lunes, 22 de octubre de 2012

El vampiro de Borox

 

En otoño de 1983, Miguel G. Aracíl (escritor e investigador español), recibió en su casa a un abogado toledano, residente en Madrid, cuyas investigaciones, referentes a un vampiro español, quiso compartir con él de forma anónima. La historia que el abogado le contó, hablaba de un ataúd llegado al puerto de Cartagena, a mediados del siglo XIX, que fue almacenado allí durante algún tiempo, hasta que fue reclamado por un particular de La Coruña. El ataúd fue inmediatamente trasladado por carretera haciendo escalas en varias localidades. A los pocos días, y coincidiendo con el itinerario del ataúd, se producen varios casos de vampirismo. Alhama de Murcia, Almería, Toledo, Borox, Santillana del Mar, Comillas y La Coruña, son los pueblos por donde pasó la carroza y su ataúd, y donde se produjeron las muertes por desangramiento, siempre según el testimonio del informador de Miguel Aracil.

Al no encontrarse en la Coruña al demandante, el ataúd, fue devuelto a Cartagena al poco tiempo, donde se hace cargo de él un aristócrata servio que residía en una posada de la Calle Mayor de Alhama de Murcia. Al mencionado aristócrata nadie consigue verlo de día, haciendo sus apariciones únicamente cuando cae la noche. Por lo que parece, el noble carecía de buenos medios económicos pues de lo contrario no residiría en una simple posada de tan poca fastuosidad. El noble, desapareció de la vida pública tan misteriosamente como había aparecido y el ataúd fue enterrado en el cementerio de Cartagena, poco tiempo después.


Esta es la historia que Miguel Gómez Aracil, escuchó de labios del abogado e investigador madrileño (del que no conocemos su nombre) y que nos deja de una pieza de ser cierta. Se dice, que en 1915, una anciana afirmó haber conocido en Murcia a un aristócrata polaco de gran parecido físico con el noble servio.


La historia terminaría allí, engrosando, una vez más, la temática forteana (ver HISTORIAS AUTÉNTICAS DEL MÁS ALLÁ), de no ser por el excelente trabajo realizado por el investigador catalán Jordi Ardanuy, que se desplazó hasta los lugares mencionados en esta historia, y comprobando in situ todo lo que había de verdad o mentira en ello.


Lo primero que hizo este notable investigador, fue dirigirse hasta el lugar donde por primera vez hizo su aparición el ataúd. En Cartagena, Ardanuy buscó algún registro en los cementerios de Nuestra Señora de los Remedios y el de San Antón, donde pudiera encontrarse con datos personales del supuesto fallecido, hora y fecha del sepelio, tipo de enterramiento con anotación cronológica, etc. Nuestro investigador sabía que en cualquier camposanto estos datos permanecen en los registros, incluyendo las tasas pagadas y alguna observación sobre el enterramiento. Por desgracia, no encontró nada de lo que buscaba y el ataúd maldito no daba señales de existir.


El siguiente paso fue consultar a diversos historiadores locales y los archivos de la Marina de Cartagena, pero ni uno ni otro confirmaron, siquiera, parte de la historia.


Sin dar opción al desanimo, el investigador recurrió al administrador de la Aduana Marítima de Cartagena con la esperanza de que allí le dieran algún informe; sin embargo, el jefe de la administración le dijo que no se guardaban informes tan antiguos, y que estos eran incinerados pasado cierto tiempo. No obstante se le indicó, que de ser un ataúd extranjero, este, al pasar por la aduana, habría presentado certificados sanitarios, y que después de haber vuelto de la Coruña, y una vez desaparecido el servio, el Gobernador habría editado un aviso en el “Diario Oficial de la Provincia” con la intención de que se encargaran de la inhumación. No obstante, de nada de esto existía constancia alguna.


Dispuesto a llegar hasta el final de asunto, Jordi Ardanuy encaminó sus pasos esta vez en dirección a los pueblos donde supuestamente habría pasado el ataúd de la discordia. En Calasparra, no se recordaba ningún asunto relacionado con vampirismo, y se dirigió al pequeño pueblo de Borox, que se encuentra a unos cincuenta kilómetros de Madrid ya en la provincia de Toledo, donde se sabía, había pasado el sarcófago, siempre según la historia de Aracil.


Allí, Ardanuy se encontró con unos vecinos muy dispuestos a hablar de la fiesta del toreo, pero nada del vampiro. Preguntando a unos y a otros, sólo consiguió miradas extrañas y cejas que se levantaban en señal de ignorancia.


Nuestro investigador comenzó a desesperar y estuvo a punto de arrojar la toalla, cuando conoció, en un bar de la localidad, llamado “Los Toriles”, al secretario del Ayuntamiento que se prestó a ayudarle en sus investigaciones. Con esto, el secretario dio con una anciana de unos sesenta años, que aseguraba haber oído hablar del mencionado y tan buscado vampiro. Sus recuerdos estaban ocultos por la bruma del tiempo pero sus palabras todavía eran capaces de pronunciar lo que había escuchado de niña; “un hombre que chupaba la sangre a sus congéneres”.


Por primera vez, pensó Ardanuy, existía un indicio sobre la veracidad del vampiro aunque sería mejor confirmarla por otra fuente. Con esta idea en su cabeza, nuestro investigador se trasladó al club social para ancianos, buscando nueva información. En el lugar se encontró con un grupo de abuelos que le obsequiaron con atenciones y le inundaron los oídos con historias y anécdotas del pueblo, pero sin que en ningún momento se mencionara nada del vampiro de Borox. Algunos, respondiendo a las preguntas del investigador, negaron haber oído jamás semejante historia y otros se limitaron a decir que esa historia no podía ser cierta, a pesar de tener como vecina a una mujer que aseguraba haber escuchado esa leyenda.


Desanimado, Jordi Ardanuy, abandonó el pueblo con el único testimonio de la anciana. No obstante, antes de que dejara definitivamente el pueblo, el secretario del Ayuntamiento, que había prometido ayudarle en sus indagaciones, se acercó hasta él diciéndole que había localizado a otro anciano que confirmaba la historia del vampiro; pero por desgracia, el testigo no se encontraba en condiciones de aportar mayores datos.


De un modo u otro, Ardanuy demostró que la historia tenía visos de ser auténtica. Dos personas, ambas de edad considerable, y las únicas que podían conocer la mórbida historia por tradición oral, avalaban su veracidad. Las intentonas del investigador en las localidades cántabras de Santillana del Mar y Comillas, fueron infructuosas. La Coruña, Almeria, Toledo o Alhama de Murcia, tampoco dieron resultados satisfactorios en la búsqueda del Vampiro.


Nuestro investigador se preguntaba, muy acertadamente, por qué la ruta del ataúd, siguió un itinerario tan extraño, desviándose a Cantabria, si su destino final era La Coruña. Es posible, pensó, que sus intenciones fueran otras y jamás pisara tierras gallegas. La leyenda de este vampiro especula sobre la posibilidad de que servio y ataúd fueran una misma persona, y que sus objetivos fueran recorrer el país de punta a punta, alimentándose con la sangre de los incautos y marchándose de allí inmediatamente, sin levantar sospechas, hasta su próximo destino en otro pueblo. Una vez concluido el recorrido, el ataúd volvería a su lugar de origen, en Cartagena, donde el propio “finado” se haría cargo de él, hasta que pudiera desaparecer del país. Quien reclamó el ataúd desde La Coruña, ¿era la misma persona que después se presentó como un noble servio, en Cartagena? Si la historia es auténtica, es muy posible que sí.


Fuera como fuere, verdadera o no esta leyenda, Jordi Ardanuy Baró, consiguió demostrar que la leyenda no era simplemente un cuento y que tras ello se ocultaba un suceso terrible que –real o imaginaria- obligó a la gente a especular sobre el vampiro de Borox.
El ataúd llego al puerto de Cartagena, a mediados del siglo XIX según unos o a principios del siglo XX huyendo de la primera guerra mundial. Fue almacenado en las dependencias del puerto durante algún tiempo, hasta que fue reclamado por un particular de La Coruña. Se suponia que transportaba el cadáver de un noble serbio llamado Ugarés, el cual en vida había atormentado y asustado a los ciudadanos de diversas aldeas de ese país balcánico. Para impedir que su presencia se manifestara una vez muerto, fue mandado lejos, a España, a un lugar de Galicia donde residía una persona emparentada con Ugarés, un supuesto familiar lejano. El ataúd fue trasladado por carretera haciendo escalas en varias localidades, siguiendo una nada clara ruta, que se convertiria en una ruta maldita.
*Vista del antiguo puerto de Cartagena, el origen y posiblemente el final de la historia.

A los pocos días, y coincidiendo con el itinerario del ataúd, se producen varios casos de anemias y muertes fulminantes, POR VAMPIRISMO SE DECIA ENTRE SUSURROS. Alhama de Murcia, Almería, Toledo, Borox, Santillana del Mar, Comillas y La Coruña, son los pueblos por donde pasó la carroza y su ataúd, y donde se produjeron las muertes por desangramiento. Como elemento coincidente y  según un testimonio de tercera mano, al paso del ataúd durante su singladura terrestre, se asociaba una aparición sacada de otros tiempos mas oscuros: los vecinos hablaban de un extraño licántropo, que ocasionaba muerte, las víctimas perdían, repentinamente, gran cantidad de sangre en sus cuerpos y acababan siendo víctimas de la anemia, muriendo en muy poco tiempo.

*Itinerario del feretro y localizacion de los supuestos enterramientos.

Ningún testimonio feaciente se puede tomar de su paso por Tierras Iberas, salvo un abogado relacionado con el tema y que prefirió permanecer en el anonimato y una vecina en el pueblecito de Borox, ya muy anciana. Borox se encuentra a unos cincuenta kilómetros de Madrid ya en la provincia de Toledo, y por donde se sabía, había pasado el sarcófago: "La anciana de unos sesenta años, aseguraba
haber oído hablar del mencionado vampiro en boca de sus padres y mayores, como cuento asustaniños. Sus recuerdos estaban ocultos por la bruma del tiempo pero sus palabras todavía eran capaces de pronunciar lo que había escuchado de niña; “ UN CARRO MALDITO Y UN HOMBRE MAS MALDITO AUN QUE CHUPABA LA SANGRE A SUS CONGENERES”.
CABE PREGUNTARSE PORQUE SIGUIO EL FERETRO UN ITINERARIO TAN EXTRAÑO, desviándose a Cantabria, si su destino final era La Coruña. Es posible, que sus intenciones fueran otras y que no pretendiera jamás pisar tierras gallegas. La leyenda de este vampiro especula sobre la posibilidad de que el familiar del serbio que reclamo el ataúd y el morador del mismo fueran la misma persona; y que sus objetivos fueran recorrer el país, lejos de la gran guerra que azotaba su tierra natal, y en su periplo de punta a punta, podría ir alimentándose con la sangre de los incautos, para marcharse de allí inmediatamente, sin levantar sospechas, hasta su próximo destino en otro pueblo al que seguir maldiciendo con su presencia.
  *Debía ser pasmoso el ambiente que se creaba al entrar el enorme carromato tirado por bestias y portando una sombra que oprime el corazón de los llanos habitantes del lugar. El signo de la cruz y los cuernos del mal de ojo salían espontaneamente.

DEJANDO LAS EXPECULACIONES A UN LADO Y SIN SABER COMO,  el ataúd llego a La Coruña donde permaneció guardado en la oficina de consigna de paquetes a la espera de que alguien lo reclamase. Los empleados del lugar sabían que el ataúd estaba cargado, aunque no despedía ninguna clase de hedor, solo se intuía el olor a tierra húmeda. El nerviosismo crecía y ante la  duda y el abandono DEL PAQUETE, SE OPTO POR SU DEVOLUCION A ORIGEN, EL PUERTO DE CARTAGENA.

Así lo hicieron por vía rápida, la mas rápida posible, perdiendo por el camino la dirección del remitente, por lo que permaneció guardado como un paquete mas. Cada día que pasaba, el ataúd desprendía un fuerte olor a humedad ¿Que llevaba el ataúd? ¿Llevaba tierra húmeda o un cadáver embalsamado?. Unos días después, cuando los responsables del almacén de paquetería estaban pensando como deshacerse del ataúd, apareció un hombre desconocido que dio los datos del consignatario y manifestó su deseo de hacerse cargo del cadáver. Este era un aristócrata serbio que residía en una posada de la Calle Mayor de Alhama de Murcia y lo mas curioso y familiar del asunto, al aristócrata nadie consigue verlo de día, haciendo sus apariciones únicamente cuando cae la noche. Por lo que parece, el noble carecía de buenos medios económicos pues de lo contrario no residiría en una simple posada de tan poca fastuosidad y alegando que no podía embarcarlo de nuevo, señalo su deseo de enterrarlo en el propio cementerio de Cartagena. El noble, desapareció de la vida pública tan misteriosamente como había aparecido y el ataúd fue enterrado en el cementerio de Cartagena, poco tiempo después donde descansa desde entonces.
HAY UN PAR DE VARIACIONES EN LA HISTORIA, la primera habla del lugar en el que reposa realmente el ataúd de marras, la segunda varía la manera en que el insigne y maldito difunto volvió a Cartagena:
-Por la misma época, existen unas crónicas, en donde indican que el cadaver del balcánico que causo estragos en Cantabria, fue enterrado en Santillana del Mar.

-En la "segunda versión" se habla de que el féretro llego a Cartagena, pero no llego solo, sino que acompañado de un joven serbio, que seguramente es el mismo personaje del final de la historia de la "primera versión". Este noble serbio se llamaba Boris Stronesco y venia huyendo de la destrucción de su país en el ya inminente fin de la Primera Guerra Mundial. Al final de todo su viaje atravesando la península ibérica, el ataúd y Boris llegaron a La Coruña, donde según esta versión, fue embarcado a Inglaterra, donde se le pierde el rastro.
*Fotograma del estacamiento de la pelicula EL BAILE DE LOS VAMPIROS, divertidisimo clásico del genero de los cazavampiros con un jovencisimo Roman Polansky como protagonista, muy recomendable para el que no la conozca; y para quien la conozca también.
ESTA ES LA HISTORIA QUE HE PODIDO DESENTRAÑAR DE LAS CRONICAS TABERNERAS Y NOCTURNAS DE LOS CAZADORES: aparentemente el carromato maldito iba custodiado por un joven alto y de aspecto enérgico que no se separaba del paquete ni de noche ni de día. Tras su periplo por España y llamando finalmente la atención de los cazadores de la época, UN GRUPO ORGANIZADO DE OCULTISTAS, CUYO NOMBRE NO HA TRASCENDIDO O NO HA SIDO REVELADO, intercepto el ataúd y a su cuidador, en lo que se cuenta un fuerte enfrentamiento propio de antiguos tiempos. La pelea contra EL ALGO QUE MORABA EL ATAUD debió ser impresionante cayendo en el proceso cazadores y finalmente la presa. Por lo que comentan el noble fue decapitado y su maldicion deshecha dejando como mudo testigo al muchacho que le hacia de guia. De este modo había que hacer desaparecer el cadáver del insigne noble balcanico, por lo que se decidió embarcar el cuerpo del susodicho vampiro hacia Inglaterra y dejar el cuerpo enterrado en TERRENO SANTIFICADO, en Santillana del Mar, ¡Destruyendo para siempre CUALQUIER POSIBILIDAD DE RESURRECCION DEL MONSTRUO!.
La cosa se debió torcer en algun momento pues aunque uno de los cazadores embarco hacia Inglaterra, la cabeza desapareció de la mortaja en la que la habian empaquetado. Esa misma noche ocurria lo mismo con la sepultura, fue forzada y como se comprobo despues, sustituido el contenido.
Por lo que parece el joven sirviente del vampiro se hizo con las partes del cuerpo y salio huyendo hacia el lugar en el que nunca deberian tocado tierra,  CARTAGO NOVA, dejando el ataud en una consigna de manera anonima donde lo devolverian al remitente.

SI FUE ENTERRADO ALLI O SI LOS CAZADORES DE LA DESAPARECIDA ORDEN ESPAÑOLA TRUNCARON SUS PLANES POCO SE SABE, SALVO QUE QUEDA OTRA NUEVA SEPULTUTRA TRAS EL PASO POR SEGUNDA VEZ POR CARTAGENA; ¿SIGUE VIVA LA MALDICION EN LA FORMA DEL NOBLE DIFUNTO?, ¿O TAL VEZ EL JOVEN SIRVIENTE ES EL NUEVO PORTADOR DE LA MALDICION DEL VAMPIRO?.
Mas vale que recordeis esta historia de los cazadores si alguna vez topais con el, BORIS STRONESCO, DE ORIGEN SERBIO Y UN ENORME APETITO POR LA SANGRE HUMANA.

¡VIGILAD EL CONTENIDO DE VUESTRAS VENAS Y BUENA CAZA!

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