En la Antigüedad, los hombres creían en tres clases de demonios: los bondadosos, los malignos y los neutrales. Los creyentes (cristianos) sólo aceptan, desde tiempos arcaicos, dos tipos: los malos y los buenos.
De acuerdo con la doctrina cristiana, Dios creó nueve coros de ángeles: tronos, serafines, querubines, demoníacos, principados, potestades, virtudes de los cielos, ángeles y arcángeles. Todos ellos gozaban de pureza, sin mancha del mal. Sin embargo, algunos de ellos se tentaron con el pecado de la soberbia y quisieron asemejarse a su creador omnipotente.
De acuerdo con la doctrina cristiana, Dios creó nueve coros de ángeles: tronos, serafines, querubines, demoníacos, principados, potestades, virtudes de los cielos, ángeles y arcángeles. Todos ellos gozaban de pureza, sin mancha del mal. Sin embargo, algunos de ellos se tentaron con el pecado de la soberbia y quisieron asemejarse a su creador omnipotente.
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Se dice que dos
tercios del ejército de los ángeles adoptó esta actitud. Satanás,
líder de los serafines, se encontraba a la cabeza de los espíritus
rebeldes.
Entonces, Dios Padre mandó al arcángel San Miguel a combatirlo, junto a los ángeles obedientes. Fue cuando se desató una gran batalla celestial. El resultado de la misma: Satanás fue derrotado y enviado al abismo junto con su séquito de espíritus perdidos. Los ángeles rebeldes fueron expulsados muy lejos del Paraíso: al Infierno o reino de las sombras.
LAS CUATRO JERARQUÍAS DEMONÍACAS
Los “machinae” constituyen el estrato inferior de los demonios; habitualmente se los denomina “artefactos demoníacos”. Los “miles” son clases de demonio que emergen constantemente en la imaginación humana. Son demonios guerreros, que intervienen en enfrentamientos bélicos.
Por otra parte, los “incubi” son los encargados de expandir la raza demoníaca. Siembran el descontento y la podredumbre en el universo, se dedican a convertir inocentes en demonios. Son sumamente sagaces.
Por último, encontramos a los “lores”. Éstos son los jefes de la casta de Demonios. Su tamaño es mayor, de aspecto espantoso y sumamente malignos. Tienen a su cargo a varios demonios menores que utilizan de mensajeros e intercesores.
Entonces, Dios Padre mandó al arcángel San Miguel a combatirlo, junto a los ángeles obedientes. Fue cuando se desató una gran batalla celestial. El resultado de la misma: Satanás fue derrotado y enviado al abismo junto con su séquito de espíritus perdidos. Los ángeles rebeldes fueron expulsados muy lejos del Paraíso: al Infierno o reino de las sombras.
LAS CUATRO JERARQUÍAS DEMONÍACAS
Los “machinae” constituyen el estrato inferior de los demonios; habitualmente se los denomina “artefactos demoníacos”. Los “miles” son clases de demonio que emergen constantemente en la imaginación humana. Son demonios guerreros, que intervienen en enfrentamientos bélicos.
Por otra parte, los “incubi” son los encargados de expandir la raza demoníaca. Siembran el descontento y la podredumbre en el universo, se dedican a convertir inocentes en demonios. Son sumamente sagaces.
Por último, encontramos a los “lores”. Éstos son los jefes de la casta de Demonios. Su tamaño es mayor, de aspecto espantoso y sumamente malignos. Tienen a su cargo a varios demonios menores que utilizan de mensajeros e intercesores.
Existen símbolos del Demonio
que tal vez, sin saber, usamos permanentemente. Son como puertas a un
universo espiritual sombrío. Estos símbolos condensan poderes usados
por chamanes y encantadores, y es bueno saber si contamos con algunos de
ellos en nuestro hogar. A continuación, un breve inventario con
algunos de los emblemas diabólicos más comunes.
LOS PENTAGRAMAS
El pentagrama común y el invertido son dos emblemas demoníacos. El primero es empleado en brujería y hace alusión a los cuatro elementos (fuego-aire-agua-tierra), mientras que el invertido alude a la estrella matutina, cuyo nombre el Diablo se adjudica.
Ambos son empleados en ceremonias esotéricas y es un recurso de conjura contra espíritus malignos. También encontramos el hexagrama, utilizado como herramienta mágica; se trata de una estrella ubicada dentro de un círculo.
LOS PENTAGRAMAS
El pentagrama común y el invertido son dos emblemas demoníacos. El primero es empleado en brujería y hace alusión a los cuatro elementos (fuego-aire-agua-tierra), mientras que el invertido alude a la estrella matutina, cuyo nombre el Diablo se adjudica.
Ambos son empleados en ceremonias esotéricas y es un recurso de conjura contra espíritus malignos. También encontramos el hexagrama, utilizado como herramienta mágica; se trata de una estrella ubicada dentro de un círculo.
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Por otra parte, tenemos la “rueda del sol”, más conocida como “cruz svástica”. Insignia religiosa empleada antiguamente, antes de que Adolf Hitler la aprovechara para representar a las fuerzas nazis. Fue emblema de celtas, budistas y griegos. Simboliza el recorrido solar en el firmamento.
Otra de las famosas cruces diabólicas en la Cruz Tau, que representa al dios persa Matras y a la deidad india Aryans. El empleo diabólico invierte el sentido original, ya que “Mathras” o “Matras” era el ángel celestial o benigno. Este símbolo es adoptado más tarde por los masones.
Por último, hallamos la “cruz invertida”, que expresa rechazo expreso por Cristo; es una forma de burla o de irreverencia. Es común que los satanistas empleen este símbolo en sus cuellos o que lo adopten estrellas del rock. La conocida “cruz de Nerón”, relacionada con la anterior, también es una blasfemia a Jesucristo que se encontró en más de un bastón empleado por Adolf Hitler mediante la inscripción “SS”. Su significado es “las ruinas del hombre muerto”.
Cabe destacar que la “S” es una letra satánica porque adquiere la forma de la caída de un rayo, significando “destrucción”. En los mitos y en la épica helénica es el instrumento de justicia empleado por el dios Zeus. Cuando se la utiliza como parte de la vestimenta, significa “dominio”. No es casual que las fuerzas nazis la adoptaran como insignia.
LOS ANIMALES DIABÓLICOS
El cuerno italiano, llamado también “unicornio”, fue parte de la mitología que los druidas llevaron a Irlanda y Escocia. Comúnmente se lo asocia con la buena suerte, pero los satanistas lo relacionan con las finanzas, y lo llaman "ojo del mal".
Los miembros de animales generalmente tienen un poder fetiche relacionado con prácticas oscuras. La cabeza de cabra (cabra cornuda) es empleada como amuleto de chamanes y brujos. También es una forma de irreverencia o burla, porque parodia la pureza del “cordero de Dios”, Jesucristo, que murió para salvar al mundo del pecado.
Un emblema egipcio retomado por los adoradores del diablo es el llamado “escarabajo sagrado”. En Egipto significaba “reencarnación” pero en los ritos satánicos se lo asocia con el “Dios de las Moscas” o Belcebú. Es usado como signo de protección
LOS NOMBRES DEL DIABLO
Algunos de los nombres más usuales otorgados por el Cristianismo al demonio son Satán, Satanás o Lucifer.
Se dice que Satán fue un ángel caído que se rebeló contra Dios y que,
tras haber sido expulsado de los cielos, vaga por la tierra.
Muchas veces se
lo ha identificado con la serpiente del jardín del Edén que aparece
animalizado ante los ojos de Adán y Eva en el Génesis bíblico, como una
personificación de las mentiras que los condujeron al pecado original y
a la necesidad de que la Humanidad sea redimida por Jesús.
También lo identifican como el “tentador” de los Evangelios, y el “dragón”
en el libro de la Revelación. Tradicionalmente, los cristianos han
asimilado al Diablo como el autor de las mentiras y el promotor del
mal.
Muchos
cristianos liberales ven al Diablo metafóricamente. Debe observarse,
sin embargo, que muchas de estas creencias no están contenidas en la
Biblia. Se trata de una lectura cristiana post-medieval de las
Escrituras, influenciada por mitología popular cristiana medieval y
pre-medieval.
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LAS CUALIDADES DIABÓLICAS
Las enseñanzas
sobre el Diablo varían, dependiendo del folklore local. No obstante,
las características que aparecen en la Biblia están presentes en
numerosas pinturas e iconografías.
El Diablo
suele retratarse como siendo derrotado y expulsado del cielo por Dios y
su séquito de ángeles fieles. Se muestra su fracasado intento de
usurpar la autoridad de Dios.
El Diablo, según la Biblia,
fue un Ángel de Luz. Por lo tanto, no podría identificarse utilizando
un desagradable dragón, tal como fuera retratado por la Iglesia durante
la Edad Media. Se lo suele llamar "engañador".
Debido a que
“engañar” implicaría traicionar a alguien, un dragón o un monstruo no
estarían en posición de engañar (o de “tentar”) a una persona acerca de
lo que “está bien” y de lo que “está mal”.
Por este
motivo, podría concluirse lógicamente que la principal apariencia del
Diablo sería la de un Ángel de Luz que convence a la gente de que siga
utilizando artimañas, mentiras y diferentes embelecos.
ENFERMEDADES FÍSICAS Y EMOCIONALES
La posesión demoníaca despliega una variedad de síntomas, que a menudo conllevan semejanzas con enfermedades físicas o emocionales.
El Nuevo Testamento registra inhabilidad para hablar (actualmente podríamos hablar de “afasias”),
sadomasoquismo, auto-mutilación, capacidad de pronosticar el futuro,
lamentos ruidosos y vocalización de sonidos guturales. Todos estos
fenómenos, según la Biblia, evidencian la posesión de una entidad
malvada.
No resulta
sencillo distinguir entre algunas enfermedades y la posesión física del
demonio. No todos aquellos enfermos son “marionetas” que reaccionan
bajo el influjo demoníaco.
Asimismo, no todo aquel poseído por un demonio demuestra los mencionados síntomas patológicos.
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ENERGÍAS MALIGNAS
La creencia de los influjos del Demonio en el Oriente Antiguo es defendida por profesores judíos en las Sagradas Escrituras.
Muchos afirman
haber observado las curas milagrosas de Jesucristo y lo acusan de
exhibir maravillas auxiliado por la energía de Belcebú (Marcos 3:22).
Sin embargo, no
intentaban desacreditar los milagros de Jesús. Sí los compararon con el
Diablo y su energía... Esto reforzó la creencia popular de que Satán
había enviado demonios para poseer a los seres humanos.
Otra arma utilizada por el Diablo para atacar a las personas es la Tentación. En el Nuevo Testamento, Satán aparece como un tentador de Jesús (Marcos 4:1-11 y Lucas 4:1-13).
Ésta ha sido la herramienta universal con la que Lucifer ha acometido contra la humanidad desde la manzana del Jardín del Edén.
TENTACIÓN A DESOBEDECER
Satán
mismo –o alguno de sus demonios acólitos– presenta un pensamiento en
la mente de una persona (Lucas 4:1-13), y esa idea es contraria a lo
que Dios ha determinado como recto y verdadero.
Así, impulsan a
la persona a desobedecer y a violar los mandamientos divinos. La
tentación en sí misma no es pecado… El pecado está en rendirse a ella y
actuar de acuerdo con ese pensamiento, violando cualquier mandato o
estatuto de Dios.
EN LA BIBLIA HEBREA
Satán
debe ser entendido como "acusador" o "adversario", aunque este término
se aplica tanto a entidades sobrenaturales como a los seres humanos.
Remontándonos a su etimología, el vocablo “Satán”, en hebreo, deriva de la raíz que significa “el que se opone”, “el que es adverso” o “el que actúa de manera contraria”.
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DIVERSAS APLICACIONES DE LA PALABRA SATÁN
El "Satán" hebreo se emplea con los siguientes sentidos:
- Un enemigo en guerra y paz
- Un acusador sentado en el asiento de Juez, y;
- Un antagonista que coloca obstáculos en el camino, como en Números 22:22, donde el ángel de Dios se describe como “el que se opone a Balaam como su adversario".
En el libro de Job,
Satán ocupa el rol de un fiscal que arremete contra la Humanidad en la
corte divina del Dios. Otros ángeles no lo mencionan por su nombre; lo
conocen como “el acusador que cuestiona la lealtad de la humanidad
hacia Dios”.
Un argumento
clásico del Diablo es que “el hombre es leal a Dios sólo porque les da
prosperidad”. Y hace caer diversas enfermedades sobre Job a fin de
probar su fe en la orden de Dios. En Crónicas 1 21:1, Satanás incita a David para cometer el pecado de ir en contra de Israel.
Quinientos años antes, esta misma historia retrató a Jehová como quien realmente incitó a David a hacerlo (2 Samuel 24:1). La historia más reciente fue escrita después de que los hebreos estuvieran exiliados en Babilonia.
De acuerdo con la
cábala, los números más fuertes que concuerdan con la palabra hebrea
"Satán" son 07853 y 07854. El 07853 es una raíz primitiva de “atacar”,
“acusar”, “ser adversario” y “resistir", mientras el 07854 significa
“un opositor” o “Satán, el archi-enemigo del bien”.
Satán aparece en la Biblia como un miembro de la corte de Dios, desempeñando el papel de acusador: abogado en favor de Dios y en contra de la Humanidad.
UN BUSCADOR DE PECADOS
En el prólogo al libro de Job, Satán aparece junto a otros seres o "hijos celestiales de Dios"
ante la deidad, contestando a las preguntas de Dios. Éste le pregunta
de dónde había venido y el diablo le contesta que: "va por delante y
detrás de la Tierra, recorriéndola por arriba y por abajo".
Tanto la pregunta
como su respuesta exhiben la naturaleza de Satán: está al acecho de
toda actividad humana con el propósito malvado de buscar los pecados de
los hombres y erigirse como su acusador.
Él es, por lo
tanto, el querellante celestial, el abogado que ve solamente la
iniquidad. Defiende la malvada opinión de que Job, incluso después de
pasar con éxito su primera prueba –entregándose a la voluntad de Dios–
debe ofrecer otra prueba de sufrimiento físico.
Aún así, es
también evidente –por la lectura del prólogo– que Satán no posee
ninguna energía de acción independiente, sino que requiere el permiso
del Dios, al que no puede transgredir. Entonces, no
debería ser visto como absoluto opositor de Dios, sino como el servidor
rebelde, en distinta jerarquía. Su naturaleza de poder es diferente,
por eso no pueden ser comparados en igualdad de condiciones.
Esta visión también se conserva en Zacarías 3:1-2, donde Satán se describe como el adversario del alto sacerdote Josué, y se opone al "Ángel del Señor" quien le reclama silencio en nombre de Dios.
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PROVOCA A DAVID PARA DESTRUIR ISRAEL
En ambos pasajes, Satán es un mero acusador que actúa solamente según el permiso de la deidad, pero en I Cron. 21:1 es él quien aparece como provocador de David para destruir Israel.
A partir del tercer siglo después de Cristo,
comienza a pensarse en Satanás como un agente independiente, una
postura bastante sorprendente dado que entonces habría que creer que
fue el propio Dios quien realmente impulsó a David contra los niños de
Israel.
Una influencia
inmediata del concepto babilónico del "acusador, fiscal, y opresor" es
imposible, puesto que los rastros de tal influencia, de haber existido,
aparecerían testimoniadas en las primeras partes de la Biblia.
Con respecto al
pasaje 1 de Cronistas 21:1, se sabe que, ocasionalmente, Jehová da a
Satán la autoridad para realizar hechos traviesos, como sucede en el
libro de Job.
Se ha discutido que el Diablo entró en el cuerpo de Judas para lograr que el hijo de Dios pudiera ser entregado a los funcionarios romanos. (Lucas 22:3)
EL LIBRO DE LAS PROFECÍAS
Antiguamente, una gran parte de la literatura "secreta" incluía al libro del Apocalipsis.
De acuerdo con ciertas profecías incumplidas, sus páginas no eran
consideradas parte de las Escrituras, sino parte de una forma literaria
que prosperó desde el 200 A.C. hasta el 100 D.C.
El Libro del Apocalipsis llevaba generalmente el nombre de “valioso texto hebreo de la Antigüedad”, como pieza anecdótica, a fin de comparar su validez entre los verdaderos escritos contemporáneos.
En el libro de la Sabiduría, Lucifer
es representado como “el que trajo muerte al mundo”. También lo
mencionan en Eclesiásticos 21:27 cuando expresa: "Huye de los pecados
como de la cara de una serpiente", y “¿quién sentirá pena de un
engatusador cuando sea atacado por una serpiente, o por cualquiera que
se acerque a las bestias salvajes? Lo mismo sucede con aquel que
acompañe a un hombre malvado y luego se involucre en sus pecados”.
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ACERCA DE SATANAIL
El segundo libro de Enoc –también llamado El Libro Eslavo de Enoc– contiene referencias a un vigilante gregoriano llamado Satanail. El texto describe a Satanail como un príncipe gregoriano que "rechazó al señor de la luz".
Este texto
contiene un número de referencias al diablo, incluyendo 29:4 que reza
"Y lo lancé hacia fuera desde las alturas junto con sus ángeles, y Él
volaba en el aire continuamente por encima de lo incognoscible".
El Diablo es el espíritu malvado del inframundo, un fugitivo que burló los cielos con el nombre de Satanail.
Se diferenció de los demás ángeles en cuanto a su bondad, pero su
naturaleza no cambió porque siguió conservando su inteligente
comprensión para distinguir las cosas buenas de las pecaminosas.
El segundo libro
de Enoc no es aceptado por la corriente principal de los estudios
cristianos, dado que es probable que lo escribiera durante el siglo
primero. En el primer libro de Enoc, el diablo es bautizando con el nombre “Semjâzâ”.
DEMONIOS CAÍDOS EN BABILONIA
La doctrina de la caída de Satán
–así como la caída de los ángeles– se ubica geográficamente en
Babilonia. Allí, Satán gobierna sobre una horda entera de ángeles.
Mastema –quien indujo a Dios a poner a prueba a Abraham
mediante el sacrificio de Isaac– es idéntico a Satán tanto en el
significado de su nombre como en su naturaleza. Es llamado “Azazel” en
el Apocalipsis y “Asmodeo” en Tobías. Como Satanás, a menudo es calificado con el nombre de “Samael”.
EL GENIO IBLIS
Iblis es el nombre dado al Diablo por el Islam. Habitualmente aparece referido en el Corán
–el libro sagrado de los musulmanes– como Satanás, un término general
usado para nombrar a todos los espíritus malvados aliados con Iblis.
Es considerado el
jefe de los espíritus del mal, un “genio” creado por Dios de un fuego
sin humo, así como los seres humanos fueron modelados con arcilla. En
un arrebato de envidia, Iblis desobedeció a Alá y fue expulsado de su
gracia.
Más tarde fue
enviado a la Tierra para engañar a Adán y Eva, haciéndoles comer la
fruta del árbol prohibido. Por esta acción resultó condenado por Alá al Jahannam, el fuego del Infierno.
Pero él le replicó que anhelaba llevarse a los habitantes de la Tierra consigo, y Alá –para poner a prueba a la Humanidad y a Satanás– permitió que éste vagara por su superficie.
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EL JANNAH, O PARAÍSO MUSULMÁN
Iblis,
para los musulmanes, es quien tienta a los seres humanos con su
susurro, colocando ideas pecaminosas en su cabeza y brindándoles falsas
sugerencias. Se cree que en el Fin de los Tiempos será recluido en el Jahannam junto a quienes hayan cedido a sus tentaciones, desobedeciendo el mensaje verdadero de Alá.
Por el contrario, quienes hayan superado con éxito una vida recta, serán recompensados con los placeres de el Jannah, el Paraíso o cielo del Islam.
El Corán no
representa a Iblis como el enemigo de Alá, porque este último es el Ser
Supremo que se ubica por sobre todas sus creaciones; Iblis es apenas
una de ellas. Todos los “buenos” y “malos” fueron ideados por el mismo
Alá y sólo Él podrá salvar a la Humanidad de sus males.
Una creencia comúnmente compartida entre el Islam
y el Cristianismo es que la existencia universal del mal en las vidas
personales es generalmente experimentada como consecuencia de las
acciones diabólicas.
SU ETIMOLOGÍA
Los eruditos no-musulmanes sostienen, generalmente, que Iblis es una contracción de la palabra griega “diabolos”, que significa "Diablo".
Afirman que las comunidades cristianas y judías de Arabia, durante el
reinado de Muhammad, conocieron esta palabra de las traducciones
griegas de la Biblia hebrea y de los Evangelios.
Pero los eruditos musulmanes se inclinan por derivar esa palabra de la raíz verbal árabe “balasa”, que significa “el des-esperanzador”.
EN EL PARAÍSO PERDIDO
En El Paraíso Perdido, de John Milton, Satanás
actúa como protagonista durante la primera mitad de la historia. Se lo
ve como un ser ambicioso que se rebela contra el cielo.
Pero empieza a perder protagonismo durante la segunda mitad de la obra, cuando se transforma en la serpiente que tienta a Adán y a Eva en el jardín de Edén.
Este poema épico presenta una pintura estilizada del Diablo que influenció a C. S. Lewis y también al escritor J. R. R. Tolkien a la hora de definir los rasgos de Melkor y de Sauron.
También Llamado Mefistófeles |
EN FAUSTO
Tanto en “Fausto” como en “La trágica historia del doctor Faustus” aparece un demonio llamado Mefistófeles, que es convocado por Fausto para venderle su alma a cambio de un ilimitado número de años del placer.
En esta obra, Mefistófeles se lamenta varias veces, siente remordimiento por haberse rebelado en contra de Dios.
Cuando Fausto le
dice a Mefistófeles que “él sí parece estar libre del infierno”, el
demonio le responde: “esto es el infierno, y yo no estoy fuera de él…
¿Piensas que yo, que he visto la cara del Dios y he saboreado las
alegrías eternas del cielo no estoy atormentado terriblemente por estar
privado de la Gloria Eterna?”.
En esta clásica escena, más que glorificar al Diablo, se lo retrata como una figura triste.
EL DIABLO COMO EMANCIPADOR
Sin embargo, Mikhail Bakunin
presenta una idea muy diferente del Demonio. Sostiene que es un rebelde
eterno, el primer libre-pensador y emancipador de mundos.
Para Bakunin,
gracias a él el hombre puede avergonzarse de su ignorancia y obediencia
bestiales; Él es quien emancipa a la gente, estampando sobre su frente
el sello de la libertad y de la humanidad, impulsándola a desobedecer y
a comer de la fruta del conocimiento.
ACERCA DEL CORÁN
Shaitán es el nombre islámico equivalente de Satán
en el Islam. Mientras que Shaitán es un adjetivo (que significa
"extraviado" o "distante") y se puede aplicar tanto al hombre como al
Genio, Iblis es el nombre personal del Shaitán que se menciona en el libro de la Génesis del Corán.
Su origen es confuso; lo más probable es que signifique “el que está hecho del fuego”.
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REBELDÍA Y ANARQUÍA ESPIRITUAL
La corriente principal del Cristianismo, si la comparamos con las Santas Escrituras hebreas –la Torá–, sostiene que Satán es el Diablo.
Lo creen un ángel que se rebeló contra Dios, quien habló a través de
una serpiente y que convenció a Eva para que desobedeciera la voluntad
de Dios.
Su última meta
fue conducir a los humanos lejos del amor de Dios y llevarlos a cometer
los desaciertos que éste juzga severamente. Satán también se identifica
como el acusador de Job, el tentador de los Evangelios, la energía
secreta de la anarquía y el dragón en el Libro de la Revelación.
Antes de su insurrección, Satán
era el más importante de todos los ángeles y el más brillante de los
cielos. Su orgullo se considera uno de los motivos que lo llevaron a no
arrodillarse ante Dios, como lo hicieron el resto de los ángeles.
REY DE LOS DEMONIOS
En el cristianismo se lo llama “EL Rey de los Demonios” (12:24 Mat.), “Rey del Mundo” e incluso “Dios del Mundo" (2 Cor. 4:4).
El libro de la
Revelación describe cómo Satán fue expulsado de los cielos hacia la
Tierra, alimentando una gran furia y hambre de guerra contra “aquellos
que obedecen los mandamientos de Dios y son fieles al testimonio de
Jesús".
En última instancia, Satán será lanzado por siempre en el "lago de fuego" (Revelación
20:10) no como regente sino como uno más entre muchos. Será tratado
sin ninguna diferencia respecto de todos los otros seres que han sido
abandonados allí también.
SATANÁS Y LA MAGIA NEGRA
Muchos cristianos manifiestan que el Diablo
se ha convertido en siniestro regente de una parte del mundo: los
gobiernos, las religiones, las ciencias y las indagaciones académicas
que no están de acuerdo con la doctrina cristiana son influenciadas por
las tentaciones de Satanás.
Por eso le llaman “el regente del reino del aire”,
en alusión a la “corrupción de la Tierra”. Porque tanto el Diablo
como sus acólitos demonios son capaces de poseer y de controlar la
conciencia de los hombres débiles, que sucumben a las tentaciones. Los exorcismos y evangelizaciones de los sacerdotes tienen el objetivo de liberar a los poseídos de los malos influjos.
Desde la Edad Media se ha calificado al Diablo como un ser que concede energías mágicas a los hechiceros y a las brujas.
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DESAFÍOS DIABÓLICOS
De acuerdo con la cosmovisión cristiana, la aparición más dramática de Satán en el Antiguo Testamento es la de la serpiente del jardín de Edén. También se presenta en la corte divina para desafiar a Job.
La historia de la Creación contenida en el Libro del Génesis divulga la tentación de Adán y Eva para comer la fruta del árbol del conocimiento del bien y el mal.
La
identificación de la serpiente con Satán se describe en la versión
cristiana del Génesis 3:15 del Antiguo Testamento, donde Dios afirma
que el descendiente de la mujer machacará la cabeza de la serpiente:
"Yo crearé enemistad entre Él y su mujer, y entre sus descendientes y
él. Ellos atacarán su cabeza, y Él atacará sus talones".
Esta interpretación es confirmada por el Nuevo Testamento cuando en Romanos 16:20 se afirma: "Y el Dios de la Paz pronto aplastará a Satán bajo sus pies".
LOS EXORCISMOS DE JESÚS
El Diablo
–comandante del ejército de la oscuridad– aparece con mucha más
prominencia en el Nuevo Testamento. Su meta es destruir el trabajo de
Dios, condenando las almas de la Humanidad al infierno por toda la
Eternidad (1 Pedro 5:8).
El Nuevo Testamento registra numerosos intentos del Diablo por trabajar contra Dios y su plan, especialmente a través de la “posesión demoníaca”. Como el Diablo no es ni omnisciente ni omnipotente debe apelar a la ayuda de los demonios que comparten su causa.
Estos demonios
suelen atormentar a los seres humanos habitando sus cuerpos...
Numerosos acontecimientos de este calibre son mencionados en el Nuevo
Testamento. Jesús encuentra a los poseídos y exorciza al espíritu
malvado. El trabajo de la posesión, aunque no es explicado en
profundidad por el Nuevo Testamento, tiene varios niveles de severidad.
Una persona puede tener un demonio o demonios múltiples habitando su
cuerpo.
Jesús
encontró a un hombre habitado por numerosos demonios (M. 5:1-20) y,
dirigiéndose a ellos, pidió su nombre. Entonces ellos contestaron: "La
Legión, porque somos muchos".
Por otra
parte, a María Magdalena se la recuerda también por haber sido liberada
de siete demonios que la atormentaban (Marcos 16:9).
CON SEDE EN BABILONIA
En el poema épico “El paraíso perdido”, de John Milton, se desarrolla el tema satánico más a fondo: se interpreta la traición del arcángel Satán antes de la creación del hombre.
Por otra parte,
las profecías incluidas en los libros de Isaías y Ezequiel son
entendidas como enfoques subliminales para referirse a Satán, y no al
rey de Babilonia. Esta ciudad –según el libro de las Revelaciones– es el símbolo de un mundo malvado que será liderado por Satanás en el Fin de los Tiempos.
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LA REDENCIÓN DE SATÁN
De acuerdo con la versión miltoniana, Satán inició la guerra contra Dios, su creador, y fue expulsado del cielo por este motivo. La escatología cristiana afirma que Satán emprenderá una guerra final contra Jesús antes de ser condenado en el infierno.
La Iglesia de la
Unificación –una secta que se desvía del cristianismo corriente– enseña
que Satán será restaurado en el fin de los tiempos y se convertirá en
un buen ángel otra vez. Los primeros padres de la iglesia se conocen
por haber rezado en favor de la eventual redención de Satán.
Por otra parte, numerosas corrientes enseñan que Jesús volvería a la Tierra antes del período del Apocalipsis para reclamar a los justos, muertos y vivos, y llevarlos con Él al Paraíso (conocido como el “éxtasis”).
LO QUE DICE EL LIBRO DE DANIEL
Muchos
fundamentalistas sostienen que inmediatamente después de la segunda
llegada de Jesús, el período apocalíptico comenzará acorde a lo
profetizado en el libro de Daniel, mientras otros grupos religiosos
–especialmente los adventistas del séptimo día– consideran que
inmediatamente después de la segunda venida de Jesús, Satán quedará
preso en esta Tierra durante mil años.
Después de este lapso temporal, lo “soltarán por un pequeño período” momento que dará inicio a la Batalla del Armagedón:
la confrontación final entre el bien y el mal. Satanás y sus
seguidores serán destruidos de una vez por todas, la Tierra será
purificada de todo mal y habrá “un nuevo Cielo y una Tierra nueva” donde
jamás reinará el pecado.
En el Nuevo Testamento, el Arcángel San Miguel aparece discutiendo con el Diablo sobre el cuerpo de Moisés. Este conflicto es expuesto en la pintura de Guido Reni conocida como "El Arcángel San Miguel", que exhibe a Lucifer derrotado bajo sus pies.
LA SECTA DE LOS ÚLTIMOS SANTOS
La secta de los Últimos Santos del Día cree que el Diablo
es un hijo de Dios carente de cuerpo humano, mientras que Jesucristo
es otro vástago divino pero dotado de corporalidad antropomórfica.
En relación a
las sectas agnósticas, Satán fue elogiado como el donante del
conocimiento. A veces se refieren a Lucifer como "el que trae luz".
Algunos afirmaron que el ser imaginado como “Dios”
por los cristianos y los judíos era, en realidad, Satán. Consideran que
un mundo tan imperfecto y pecaminoso como el nuestro no podría haber
sido creado por un Dios perfecto.
Pero los
cristianos no agnósticos explican la imperfección del mundo como
resultado de “la caída” de los padres primigenios –Adán y Eva– a partir
de la desobediencia inicial.
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EL ASPECTO DEL DEMONIO
Particularmente
durante el período medieval, Satanás fue representado a menudo como un
ser con cuernos y patas traseras, similar a las de una cabra. También
lo han descrito como portador de un tridente y de una cola bifurcada.
Sin embargo, ninguna de estas imágenes parece estar basadas en los materiales bíblicos, pues el aspecto físico de Satán nunca se describe en la Biblia, el Corán ni en ningún otro texto religioso.
Esta imagen se basa, al parecer, en dioses paganos con cuernos –tales como Pan y Dionisio–,
comunes a muchas mitologías. La iconografía clásica muestra la imagen
de Pan muy parecida a las reproducciones de Satanás durante la Edad
Media.
Sin embargo, los
Neo-paganos alegan que esta imagen de Satán fue elegida específicamente
para desacreditar al Dios con cuernos, propio del paganismo antiguo,
como estrategia para convertir a más gente a la fe cristiana.
Otras sectas
medievales identificaron al Diablo con el Demiurgo de una arcaica
tradición agnóstica, derivada del Neoplatonismo.
Sectas anteriores consideraban al Jehová del Antiguo Testamento como el propio Diablo,
basándose parcialmente en las interpretaciones éticas de la Biblia y
en las creencias de los “valentinos”, que veían al Dios del Antiguo
Testamento como “el mal” o como un “Demiurgo imperfecto”.
Por otra
parte, la investigación moderna de los textos escritos en Ugarítico
(lengua semita antigua) reveló que los nombres del Dios de los judíos
eran los mismos que se les daba a los dioses antiguamente adorados por
la misma región: Jehová era el mismo nombre otorgado a la deidad del Caos, del Mal, y de la Dominación del Mundo.
VISTO COMO “MAL”
Eruditos que analizan la tradición de la Biblia
y la cosmovisión cristiana desde una perspectiva histórica acerca del
Diablo, las ven como una combinación de creencias de varias épocas y
lugares.
Ven generalmente la serpiente en el jardín de Edén,
a Lucifer y a Satán como entidades sin relación: la serpiente se trata
simplemente de un animal, Lucifer es un rey mortal y Satanás un ángel
de la Corte de Jehová. Según esta perspectiva, los judíos adoptaron la
noción de "príncipe de la oscuridad".
El Diablo como “Mal”, dentro de una escala cósmica, no aparece en la Biblia sino hasta el Nuevo Testamento. Este concepto, entonces, continuó desarrollándose mientras el cristianismo mismo crecía y se desarrollaba.
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SATÁN, UNA PERSONA VERDADERA
Los testigos de Jehová creen que Satán es una persona verdadera. Afirman que fue creado como una criatura perfecta por Dios pero se convirtió en "Satán el demoníaco" cuando comenzó a actuar en pos de su deseo de convertir a Adán y a Eva en sus adoradores, en lugar de alabar a Jehová.
Ellos no piensan que "Lucifer"
sea su nombre original, sino la designación descriptiva que se le
aplicó al "Rey de Babilonia”. El Lucifer que usualmente se representa,
es una derivación del latín “Vulgata”. Por medio de la serpiente del
jardín del Edén, Satán sedujo a Eva diciéndole que el reinado de Dios
era egoísta e injusto.
"¿Es verdad que
Dios les dijo que no debían comer de cada árbol del jardín?" La
contestación de Eva fue que solamente un árbol había sido prohibido bajo
pena de muerte. Satán contestó esto: "Es seguro que tú no morirás. Ese
árbol les está prohibido porque Dios sabe que en el momento en que
coman de sus frutos sus ojos se abrirán por completo y serán iguales a
Dios, conociendo el bien y el mal".
Así pues, el acercamiento de Satán era un engaño dual: primero, ese Dios les estaba ocultando el bien y, segundo, les mentía acerca de cómo alcanzarlo.
Eva sucumbió a este engaño junto con Adán, que se convirtió en su cómplice. Jehová los echó del Paraíso; así comenzaron su caída hacia la muerte y la imperfección.
La Biblia
demuestra que la mayoría de sus descendientes siguió idéntico destino.
Desde entonces, la Humanidad está atrapada entre Dios y Satán para
demostrar, con su inclinación, cuál de los dos está en lo cierto: si la
Humanidad caerá bajo la influencia de Satán o seguirá siendo leal a su
creador.
Los testigos de Jehová creen que Satán sigue siendo el Dios de este mundo. Algunas referencias son: 2 Cor. 4:4; 1 Juan 5:19 y Mt 4:8-11.
FUENTES DE ENERGÍA SOBRENATURAL
Se dice que el Diablo gobierna una horda de ángeles caídos, llamados “demonios”.
Según el Nuevo Testamento, estos espíritus sucios causan aflicciones
físicas y mentales, y Jesús cura a menudo a la gente expulsando
–exorcizando– los demonios de sus cuerpos.
En una cultura
politeísta, la gente aceptó que la magia o los milagros que ocurrían
eran realizados por distintos dioses. En el cristianismo monoteísta, la única fuente de energía sobrenatural –con excepción de Dios– es el Diablo.
Incluso durante la Grecia Clásica, Tertuliano (200 A.C.) se refirió al oráculo de Delfos –al que Sócrates había proclamado como el mortal más sabio– como un auténtico demonio.
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EL DIABLO Y JESUCRISTO
De acuerdo con los Evangelios, Satán
quiso tentar a Jesús al principio de su ministerio. Durante el tiempo
que Jesús transcurrió sobre la Tierra, Satán intentó tentarlo con
diferentes ofertas: trozos de pan para alimentar a los pueblos, los
reinos de la tierra, y un cuerpo físico inmortal.
Es interesante observar que en cada caso, Satán utilizó las escrituras del Viejo Testamento para fundamentar sus argumentos y hacer más apetecibles sus ofrecimientos… Pero a cada propuesta, Jesús contestó: "Ponte detrás de mí, Satán!"
Esto completa las
cualidades de Satán, claramente manifestadas en las Sagradas
Escrituras, y cómo éste apeló a su conocimiento de las mismas para
tentar y engañar a los hombres.
DIFERENTES INTERPRETACIONES
El Cristianismo
postula diferentes explicaciones acerca del papel de Cristo en la
derrota de Satán. Algunos dicen que esto ya ha ocurrido, que la muerte
de Cristo fue un golpe mortal para Satán, y que éste está acaparando tantos seres humanos como le sea posible para llevárselos con Él al Infierno.
Otros arguyen que Satán será vencido solamente cuando Cristo regrese para reclamar las almas de la humanidad. El Cristianismo sostiene que cuando Jesucristo retorne a la Tierra, el terror y el engaño diseminados por Satán dejarán de afectar al mundo.
Esto será posible porque la humanidad afrontará el Juicio Final y la Tierra será purgada o limpiada con el fuego.
Entonces,
Satán quedará limitado a las profundidades del Infierno y ya no podrá
seguir influenciando a la Humanidad. La última batalla será entre Jesús
–la encarnación corporal de Dios– y Satán, en una lucha por la humanidad
EL DIABLO SEGÚN EL CÓDICE GIGAS
La palabra Satán (que significa "adversario" o "acusador") proviene del árabe “Satanás”, que a su vez tiene una raíz semita cuyo sentido es "ser hostil" o "acusar".
En el Nuevo Testamento, Satán es el nombre pensado para referirse a una entidad sobrenatural, junto con la palabra “diabolos” (vocablo griego equivalente a “Diablo”).
Esta palabra
griega presenta connotaciones más negativas que el significado de
"acusador" que conlleva la palabra hebrea para Satán. Éste, según la
Torá judía, no posee ninguna cualidad demoníaca y es considerado por
muchos como un ángel grande y glorioso, creado en el sexto día del Génesis.
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LOS DIVERSOS NOMBRES DEL DIABLO
Satán es llamado Baal Davar por los judíos del siglo XVIII, así que éste también se podría tomar como otro nombre para Satán. Lucifer se
utiliza en numerosas oportunidades dentro de la Teología Cristiana
para referirse a Satanás, por una referencia a Isaías 14:12-14.
Aunque algunos
cristianos sugieren que, en contexto, ese nombre no se refiere a nadie
–con excepción del rey de Babilonia mismo, mediante un uso metafórico–,
en la Teología Judía la palabra “Helel” tampoco guarda ninguna
relación con Satán.
Se conviene generalmente, entre fuentes rabinas, que Isaías se refería al rey Nabucodonosor. Belcebú –el
Señor de las Moscas– es en realidad el nombre de un dios palestino,
pero también se utiliza en el Nuevo Testamento como sinónimo de Satán.
En su versión adaptada, Dante Alighieri emplea "Belcebú" dentro de La Divina comedia.
El dragón y la
vieja serpiente del Libro de la Revelación 12:9, 20:2 también se ha
identificado con Satán. Se lo llama “príncipe de este mundo" en el
libro de Juan 12:31, 14:30 así como “príncipe de la energía del aire" y
“espíritu que trabaja en la desobediencia de los niños" en Efesios
2:2.
Otras referencias son: “Dios de este mundo" en 2 Corintos 4:4, el “ángel de la muerte y de la destrucción” y también "Abaddon". En algunos casos, es comparado con Ahriman, el príncipe persa del Mal.
El ángel Leviatán
es también descrito como una serpiente retorcida, empleada para
representar a Satán en el Libro de las Revelaciones 12:9. Por último, “Sar Ha Olam" es otro nombre posible para Metatron, comparado por Miguel y San Pablo como Satán