domingo, 26 de febrero de 2012

Libro del esplendor 4

Las estrellas
U na vez, el Rabino Eleazar y el Rabino Abba estaban sentados juntos y llegó el crepúsculo, ante lo
cual se levantaron y se dirigieron a un jardín del Lago TiQeriades. En el camino, observaron a dos
estrellas que se apresuraban una hacia la otra desde distintos puntos del cielo, se_ encontraban y luego
se desvanecían.
El Rabino Abba observó: En el cielo, por encima y por sobre la tierra, cuán grandiosas son las obtas
del Ser Supremo, bendito sea. ¿Quién puede desentrañar esto, cómo vienen estas estrellas desde
distintos puntos, cómó se encuentran y desaparecen?
El Rabino Eleazar contestó: No necesitamos haber visto estas dos estrellas para reflexionar sobre
ellas, pues hemos deliberado al respecto tal como lo hemos hecho con la multitud de grandiosas obras
que el Ser Supremo, bendito sea, siempre está realizando. Entonces, citando el verso "Grandioso es
nuestro Señor Todopoderoso; su entendimiento no tiene número"** [Salmos 147:5], siguió discurriendo:
En verdad, grandioso y todopoderoso y sublime es el Ser Supremo, bendito sea. Pero
siempre supimos que el Ser Supremo, bendito sea, es grandioso y su poder es infinito; ¿qué nuevo
homenaje, entonces, muestra David a Dios con estas palabras?
Nótese, sin embargo, que en algún otro lado en los Salmos, él dice: "Grandioso es Y H V H"
[Salmos 145: 3], mientras que aquí él dice, "grandioso es nuestro Señor" [adonenu]. ¿Cuál es la razón?
Esta: que cuando dice "Grandioso es Y H V H y muy digno de alabanza" [Salmos 145: 3], alude al
grado más alto, mientras que aquíse refiere a un grado menor; "grandioso es nuestro Señor"
corresponde al "Señor [adon] de toda la tierra" [los. 3: 13]. ¿Qué dice el verso precedente? "Él contó el
número de estrenas; y dio a todas un nombre" [Salmos 147 :4]. Si todos los hombres del primero al
último se reunieran e intentaran contar las estrellas, no podrían hacerlo, como está escrito: "Alza la
vista al cielo y cuenta las estrellas, si eres capaz de hacerlo" [Gen. 15: 5]. Mientras que respecto del Ser
Supremo, bendito sea, dice: "El contó el número de estrellas; y dio a todas un nombre". ¿Por qué es
así? Por esta razón: "Grandioso es nuestro Señor Todopoderoso; su entendimiento no tiene número".
Tal como las estrellas no tienen número salvo para él, así su entendimiento "no tiene número".
Observen esto también. Está escrito: "El que trae consigo multitudes. Él las llama a todas por su
nombre" [Isa. 40: 26]. El Ser Supremo, bendito sea, trae a todas las multitudes, legiones y estrellas y
cada una es llamada por su nombre propio y "ni uno falla" [ibid.]. Designados para estar ante todas las
estrellas y constelaciones en los cielos, hay cabezas y líderes y ministros y a ellos corresponde dar
servicio al mundo, cada uno de acuerdo con la función que le fue designada. Ni a la hoja de pasto más
pequeña de la tierra le falta su estrena propia, especialmente designada para ella en el cielo. Y también
cada estreJla tiene a un ser designado para ella, para que la represente con el rango debido y ejerza su
ministerio ante el Ser Supremo, bendito sea.
Actuando como guardianes de este mundo están todas las estrellas del firmamento y cada objeto
individual del mundo tiene a una estrella especialmente designada para que lo cuide. La hierba y los
árboles, el pasto y las plantas silvestres, para florecer y multiplicarse deben tener el
poder de las estrellas por encima de ellos mirándolos a cada uno en un modo muy particular. El gran
nÚmero de planetas y estrellas de todos los tipos emergen al principio de la noche y brillan hasta las
tres horas menos cuarto después de la medianoche. A partir de ese momento sólo salen unas cuantas.
No es sin propósito que todas las estrellas brillan y sirven. Algunas, cumpliendo su deber durante toda
la noche, hacen que la planta que está especialmente bajo su cuidado brote y florezca. Otras comienzan
sus actividades al advenimiento de la noche y vigilan a su objeto correspondiente hasta la medianoche.
y otras más, cuando han emergido y quedado en conjunción con la planta en especial sobre la que'.
influyen, asírápidamente completan su deber especial noche a noche. Cuando cumplen con su tarea,
estas estrellas se desvanecen de este mundo, ascendiendo al sitio que les corresponde en las alturas.
El libro de la sabiduría excelsa del Este habla de ¡estrellas con colas rastreras, cometas que desde los
cielos gobiernan y dirigen el crecimiento de ciertas hierbas en la tierra del tipo conocido como "elixir
de la vida" e influyen asimismo en el crecimiento de piedras preciosas y oro que se encuentran en
aguas poco profundas, en el seno de altas montañas; y el crecimiento de éstas sucede a merced al
resplandor de aquella cola luminosa dejando rastro tras estas estrellas a lo largo del firmamento.
Así que también existen padecimientos humanos como la ictericia, por ejemplo, que pueden ser
curados si el hierro resplandece rápidamente para adelante y para atrás ante los ojos del que sufre, y
como la cola de un cometa envía rayos de luz hacia su rostro, esto trae consigo la curación. y es verdad
que sin que la luz del cometa pase en realidad sobre las cosas que están bajo la influencia de dichas
estrellas, estas cosas no pueden florecer y desarrollarse, pues gracias a la luz del cometa se hace posible
para ellas renovar su color y revigorizarse todo lo necesario. Que esto es verdad, está de igual modo
demostrado en el libro del Rey Salomón que, inmerso en la ciencia de las piedras preciosas, afirma que
ciertas piedras detienen su crecimiento y nunca llegan a un perfecto desarrollo dado el caso que la luz y
el deslumbramiento de ciertas estrellas sea impedido.
El Ser Supremo, bendito sea, ha ordenado así todas las cosas para hacer al mundo perfecto y lleno
de esplendor y por tanto está escrito que las estrellas han de "dar luz sobre la tierra" [Gen. 1: 17], a
todas las cosas necesarias para la perfección del mundo.

Una explicación alegórica de Jonás
La historia de Jonás puede reconstruirse como una alegoría del curso de la vida del hombre en este
mundo. Jonás desciende rumbo al barco: esto es paralelo al alma del hombre que desciende para entrar
al cuerpo que le corresponde en este mundo. ¿Por qué se le llama Jonás al alma [lit., afligida J? Por la
razón de que ella se convierte en sujeto de todo tipo de vejaciones una vez que ha entrado en sociedad
con el cuerpo. Así, un hombre en este mundo está como en un barco que cruza el ancho océano y puede
ser dc:spedazado, como está escrito: "Así que el barco podía ser destrozado" [Jonás 1: 4].
Y asimismo, también el hombre en este mundo comete transgresiones pues supone que su Señor
desatiende al mundo y, por tanto, su presencia puede ser eludida. De ahí que el Todopoderoso despierta
una tormenta iracunda, es decir, el juicio de un hombre que siempre se encuentra ante el Ser Supremo,
bendito sea, e inexorablemente busca su castigo. Entonces es esto lo que golpea el barco, y recordando
los pecados del hombre, lo atrapa; el hombre queda en medio de la tempestad y lo aqueja la
enfermedad, tal como Jonás "fue lanzado a las partes más profundas del barco; y se acostó y se quedó
dormido" [íbid. 1: 5]. Así que el hombre permanece aquejado, y aun así su alma no hace intento alguno
por volver a su Señor, volver y expiar sus pecados. Luego, "el capitán del barco vino a él", es decir,
aquel que es el timonel de todo, y la Buena Inclinación, "y le dijo: ¿Qué significa que tú te quedes
dormido? Levántate y alza los ojos a tu Dios" [íbid. 1: 6]; no es hora de dormir, estás a punto de ser
prendido para que se te haga un juicio por todos tus actos en este mundo. Arrepiéntete de tus malas
acciones. Arrodilla tu mente ante estas cuestiones y regresa a tu Señor.
"¿Cuál es tu ocupación?", es decir, en la que está comprometido en este mundo, y confiesa lo que a
ella se refiera ante el Señor; y "de dónde vienes tú"; o sea, de un rango ínfimo, y por tanto, retén tu
arrogancia ante Él. "¿Cuál es tu país?, considera cómo del polvo vienes y al polvo has de regresar; "y
de qué gente eres tú" [íbid. 1: 8], es decir, considera si puedes abrigar la esperanza de ser protegido en
virtud de los méritos de tus ancestros.
Cuando se le lleva ante el tribunal celestial para ser juzgado, la tempestad que era en realidad la
sentencia tal y como se desenfrenó frente a él, llama al Rey para que castigue a todos los prisioneros
del Rey. Luego los consejeros del Rey vienen ante él a su debido tiempo, y el tribunal queda
constituido. Algunos abogan por el acusado y otros en su contra. Si al hombre se le considera culpable,
como en el caso de Jonás, entonces "los hombres remaron con todas sus fuerzas para llevado a tierra,
pero no pudieron"; así, aquellos que abogan por él, presentan argumentos en su favor y buscan hacerla
regresar a este mundo, pero fracasan en su intento; "pues la marea creció y creció más
tempestuosamente contra ellos" [íbid. 1: 13], es decir, la persecución incita la furia contra él, hunde la
defensa y el hombre permanece convicto ante sus transgresiones. Es entonces cuando tres emisarios
elegidos descienden a él. U no de ellos lleva a cabo un balance de todas las buenas acciones y las malas
del hombre en este mundo; otro, saca la cuenta de sus días; el tercero es aquel que constantemente ha
estado con el hombre, desde el periodo en que estaba encerrado en el vientre de su madre.
Como se ha dicho, la condena se calma sólo cuando "ellos se llevaron a Jonás" [íbid. 1: 15], cuando
ellos conducen al hombre de su hogar al sitio de su entierro. Luego se lanza una proclama en relación
con él que, en caso de que haya llevado una vida justa, dice: ¡Alabada sea la imagen del Rey! "El
consiguió la paz, descansen en sus lechos todos aquellos que se cruzaron por su camino del bien" [Isa.
57: 2]. Pero para un hombre malo, cuando muere, la proclama es: i Desgraciado es este hombre, no
debía haber nacido! Respecto de este tipo de hombre, está escrito: "Y lo arrojó al mar; y cesó la furia
del mar" [Jonás 1: 15], lo cual significa que la condena cesará en su furia sólo una vez que lo hayan
bajado a su tumba que es el sitio del juicio. Y, en verdad, el pez que se tragó a J onás es la tumba; y "J
onás estuvo en el vientre del pez" [íbid. 2: 1], que se identifica con "el vientre del inframundo" como lo
vemos en el pasaje: "Desde el vicntre del inframundo clamé yo" [íbid. 2: 3].
"Tres días y tres noches" [íbid. 2: 1], que se refiere a los tres días que un hombre permanece en la
tumba antcs de que su vientre se derruya. Al final del tercer día, deja salir su putrefacción en el rostro
diciendo: Recibe nucvamente aquello que pusiste en mí; todo el día tú comiste y bebiste, nunca diste
nada a los pobres; como días fcstivos y de descanso fueron todos tus días, pero los necesitados no
compartieron tu comida y permanecieron hambrientos. Recibe nuevamente aquello que pusiste en mí...
Y una vez transcurridos tres días más, el hombre es castigado en cada órgano, en los ojos, las
manos, los pies. Pues durante treinta días el alma y el cuerpo reciben castigos juntos. Por eso el alma se
demora durante este tiempo en la tierra y no asciende hasta su esfera, como una mujer a la que se aisla
durante el periodo de su impureza.
Entonces el alma asciende y el cuerpo continúa consumiéndose en la tierra y ahí yacerá hasta la hora
en que el Ser Supremo, bendito sea, haga que los muertos se levanten. En ese momento, una voz
tronará por entre las tumbas y proclamará: "Despierten y canten, ustedes los que habitan el polvo -pues
su rocío es como el rocío de la luz- y la tierra dará vida a las tinieblas" [refaim, Isa. 26: 19]. Esto será
cuando el Angel de la Muerte desaparezca del mundo, como está escrito: "El tragará la muerte para
siempre; y el Señor Dios secará las lágrimas de todos los rostros; y el reproche de su gente El hará
desaparecer de toda la tierra entera" [íbid. 25: 8].
Es a ese acontecimiento al que se alude con las palabras: "Y el Señor habló con el pez y éste vomitó
a Jonás en la tierra seca" (Jonás 2: 11]; cuando las tumbas escuchen el clamor de dicha voz
puntualmente arrojarán los cadáveres que en ellas yacían. Y los muertos asumirán su prístina condición
corporal, tal como lo indica la palabra refaim [tinieblas] que se relaciona con rafah [curación]...
Así pues, vemos que la historia de aquel pez lleva consigo palabras de solaz para el mundo entero.
Murió cuando acababa de tragar a Jonás; así y.todo, fue vuelto a la vida tres días después y lo vomitó.
Y de modo parecido, en el futuro, la tierra de Israel primero será llevada a una nueva vida, y luego "la
tierra dará vida a las tinieblas".


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