Los vampiros, con toda nuestra solemnidad a cuestas, no hemos podido eludir las ácidas observaciones de Ambrose Bierce. En este pequeño fragmento del Diccionario del Diablo; Bierce nos define a los vampiros con toda la precisión de su magnífico sarcasmo.
Vampiro: Demonio que tiene la censurable costumbre de devorar a los muertos.
Su
existencia ha sido disputada por polemistas más interesados en privar
al mundo de creencias reconfortantes que de reemplazarlas por otras
mejores.
Atholston relata que unos robustos campesinos de Sudbury capturaron un vampiro en un cementerio y lo arrojaron en un bebedero de caballos. (Parece creer que un criminal tan distinguido debió ser echado a un tanque de agua de rosas). El agua se convirtió instantáneamente en sangre y así continúa hasta el día de hoy, escribe Atholston. Más tarde el bebedero fue drenado por medio de una zanja.A comienzos del siglo XIV un vampiro fue acorralado en la cripta de la catedral de Amiens y la población entera rodeó el lugar. Veinte hombres armados con un sacerdote a la cabeza, llevando un crucifijo, entraron y capturaron al vampiro que, pensando escapar mediante una estratagema, había asumido el aspecto de un conocido ciudadano, lo que no impidió que lo ahorcaran y descuartizaran en medio de abominables orgías populares.
El ciudadano cuya forma había asumido el vampiro quedó tan afectado por el siniestro episodio, que no volvió a aparecer en Amiens, y su destino sigue siendo un misterio.
Vampiro.
Fragmento del Diccionario del Diablo; Ambrose Bierce (1842-1914)
Vampiro: Demonio que tiene la censurable costumbre de devorar a los muertos.
En 1640 el padre Sechi vio un vampiro
en un cementerio próximo a Florencia y lo espantó con el signo de la
cruz. Lo describe dotado de muchas cabezas y de un número extraordinario
de piernas, y no dice que lo vio en más de un lugar al mismo tiempo. El
buen hombre venía de cenar y explica que si no hubiera estado "pesado
de comida", habría atrapado al demonio contra todo riesgo.
Atholston relata que unos robustos campesinos de Sudbury capturaron un vampiro en un cementerio y lo arrojaron en un bebedero de caballos. (Parece creer que un criminal tan distinguido debió ser echado a un tanque de agua de rosas). El agua se convirtió instantáneamente en sangre y así continúa hasta el día de hoy, escribe Atholston. Más tarde el bebedero fue drenado por medio de una zanja.A comienzos del siglo XIV un vampiro fue acorralado en la cripta de la catedral de Amiens y la población entera rodeó el lugar. Veinte hombres armados con un sacerdote a la cabeza, llevando un crucifijo, entraron y capturaron al vampiro que, pensando escapar mediante una estratagema, había asumido el aspecto de un conocido ciudadano, lo que no impidió que lo ahorcaran y descuartizaran en medio de abominables orgías populares.
El ciudadano cuya forma había asumido el vampiro quedó tan afectado por el siniestro episodio, que no volvió a aparecer en Amiens, y su destino sigue siendo un misterio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario