Es una ave solitaria
Que mismo renace y muere para rejuvenecer:
Sólo él es su pasado, sólo todo su futuro;
Es su propio niño, es su propio padre.
Es el Phoenix, el esclavo y el rey,
Esclavo del destino, rey de la soledad.
Para él la muerte está sin pavor,
El nacimiento es una costumbre.
Envejece sin gustar, perece sin pesares,
Es sin madre y sin esposa.
Es todavía nuevo desesperado de progreso,
Y el momento que duerme su tristeza es celosa.
La paloma de Anacréon,
Pasando un día a tirada de alas,
Para llevar odas nuevas
Del viejo padre de la canción,
Ve el Phoenix y lo saluda.
¿ Cómo? Sin duda al modo
Palomas de Hellénie.
Pero de su bello plumaje parece demasiado cargado;
No le responde, sueña, es sumergido
En una tristeza infinita,
- Señor, dice arrullando
La toda guapa
Colombelle:
Temo turbarle posiblemente hablándole.
Déjeme decirle solamente
Qué pase a sus pies y qué le admiro:
Del pueblo de los ociosos usted es el primero.
- Soy el primero, el último
Y el más desgraciado, dice el niño de la tumba;
Cómo querría ser una paloma torcaz simple
¡ Para quererse, paloma dulce!
Vivir único, jamás morir,
Siempre brillar, siempre sufrir,
Y arrastrar en el exilio su tristeza inmortal,
Luego, por el sol consumido,
Renacer sin haber gustado,
¿ No la muerte eterna?
Todo el Phoenix me dan lástima.
La soledad es más que una desgracia, es un crimen.
Tomado de FABULAS Y SIMBOLOS ELIPHAS LEVI
El Phoenix es el dogma filosófico del antiguo mundo; la paloma es el genio de mundo
ResponderEliminarcristiano.
El Phoenix es aislado en el orgullo de su belleza, él mismo puede gustar sólo, se
concibe y se renueva por el suicidio. La paloma, al contrario, es la imagen del más
cándido y además Amor sincero. Es simple y sin orgullo, y Salomón dice a su
compañera en el Cántico de los Cánticos: tus ojos están dulce como los ojos de la
paloma.
Dogma único, simbolismo filosófico y poético a la vez, que se sepulta bajo de pedazo
de las zanfonías civilizaciones y renace con las sociedades nuevas, el ocultismo es bello,
es Inmortal en su razón profunda para ser, representa la naturaleza y sus leyes, el
espíritu humano y sus aspiraciones, el desconocido y sus incertidumbres que supera
una hipótesis legítima; pero el dulce misticismo cristiano con sus sueños del cielo, con
sus gemidos hacia un ideal de ternura y de pureza infinita, casi hizo olvidar la ciencia
colosal de Eleusis y de Tebas. Antigona, Virgen antigua, no fue madre como María.
Tenemos menos lágrimas para el joven Inocente de Edipo el sacrilegio, que para la
madre siempre virgen del Reparador. El Phoenix, siempre renaciendo, tiene yo sabe
que de fatigoso y de terrible que recuerda al buitre de Prometeo, y la paloma cristiana
que lleva su pico la rama de olivo no nos anuncia sólo el amor, la misericordia y la
paz.
No hacemos revivir pues el Phoenix de la filosofía oculta para oponerla a ella la
Paloma cristiana, pero queremos que el Phoenix rinda homenaje a la paloma y que
esta consuele al Phoenix en su soledad. Queremos que los dogmas de la ciencia y los de
la fe se unan en la misma aureola como rosa-cruz, nuestros dueños, unían la graciosa
imagen de la rosa al símbolo severo de la cruz.