De cualquier
modo, los relatos más extraordinarios provienen del almirante piloto Byrd, que
con su vuelo aéreo, entró en el interior de los dos Polos, sobrevolando lagos y
ríos cristalinos, tierras frondosísimas en donde pastaban toda clase de animales,
comprendidos los mamuts, bajo un sol tibio y dulce. Lo definió "Aquel
continente encantado en el cielo, tierra de perenne misterio". Ha sido
definida la más grande expedición de la historia humana, pero también la más
censurada.
Almirante Richard E. Byrd
De las notas de su diario de a bordo, de la cuarta
expedición polar, extraigo algunas frases que nos han revelado como él había
adquirido una conciencia extraordinaria sobre tantas realidades, tanto humanas
como planetarias, a través de su "contacto" con aquellas
Civilizaciones Superiores.
Introducción:
"Debo escribir este diario a escondidas y en
absoluto secreto. Se refiere a mi vuelo Ártico del 19 de febrero del año 1947.
Vendrá un tiempo en el que la racionalidad de los hombres deberá disolverse en
la nada y entonces se deberá aceptar la inevitabilidad de la Verdad. Yo no
tengo la libertad de divulgar la documentación que sigue, quizás nunca verá la
luz, pero debo, de cualquier forma, hacer mi deber y relatarla aquí con la
esperanza de que un día todos puedan leerla, en un mundo en el que el egoísmo y
la avidez de ciertos hombres ya no podrán suprimir la Verdad".
..."Extensiones de hielo y nieve bajo nosotros, vistas coloraciones amarillentas con dibujos lineales. Alterada la ruta para un mejor examen de estas configuraciones coloreadas, también vistas coloraciones violáceas y rosadas". "Tanto la brújula magnética como la aguja giroscópica comienzan a girar y a oscilar, no nos es posible mantener nuestra ruta con los instrumentos. Señalamos la dirección con la brújula solar, todo parece aún en orden. Los controles parecen lentos en la respuesta y en el funcionamiento, pero no hay indicación de congelamiento".
..."Extensiones de hielo y nieve bajo nosotros, vistas coloraciones amarillentas con dibujos lineales. Alterada la ruta para un mejor examen de estas configuraciones coloreadas, también vistas coloraciones violáceas y rosadas". "Tanto la brújula magnética como la aguja giroscópica comienzan a girar y a oscilar, no nos es posible mantener nuestra ruta con los instrumentos. Señalamos la dirección con la brújula solar, todo parece aún en orden. Los controles parecen lentos en la respuesta y en el funcionamiento, pero no hay indicación de congelamiento".
..."29 minutos de vuelo transcurridos desde el
primer avistamiento de los montes, no se trata de una alucinación. Es una
pequeña cadena de montañas que nunca habíamos visto antes".
..."Además de las montañas hay algo que parece ser un valle con un pequeño río o riachuelo que discurre hacía la parte central. ¡No debería haber ningún valle verde aquí abajo!. ¡Hay algo decididamente extraño y anormal aquí! ¡Deberíamos sobrevolar sólo hielo y nieve!. A la izquierda hay grandes bosques en las laderas de los montes. Nuestros instrumentos de navegación todavía giran como enloquecidos".
..."Además de las montañas hay algo que parece ser un valle con un pequeño río o riachuelo que discurre hacía la parte central. ¡No debería haber ningún valle verde aquí abajo!. ¡Hay algo decididamente extraño y anormal aquí! ¡Deberíamos sobrevolar sólo hielo y nieve!. A la izquierda hay grandes bosques en las laderas de los montes. Nuestros instrumentos de navegación todavía giran como enloquecidos".
..."Altero la altitud a 1400 pies y efectúo un
giro completo a izquierda para examinar mejor el valle que está debajo. Es
verde con musgo e hierba muy tupida. La luz aquí parece diferente. No soy capaz
de ver el Sol. Damos otro giro a la izquierda y avistamos algo que parece ser
algún tipo de gran animal. ¡Se parece a un elefante! ¡¡¡NO!!!. ¡Parece ser un
mamut!. ¡Es increíble! ¡Sin embargo es así!. Descendemos a cota 1000 pies y uso
un prismático para examinar mejor al animal. Está confirmado, se trata de un
animal semejante al mamut".
…"Encontramos otras colinas verdes. El
indicador de la temperatura exterior marca 24º centígrados. Ahora seguimos
sobre nuestra ruta. Los instrumentos de abordo, ahora, parecen normales. Quedo
perplejo ante sus reacciones. Intento contactar el campo base. La radio no
funciona".
…"El paisaje circundante parece nivelado y
normal. Delante de nosotros avistamos aquello que parece ser ¡¡¡una ciudad!!!.
¡Es imposible!. El avión parece ligero y extrañamente flotante. ¡Los controles
se niegan a responder!. ¡Dios mío!. A nuestra derecha y a nuestra izquierda hay
aparatos de extraño tipo. Se aproximan y algo irradia de ellos. Ahora están
bastante cerca para ver sus insignias. Es un símbolo extraño. ¿Dónde estamos?.
¿Qué ha sucedido?. Otra vez tiro decididamente de los mandos. ¡¡¡No
responden!!!Estamos atrapados firmemente por una especie de invisible cepo de
acero".
..."¡Nuestra radio grazna y llega una voz que
habla en inglás con acento que parece decididamente nórdico o alemán!. El
mensaje es: - Bienvenido a nuestro territorio, Almirante. Os haremos aterrizar
exactamente dentro de siete minutos. Relajaros, Almirante, estáis en buenas
manos -. Me doy cuenta de que los motores de nuestro avión están apagados. El
aparato está bajo un extraño control y ahora vira sólo".
..."Recibimos otro mensaje radio. Estamos
iniciando la maniobra de aterrizaje y en breve el avión vibra ligeramente
comenzando a descender como sostenido por un enorme, invisible, ascensor".
..."Algunos hombres se están aproximando, a
pie, al avión. Son altos y tienen el pelo rubio. A lo lejos hay una gran ciudad
destellante, vibrante con los colores del arco iris. No sé lo que sucederá
ahora, pero no veo trazas de armas sobre los que se aproximan. Ahora oigo una
voz que me ordena, llamándome por mi nombre, de abrir la puerta. Ejecuto".
Después de estos apuntes, sacados del "diario
de abordo", el Almirante anota lo que sucede:
..."De este punto en adelante escribo los
acontecimientos que siguen, volviéndolos a llamar a la memoria. Esto asienta la
imaginación y parecería una locura sino hubiese acaecido verdaderamente.
El técnico y yo fuimos sacados del avión y acogidos
cordialmente. Luego fuimos embarcados sobre un pequeño medio de transporte
semejante a una plataforma pero sin ruedas. Nos condujo hacia la ciudad
destellante con extrema celeridad. Mientras nos aproximábamos, la ciudad
parecía hecha de cristal. Alcanzamos en poco tiempo un gran edificio, de un
estilo que nunca, antes, había visto. ¡Parecía haber salido de los diseños de
Frank Lloyd Wright, o quizás más precisamente de una escena de Buck Rogers!.
Nos ofrecieron un tipo de bebida caliente de algo
que nunca había saboreado. Era deliciosa. Después de unos 10 minutos, dos de
nuestros sorprendentes anfitriones vinieron a nuestro alojamiento, invitándome
a seguirlos. No tenía otra elección que obedecer. Deje a mi técnico-radio y
caminamos un poco hasta entrar en aquello que parecía ser un ascensor.
Descendimos durante unos instantes, el ascensor se paró y la puerta se deslizó
hacia arriba silenciosamente. Proseguimos luego por un largo corredor iluminado
por una luz rosa que parecía emanar de las mismas paredes.
Uno de los seres hizo señal de pararnos ante una
gran puerta. Encima de esta había una inscripción que yo no estaba en grado de
leer. La gran puerta se deslizó sin ruido y fui invitado a entrar. Uno de los
anfitriones dijo: - No tenga miedo, Almirante, vais a tener un coloquio con el
Maestro. - Entré y mis ojos se adecuaron lentamente a la maravillosa coloración
que parecía llenar completamente la estancia.
Entonces comencé a ver aquello que me rodeaba.
Aquello que se mostró a mis ojos era la vista más sorprendente de toda mi vida.
En efecto, era demasiado magnifica para poder ser descrita. Era deliciosa. No
creo que existan términos humanos capaces de describirla, en cada detalle, con
justicia. Mis pensamientos fueron interrumpidos dulcemente por una voz cálida y
melodiosa: "Le doy la bienvenida a nuestro territorio, Almirante".
Vi un hombre de facciones delicadas y con las señales
de la edad sobre su rostro. Estaba sentado en una mesa grande. Me invitó a
sentarme en una de las sillas. Después de sentarme, unió la punta de sus dedos
y sonrió. Habló de nuevo dulcemente y dijo cuanto sigue: - Lo hemos dejado
entrar aquí porque usted es de carácter noble y bien conocido en el mundo de
superficie, Almirante-. ¡Mundo de superficie! ¡Casi quede sin aliento!
"Si - recalcó el Maestro con una sonrisa -
Usted se encuentra en el territorio de los Arianos, el Mundo sumergido de la
Tierra. No retardaremos mucho su misión y seréis acompañados de vuelta sobre la
superficie y además sin peligro. Pero ahora, Almirante, le diré el motivo de su
convocación aquí. Nuestro interés comenzó exactamente inmediatamente después de
la explosión de la primera bomba atómica por parte de vuestra raza sobre
Hiroshima y Nagashaki, en Japón. Fue en aquel momento inquietante cuando
expedimos sobre vuestro mundo de superficie nuestros medios voladores.
Los Flugelrads, para investigar sobre aquello que
vuestra raza había hecho. Esta es, obviamente, historia pasada, Almirante, pero
permítame seguir. Vea, nosotros nunca, antes de ahora, habíamos interferido en
las guerras y en la barbarie de vuestra raza, pero ahora debemos hacerlo en
cuanto vosotros habéis aprendido a manipular un tipo de energía, la atómica,
que no es, de hecho, para el hombre. Nuestros emisarios ya han entregado
mensajes a las potencias de vuestro mundo y sin embargo estas no los atienden.
Ahora usted ha sido elegido para ser testigo de que
nuestro mundo existe. Vea, nuestra cultura y nuestra ciencia están miles de
años por delante de las vuestras, Almirante". Lo interrumpí: "¡Pero
todo esto que tiene que ver conmigo, Señor!". Los ojos del Maestro
parecían penetrar de forma profunda en mi mente y después de haberme estudiado
un momento, contestó: "Vuestra raza ha alcanzado el punto de no retorno,
porque hay algunos, entre vosotros, que destruirían todo vuestro mundo antes
que renunciar al poder, así como lo conocen…".
Asentí y el Maestro continuó: "Desde 1945 en
adelante, hemos intentado entrar en contacto con vuestra raza pero nuestros
esfuerzos han sido acogidos con hostilidad: se hizo fuego contra nuestro
Flugelrads. Si, hasta fueron seguidos con maldad y animosidad por vuestros
aviones de combate. Así ahora, hijo mío, le digo que hay una gran tempestad en
el horizonte, para vuestro mundo, una furia negra que no se extinguirá durante
varios años. No habrá defensa con vuestras armas, no habrá seguridad en vuestra
ciencia. Asolará hasta que cada flor de vuestra cultura haya sido pisoteada y
todas las cosas humanas sean dispersadas en el caos. La reciente guerra ha sido
solamente un preludio a cuanto todavía debe advenir a vuestra raza.
Nosotros, aquí, podemos verlo más claramente a cada
hora... ¿Cree que me equivoco?." "No - contesté - ya ha sucedido una
vez en el pasado; llegaron los años oscuros y duraron 500 años".
"¡Si, hijo mío - replicó el Maestro - los años oscuros que llegarán ahora
para vuestra raza, cubrirán la Tierra con un paño mortuorio, pero creo que
alguno, entre vosotros, sobrevivirá a la tempestad, más que esto no sé!.
Nosotros vemos en un futuro lejano emerger de nuevo, de las ruinas de vuestra
raza, un mundo nuevo en busca de sus legendarios tesoros perdidos y estos
estarán aquí, hijo mío, al seguro en nuestro poder. Cuando llegará el momento
apareceremos para ayudar a vivir vuestra cultura y vuestra raza.
Quizás, para entonces, habréis aprendido la
futilidad de la guerra y de su lucha... y después de aquel momento una parte de
vuestra cultura y ciencia os serán restituidas para que vuestra raza pueda
recomenzar. Usted, hijo mío, debe volver al Mundo de Superficie con este
mensaje…".
Con estas palabras decisivas, nuestro encuentro
parecía llegar a término. Por un momento me pareció vivir un sueño... y, sin
embargo sabía que aquella era la realidad y por alguna extraña razón me incline
levemente, no sé si por respeto o humildad. De improviso me di cuenta de que
los dos fantásticos anfitriones, que me habían conducido aquí, estaban de nuevo
a mi lado. "Por aquí, Almirante", me indicó uno de Ellos.
Me giré una vez más antes de salir y miré al
Maestro. Una dulce sonrisa estaba impresa en su anciano y delicado rostro.
"Adiós, hijo mío", me dijo e hizo un gesto suave con su grácil mano,
un gesto de paz y nuestro encuentro llegó definitivamente a su fin. Salimos
rápidamente de la estancia del Maestro por la gran puerta y entramos otra vez
en el ascensor. La puerta descendió silenciosamente y nos movimos
inmediatamente hacía lo alto.
Uno de mis anfitriones habló de nuevo: "Ahora
debemos apresurarnos, Almirante, en cuanto el Maestro no desea retardar más
vuestro programa previsto y debéis volver a vuestra raza con su mensaje".
No dije nada, todo esto era casi inconcebible y, una vez más mis pensamientos
se interrumpieron apenas nos paramos. Entré en la estancia y estuve de nuevo
con mi tecnico-radio. Tenía una expresión ansiosa sobre su rostro. Acercándome
dije: "Todo esta bien, Howie, todo esta bien".
Los dos seres nos señalaron el medio en espera, salimos
y pronto alcanzamos nuestro avión. Los motores estaban al mínimo y nos
embarcamos inmediatamente. La atmósfera, ahora, estaba cargada de un cierto
aire de urgencia. Cuando la puerta estuvo cerrada, el avión fue inmediatamente
transportado a lo alto por aquella fuerza invisible hasta que alcanzamos los
2.700 pies. Dos de los medios aéreos estaban a nuestros flancos, a una cierta
distancia, haciéndonos planear a lo largo de la vía del retorno. Debo remarcar
que el indicador de velocidad no indicaba nada, sin embargo nos estábamos
moviendo muy rápidamente.
...Recibimos un mensaje radio: "Ahora os dejamos, Almirante, vuestros controles están libres. ¡¡¡Wiedersehen!!! Miramos por un instante los Flugelrads, hasta que desaparecieron en el cielo azul pálido. El avión pareció, de improviso, capturado, por una corriente ascensional. Tomamos inmediatamente el control. No hablamos durante un rato, cada uno de nosotros estaba inmerso en sus propios pensamientos.
...Sobrevolamos nuevamente extensiones de cielo y nieve, a unos 27 minutos del campo base. Enviamos un mensaje radio, nos contestan. Tenemos condiciones normales... normales. Del campo base expresan alivio por haber establecido nuevamente el contacto.
...Aterrizamos suavemente en el campo base. Tengo una misión que cumplir.
...11 de marzo de 1947. He tenido, apenas, un encuentro de Estado Mayor en el Pentágono. He relatado enteramente mi descubrimiento y el mensaje del Maestro. Todo ha sido debidamente registrado. El Presidente ha sido puesto al corriente. Me retienen algunas horas (exactamente 6 horas y 39 minutos). Soy cuidadosamente interrogado por las Top Security Forces y por un equipo médico. ¡¡¡Es un tormento!!!. Me ponen bajo estrecho control de los medios de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de América. Me recuerdan que soy un militar y que, por consiguiente, debo obedecer las ordenes.
...Última anotación: 30 de diciembre de 1956. Estos últimos años, transcurridos desde el 1947 hasta hoy, no han sido buenos... He aquí, pues, mi última anotación en este singular diario. Concluyendo, debo afirmar que, debidamente, he mantenido secreto este argumento, como se me ordenó, durante todos estos años. He hecho esto contra todo principio mío de integridad moral. Ahora siento aproximarse la gran noche y este secreto no morirá conmigo, sino, como toda verdad, triunfará.
...Recibimos un mensaje radio: "Ahora os dejamos, Almirante, vuestros controles están libres. ¡¡¡Wiedersehen!!! Miramos por un instante los Flugelrads, hasta que desaparecieron en el cielo azul pálido. El avión pareció, de improviso, capturado, por una corriente ascensional. Tomamos inmediatamente el control. No hablamos durante un rato, cada uno de nosotros estaba inmerso en sus propios pensamientos.
...Sobrevolamos nuevamente extensiones de cielo y nieve, a unos 27 minutos del campo base. Enviamos un mensaje radio, nos contestan. Tenemos condiciones normales... normales. Del campo base expresan alivio por haber establecido nuevamente el contacto.
...Aterrizamos suavemente en el campo base. Tengo una misión que cumplir.
...11 de marzo de 1947. He tenido, apenas, un encuentro de Estado Mayor en el Pentágono. He relatado enteramente mi descubrimiento y el mensaje del Maestro. Todo ha sido debidamente registrado. El Presidente ha sido puesto al corriente. Me retienen algunas horas (exactamente 6 horas y 39 minutos). Soy cuidadosamente interrogado por las Top Security Forces y por un equipo médico. ¡¡¡Es un tormento!!!. Me ponen bajo estrecho control de los medios de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de América. Me recuerdan que soy un militar y que, por consiguiente, debo obedecer las ordenes.
...Última anotación: 30 de diciembre de 1956. Estos últimos años, transcurridos desde el 1947 hasta hoy, no han sido buenos... He aquí, pues, mi última anotación en este singular diario. Concluyendo, debo afirmar que, debidamente, he mantenido secreto este argumento, como se me ordenó, durante todos estos años. He hecho esto contra todo principio mío de integridad moral. Ahora siento aproximarse la gran noche y este secreto no morirá conmigo, sino, como toda verdad, triunfará.
Esta es la única esperanza para el género humano.
¡He visto la verdad y esta ha revigorizado mi espíritu donándome la libertad!.
He hecho mi deber con relación al monstruoso complejo industrial militar. Ahora
la larga noche comienza a aproximarse, pero habrá un epílogo. Como la larga
noche del Antártico termina, así el sol brillante de la verdad surgirá de nuevo
y aquellos que pertenecen a las tinieblas perecerán a su luz...
Porque yo he visto "Aquella Tierra más allá
del Polo, aquel Centro del Gran Desconocido"
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