A un ruiseñor había encantado mucho tiempo
El pueblo alado de los bosques sombríos,
Luego sobrevino a finales de sus años;
La muerte lo repitió en sus sombras.
Todas las aves entonces creyeron que harían bien
De rendir homenaje a su memoria.
El bosque lo lloró como un gran ciudadano.
Mil gritos dolorosos atestiguaron su gloria.
Sólo sin embargo un mirlo silbador
Se atrevió a censurar este dolor:
Impotente y celoso, es la regla común.
- Que hizo, después de todo, a este chantre tan alabado,
Si quería ser sentido,
¿ Por qué no era una águila?
- Pero tú mismo, por qué estos discursos superfluos,
Le responde un pinzón más sabio,
No eres una águila tampoco,
Y del ruiseñor dulce no tienes el ramaje.
Pelletan, mi amigo, por qué pues ultrajar
¿ La memoria de Béranger?
Sin duda hacía falta, para gustarte,
Dilo ahora sin modos,
Qué Béranger sea militar
¡ Y jamás hizo canciones!
Tomado de FABULAS Y SIMBOLOS ELIPHAS LEVI
Nuestra fábula es una aplicación y una explicación del símbolo de Pythagoras: "
ResponderEliminarquebrante
No, o desgarre las coronas. "
Béranger no realiza para nosotros el ideal de la perfección humana. El chantre de
señora Gregorio y de Lisette, el pontífice picaresco de un buen dios en gorro de
algodón, es, podemos bien comprenderlo, nuestro modelo, ni nuestro héroe; pero Béranger era un hombre de corazón, un Hombre honrado, un verdadero talento, y
tomando su defensa, queremos proclamar la inviolabilidad de la gloria y las tumbas.