lunes, 22 de octubre de 2012

Peter Plogojowitz



El caso del ciudadano serbio Peter PlogojowitzPlogojovitz), en serbio Petar Blagojević (Петар Благојевић), es bien conocido por los aficionados a la upirología, por ser uno de los primeros que fueron registrados oficialmente de entre varias epidemias de vampirismo que asolaron el Imperio Austro-Húngaro en el siglo XVIII. Los hechos se conocieron a través de un informe oficial firmado en Viena por Frombald, Oficial Imperial (Kaiserl. Provisor) de Gradiska, el 31 de julio de 1725. Frombald, era un funcionario del gobierno austríaco que fue testigo directo de la "ejecución" del famoso vampiro. Este informe es además el primer documento en el que aparece la palabra vampiro, en la forma vampiry. Poco después de que tuvieran lugar los hechos, fue publicado en un diario austriaco de prestigio, el Das Wienerisches Diarium, creando una encendida polémica, no sólo a nivel académico, también entre la población vienesa en general. Es a partir de este documento y las publicaciones que lo mencionan que comienza a hacerse popular el término vampiro en los diferentes idiomas europeos.
El informe del oficial Frombald, descubierto por el profesor Antoine Faivre en 1993 en los Archivos del Estado de Viena se titula Copia des vom Hrm Frombald Kayl. Cameral Provisore zu Gradiska im Köning Reich Servien erlassenen Briefes anno 1725 die im König Reich Serviens damals in Schwang gegangenen sogena[n] vanpiri oder Blutsauger. Se encuentra una copia del mismo en las páginas 11 y 12 del ejemplar del Das Wienerisches Diarium (El Diario de Viena), publicado en Viena el 21 de Julio de 1725, editado por el Kayserliche Hof-Buchdruckerey con el título Copia eines Schreibens aus dem Gradisker District in Ungarn. Existe un ejemplar de dicho diario, uno de los más importantes periódicos austriacos de la época, en la Biblitoteca Nacional de Viena (ÖER).
Pero si el caso se hizo popular y un clásico en la literatura posterior es gracias al filósofo alemán Michaël Ranft, que en el mismo año en el que se produjo el incidente lo usó para presentar su tesis, publicada en forma de libro ese mismo año con el título de Dissertatio historico-critica de masticatione mortuorum in tumulis (Oder von dem Kauen und Schmatzen der Todten in Gräbern), publicado en Leipzig en 1725; y posteriormente en la edición revisada que se tituló De Masticatione mortuorum in tumulus. (oder von dem Kauen und Schmatzen der Todten in Gräbern) Liber Singularis: Exhibens Duas Excercitationes, Quarum Prior Historico-critica Posterior Philosophica est; publicado en 1728. Ranft incluyó el informe completo en su obra, concretamente en las páginas 25, 26, 27 y 28 del original alemán . Ranft da las grafías Plogojowiz y Kisolova para el protagonista y la localidad respectivamente.
EL INFORME
Una traducción del informe:
"Tras la muerte de un sujeto de nombre Peter Plogojoviz diez semanas antes - el cual vivía en la ciudad de Kisolova en el distrito de Rahm - y después de haber sido enterrado conforme a la costumbre de las gentes de Retz, se reveló que en la ciudad de Kisolova, en el transcurso de una semana, nueve personas, jóvenes y viejas, también habían fallecido tras sufrir una enfermedad de 24 horas.
Y habían manifestado públicamente, mientras aún estaban vivos, aunque en su lecho de muerte, que el arriba mencionado Peter Plogojoviz, que había muerto diez semanas antes, les había visitado durante el sueño, cayendo encima de ellos y asfixiándolos, de tal modo que sabían que iban a expirar en breve. Los demás aldeanos estaban muy afligidos y se reafirmaron aún más en sus creencias debido a que la esposa del difunto Peter Plogojoviz ha abandonado la ciudad de Kisolova yéndose a otra villa y al oírsele decir que su marido se había presentado ante ella para pedirle sus opanki, o zapatos. Y ya que estos seres (que ellos llaman vampiry) muestran signos reconocibles como que su cuerpo no se descompone, y que la piel, el pelo, la barba y las uñas siguen creciendo, resolvieron de modo unánime abrir la tumba de Peter Plogojoviz y ver si el susodicho mostraba estos signos de forma inequívoca. Con este objeto acudieron a mí y para, tras relatarme estos sucesos, solicitar mi presencia y la del pope local, el sacerdote, en dicho examen. Y a pesar de que en un principio expresé mi desaprobación, alegando que antes debería informarse debidamente a la administración y escuchar su opinión al respecto, no se conformaron en absoluto con ello y me respondieron de forma lacónica: Que yo podría hacer lo que quisiera, pero que si no recibían permiso para proceder al examen del cuerpo como era su costumbre, se verían obligados a dejar sus casas y hogares, ya que si tenían que esperar el visto bueno desde Belgrado, quizá todo el pueblo, como ya había ocurrido antes en tiempos de la dominación turca, sería destruido por aquel espíritu maligno, y no querían esperar a que aquello ocurriera.
Puesto que no podía hacerles cambiar de opinión ni con buenas palabras ni con amenazas, he decidido acudir a la ciudad de Kisolova en compañía del pope de Gradisk, y ver el cuerpo de Peter Plogojoviz que estaba recién desenterrado, y encontré, para hacer honor a la verdad, lo primero, que no despedía el hedor que es característico de los muertos, y que el cuerpo, exceptuando la nariz que se había caído en parte, estaba completamente fresco. El cabello y la barba, e incluso las uñas, se había desprendido, pero le habían crecido de nuevo; la piel vieja, que estaba blanquecina, se había desprendido y una nueva había surgido. La cara, las manos y los pies, así como el resto del cuerpo estaban tan bien conservados que no podían haber estado más completos ni en vida. No sin asombro observé que había sangre fresca en su boca, la cual según el parecer de todos, había chupado de la gente a la que había dado muerte. En resumen, presentaba todos los síntomas que tienen estos seres, tal y como se ha mencionado más arriba.
Después de que tanto yo como el pope contempláramos aquel espectáculo, la gente fue pasando de la consternación a la furia, y rápidamente tomaron una estaca con la intención de atravesar con ella el cuerpo del difunto, y al traspasar el corazón no sólo fue causa de que brotara mucha sangre fresca de sus orejas y boca, también de otras cosas demasiado salvajes que no mencionaré por respeto. Por último, siguiendo la costumbre, han quemado el susodicho cuerpo, de todo lo cual informo a la honorable Administración al tiempo que pido perdón, con obediencia y humildad, si alguna negligencia fue cometida en este asunto, no debiendo ser achacada a mi persona, sino a la plebe, que se dejó llevar por el miedo."
Imperial Provisor, Gradisk District
Se ha respetado la grafía original tanto del protagonista, Peter Plogojoviz, que en obras posteriores aparece como Plogojovitz, Plogojowiz ó Plogojowitz, y la de la localidad, Kisolova, que en la literatura posterior se reescribe como Kisilova. Michaël Ranft escribe Plogojowiz; mientras que el abad M. Migne prefiere desginarlo como Plogojouits (Enyclopédie Théologique, 1860).



Serbia fue anexada al imperio otomano en 1463, y ocupada por los austriacos en 1688, que sólo la conservaron un año. Desde 1689 y hasta 1692, Kisiljevo y el norte de Serbia, estuvieron en manos de los turcos. En 1715 estalló la guerra entre los turcos por un lado y los austriacos y venecianos por otro. El 21 de julio de 1718, tras la derrota infligida a los turcos en Belgrado, y en virtud del tratado de Passarowitz, los austriacos se hicieron con el control de esta parte del norte de Serbia, además del territorio que a partir de entonces se llamaría Banato de Timisoara ó de Temesvar, Eslavonia oriental, y Oltenia (la llamada Pequeña Valaquia). El territorio serbio permaneció bajo control austriaco hasta 1739, año en que fue devuelta a los turcos junto a la Pequeña Valaquia, y permaneció bajo el dominio otomano hasta el levantamiento serbio de 1804. Los territorios obtenidos se rigieron mediante gobierno militar bajo la supervisión del Consejo de Guerra y la Cámara Imperial de Viena (Hofkammer)
Del informe de Fromann se desprende que pocos años antes, cuando estaban bajo la administración turca, la villa ya había sufrido una epidemia de vampirismo que tuvo a la población en vilo hasta el punto de ver en peligro su supervivencia. Recordando las palabras del informe: "ya que si tenían que esperar el visto bueno desde Belgrado, quizá todo el pueblo, como ya había ocurrido antes en tiempos de la dominación turca, sería destruido por aquel espíritu maligno". Esta infestación vampírica tuvo que haber ocurrido entonces en el período de la dominación turca, entre 1689 y 1692.


Los hechos transcurren en la localidad húngara de Kisilova ó Kizilova. Prácticamente se da por hecho que se trata de la actual Kisiljevo (Kisiljevu en serbio), en el que fuera Distrito de Rahm durante su pertenencia al imperio austrohúngaro, y que habría tomado su nombre en el siglo XVIII por su proximidad a la fortaleza de Ram. Kisiljevo se encuentra a 44°44'N de latitud y a 21°25'E de longitud, casi en la frontera con Rumanía, a la orilla de un meandro del Danubio que forma una pequeña isla en medio del río, justo enfrente de esta localidad. El conocido investigador Jordi Ardanuy en el número de septiembre de 2005 de la revista L'Upir de Cercle V publica un artículo sobre el caso de Plogojovitz ilustrado con un fragmento de un mapa de 1819 titulado Carte der Europaeischen Türkey in XXI Blättern, en el que se aprecia la citada isla. Sobre ella puede verse un círculo que representa a una población situada justo encima de la isla con el nombre exacto de Kisilova, y enfrente de la isla, en el lado serbio, al sudeste de la misma, la localidad de Kisiljevo.



Un artículo publicado en el diario Glas javnosti, de Belgrado (texto del artículo en serbio), recoge el testimonio del representante de la oficina local de Kisiljevo, Mirko Bogičić, según el cual existen familias en la villa que llevan el apellido del vampiro, aunque se desconoce si Peter Plogojowitz es su antecesor, y se ignora donde pueda estar su sepultura. Y es que la aldea, a raíz del caso, ha cobrado cierta popularidad entre los periodistas del país. Lo más sorprendente es que Bogičić, en este mismo artículo, menciona ciertas historias locales que tienen como protagonista a otro vampiro, vampira en este caso, de nombre Ruža Vlajna, y que habría vivido en tiempos de su abuelo. De esta vampira del siglo XX se decía que hacía notar su presencia golpeando las ollas de la cocina, y que se la había visto pasear sobre la superficie del Danubio. Desconocía si había sido estacada. Parece que la región cuenta con una tradición vampírica nada desdeñable.
El caso de Kisilova fue retomado en sus Cartas Judías, publicadas en 1738, por el Marqués d'Argens. En concreto la carta 137 del marqués se ocupa de algunos casos de vampirismo clásicos. Traducimos el fragmento en el que se menciona el caso que nos ocupa:
Acabo de leer, querido Isaac, el relato de un prodigio insertado en un diario histórico y lo he encontrado tan particular que creo que convendrás conmigo en que los hechos descritos parecen sobrepasar con largueza todas las especulaciones filosóficas, y todo razonamiento humano. He aquí un extracto fiel. Te diré después cual es mi opinión respecto de las cosas milagrosas que allí se refieren.
“Recién hemos tenido por estos lares una nueva escena de vampirismo, debidamente atestiguada por dos oficiales del tribunal de Belgrado que acudió por estos lugares, y por un oficial de Gradisch de las tropas del emperador que ha sido testigo ocular de los procedimientos.
A comienzos de septiembre moría en la villa de Kisilova, a tres leguas de Gradisch, un anciano de 62 años; tres días después de de ser enterrado, se apareció durante la noche a su hijo y le pidió de comer. Una vez que éste le sirvió se comer y una vez hubo terminado de comer desapareció. Al día siguiente el hijo contó a sus vecinos lo que había ocurrido. Esa noche el padre no apareció pero la noche siguiente se dejó ver y pidió de comer. No se sabe si el hijo le dio o no de comer, pero al día siguiente se le encontró muerto en su cama. El mismo día, cinco o seis personas de la ciudad cayeron enfermas de modo repentino y murieron, una tras otra, en pocos días. El oficial o Bailif del lugar, informado de lo que había ocurrido, envío un informe a su vez al tribunal de Belgrado que envió a la ciudad dos de sus oficiales con un verdugo para examinar este caso. El oficial imperial encargado de este informe fue allí desde Gradisch para ser testigo de un suceso del que tan a menudo había oído hablar. Se abren las tumbas de aquellos que habían muerto hacía seis semanas. Cuando le toca el turno a la del viejo se le encuentra con los ojos abiertos, de un color rojo y respirando de modo natural, aunque inmóvil y muerto. De ahí se concluyó que era un vampiro. El verdugo le clava una estaca en el corazón. Se hace una hoguera, se pone allí el cadáver y es reducido a cenizas. No se hallaron marcas de vampirismo ni en el cadáver del hijo, ni en los otros."
Es evidentemente una nueva versión, bastante distorsionada, del caso de Plogojowitz, que sería recogida en obras posteriores; o quizá, apuntamos nosotros, el recuerdo del suceso anterior al de Plogojowitz que mantuvo en vilo a la aldea como se menciona en el informe de Frombald. Dom Agustín Calmet también menciona este caso en su Dissertation sur les vampires et revenants de Hongrie et de ses alentours (puede leerse el original francés aquí), publicado en 1749. Como Calmet cita el caso a partir de las Cartas Judías, el texto es prácticamente idéntico al del último párrafo del extracto que acabamos de traducir, con la salvedad de que la palabra para oficial que el Marqués de Angers escribe como Bailif, Calmet la transcribe como Bailli. Bailif, bailío en castellano, proviene del latín baiulivus, que designa a un oficial con atributos legales, una especie de comisario. La voz bailli es un anglicismo que significa lo mismo.



Calmet retoma el tema en un capítulo posterior, tomándolo en esta ocasión de la obra de Ranft, cuyo relato coincide con el informe. Calmet da las grafías Pierre Plogojovits y Kisolova para el personaje y la villa respectivamente.
Montague Summers, en su The Vampire, His Kith and Kin (1928) hace referencia a unos pasajes de Mes Mémoires, (Troisième Série, Michel Lévy, Paris, 1863), de Alejandro Dumas, donde éste refiere una conversación que habría mantenido durante la representación de la obra de teatro Le Vampire de Charles Nodier en Porte de Saint Martin, en 1823, una adapatación del relato de Polidori, con su vecino, "un educado caballero que leía un Elzévir" (se trata de una editorial que se hizo muy popular por sus libros de bolsillo y bajo coste). Este interlocutor afirmaba haber visto vampiros durante su estancia en Iliria.
Traducimos el texto a partir del original francés de la obra de Dumas:
"¿Habéis visto vampiros?"
Sabéis que Iliria, como Hungría, Servia y Polonia, es la tierra clásica de los vampiros.
No, No lo sé... No sé nada. ¿Dónde estaban esos vampiros que habéis visto?
"En Sapalatro. Yo vivía entonces en casa de un buen hombre de sesenta y dos años. El hombre murió. Tres días después de haber sido enterrado, se apareció a su hijo durante la noche y le pidió de comer; su hijo le sirvió de comer; comió y desapareció. El lunes, el hijo me contó lo que había ocurrido, me dijo que sabía muy bien que su padre no se contentaría con visitarle sólo por una noche, y me invitó a que la noche siguiente me apostara en un ventana para verlo. No vino. El hijo me dijo que no me preocupara, que vendría probablemente la noche siguiente. La noche siguiente, permanecí junto a mi ventana, y, en efecto, hacia medianoche puede reconocer al viejo perfectamente. Venía del lado del cementerio; iba a buen paso; pero no hacía ruido alguno. Llega hasta la puerta, llama; tres golpes conté; los golpes resonaban de forma seca sobre la madera de roble, como si la hubieran golpeado con un hueso, y no con los dedos. El hijo, abrió la puerta, y el viejo entró..."
"Yo escuchaba este relato con la mayor atención y comencé a estar más pendiente de los entreactos que del melodrama."
"Mi curiosidad estaba muy excitada como para abandonar mi ventana, dijo mi vecino retomando la conversación por donde la dejó; permanecí allí. Como una media hora después, saló el viejo; y se fue por donde había venido, es decir en dirección al cementerio. Desapareció por la esquina de un muro. Casi al mismo tiempo se abrió la puerta. Me volví rápidamente, era su hijo. Estaba muy pálido. 'Y bien, le dije, ¿ha venido vuestro padre? - Sí... ¿Le habéis visto entrar? Entrar y salir... ¿Qué es lo qué he hecho? Me ha pedido de beber y de comer, como el otro día. ¿Y ha bebido y comido? Ha bebido y ha comido... Pero eso no es todo... hay algo que me inquieta... Me dijo... ¡Ah! ¿Os ha pedido algo más además de beber y comer?... Sí, me ha dicho: "Ya he venido dos veces a comer a tu casa. Ahora te toca a ti venir a comer a la mía'. ¡Demonios! Le espero mañana a la misma hora. ¡Demonios! ¡Demonios! ¡Sí! Esto es lo que me preocupa.' ¡Dos días después se le encontró muerto en su cama! Ese mismo día dos o tres personas de la misma ciudad que habían visto también al viejo, y que le habían hablado, enfermaron y murieron a su vez. Se afirmó entonces que el viejo era un vampiro. Me informaron de los hechos; yo conté a mi vez lo que había visto y oído. La justicia se personó en el cementerio. Abrieron las tumbas de los que habían muerto hacía seis semanas; en todas ellas había cadáveres en estado de descomposición. Pero, cuando llegaron a la tumba de Kisilova, -que era el nombre del viejo,- estaba con los ojos abiertos, la boca roja, respirando a pleno pulmón, e inmóvil, como si estuviera muerto. Le clavaron una estaca en el corazón, dio un gran grito, y la sangre manó por la boca; después fue puesto en una pira, le redujeron a cenizas, y lanzaron las cenizas al viento... Algún tiempo después, dejé el país, de modo que ya no pude saber si su hijo se había convertido en vampiro como él."
"¿Por qué tendría que haberse convertido en vampiro? pregunté."
"¡Ah! Porque es habitual que las personas muertas por vampirismo se conviertan en vampiros."
"Realmente, usted relata todo esto como si fuera un hecho cierto."
"¡Es que es así! ¡Es un hecho cierto, conocido, registrado!..."
El original en francés de todo el capítulo LXXVII, de Mes Memoires, a partir del cual hemos traducido el fragmento anterior, puede consultarse aquí. En este relato el interlocutor con el que Dumas mantuvo la conversaión afirma que el nombre del vampiro es Kisilova, y los hechos habrían transcurrido en Sapalatro, en Dalmacia, zona también muy conocida por sus tradiciones vampíricas, por lo demás la descripción de los hechos se basa claramente en el texto de Calmet, cuya obra recomienda a Dumas su misterioso interlocutor. En mi opinión esta mezcolanza y otros detalles melodramáticos le quitan credibilidad a este testimonio. 



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