Yo soy Lilith, la diosa de dos noches que vuelve de su exilio.
Yo soy Lilith, la diosa de dos noches que vuelve de su exilio.
Soy Lilith, la mujer destino. Ningún macho escapa a mi suerte y ningún macho quisiera escapar.
Soy
las dos lunas Lilith. La negra no está completa sino por la blanca, ya
que mi pureza es la chispa del desenfreno y mi abstinencia, el inicio de
lo posible. Soy la mujer-paraíso que cayó del paraíso, y soy la
caída-paraíso.
Soy
la virgen, rostro invisible de la desvergüenza, la madre-amante y la
mujer-hombre. La noche, pues soy el día; la costa derecha, pues soy la
izquierda; y el Sur, pues soy el Norte.
Soy
la mujer festín y los convidados al festín. Me llaman la hechicera
alada de la noche, la diosa de la tentación y del deseo. Me han nombrado
patrona del placer gratuito y de la masturbación y liberada de la
condición de madre para que sea el destino inmortal.
Soy
Lilith, la de los blancos senos. Irresistible es mi encanto, pues mis
cabellos son negros y largos y de miel son mis ojos. La leyenda cuenta
que fui creada de la tierra para ser la primera mujer de Adán, pero no
me sometí.
Soy
Lilith que retorna del calabozo del olvido blanco, leona del señor y
diosa de dos noches. Yo reúno aquello que no puede ser reunido en mi
copa y lo bebo ya que soy la sacerdotisa y el templo. Agoto toda
embriaguez para que no se piense que me puedo saciar. Me hago el amor y
me reproduzco para crear un pueblo de mi linaje, ya que mato a mis
amantes para dar paso a los que aún no me han conocido.
Soy
Lilith, la mujer selva. No supe de espera deseable, pero sí de leones y
de especies puras de monstruos. Fecundo todos mis flancos para fabricar
el cuento. Reúno las voces en mis entrañas para que se complete el
número de esclavos. Devoro mi cuerpo para que no se me diga famélica y
bebo mi agua para nunca sufrir de sed. Mis trenzas son largas para el
invierno y mis maletas no tienen cubierta. Nada me satisface ni me sacia
y aquí estoy de regreso para ser la reina de los extraviados en el
mundo.
Soy
la guardiana del pozo y el reencuentro de los opuestos. Los besos sobre
mi cuerpo son las heridas de aquellos que trataron. Desde la flauta de
los muslos asciende mi canto, y desde mi canto la maldición se expande
en agua sobre la tierra.
Soy
Lilith, la leona seductora. La mano de cada sirviente, la ventana de
cada virgen. El ángel de la caída y de la conciencia del sueño ligero.
Hija de Dalila, de María Magdalena y de las siete hadas. No hay antídoto
contra mi maldición. Por mi lujuria se elevan las montañas y se abren
los ríos. Regreso para penetrar con mis flujos el velo del pudor y para
limpiar las heridas de la falta con el aroma del desenfreno.
Desde
la flauta de los muslos asciende mi cantoy por mi lujuria se abren los
ríos.¿Cómo podría no haber mareascada vez que entre mis labios
verticales brilla una sonrisa? Porque soy la primera y la últimaLa
cortesana virgenEl codiciado temorLa adorada repudiadaY la velada
desnuda,Porque soy la maldición de lo que antecede,El pecado desapareció
de los desiertos cuando abandoné a Adán.Él se equivocó por completo,
hizo añicos su perfección.Lo hice descender a tierra, y para él alumbré
la flor de la higuera.
Soy
Lilith, el secreto de los dedos que insisten. Perforo el sendero,
divulgo los sueños, destruyo ciudades de hombres con mi diluvio. No
reúno dos de cada especie para mi arca. Más bien los transformo a todos
para que el sexo se purifique de toda pureza.
Yo,
versículo de la manzana, los libros me han escrito aunque ustedes no me
hayan leído. El placer desenfrenado, la esposa rebelde, la realización
de la lujuria que conduce a la ruina total. En la locura se entreabre mi
vestimenta. Los que me escuchan merecen la muerte y los que no me
escuchan morirán de despecho.
No soy remisa ni la yegua dócil,soy el estremecimiento de la primera tentación.
No soy remisa ni la yegua dócil, soy el desvanecimiento del último pesar.
No soy remisa ni la yegua dócil, soy el desvanecimiento del último pesar.
Yo,
Lilith, el ángel desvergonzado. La primera yegua de Adán y la
corruptora de Satán. El imaginario del sexo reprimido y su más alto
grito. Tímida, pues soy la ninfa del volcán; celosa, pues la dulce
obsesión del vicio. El primer paraíso no me pudo soportar. Y me
arrojaron de él para que siembre la discordia sobre la tierra, para que
dirija en los lechos los asuntos de los que a mí se someten.
Soy
Lilith, el destino de los conocedores y la diosa de dos noches. La
unión del sueño y de la vigilia. Yo, la poeta feto, perdiéndome gané mi
vida. Regreso de mi exilio para ser la esposa de los siete días y las
cenizas de mañana.
Yo
la leona seductora regreso para cubrir de vergüenza a las sumisas y
reinar sobre la tierra. Regreso para sanar la costilla de Adán y liberar
a cada hombre de su Eva.
Yo soy Lilith y vuelvo de mi exilioPara heredar la muerte de la madre que he criado.
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