Este texto es una adaptación libre de la leyenda
de Isis y los Siete escorpiones escrita sobre la Estela
Metternich, encontrada en Alejandría en 1828, durante las labores
de excavación para la construcción de una cisterna en un
antiguo monasterio franciscano, y fechada en el reinado de Nectanebo II.
La estela fue presentada por Muhammad Ali Pasha al príncipe Metternich,
a quien debe su nombre. En ella Isis viaja acompañada por siete
escorpiones y se relata el poder de la diosa a través de la magia
cuando devuelve la vida al hijo de una mujer, picado por uno de los escorpiones.
La estela se encuentra actualmente en el Museo Metropolitano de Nueva
York. El texto que aquí presentamos es una adaptación basada
en la publicación de los textos que aparece en la obra de Wallis
Budge, "Legends of the Gods", p. 157 y ss.
Yo soy Isis, la gran Diosa, la Señora de la Magia,
la Poderosa en Hechizos.
Salí de mi casa(1),
en la que mi hermano Seth me había encerrado porque Thot me llamó,
Thot el dos veces Grande, poderososo de la justicia y la verdad en la
tierra y el cielo. Él me llamó y me dijo: 'Ven, oh Isis,
ahora es bueno escuchar,(2) porque hay vida
para el hombre que se deja guiar por el consejo de otro. Ocúltate,
tú y tu hijo, porque él puede llegar hasta nosotros. Sus
miembros crecerán, y también su fuerza se hará poderosa
y él accederá al trono de su padre, a quien vengará
y el rango de Gobernador de las Dos Tierras será suyo'
Huí(3) cuando Ra descendía
en gloria por el lado occidental del cielo y el manto de la noche cubría
el cielo. Conmigo venían los siete escorpiones y sus nombres eran
Tefen y Befen, Mestet y Mestetef, Petet, Tetet y Matet. Detrás
de mí estaban Tefen y Befen; Mestet y Mestetef a cada uno de mis
lados; delante iban Petet, Tetet y Metet, vigilando y protegiendo el camino
para que nadie pudiese entorpecer mi viaje. Yo les ordené en voz
alta y mis palabras atravesaron el viento y penetraron en sus oidos: No
conozcáis a ningún negro, no saludéis a ningún
rojo,(4) no prestéis atención
a ninguna criatura noble o plebeya. Mantened vuestro rostro en el camino'.
Entonces vagué por la Tierra de Egipto, Tefen
y Befen tras de mí, Mestet y Mestetef a cada uno de mis lados,
Petet, Tetet y Matet delante de mí; y de este modo llegamos a Per-Sui,(5)
donde se venera al cocodrilo y la Ciudad de las Dos Sandalias, que es
la ciudad de las Diosas Gemelas, allí donde comienzan los pantanos
y marismas del Norte del País, donde hay campos de papiro y donde
habitan los hombres de los pantanos; y de aquí a las Grandes Aguas
Verdes en la Tierra del Norte.
Cuando llegamos a las afueras, cerca de las casas que
habitan los hombres de las marismas, pasamos cerca de la vivienda de una
rica mujer de nombre Usert. Ella se encontraba en la puerta. Desde lejos
me vió llegar cansada, fatigada y dolorida y de buen grado me habría
sentado en su casa a decansar, pero cuando me dirigí a ella con
la intención de hablarla me cerró la puerta por miedo a
los siete escorpiones que me seguían.
Continué mi camino y encontré a una mujer
de las marismas(6) que me abrió la
puerta de su casa en la que pude descansar, pero Mestet y Mestetef, Petet,
Tetet y Matet y Befen se pusieron de acuerdo y unieron todo su veneno
bajo el aguijón de Tefen de modo que su picadura se convirtió
en siete veces poderosa. Entonces Tefen regresó a casa de la mujer
de nombre Usert, aquella que nos había negado el descanso. Su puerta
continuaba cerrada pero Tefen observó una pequeña grieta
por la que pudo introducirse en el interior de la vivienda, donde encontró
al hijo de la mujer. Reptando hasta donde se encontraba le inyectó
el veneno de su aguijón, ahora siete veces poderoso y se declaró
un fuego en la casa de la mujer cuyo nombre era Usert, pero no había
agua para extinguirlo y fue el Cielo quien envió el agua sobre
la casa. Un gran prodigio porque la fecha de las lluvias aún estaba
lejana.
La mujer de nombre Usert, que nos había negado
su casa, lloraba y su corazón estaba triste porque no sabía
si su hijo aún se encontraba con vida o no. Estuvo vagando por
el pueblo, llorando de dolor, pero nadie acudió a la llamada de
lamentación de la mujer de nombre Usert. Y hasta mí llegó
el sonido de sus lamentaciones y mi corazón se llenó de
dolor por su pesar. Por eso sentí piedad de ella y volví
a buscarla con intención de devolver a la vida al niño,
libre de toda culpa. Juntas acudimos al lugar en el que yacía su
amado hijo. Entonces le dije a la mujer:
'¡Ven a mí, ven a mí! Observa mi
boca que da la vida, que tiene el poder de destruir a las malas criaturas
con la emisión de ciertas palabras, que mi padre me ha dado a conocer.
Soy su amada hija, la descendencia de su cuerpo'.
Y yo, Isis, La Señora de la Magia, cuya voz hace
que se despierte de la muerte, dije en voz alta las Palabras Poderosas,
las Palabras que puede oir incluso la muerte, y puse mis manos sobre el
cuerpo del niño al que debía devolver la Vida. Frío
e inmóvil estaba su cuerpo por el siete veces poderoso veneno de
Tefen. Entonces pronuncié el hechizo mágico contra el veneno
del escorpión y estas fueron mis palabras:
'¡Oh veneno de Tefen, sal de ese cuerpo y cae sobre
la tierra!
Veneno de Befen, no avances, no penetres mas, sal fuera de ese cuerpo y cae sobre la tierra.
Porque yo soy Isis, la Gran Maga, Señora de los Hechizos. Practico la magia y sé qué palabras pronunciar.
Escuchadme, vosotros, todos los reptiles que poseéis el poder de morder o picar.
¡Cae, oh veneno de Mestet!
¡Quédate atrás, oh veneno de Mestetef!
¡No circules veneno de Petet y Tetet!
¡No te acerques, veneno de Matet!
Veneno de Befen, no avances, no penetres mas, sal fuera de ese cuerpo y cae sobre la tierra.
Porque yo soy Isis, la Gran Maga, Señora de los Hechizos. Practico la magia y sé qué palabras pronunciar.
Escuchadme, vosotros, todos los reptiles que poseéis el poder de morder o picar.
¡Cae, oh veneno de Mestet!
¡Quédate atrás, oh veneno de Mestetef!
¡No circules veneno de Petet y Tetet!
¡No te acerques, veneno de Matet!
Ahora sigue el hechizo contra el veneno dado por Geb
a Isis
No clames a los Tesheru (los Rojos), gira tu mirada lejos
de las nobles señoras que están en sus casas, gira tu cara
hacia la tierra hasta que lleguemos a los lugares en que ocultar en Jeb(7).
El niño vivirá, el veneno morirá. Ra vivirá
y el veneno morirá. Como Horus se hizo fuerte por la intervención
de su madre, así el que ha sido herido se hará fuerte también.
Entonces el niño se recuperó y el fuego
provocado en la casa de Usert fue extinguido y el cielo estaba satisfecho
por las palabras de Isis, la diosa. La mujer, de nombre Usert, vino y
me trajo algunas de sus pertenencias y tomó sus brazaletes, sus
collares y riquezas y las llevó a casa de la mujer de las marismas,
como recompensa por haberme abierto la puerta de su casa cuando yo, cansada
y dolorida, acudí en busca de descanso.
Y ahora los hombres de las Dos Tierras hacen masa de
harina de trigo y sal y la depositan sobre las heridas infligidas por
el aguijón del escorpión, y luego recitan las Palabras Mágicas
que yo recité sobre el hijo de la mujer llamada Usert cuando el
siete veces poderoso veneno de Tefen estaba en su interior, porque yo
soy Isis, la Gran Maga, la Señora de la Magia y Señora de
los Hechizos.
Notas:
1.- O 'prisión'
2.- Obedecer
3.- De la prisión.
4.- Se hace referencia aquí a los habtantes de la tierra negra y los de la tierra roja, esto es tanto a los egipcios como a los extranjeros.
5.- La casa del cocodrilo.
6.- Este es uno de los aspectos fundamentales de la narración. La primera mujer, una mujer rica le niega el descanso a Isis, y la segunda, una mujer pobre de las marismas, posiblemente una sierva es quien le abre la puerta de su casa.
7.- La Isla de Chemmis.
2.- Obedecer
3.- De la prisión.
4.- Se hace referencia aquí a los habtantes de la tierra negra y los de la tierra roja, esto es tanto a los egipcios como a los extranjeros.
5.- La casa del cocodrilo.
6.- Este es uno de los aspectos fundamentales de la narración. La primera mujer, una mujer rica le niega el descanso a Isis, y la segunda, una mujer pobre de las marismas, posiblemente una sierva es quien le abre la puerta de su casa.
7.- La Isla de Chemmis.
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