordia de Vintras, el
cual, cifraba todas sus esperanzas políticas y escatológicas en Naundorff a quien
consideraba, efectivamente, el "Rey Perdido", que debía ser "el Gran
Monarca" de las profecías apocalípticas, que emprendería la lucha final contra las
potencias del mal al frente de una cristiandad renovada.
LA OBRA DE LA MISERICORDIA
Reforzados con los naundorffistas, Vintras y los suyos progresaron
rápidamente y consiguieron estabilizar una tupida red de septenas por toda Francia, entre
cuyos miembros figuran varios exponentes de la nobleza naundorffista. Pero las presiones
de la Santa Sede y los intereses del gobierno francés de la época se aunaron para
perseguir a Vintras que terminó siendo acusado -de manera torpe y mendaz- de estafa.
Condenado a cinco años de prisión el 20 de agosto de 1842, abandonará la cárcel el 25
de marzo de 1848. Desde la prisión propondrá a sus partidarios la creación de la Orden
de los Caballeros de la Virgen María y elaborará un ritual recargado a la gloria de
Melquisedec con el que se autoelevará a la categoría de sacerdote, rito que, según
declaró, le fue dictado por un ángel. Posteriormente, las ordenaciones siguieron y el
propio Vintras consagró a otros sacerdotes "de la Misericordia" que fueron los
pilares de la Orden del Carmelo, surgida de la federación de las septenas. Pero la
alianza entre Napoleón III y el Vaticano se tradujo en una nueva persecución contra
Vintras y los suyos. El 17 de marzo de 1852, el santuario central de la orden en Tilly,
resultó allanado por la policía y sus archivos y objetos rituales confiscados. Vintras y
varios sacerdotes del Carmelo Elíaco lograron escapar al cerco policial y refugiarse en
Londres desde dónde consiguieron extender su organización por Escocia y buena parte de
Inglaterra, donde aun subsisten hoy. Tras la caída de Napoleón III, Vintrás regresó a
Francia ordenando nuevos sacerdotes, sin encontrar grandes obstáculos a su predicación.
El 7 de diciembre de 1875 murió en Lyon, meca del ocultismo francés; no es raro que la
continuidad de su secta fuera asegurada en este siglo por dos ocultistas y martinistas
célebres, Johanny Bricaud y Constant Chevillon.
MAGIA SEXUAL Y SATANISMO
Vintras fue condenado definitivamente por el Vaticano en 1851, pues
bien, en los cuarenta años siguientes, el satanismo experimentó una floración en toda
Europa, incluida en España (los casos de satanismo en Jaca, los repetidos casos de
posesión demoníaca en Barcelona de los que el propio Jacinto Verdaguer se ocupó, etc.).
Y si Vintras fue definitivamente condenado por la Iglesia fue por el carácter
problemático de sus prácticas, definidas por el Papado como "satánicas e
infernales". Lo que parece evidente es que, al menos en principio, ni Vintras, ni su
sucesor al frente de su obra, el abate Boullán, pretendieron rendir culto al diablo, sino
que incluso decían combatirlo. Vintras elaboró un complicado ritual de exorcismo que
utilizó no pocas veces. La defensa más segura para prevenir la acción del diablo era el
uso de las hostias milagrosas que Vintras produjo hasta su muerte y de las que ya hemos
hablado. Para sus oponentes y para la Justicia, estas hostias eran una pura estafa y
fueron la causa de una de las estancias de Vintras entre rejas.
En ese período desgraciado para el profeta de Tilly, mientras
permanecía en la cárcel, adquirió peso en el seno del movimiento un sacerdote, Pierre
Maréchal, que difundió tesis relativistas sobre el mal. Si los "ángeles llegados a
la tierra para predicar el Tercer Reino" (es decir, los vintrasianos), parecían
cometer pecados desde el punto de vista humano, en realidad, situados más allá de ese
punto de vista, no habrían cometido pecado alguno. No es la primera vez que una doctrina
religiosa adquiere una moral relativista que exime de cualquier culpa a quienes se sitúan
en los grados mas altos de la jerarquía, para los cuales parecen no regir las
convenciones morales habituales. Habitualmente se trata de una excusa de la jerarquía
para dar rienda suelta a sus más bajos instintos. De hecho, este tipo de moral está
presente, hoy en día, en las sectas consideradas como más destructivas. La emisión de
semen era fundamental para crear "nuevos ángeles"; la masturbación pasó a ser
habitual en la septena de Marechal y luego pasó a otras hasta difundirse en toda la
comunidad. A las mujeres se las convencía de que podían alumbrar nuevos ángeles
uniéndose a sus confesores. Al salir de la cárcel, Vintras encontró al movimiento
transformado en una dirección que no compartía; expulsó a Marechal y restableció el
orden, pero la noticia de los escándalos ya había trascendido y fue utilizada por los
antivintrasianos para desacreditar, no solo a las septenas sino también a Naundorff.
Este episodio sirvió para alertar a Vintras sobre los peligros que
corría su organización. Dedujo que se trataba de infiltraciones de corte satanista y
procedió a crear una red de informadores sobre este tema que lograron infiltrarse en los
círculos más variados de toda Europa, desde ocultistas hasta propiamente satanistas, y,
naturalmente, espiritistas, a los que Vintras consideraba como emanaciones satanistas
propiamente dichas. Así pudo saber los contenidos de las misas negras que en esos
momentos se decían en buena parte de los países de Europa en capillas sacrílegas
anornadas con símbolos sexuales extraídos del mundo clásico y dioses paganos de la
antigüedad. Muchos de los documentos e informes que recopiló Vintras parecen ser puro
delirio imaginativo, intoxicación o simplemente producto de fantasía. Pero no todos; es
rigurosamente cierto, que el satanismo se convirtió en una perversión del espíritu,
relativamente extendida, durante la segunda mitad del siglo XIX. Vintras, alarmado e
inquieto, pero también maravillado por esta "espiritualidad negativa", redactó
rituales y ceremonias de protección. Una de ellas, el "Sacrificio Provictimal de
Maria" implicaba que los justos debían aproximarse a los pecadores implorando su
perdón, gracias a un sacrificio expiatorio.
Las descripciones que hace Vintras de las misas negras y, sobre todo,
de sus intervenciones para frustrarlas, recuerdan extraordinariamente los temas de modo en
el ocultismo del siglo XIX: de un lado, los espíritus del mal son presentados como
"fluídicos" y su acción como "magnética" (como herencia de las
concepciones de Franz Anton Messmer), los escenarios en los que aparece el Maligno evocan
las sesiones espiritistas y, finalmente, la defensa de Vintras tiene más de novela
gótica que de descripción realista.
La fama de Vintras fue decayendo, paralela a la pérdida de vigor del
movimiento naundorffiano, y quedó sumida en una profunda crisis cuando Joseph Antoine
Boullan asumió la dirección del movimiento apoyado en una minoría de los jerarcas.
Boullan, sacerdote era, al mismo tiempo, doctor en teología y un hombre de formación
intelectual pulcra y completa, que desde los años de juventud, se había visto
irreprimiblemente atraída por el mundo de las apariciones marianas y las profecías
apocalípticas. En este sentido, Francia era un caldo de cultivo ideal para él. El país
aun no repuesto de la orgía de sangre que fue la Revolución Francesa, vivió, a lo largo
de todo el siglo XIX, una sucesión de traumas que convencieron a los católicos de que se
trataban de señales del fin del mundo y en esa atmósfera cargada y depresiva, surgieron
apariciones como las de la Virgen de La Salette y la de Lourdes. Hay que decir que los
legitimistas partidarios de Naundorff aceptaron, en su conjunto, los mensajes de la Virgen
de La Salette, extraordinariamente conservadores y nacionalistas.
EL ABATE BOULLAN ENTRE DOS FUEGOS
Como fruto de su interés por las apariciones de La Salette,
Joseph-Antoine Boullan conoció a una monja belga, Adela Chevalier que decía tener
visiones. Boullan, nacido en 1824, fue ordenado sacerdote al cumplir los veinticuatro;
destinado inicialmente a una parroquia en Montauban, se dirigió a Roma, poco después
ingresando en la Congregación de Misioneros de la Preciosa Sangre y obteniendo el
doctorado en teología. Destinado a una oscura parroquia alsaciana, allí escribirá sus
primeras obras místicas y traducirá una obra de María de Agreda, "La Ciudad
Mística". En 1854, inspirado por las apariciones marianas de La Salette, romperá
con su congregación y se trasladará a París donde colaborará en "Le Rosier de
Marie", una publicación de devoción mariana que difunde el mensaje de La Salette.
Será en la redacción de esta revista donde conocerá a Adele Chevalier de la que se
convertirá en director espiritual.
Poco después Boullan y la Adele Chevalier, propusieron a Pio IX, la
creación de una orden religiosa mixta, la Obra de la Reparación, que tras vencer
bastantes reticencias de la curia, obtuvo en 1859 la autorización de Monseñor Mabille,
obispo de Versalles. Una de las finalidades de esta orden mixta es la lucha contra el
diablo, a quien Boullan atribuye la responsabilidad de la maldad y la muerte que sacude a
la humanidad. Y a partir de aquí, es cuando empiezan a evidenciarse aspectos muy
problemáticos en la trayectoria de Boullan. Pronto Boullan consiguió abrir un
establecimiento en la rue de Sevres, en las que se albergaron "algunas pobres
muchachas histéricas y megalómanas". Mientras Adele asumía la dirección de los
asuntos cotidianos de la congregación, Boullan se erigía en director espiritual. Fue en
ese período cuando empezó, a la manera de Vintrás, a atribuirse el poder de sanación,
pues no en vano consideraba que toda enfermedad era un castigo de Dios por un pecado
cometido por el enfermo e instigado por el Diablo. La teoría de la Reparación, como
veremos, implicaba que los predestinados podían asumir las enfermedades del pecador y
redimirle de su culpa, sanándolo.
Un buen día Adela Chevalier queda en cinta y Boullan asegura que ha
sido poseída y violada por un diablo, el hijo que lleva en sus entrañas, es pues, el
hijo del diablo y Boullan se encarga de matarlo... El episodio -nadie, ni siquiera dentro
de la comunidad dudó nunca que Boullan fuera el padre de la infortunada criatura-
evidenció que las prácticas sexuales tenían una presencia no desdeñable en el acervo
de ritos de la Obra de la Reparación: la tesis central del grupo era que los
"apóstoles de la reparación" debían asumir y cargar con los pecados del
mundo, ?cómo hacerlo? cometiendo los mismos pecados que los otros, pero sacralizándolos.
Por curioso que pueda parecer, esta teoría no era nueva, en toda la historia de las
religiones se encuentran ecos de lo que Boullan reinventó o rescató, introduciendo
adulteraciones. Tanto en la tradición hindú, como en los tantras tibetanos, o incluso en
el sufismo, cualquier unión sexual puede ser sacralizada a condición de los parteners
asuman las potencias de una pareja divina. La unión se convierte en hierogamia, unión
sagrada y está reputada de tener cualidades mágicas. Boullan orientó este mecanismo
hacia lo que llamaba "la reparación". Cuando el pecado ha sido transferido del
pecador a la persona devota poseída por la Gracia de Cristo, ésta misma extingue y borra
el pecado con su infinito poder.
Boullan escribió: "Un gran número de vidas de santos o santas
que Dios ha elevado a un estado particular de gracia sobrenatural están llenas de hechos
referentes a que dichas almas han sufrido las enfermedades de los demás, que han aceptado
sufrimientos extraños, en una palabra, que han soportado enfermedades que no les
pertenecían y de las que los demás se encontraron liberados... Pregunto, entonces, por
qué el pecado no podría ser también transferido, previa la aceptación del alma
reparadora (...) La base de la Reparación, lo que con justo título es su verdadera
piedra angular, es la reversibilidad, no posible, sino real, del pecado; es la
transferencia de una persona a otra, con su consentimiento de los pecados extraños en su
ser (...) La transferencia de un pecado de una persona a otra es un hecho que puede ser
verificado, comprobado, de la manera más segura (...) Ser un alma reparadora consiste en
aceptar el pecado de nuestros hermanos en la medida en que hemos expiado los nuestros; se
trata, con ayuda de la gracia santificante que está en nosotros, así como de la gracia
que nos es concedida, de soportar el peso del pecado, destruirlo en nuestro cuerpo por la
virtud de Jesucristo (...) Así, en la divina Reparación, el pecado está en nosotros con
sus características, su especie, su naturaleza y todas las formas que tenía en aquel que
lo cometió. El alma reparadora experimenta y siente el pecado en su cuerpo, tal como ha
sido; constata las fases, los progresos del vicio, del defecto, de la pasión; en una
palabra, sufre todas las crisis de la ley del pecado".
Boullan, seguramente conoció la "doctrina cristiana de la
reparación" en sus años de estudios teológicos y la adaptó a sus conveniencias.
Entre otras cosas, olvidaba que si bien la Iglesia admite que alguien pueda asumir y
cargar con los pecados de los otros, nadie le autoriza a pecar por sí mismo y a generar
él mismo pecados... Pero nada parecía detener la audacia de Boullan y de la Chevalier
que multiplican sus anuncios asegurando curaciones milagrosas y receptores de mensajes
divinos.
Amparado en esta curiosa teoría, Boullan sometía a sus novicias a
ceremonias aberrantes. Tras haberles convencido de que estaban poseídas por el diablo,
pasaba a exorcizarlas, derrochando todo su arsenal de perversiones sexuales. Les escupía
en la boca y obligaba a beber sus orines y los flujos menstruales de Adele.
Una carrera como esta debía topar pronto con dificultades. Primero la
sanción eclesiástica, pues no en vano, Boullan seguía siendo en ese momento ministro de
la Iglesia. El episodio no esclarecido del infanticidio encontró en el obispado el primer
interesado en que se mantuviera en secreto. Todavía hoy se duda si murió al nacer, fue
estrangulado por Boullan o sacrificado en el curso de una misa negra. En esos momentos
solamente forman parte de su comunidad una docena de hombres y mujeres enloquecidos
-Boullan afirma que se trata de casos de posesión demoníaca- que se instalan en el
pequeño pueblo de Triel. De ahí pasan a Vaux. Pero Boullan está acusado por los
tribunales ordinarios por delito de estafa. Cumplirá tres años de prisión, acudiendo al
Santo Oficio romano a confesarse en señal de arrepentimiento. Así transcurren sus años
entre 1861 y 1869 fecha en la que regresa a Francia haciéndose cargo de una revista
"Anales de Santidad" especializada en las apariciones marianas y en los
fenómenos de misticismo. Pero la frontera entre estas corrientes católicas, vistas con
recelo por la Iglesia, y los círculos ocultistas y espíritas no es tan sólida como
pudiera pensarse, a pesar de los ataques mutuos que se prodigan. En el fondo, ambos
sectores están atraídos por dos fenomenologías que tienen muchos puntos comunes, solo
varía la explicación que les atribuyen.
Cuando en 1875 Boullan escriba a Vintras y entre a formar parte de su
círculo, el Vaticano que esperaba la ocasión para solventar sus diferencias con la nueva
línea adoptada por aquel, lo excomulga y expulsa del seno de la Iglesia. Es posible que
Boullan, a partir de ese momento, soñara con vengarse del Vaticano y buscara en el grupo
de Vintras el instrumento necesario. De lo que no cabe la menor duda es del resquemor que
despertó en Boullan la decisión de excluirlo de la Iglesia. Vintras comunicó a Boullan
que un ángel le había impuesto el nombre de "Elías-Juan Bautista"; pero a
poco de tomar contacto con él, Vintras muere y Boullan se traslada a Lyon para intentar
asumir el control de la organización. Gracias al apoyo de Souleillon, un obispo
vintrasiano, consigue hacerse con los papeles de Vintras y ser elegido por una minoría
como nuevo jefe espiritual con la que recae en sus perversiones eróticas.
No hay que olvidar que en esa época Lyon era, con París, la capital
del ocultismo francés, aparte de la sede del vintraísmo. Fue precisamente en esos
ambientes en los que Boullan se puso a usmear buscando nuevos adeptos, lo que produjo que
Stanislas de Guaita se fijara en él y desconfiara de los propósitos del sacerdote. Fue
así como Guaita logró introducir a su amigo y discípulo Oswald Wirth, en el entorno de
Boullan.
Guaita había fundado en 1888 la Orden Cabalística de la Rosa Cruz a
la que pertenecieron además Josephin Peladan, Gerard Encausse (a) "Papus" y el
propio Wirth. La orden había sido constituida como heredera directa de Orden de la
Rosacruz del Templo y del Grial que fundara en Toulouse el conde de Lapasse en 1845, la
cual, a su vez, procedía de la Orden de los Filadelfos, organizada en Narbona por el
marqués François Chefdebien en 1789. Peladan se separó pronto de la Orden y pasó a
fundar su "Salón Rosacruz" alcanzando fama y renombre en medios artísticos
durante los últimos años del siglo pasado y los primeros de éste. En cuanto a Oswald
Wirth, ha pasado a la historia del ocultismo y de la masonería como autor de obras de
indudable interés y calidad.
Wirth en su período de infiltrado en el entorno "reparador"
de Boullan quedó impresionado de lo que allí vio. El círculo interior practicaba lo que
Boullan llamaba "uniones de vida" cuya base teórica era la posibilidad para un
ser que se encontraba en un nivel espiritual primario de ser ayudado en su
"evolución" por otro ser situado en un nivel superior. La mejor forma de
realizar este "intercambio ascensional" era, desde luego, la unión sexual, pues
no en vano los discípulos de Boullan daban a la palabra "Carmelo" un origen
etimológico impropio, "carne elevada al cielo". Así pues, el miembro de la
Obra de la Reparación debía unirse a cualquier ser al que asegurase su ascenso
espiritual, o bien a cualquier otro ser situado en un peldaño superior. Todo esto,
naturalmente, llevó a la Obra de la Reparación a convertirse en un lupanar en el que
todas las perversiones sexuales encontraban su lugar. La sanación se practicaba mediante
extrañas recetas. Uno de sus remedios favoritos para curar afecciones de la piel era
emplastos de hostia consagrada con orina y excrementos. Ciertamente, en la farmacopea
rural, la orina se utiliza abundantemente, pero jamás nadie se había atrevido a unirla a
lo que el católico considera cuerpo y sangre de Cristo. Boullan en el curso de todas
estas ceremonias orgiásticas era, naturalmente, quien más se beneficiaba, pues no en
vano, su altura espiritual era mayor. Amante de la felación, algún estudio
contemporáneo afirma que debió estar aquejado de "satiriasis" o adicción
patológica al sexo.
Wirth terminó siendo sospechoso a los ojos de Boullan; solo parecía
interesarle la teoría, pero permanecía ajeno a cualquier tipo de práctica y las
relaciones fueron enfriándose hasta la ruptura definitiva. Cuando ésta ocurrió, Wirth
entregó todo el material recopilado y sus declaraciones a Guaita el cual convocó un
"tribunal iniciático", único que podía juzgar delitos contra la
espiritualidad. La sentencia emitida aludía a "la promiscuidad sin límite, a la
ubicuidad del impudor, al incesto, a la bestialidad, al incubismo, en fin",
practicados por el círculo interior del grupo. Peladan, Bricaud, Barlet, Papus y Guaita
formaban parte de dicho tribunal que condenó a Boullan a la "muerte
iniciática". Esto implicaba la difusión pública de los secretos de la secta, su
denuncia ante los medios de comunicación y el desenmascaramiento de las prácticas
orgiásticas y desenfrenadas de sus miembros, algo mucho menos terrible que el propio
enunciado de la condena. Boullan, sin embargo, estuvo persuadido hasta su muerte, de que
se trataba de una condena a muerte emanada de los círculos satanistas que se realizaría
mediante medios mágicos. Tal fue el origen de lo que se conoció como "guerra de los
magos".
La sentencia condenatoria contra Boullan se emite en 1887; éste aun
vivirá cinco años. Tal es el tiempo en que se prolonga la "guerra de los
magos". Boullan, a partir de la sentencia, empezó a notar lo que llamaba
"ataques fluídicos" contra su persona. Sus dos defensas más notables eran las
hostias milagrosas que había heredado de Vintras, amuleto seguro contra el diablo, y la
protección de Julie Thibault, supuesta sensitiva que "veía" a distancia los
"ataques fluídicos" de los rosacruces considerados como satanistas. El profesor
Massimo Introvigne tiene razón en explicar lo paradójico de esta situación. De un lado,
Boullan afirma combatir a los satanistas, pero él mismo en nombre del antisatanismo ha
realizado prácticas propiamente satánicas: ha mezclado hostias con orina, excrementos y
sangre menstrual, ha realizado orgías sexuales muy similares a las misas negras. En
cuanto a Guaita y a los rosacruces, en principio alejados de la ortodoxia romana,
utilizaron para condenar a Boullan, la misma violencia y las mismas expresiones que unos
pocos años antes había utilizado la Iglesia para condenar a Vintras.
HUYSMANS, ALLA ABAJO
Joris Kark Huysmans era ya un escritor de fama consolidada,
considerado como el principal discípulo de Zola; sin embargo sus intereses discurrían
por los caminos del ocultismo por el cual se sentía vivamente atraído. En 1895 prestó
su casa a Madame Thibaut, una de las sacerdotisas y videntes de la secta de Boullan, para
que celebrara los cultos establecidos por Vintras y Boullan. La Thibaut tenía la
particularidad de "ver" a distancia las manipulaciones satánicas de los
enemigos de Boullan y de Huysmans y describir sus movimientos con el menor detalle. Todo
induce a pensar que se trataba de pura fantasía y el propio Huysmans debió convencerse
al cabo de tres años de albergar a la Thibaut en su domicilio, donde oficiaba en calidad
de lo que el profesor Introvigne ha definido como "exorcista doméstica".
Huysmans, escribía desde muy joven alcanzando una notable
consideración de Emile Zola, gloria de las letras francesas y del naturalismo de la
época. Luego pasó a las filas del decadentismo que ya hacía sus primeros estragos y que
con Marcel Proust estaba rebasando en popularidad al naturalismo. Pero ya en esa época se
empieza a interesar por el catolicismo a través de su amigo el escritor Leon Bloy a quien
ayudará en los momentos de crisis personal. Pero se trataba de un hombre radical en sus
gustos cuya vida resume todos los carácteres de una época: piadoso, era habitual de los
burdeles, católico, se sentía igualmente atraído por el ocultismo y la magia. Si
frecuentaba al más representativo de los escritores católicos, Bloy, no es menos cierto
que conoció a los rosacruces Guaita y Peladan y trabó amistad con Jules Bois, así mismo
amante de lo oculto y de Emma Calvé, diva del bel canto y musa de los conventículos
ocultistas parisinos. También se relacionó con el entorno de Papus y participó en
prácticas espiritistas. Una mujer, Berthe Courrière le indujo el interés por el diablo.
La Courrière, como otros muchos católicos franceses de finales de siglo, a fuerza de
meditar y pensar en el diablo y en la lucha contra él, habían terminado por sentirse
atraído de manera morbosa por la realidad de las misas negras, los cultos y las
invocaciones satánicas. No será el único caso, ni el más extremo, como veremos en
estas páginas. El poeta Apolinaire, amigo de Berthe Courière, dió el dato de que ésta
mantenía excepcionales buenas relaciones con el rector de la Capilla e la Santísima
Sangre de Cristo, Louis van Haecke. El testimonio de Apolinaire, unido a otros del mismo
cariz, indican que van Haecke era uno de esos sacerdotes que habían pasado al campo del
satanismo y que realizaban misas negras en la misma capilla donde se guardaba un
recipiente que la tradición decía albergaba gotas de la sangre de Cristo. En 1890 se
produjo la ruptura entre van Haecke y Berthe y ésta fue internada en un hospital
psiquiátrico después de huir desnuda de la casa del cura. Poco después, tras ser dada
de alta, en la estación de tren creyó ser víctima de un encantamiento quedándose
inmovilizada ante la ventanilla de venta de billetes. Posiblemente se tratara solo de un
ataque de ansiedad o quizás de agrofobia, pero, sea lo que fuere, Berthe consideró que
van Haecke le lanzaba "influjos malignos" para evitar que rompiera con él. Fue
a confesarse con un sacerdote y consiguió serenarse.
Huysmans tuvo conocimiento de estas peripecias por otro amigo escritor,
justo en el momento en que intentaba recopilar materiales para escribir una novela
centrada en torno al satanismo contemporáneo y a la figura de Gilles de Rais, el brazo
derecho de Juana de Arco, pasado luego a la brujería y al satanismo. Fue precisamente, su
gran enemigo, Stanislas de Guaita, quien facilitó a Huysmans la dirección de Boullan,
tras haberle advertido que encontraría allí las peores iniquidades. Quizás por eso
Huysmans tomó contacto con Boullan a principios de 1890. El propio Oswald Wirth,
infiltrado en el grupo de Boullan, advirtió a Huysmans sobre el ambiente que rodeaba al
heresiarca.
Sin embargo, Boullan, mantuvo siempre una actitud ambigua hacia
Huysmans; en todo momento se declaró antisatanista y acusó a Guaita y Wirth de
entendimiento con el Maligno. Hizo algo más, que para un escritor era precioso, le
entregó lo esencial de los archivos de Vintras sobre el satanismo. Pocos meses después
de haberse iniciado la relación, Boullan había convencido a Huysmans de que, tanto él
como su organización, eran puros e incluso accedió a realizar exorcismos para liberar
definitivamente a Berthe Courrière de la influencia de van Haecke. Todo esto, unido a las
informaciones entregadas por el periodista Jules Bois, amigo íntimo y colaborador de
Huysmans, constituirán el material inédito sobre el cual elaborará una de las novelas
más apasionantes y cautivadores de la literatura finisecular: "La Bas",
"Allá Abajo". Todos los implicados en el asunto de Berthe, el canónigo van
Haecke, el entorno de Boullan, el propio Huysmans, aparecen como personajes de la novela e
incluso los rosacruces son mencionados despectivamente.
A partir de la publicación de "La Bas", Huysmans se siente
víctima de "ataques fluídicos" de los rosacruces y acude a Boullan en busca de
ayuda. Este le ofrece los servicios de la Thibault y le entrega protecciones mágicas
(perfumes y cintas consagradas), invitándole a rezar las oraciones redactadas por Vintras
y reputadas de servir como protección. Poco después, hacia 1892, Huysmans se convierte
al catolicismo en donde permanecerá hasta la fecha de su muerte (1907). Vicente Blasco
Ibáñez que traducirá buena parte de su obra al castellano -entre otros libros, "La
Bas"- resaltaba que en la hora de su muerte "Huysmans mostró en su larga
agonía una serenidad edificante. El mismo escribió su esquela mortuoria y dispuso que lo
enterrasen con un hábito de benedictino. Huysmans se extinguió a las siete de la tarde
de un domingo, el 12 de mayo de 1907. Sus amigos le habían dejado media hora antes con el
cigarrillo entre los dedos, afectuoso, esforzándose por mantener su sonrisa". Y más
adelante: "A pesar de su juventud libertina, se fué del mundo sin otras experiencias
amorosas que sus brutales goces con las peripatéticas del placer escogidas al azar en una
esquina. Todas sus relaciones fueron con hembras. Jamás encontró a una mujer".
Huysmans anduvo siempre en la cuerda floja, sintiendo el vértigo de la
atracción por el vacío del vicio (satanismo, magia sexual, erotismo morboso) y por la
virtud (su búsqueda espiritual fue sincera y le llevó a la serenidad final), pero para
llegar a ella tuvo que recorrer un camino, cuanto menos, problemático. Y sus derivaciones
fueron, así mismo, problemáticas: no en vano es en el clima de espectación surgido tras
la publicación de "Allá Abajo" que aparecen los escritos de Leo Taxil,
vinculando la masonería al satanismo y que son, en definitiva, hijos bastardos de la obra
de Huysmans.
EL DUELO FINAL
En 1891 Boullan y Huysmans hacen juntos la peregrinación a La
Salette. Por esas fechas Huysmans retorna al seno de la Iglesia Católica pero sigue
manteniendo relaciones con Boullan al sentirse amenazado por los "satanistas"
(Guaita y los rosacruces). Boullan le entrega "protecciones mágicas" y amuletos
consagrados según los "Sacrificios de Gloria" instituidos por Vintras; Huysmans
los llevó encima hasta más allá de su conversión al catolicismo. La vidente de
Boullan, Julie Thibaut, advirtió a Huysmans de los ataques "fluídicos"
dirigidos contra ambos.
El 4 de enero de 1893, Boullan escribió por última vez al novelista,
angustiado por los ataques de los rosacruces. La Thibaut, en sueños, vio a Guaita
realizando manipulaciones mágicas y conjuros siniestros; al día siguiente Boullan se
sintió angustiado a la hora de la comida. Madame Thibaut y otro discípulo de Boullan,
así mismo vidente, lo colocaron en un sillón, pero la sensación de ahogo persistía y,
pronto Boullan comprendió que la vida se le escapaba. "Murió víctima de los
satanistas", establecieron sus discípulos. Huysmans les creyó y se refugió en la
tierra sagrada de un monasterio a fin de librarse de los "ataques fluídicos"
cuya proximidad percibía.
Pocos días después la prensa francesa publica un artículo de Jules
Bois en el que denuncia a Guaita, Peladan y Wirth como autores de lo que califica como
"asesinato mágico". Guaita, en esa misma prensa, se defendió, negando
cualquier responsabilidad. El cruce de notas acusatorias duró unos cuantos días hasta
que Guaita envió sus padrinos a Bois y Huysmans, retándolos a duelo. El segundo se
retractó por escrito de las acusaciones lanzadas contra Guaita, pero Bois, aceptó acudir
al "campo del honor" en la Tour de Villebon. Al amanecer del día del duelo, a
poco de tomar Bois su calesa habitual, uno de los caballos falleció inesperadamente;
colocado otro, antes de aproximarse al lugar del duelo, los dos caballos fallecieron,
volcando la calesa. Bois llegó al lugar dolorido y cubierto de polvo. Tras dos balas
disparadas por cada uno que causaron a ambos contendientes heridas leves, el honor fue
salvado y el duelo interrumpido.
La prensa hablaría durante semanas de este extraño episodio en el que
cada parte acusaba a la otra de estar en contacto con el diablo. Huysmans y Bois fueron, a
nuestro entender, engañados por Boullan, el cual les ocultó siempre sus ritos sexuales y
sus prácticas aberrantes. Huysmans, tras examinar los archivos de Boullan con
detenimiento terminó convencido de que las acusaciones de los rosacruces eran
auténticas, pero nunca conseguirá convencerse ni de que Boullan muriera casualmente, ni
de que los ataques fluídicos contra su persona fueran pura sugestión, ni mucho menos que
los tres caballos de Jules Bois, muertos en pocos minutos, fueran pura casualidad. Y si
esto era así ¿quienes eran los satanistas?
Tras la muerte de Boullan y con los escándalos que siempre habían
acompañado a los vintrasianos y a los "reparadores", su secta entró en crisis
y solamente se mantuvo en Lyon hasta la segunda guerra Mundial, cuando ya las
"uniones de vida" y las perversiones sexuales del fundador ya habían sido
olvidadas. En cuanto a los vintrasianos, apenas sobrevivieron a tan amargas experiencias.
Hemos intentado localizar a una septena activa que según Patrick Ravignat seguiría
operando en el Barrio de Saint Sulpice de París, pero infructuosamente. Las consultas a
través de Internet en busca de fieles vintrasianos o "reparadores",
infructuosamente, ha resultado igualmente negativa; todo ello nos induce a pensar que,
cien años después de la "guerra de los magos", apenas queda el recuerdo de
todos estos movimientos.
Mejor fortuna han tenido los herederos de Stanislas de Guaita y de
Josephin Peladan; en efecto, ambos tienen pequeños núcleos de seguidores e incluso
algún editor independiente se anima, de tanto en tanto, a publicar sus textos. Entre los
"guenonianos" más abiertos, la obra de Guaita es leída con interés y alguna
logia masónica afecta a la Gran Logia Nacional de Francia, se dice influida por este
ocultista. Pero, en cualquier caso, se trata, de ínfimas minorías y ya nadie recuerda ni
lo que supuso la "guerra de los magos", ni las peripecias que llevaron hasta
ella (las apariciones de La Salette, la extraña presencia de Naundorff, las convulsiones
políticas de Francia y de la cristiandad en el siglo XIX), ni a sus protagonistas.
Solamente el "affaire" de Rennes-le-Château ha hecho que a partir del último
cuarto del siglo XX volvieran a aparecer muchos de estos personajes y situaciones. Pero
esta, como siempre, esta es otra historia.
No se dan detalles de las aberraciones sexuales que practicaba Boullan distorsionando la doctrina de Vintras, a quien encarcelaron acusandolo de fraude por usar un amuleto protector en forma de hostia ensangrentada. Por otro lado es evidente que los Jesuitas introdujeron a Boullan coludidos con el Gobierno Frances para desarticular el movimiento de Vintras que trataba de reestablecer la monarquia en Francia buscando el reconocimiento del Delfin. Como sucedio en Rusia ,los Bolcheviques manipularon a los parientes del zar para que no se reconociese a la hija sobreviviente Anastasia para compartir la fortuna zarista depositada en Bancos Suizos, y evitar el reestablecimiento de la monarquia. Hoy se sabe que el Sionismo resguarda la fortuna de los jesuitas y el vaticano y los jesuitas controlan a los sionistas y,infiltrados ademas controlan las sociedades secretas y una de ellas ,la masoneria, ejecuta la venganza jesuita derrocando monarquias que les expulsaron. Ademas la masoneria creada por los sobrevivientes templarios tenia interes en evitar la restauracion de la monarquia francesa.Vintras se declaro antisatanista y usaba exhorcismos y su amuleto para protegerse.Se sabe ,desde que la Blavatsky denuncio en su Doctrina Secreta ,que los Jesuitas practicaban magia satanica para conseguir donaciones y segun investigaciones del Tribunal Internacional, el Vaticano desde mediados de 1700 entrona a los Papas en las catacumbas del vaticano con una ceremonia del " Noveno Circulo Satanico" donde se abusa sexualmente ,se sacrifica y se bebe la sangre de infantes inocentes,los detalles estan en Google de todo lo que comento.
ResponderEliminar