Estaba solo en la
oscuridad
Y mi hambre creció.
Estaba solo en la oscuridad
Y mi frío creció.
5 Estaba solo en la oscuridad
Y lloré[i].
Vino entonces a mí,
Una voz suave, dulce,
Palabras de socorro,
10 Palabras de consuelo[ii].
Una mujer, oscura
Y hermosa, con sus ojos
Cortando la oscuridad,
Vino entonces a mí[iii].
15 “Conozco tu historia,
Caín de Nod”, me dijo,
Sonriendo.
“Estás hambriento ¡Ven!
Tengo comida.
20 Tienes frío ¡Ven!
Tengo ropas.
Estás triste ¡Ven!
Tengo consuelo”.
“¿Quién podría consolar
25 Alguien tan maldito como yo?
¿Quién me vestiría?
¿Quién me alimentaría?”
“Soy la primera esposa
De tu padre, quien discutió
30 Con Aquél en lo Alto
Y obtuvo la Libertad
En la Oscuridad.
Yo soy Lilith[iv].
Una vez, tuve frío,
35 Y no hubo calor para mí.
Una vez, tuve hambre,
Y no hubo comida para mí.
Una vez, estuve triste,
Y no hubo consuelo para mí”.
40 Con ella me llevó,
Me alimentó y me vistió.
Y en sus brazos,
Encontré consuelo.
Lloré hasta que la sangre
45 Goteaba desde mis ojos.
Y ella con sus besos
Las llevó lejos[v].
[i] Estas tres cosas, hambre, frío y miedo (o tristeza) dan todavía a Caín
fracasos y sentimientos humanos. Caín aún no es un “vampiro” en el sentido
tradicional de la palabra. Sin embargo, está sin lugar a dudas condenado.
[ii] Fue difícil no utilizar a Ishtar en esta traducción en particular, pues
esta estrofa parece hablar claramente de ella: ciertamente, su voz dulce y sus
palabras de consuelo son las de Ishtar. Debiera haberlo hecho Lilith, sin embargo,
pues muchos de los textos originales coinciden que se trata de ella (N. de T.: Debe recordarse que existe un
paralelismo claro entre ciertos aspectos de Lilith e Ishtar).
[iii] Esta estrofa, y las que la siguen, las he visto con otra forma. Se
trata del buscado “Ciclo de Lilith”, del cual se tiene constancia en varias
formas distintas. Buscando el texto original de estas estrofas, me vi obligado
a penetrar las profundidades laberínticas y plutónicas de los Diabolistas (N. de T.: En el texto original aparece
la palabra saturnine. Entendiendo que
quiere expresar algún parecido con en Hades, he traducido “plutónicas”, pues
Plutón era el equivalente a Hades en el panteón romano, y Saturno representa
otro concepto distinto. Si, sin embargo, se refiere a una cualidad triste y
melancólica, debe emplearse “saturnino”). Empecé mi periplo en Venecia, donde
contacté con algunos miembros de la Orden de la Rosa Negra, monjes oscuros,
algunos de los cuales debían comunicarse con lenguaje de signos, pues sus
lenguas habían sido cortadas y momificadas para poder utilizarlas como
talismanes mágicos. Me di cuenta rápidamente que deseaban alimentarse con
sangre vampírica, e intercambié parte de mi propia sangre por cierta
información que me llevó a Boston, Massachusetts, en Estados Unidos. Allí
conocí a una mujer llamada Selina, quien fue la primera que rechazó hablarme
del diabólico Ciclo de Lilith, pero entonces me permitió con mi propósito.
Según ella, el Ser Oscuro (N. de T.: Este
término es femenino, pero no he sido capaz de encontrar una forma femenina
satisfactoria, pues en todas ellas se perdía la fuerza del original) me
permitía seguir adelante y adquirir el conocimiento. Por las calles de Boston
me siguió el mismo Clan Oscuro (los Nosferatu) hasta que llegué a una librería
peculiar, que poseía, tras cristaleras, algunos fragmentos del Ciclo de Lilith.
Pude consultarlos durante el breve tiempo en que tardó el dueño de la librería
en volver.
El viejo hombre maldijo en
voz alta en cuanto me vio, y me indico claramente la puerta. Permanecí al otro
lado de la puerta, oyendo cómo el dueño de la tienda regañaba a su empleado.
Creyeron que hablaban confidencialmente, pues utilizaban un dialecto italiano
del Véneto, pero yo lo conocía y pude quedarme escuchando durante un buen rato.
Descubrí que formaban parte de un oscuro círculo de adoradores del diablo, y
seguí al dueño más tarde hasta el cementerio, donde practicaban sus ritos.
Aunque no fui capaz de
encontrar a los adoradores del diablo en el cementerio, tuve un encuentro extraño
en una especie de plazuela del camposanto. Una mujer apareció de entre la
niebla como por arte de magia. Por su aura supe que se trataba de un Vástago,
pero no pude averiguar cuál era su edad ni el clan al cual pertenecía. Se
acercó a mí y me mostró un libro encuadernado en plata que contenía una
traducción completa del Ciclo de Lilith. Me acalló inmediatamente, ordenándome
que no preguntara nada mientras ella permaneciera allí. Tuve que obedecerla.
Pude examinar y leer el tomo
mientras ella me sonreía a la luz de una vela. Entonces tomó el libro, me besó
en la frente y desapareció en la noche antes de que pudiera hacerle otra
pregunta. No puedo imaginarme quien era esa misteriosa mujer, pero creo que
está de algún modo vinculada a la forma espiritual de Lilith, pues sus poderes
para ordenar eran grandes, y tenía además una presencia que se percibía
antigua. Tan sólo puedo agradecerle la oportunidad que me brindó al dejarme
ojear el mítico volumen, y creo que esta traducción se beneficia singularmente de
su intervención.
[iv] Debe ser tenido en cuenta que Lilith no aparece realmente en el Génesis
como la primera esposa de Adán. Es una criatura de los Midrashim, las parábolas
hebreas (N. de T.: Hay tres tipos de
midrash, la halaká, enseñanza de tipo jurídico, o ritual, basada siempre en el
Pentateuco; la haggadá, que comenta el texto bíblico o la historia sagrada,
valiéndose incluso de leyendas, de parábolas, de leyendas, de poemas, etc.; y
el peshet, que actualiza las
escrituras proféticas mostrando su cumplimiento en hechos históricos. Lilith
aparece en las haggadot). Es
representada como una mujer diablo, maldecida por Dios porque no quiso ser
servil para con Adán. Lilith ha aparentemente, al menos en este texto, gastado
parte de su tiempo en la Tierra de Nod, y ha edificado su propio poder en este
lugar. Aparentemente obtiene consuelo donde nadie lo lograría. Esto no habla
muy bien de ella, siendo un ser demoníaco, y confinada por consiguiente al
Infierno, pero el Infierno no era por aquél entonces un lugar muy populoso.
[v] Aquí nos encontramos con una de las mayores incongruencias del texto.
Me he peleado con ella durante años, pues creo que hace evidente el mayor fallo
en las traducciones que hasta la fecha se han llevado a cabo: ¿de dónde
provenían las lágrimas de sangre de Caín, si no es de la Maldición original,
era ya un vampiro en ese momento, cuándo empezó exactamente a llorar sangre,
cuándo se convirtió en un vampiro? Éste es todavía un punto oscuro en las
interpretaciones del Libro de Nod. Pero dejo esta incongruencia en el texto
porque no deseo que sea dejada a parte de la historia. Mi chiquillo Beckett
utiliza este punto para reforzar sus fantasías alegóricas. Incluso ahora, viaja
a Harvard para estudiar unos textos encontrados en un pozo de Sudán. Sigue
esperando descubrir más de lo que él llama arte “antediluviano” mural, el pobre
chico.
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