miércoles, 29 de febrero de 2012

Encuentros en las aguas 2

Leviatán & Behemot

“Esa serpiente sinuosa… el dragón que se encuentra en el mar”. Así era Leviatán, la bestia más tremenda y espectacular de entre las bestias de Dios, descrita en el Libro de Isaías.

El quinto día de la Creación, día en que Dios dio forma e infundió vida a todas las criaturas del mar, creó al poderoso y magnífico dragón serpiente Leviatán para que sirviera de gobernante de este extenso reino marino. Las ilimitadas espirales de su inmenso y largo cuerpo se encontraban revestidas de una cubierta impermeable de escamas montadas unas sobre otras y trillaba sobre el agua con una fuerza tan explosiva que las profundidades del océano hervían como una caldera insondable.
Sus más de 300 incandescentes ojos iluminaban los mares lejanos y los cielos con su brillo radiante. El vapor hirviente salía disparado de sus llameantes orificios nasales, y brillantes lenguas de fuego bailaban procedentes de sus enormes fauces.
Ninguna herramienta mortal podía penetrar la armadura reluciente de sus escamas de Leviatán, ningún ser vivo en la tierra podía oponerse a su poder, y nada podía prender una chispa de miedo en su firme e indestructible corazón. Los dragones de interminable longitud eran devorados como ratones, y las aguas del río Jordán se vaciaban en sus fauces carnívoras, rebosantes de dientes de aterradora magnitud y cantidad.  Tras su paso por el océano, las olas relumbraban como lentejuelas de escarcha fosforescente, y todo el mundo se maravilla ante el asombroso Leviatán.


Al principio, Dios creó un par de estas fantásticas bestias, pero cuando quedó latente que su poder colectivo era tan impresionante que el mundo entero se encontraba amenazado por la posibilidad de que existiera una raza de este tipo de criaturas, Dios destruyó a una de ellas. Como medida complementaria, creó al espinoso. Este pez diminuto fue concebido por Dios para contrarrestar los salvajes excesos del superviviente Leviatán, al cual le concedió la inmortalidad, en compensación por la pérdida de su pareja.
Desde entonces, durante las tres últimas horas de cada día, Dios había estado jugando con Leviatán, divirtiéndose con su gigantesca creación – y esto había de continuar hasta el Día del Juicio. Sólo entonces moriría Leviatán asesinado por el Arcángel Gabriel, tras lo cual su carne se serviría como comida para los justos, a los cuales se les acogería en una gloriosa tienda fabricada con una porción de su iridiscente piel escamosa. El resto se esparciría por las paredes de Jerusalén, desde donde manaría su resplandor para iluminar cada rincón del mundo.
A lo largo de los siglos, los eruditos bíblicos han dedicado mucho tiempo y mucha energía al enigma de la identidad de Leviatán. ¿Es posible que este símbolo majestuoso del poder de Dios se hubiera basado en una criatura real? El candidato más popular es el cocodrilo del Nilo, que si existió en Oriente Medio durante los tiempos bíblicos. Sin embargo, mientras que Leviatán era una criatura marina, esta especie está restringida al agua dulce. Y aunque existen ciertos parecidos, el cocodrilo del Nilo carece de los orificios nasales de humos y las aletas de Leviatán.
Las ballenas constituyen otra de las posibles identidades de Leviatán. Pero, aunque varias especies son, de hecho, enormes, relativamente aerodinámicas en forma y están dotadas de aletas, y a veces de grandes dientes, así como de orificios nasales que arrojan chorros cuando exhalan aire (lo cual explicaría los orificios nasales de humo de Leviatán), no tienen escamas, ni ojos brillantes, y sus cuellos son cortos.


Más recientemente, un aspirante que ha provocado particular reflexión ha levantado la cabeza ¿Es posible que Leviatán se hubiera basado en alguna bestia marina misteriosa, aún por descubrir, actualmente responsable de varios informes acerca de la serpiente marina?
La descripción bíblica de Leviatán, y muchas ilustraciones basadas en la misma, recuerdan verdaderamente a varias criaturas alargadas, con forma de reptil y misteriosas, observadas por testigos  oculares fiables en muchas localidades marinas. Se recuerda en concreto a un supuesto reptil marino con forma de dragón que hace tiempo que se extinguió, conocido con el nombre de mosauro. ¿Es posible que una especie de mosauro no descubierta en nuestro tiempo sea la explicación?
Quizá ha de llegar el día todavía en que la ciencia obtenga un espécimen completo de uno de los monstruos marinos con forma de reptil escurridizos para un estudio y clasificación formales.
Otro enigma zoológico de la Biblia, íntimamente relacionado con Leviatán, es Behemot. Aunque tradicionalmente se considera a Leviatán único y macho, de acuerdo con el Libro de Enoch en los textos apócrifos, es hembra, y su homólogo masculino es Behemot, que habita un inconmensurable desierto llamado Dedain – donde permanecerá hasta el Día del Juicio, donde finalmente se le dará muerte.

Pero, ¿qué es Behemot? Se dice que medía 11 km de largo, esta criatura no identificada aparece descrita con gran detalle en el Antiguo Testamento, en el Libro de Job: “Presta atención a Behemot: se alimenta de hierba como el buey. Mira qué fuerza en sus riñones, qué vigor en los músculos de su vientre. Endereza su cola como un cedro, se entrelazan los nervios de sus muslos. Sus huesos son tubos de bronce; sus cartílagos, barras de hierro. Es la primera de las obras de Dios, quien lo hizo rey de sus compañeros. Le pagan tributo las montañas y todas las fieras que en ellas retozan. Debajo de los lotos se revuelca, en la espesura de cañas y de juncos. Le cubren los lotos con su sombra, le rodean los sauces del torrente. Aunque el río anegue, no se asusta; quieto está aunque un Jordán le llegue al hocico. ¿Quién podrá apresarlo por los ojos o taladrarle la nariz con una estaca?” Libro de Job (XL,15-24)
Tradicionalmente, Behemot está considerado un hipopótamo o un cocodrilo. Pero ninguno de ellos encaja con la descripción de manera muy satisfactoria. Al fin y al cabo, la habilidad de Behemot de mover su cola “como un cedro” incluye un apéndice largo, poderoso – muy distinto de la cola pequeña e insignificante del hipopótamo. Y un cocodrilo vegetariano -  que “comía hierba como un buey” – era una bestia extraña en realidad.


El Profesor Roy Mackal, biólogo americano, ha afirmado rotundamente que, en su opinión, Behemot podría ser una especie desconocida del dinosaurio vivo del cuello largo, similar al Diplodocus y al Apatosaurus.
¿Podría ser la misma criatura un dragón del pasado que un dinosaurio del futuro?.



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