El horripilante caso Carlos Salinas de Gortari.
La vida de Carlos Salinas de Gortari está marcada por la tragedia,
entre sus tremendas hazañas ciertas -aunque parezcan rumores, no lo son-
se encuentra: matar a una sirvienta a los 5 años de edad, robar las
elecciones presidenciales de México, empujar un desfavorable tratado de
libre comercio para México con sus vecinos Estados Unidos y Canadá,
robos y fraudes con PEMEX, robos y fraudes en su gobierno, robos por sus
hermanos Raúl y Enrique -de los cuales, uno, Raúl, estuvo en la cárcel
por lavado de dinero y el otro, Enrique, murió en 1996, probablemente
por un asunto ligado al narco- y que decir de la privatización de varias
empresas nacionales a sus compadres.
Esta es tan sólo un
poco de la evidencia que existe en contra de Carlos Salinas de Gortari:
el asesino, el corrupto, el traidor.
Publicado el 26 de abril del 2006, en La República 21 que a su vez, tomó la información de la revista Proceso:
Salinas de Gortari, vigilado por la CIA
J. JESUS ESQUIVEL (*)
Desde que fue candidato a la Presidencia en 1987, Carlos Salinas de
Gortari estuvo bajo el escrutinio de la Agencia Central de Inteligencia
(CIA) de Estados Unidos. Brian Latell, jefe para América Latina del
Organismo de 1990 a 1994, está convencido de que Salinas perdió las
elecciones de 1998 ante Cuauhtémoc Cárdenas. En Entrevista con Proceso,
Latell aborda además la personalidad del ex presidente mexicano, los
presuntos nexos de su gobierno con el narcotráfico y las concesiones que
otorgó a Washington para lograr el Tratado de Libre Comercio con
Estados Unidos y Canadá.
Miami. “El gobierno de Carlos Salinas
de Gortari fue, sin duda, el más controversial, duro y corrupto. Marcó
para siempre el rumbo de los mexicanos”.
Brian Latell habla con
conocimiento de causa. Fue el oficial de Inteligencia Nacional para
América Latina de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus
siglas en inglés) de 1990 a 1994.
Durante esos años, conoció
muchos secretos de la vida política de México y de América Latina, y por
sus manos pasaron delicados informes que fueron enviados a Washington.
En 1998, cuando tenía 54 años de edad, Latell se retiró de la CIA. Lo
hizo después de una larga carrera en los servicios de inteligencia que
inició en los años sesenta. Se dedica ahora a la academia.
Latell -de pelo casi blanco, alto y de complexión musculosa- se acomoda
en el confortable sillón de piel de su recién instalada oficina de
profesor visitante en el edificio Casa Bacardi, de la Universidad de
Miami, Florida. Accede a una entrevista con Proceso para hablar de un
tema que conoce bien: el salinismo.
Pero antes de iniciar la
entrevista advierte que sus respuestas deben ser consideradas como
“puntos de vista personales que de ninguna manera se pueden atribuir o
considerar como observaciones oficiales del gobierno de Estados Unidos o
de la CIA”.
Pese a hablar español, Latell pide que la
entrevista se realice en inglés, “para ser más preciso en mis
apreciaciones”. Incluso, en varios momentos de la conversación pide al
reportero detener la grabadora cuando se tocan puntos delicados,
aquellos en los que no tiene autorización para hablar públicamente.
El expediente
Casi de entrada, Latell suelta: “De manera personal, tengo la certeza
de que en 1998 las elecciones presidenciales de México las ganó
Cuauhtémoc Cárdenas. A Carlos Salinas de Gortari lo impuso
ilegítimamente la presidencia de Miguel de la Madrid Hurtado”.
Aclara que esta conclusión fue en su momento compartida en Washington,
pero -advierte de manera enfática- “no es la posición oficial de la
agencia ni del gobierno de mi país”.
Señala que a Carlos
Salinas -”uno de los personajes más interesantes y difíciles de
entender”- se lo dedicó un expediente desde el momento en que, “por
dedazo”, el PRI lo designó como su candidato presidencial. En dicho
documento se resaltaron su carácter, debilidades, historial académico,
sus relaciones políticas…
“Existe un hecho importante en la
vida de Salinas de Gortari que lo define perfectamente y que, como se
vio más adelante (en su presidencia), explica su personalidad y la forma
de tratar el grueso de los mexicanos”, comenta Latell.
Abunda:
“En el análisis que se hizo de él, se destacó el hecho de que a los
tres años de edad asesinó a su empleada: una niñita indígena de 12 años
de edad (…) Yo no creo que haya sido un accidente, como dicen. Como
analista de la CIA eso me indica una cosa: que Carlos, miembro de la
familia Salinas de Gortari, no le da ningún valor a la servidumbre, y
más aún si es gente indígena y pobre”.
El 17 de diciembre de
1951, Carlos -aparentemente jugando con su hermano Raúl- mató
“accidentamente” con un rifle calibre 22 a una niña de 12 años que
realizaba labores domésticas en la casa de su familia.
“En la
agencia hubo gente que decía que había sido un accidente y que era
erróneo tomar ese incidente de la niñez de Carlos como un indicativo de
su carácter. Luego cambiaron de opinión”, enfatiza.
De repente, Latell mira su reloj y detiene la entrevista. Es hora del almuerzo.
“Podemos seguir conversando mientras vamos a un cafecito que está aquí a dos cuadras de la universidad”, explica.
El narco
La cafetería es pequeña, típica de las que rodean los centros
universitarios en Estados Unidos: mesas bajas, una barra y atractivas
jovencitas que atienden a los clientes.
Latell huye de la
música ambiental del lugar y busca una mesa para dos personas ubicada en
una esquina de fondo. “¿Me permite sentarme en la silla que pega a la
pared? Lo siento, pero es que hay cosas que se aprenden en la agencia
que no se pueden olvidar. Siempre hay que estar en una posición
estratégica para tener control de quién entra y quién sale. Es posible
que los cubanos sepan que está usted aquí platicando conmigo”, comenta
Latell al reportero. Da por hecho que el gobierno de Fidel Castro lo
vigila desde que en la década de los años sesenta fue analista de la CIA
para Cuba, y más ahora que da clases sobre temas cubanos en la
Universidad de Miami.
El reportero le pregunta sobre qué sabía la CIA del gobierno de salinas y sus presuntos vínculos con el narcotráfico.
Latell dice: “Desde el principio de su gobierno (de Carlos Salinas)
había mucho escepticismo y sospechas de que él y su hermano (Raúl)
tenían nexos con los narcotraficantes. Mucha gente de México se nos
acercó y nos presentaron sus sospechas y acusaciones sobre este asunto.
Algunos lo hicieron a través de intermediarios, y otros directamente,
pero ninguno nos dio evidencias que validaran sus denuncias. Eso no fue
sustancialmente suficiente para responder al respecto o para ser
persuasivos”.
El ex funcionario de la CIA reitera que por
cuestiones de seguridad y para evitar interpretaciones equivocadas de
sus declaraciones, está impedido de dar detalles o los nombres de dichas
personas.
Pero comenta que “en todo el gobierno de Estados
Unidos se compartía el escepticismo sobre el gobierno de Salinas de
Gortari, sobre la corrupción, las relaciones con el narcotráfico y sobre
la misma personalidad y carácter de Carlos Salinas como el priísta
número uno de México”.
El reportero le insiste con preguntas
sobre los presuntos vínculos del gobierno de Salinas con el
narcotráfico, particularmente de Raúl Salinas con Juan García Abrego, ex
líder del cartel del Golfo, quien fue detenido en la ciudad de
Monterrey el 14 de enero de 1996 y entregado a las autoridades
estadounidenses por órdenes del entonces presidente Ernesto Zedillo.
Latell sólo responde: “García Abrego sabe mucho de Raúl y de todas las
personas que estuvieron involucradas con el narcotráfico durante el
gobierno de Salinas de Gortari”.
Pide luego terminar la entrevista on the récord sobre este punto.
TLC, a toda costa
Latell vuelve al tema de Carlos Salinas: “Creo que en México no ha habido un político tan astuto como él”.
Y ofrece un ejemplo que refleja dicha astucia y, también, la
personalidad del ex presidente mexicano: su terquedad para lograr que en
noviembre de 1993 el Congreso de Estados Unidos aprobara el Tratado de
Libre Comercio con México y Canadá.
“Con el propósito de que se
aprobara el Tratado de Libre Comercio, él (Carlos Salinas) hacía una
concesión tras concesión a Estados Unidos (…). Una de ellas: poner como
garantía los títulos de las exportaciones del petróleo mexicano en la
Reserva Federal de Nueva York”, relata.
Luego refiere otra
concesión más: “En 1989, permitió que Ernesto Ruffo Appel se convirtiera
en el primer panista en ganar una gubernatura en el México dominado por
el PRI”.
Señala que “al principio, no creíamos” en esa
victoria electoral del PAN, pero el hecho “nos reveló algo inconcebible y
que hacía todavía más enigmático al presidente de México: con el único
propósito de lograr lo que quería de Estados Unidos, empezó a compartir
algo de poder político con los partidos de oposición, y con ello arrancó
la reforma del sistema político mexicano”.
Más aún, “su manera
de actuar (de Carlos Salinas) nos llevó a una conclusión: que sus
virtudes y sus logros eran más importantes que sus deficiencias”, señala
Latell.
Y da a entender que el éxito e materia económica del
gobierno de Salinas, y su aparente apertura política -así haya sido bajo
presión estadounidense- corrían en paralelo con los intereses de
Estados Unidos. Ello explicaría en parte el silencio de Washington ante
los señalamientos -reportados por la CIA y otras agencias
estadounidenses- sobre el poder, corrupción y vínculos con el
narcotráfico de varios integrantes del gobierno de Salinas o de su
familia.
El año negro
De los seis años del gobierno
salinista, el último -1994- fue el más dramático y trágico: el 1º de
enero se produjo el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN); el 23 de marzo, fue asesinado el candidato presidencial
del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, y el 28 de septiembre, también
fue asesinado el secretario general del PRI, José Francisco u ordenó el
asesinato de Colosio? -pregunta Proceso a Latell.
- Para mí el
asesinato de Luis Donaldo Colosio fue completamente una sorpresa y
totalmente un misterio. Hasta hoy sigue siendo un misterio. No tengo ni
idea sobre los responsables o los motivos. He oído, como casi todo el
mundo en México, las teorías conspirativas, y esa es la misma percepción
que tiene el gobierno de Estados Unidos.
Prosigue:
“Posiblemente fueron narcotraficantes, posiblemente Salinas de Gortari.
Hemos oído todas las teorías, pero no sabemos quién o quiénes son los
responsables”.
La misma respuesta ofrece Latell cuando se le
pregunta del asesinato de Ruiz Massieu. Sin embargo, comenta un hecho:
el que estos dos asesinatos sean tal vez “los secretos mejor
resguardados en México” exhibe el poder que ejerció y aún ejerce el clan
Salinas de Gortari, sobre todo en el sistema judicial y entre los
militares.
Respecto del levantamiento armado del EZLN en
Chiapas, Latell dice con tono de franqueza: “Nos tomó descuidados y por
sorpresa a todos en la CIA, e incluso -puedo decirlo con toda seguridad-
a todos en el gobierno de Estado s Unidos. Nunca tuvimos el menor
indicio de lo que estaba armándose en Chiapas, ni a través de nuestros
contactos en la Secretaría de la Defensa Nacional o de la Secretaría de
Gobernación. No sabíamos que Marcos estaba armando a la población
indígena para lanzarse contra el gobierno de Salinas de Gortari”.
Señala que una vez que estalló el conflicto, el gobierno de Estados
Unidos, y la CIA en particular, estuvieron al pendiente de “la
intervención del Ejército Mexicano en el conflicto chiapaneco para que
fuera moderada y que no se transformara al conflicto en una masacre”.
Y es que, explica, “teníamos preocupación y queríamos asegurarnos de
que la lucha de Marcos no fuera repetida en El Salvador y Guatemala,
países que en ese momento estaban intentando resolver el problema de sus
guerras civiles para alcanzar una reconciliación nacional”.
De
hecho, considera que “lo del EZLN fue más preocupante como detonador de
movimientos insurgentes en América Latina, que como grupo
revolucionario indigenista que provocara inestabilidad política y social
en México”.
- ¿Existieron otros ex presidentes de México que hayan preocupado a Washington?.
Latell sonríe:
- Luis Echeverría y José López Portillo -afirma.
- ¿Porqué?
- Hicieron mucho ruido con eso de querer ser los líderes de los países
no alineados, provocando el interés de la Unión Soviética, que hasta
propuso instalar en Tijuana un centro de estudios sobre Latinoamérica.
Imposible que Washington hubiese aceptado que los soviéticos instalaran
un centro de espionaje en la frontera sur. Ni entonces ni ahora. Pero
eso es tema para otra ocasión.
De miedo ¿no?
¿Qué esperar de un asesino desde los 5 años?
La nota del asesinato de la sirvienta por Carlos Salinas de Gortari
en 1951 publicado en SDP noticias publicado el 13 de abril del 2010:
Se dijo desde 1988 que Carlos Salinas de Gortari había matado a una sirvienta cuando era niño.
No era un rumor ni un chisme sin sustento. La acusación se basa en una
nota de primera plana–y 8 columnas–publicada en el diario Excelsior el
18 de Diciembre de 1951. Esta es la nota:
Excélsior, 18 de Diciembre de 1951, 1 (primera plana)
Jugando a la Guerra Tres Niñitos “Fusilaron” a una Sirvienta [a ocho columnas]
Ocho, Cinco y Cuatro Años Tienen los Homicidas
Dispararon con un Rifle Calibre .22, Sobre la Jovencita
Por ALBERTO E. DE AGUILAR, reportero de EXCELSIOR
Mientras jugaban a “la guerra”, los niños Gustavo Zapata Rodríguez,
Raúl y Carlos Salinas de 8, 5 y 4 años de edad, respectivamente,
“fusilaron” a una jovencita llamada Manuela de 12, sirvienta de la casa
de los últimos; la dispararon con un rifle, calibre 22, y le causaron la
muerte, efectivamente.
La tragedia occurió en una de las
habitaciones de la casa número 425 de las calles de Palenque, colonia
Narvarte, a las 12 horas de ayer.
Los niños no se dieron cuenta
exacta de lo que habían hecho y a nadie citaron aviso. Cuando la otra
sirvienta de la casa, María Torres Garrido, les preguntó qué habían
hecho, ellos contestaron, llenos de satisfacción:
—¡Ya matamos a Manuela!
La joven, cuya nombre completo se ignora, recibió el tiro en el pómulo
izquierdo junto a la nariz. El proyectil se alojó en la cabeza y la
muchacha falleció instantaneamente.
EXCELSIOR habló en la tarde
de ayer con los pequeños, en las oficinas de la octava delegación del
Ministerio Público, durante el [ilegible]. Parecían muy tranquilos,
quizás algo molestos porque no podían jugar a sus [ilegible] junto a su
madre, la señora Margarita de Gortari de Salinas, la cual estaba
[ilegible].
Sigue en la página [ilegible]
Dos Pequeños “Fusilaron”
VIENE DE LA PRIMERA PLANA
escoba ensangrentada y con la que seguramente Manuela barría el piso
cuando fue muerta a manos de los chiquillos, Raúl y Carlos Salinas
Gortari de 5 y 3 años de edad, respectivamente, los cuales jugaban
tranquilos, al darse cuenta de lo que habían hecho, en el jardín de la
casa.
El rifle calibre 22, fue encontrado por las autoridades
dentro de la casa y por la trayectoria que siguió la bala se presume que
los disparos fueron hechos desde el hall de la casa.
Al
tomarse declaración a la señora Margarita Gortari de Salinas dijo que a
eso de las 11 horas de ayer tuvo necesidad de salir a la calle a
realizar algunas compras, dejando en el hogar a su sirvienta Manuela
cuyo [a]pellido desconoce; su cocinera María Torres Garrido y a sus dos
hijos que jugaban con su amiguito Gustavo Zapata Carballo. Al regresar
una hora y media después, se enteró por el vecindario de que algo grave
había occurido y al penetrar a sus habitaciones, ya no [s]e le permitió
el paso por parte de unos policías que le dijeron sobre la trajedia.
Dijo que el rifle con el que fue muerta su sirvienta, lo tenía su
esposo el licenciado Raúl Salinas Lozano, en un closet de donde deben
haberlo tomado imprudentemente sus hijos.
Carlos, cuando se le
preguntó lo que había occurido, dijo: “yo la maté de un balazo, soy un
héroe”, explicando después que jugaban al “fusilamiento” con su plimama
que en esos momentos se d[ed]icaba a hacer el aseo de la casa.
También se tomó declaración de María Torres Garrido, la cual dijo no
haberse dada cuenta de la forma como ocurrió el accidente, pues estaba
en esos momentos entregada a sus labores. Dijo que siempre tenía por
costumbre vigilar a Manuela—que tenía apenas mes y medio de haber
principiado a trabajar en aquella casa—, y ayer al asomarse a ver qué
hacía, la encontró ya sin vida, diciéndole los niños que ellos la habían
matado.
Todavía anoche el personal judicial realizaba algunas investigaciones para determinar lo conducente con los dos niños.
Y también fué acusado por De la Madrid en el 2009 de corrupción,
narcotráfico y de robar las elecciones presidenciales de México. El
también ex presidente de la Madrid se retractó unos días después.
Este es el video de la entrevista donde De la Madrid acusa a Salinas de Gortari:
Esta es la nota sobre por qué y cómo se retractó. La nota sobre
Aristegui, De la Madrid y Salinas de Gortari y sobre las queridísimas
televisoras vendidas del país, Telerisa y TvApesta:
Indignante,
es el adjetivo más adecuado que se puede dar al comportamiento de los
principales medios televisivos de México, ante las devastadoras
declaraciones del ex-presidente Miguel de la Madrid, contra el también
ex-mandatario Carlos Salinas de Gortari, al que acusó de robar,
corromper y permitir que sus hermanos Raúl y Enrique se involucraran con
el narcotráfico, aunque después se retractara.
Los
protagónicos noticiarios nocturnos de los “prestigiosos” periodistas
Joaquín López Dóriga de Televisa y Javier Alatorre de Azteca, no
mencionaron ni media palabra sobre el escándalo que provocó la
entrevista de Carmen Aristegui a de la Madrid, justo cuando el ambiente
político se encontraba tan revuelto, que estaba a punto de estallar.
Salinas de Gortari envió una carta a la periodista Aristegui, donde la
acusa de abusar de su colega de la Madrid, un hombre al que califica de
incapacitado mentalmente.
Poco después de darse a conocer la
carta de Salinas de Gortari, de la Madrid hizo público un comunicado en
el que se retracta de sus comentarios, argumentando que su estado de
salud no le permite mantener una conversación cuerda.
La
valentía de Aristegui la llevó a defenderse con armas profesionales,
aunque seguramente eso no la ayudará a dejar de sentir terror al salir a
la calle o al pegar los ojos por la noche.
Tal vez le esté
pasando lo mismo a de la Madrid y a sus hijos, quienes se encargaron de
matar políticamente a su padre. Seguramente no le permitirán ni una
entrevista más.
El experimentado político, estadista y
diplomático Porfirio Muñoz Ledo, acusó a Salinas de Gortari de amenazar
de muerte a de la Madrid y a sus hijos, si no se retractaba de lo dicho a
Aristegui.
Se sabe que pocas horas después de la publicación
de la entrevista, un grupo de priístas “pesados” acudieron a la casa del
ex-mandatario y que poco después de la Madrid se retractó.
El
escándalo es mayúsculo pues se trata de las declaraciones de un
ex-presidente que denuncia la infiltración del narcotráfico en la
mismísima presidencia de México desde hace más de 15 años, pero el
delicado tema no tuvo ninguna importancia para los presentadores López
Dóriga ni Alatorre.
Ciertamente, uno que ha trabajado en televisión
sabe de sobra que los presentadores, por muy “prestigiosos” que sean, no
tienen el poder de elegir la información con la que pueden abrir su
programa, especialmente cuando se trata de un tema tan espinoso como
éste. Simplemente los silenciaron. ¿Por qué? Hay muchas razones, una de
ellas, la más artificial, es que estamos en tiempos electorales y aunque
al partido en el poder le convendría aparentemente echar más leña al
fuego, lo cierto es que nadie se quiere quemar.
El mismo de la
Madrid dijo a Aristegui que no es conveniente que el actual gobierno de
México siga con ese asunto porque se desprestigiaría y podría poner al
país en pie de guerra, que ya es tarde para enjuiciar a Salinas de
Gortari. Tales afirmaciones no parecen venir de un anciano que padece
senilidad, como lo hace notar Salinas de Gortari en su carta a Aristegui
y en la retractación del otro ex-mandatario.
Pero más
importante que los tiempos electorales es el miedo al pasado, a destapar
la loza mortuoria de la putrefacción del sistema. Hacer un juicio a
Salinas de Gortari equivaldría a hacer la autopsia a un cadáver de 80
años y eso agitaría peligrosamente la gusanera que aún devora el cuerpo
putrefacto. El juicio no sería solamente contra el pequeño hombre que
prometió llevar a México al primer mundo, sino contra de la Madrid, Luis
Echeverría, los difuntos López Portillo y Díaz Ordaz, y también contra
el sistema entero, incluyendo a los mandatarios más recientes Ernesto
Zedillo, Vicente Fox y a Felipe Calderón.
Enjuiciar a Salinas
de Gortari implicaría reabrir el caso por el asesinato de Luis Donaldo
Colosio, los abusos de Marta Sahagún y sus hijos durante el sexenio de
Vicente Fox, la manera como llegó Felipe Caldrón al poder, las matanzas
del 68 y la responsabilidad de Echeverría y Díaz Ordaz, seguido de un
larguísimo etcétera. Ni el bravísimo Calderón, que tuvo el atrevimiento
de lanzar al ejército contra el narcotráfico, enfrentaría las
consecuencias de una autopsia al cadáver putrefacto.
¿Por qué
López Dóriga y Alatorre se quedaron callados? Porque las empresas para
las que trabajan no están dispuestas a enfrentarse al Salinas de
Gortari. Es mejor abrir sus noticiarios con la liguilla de futbol y la
sorpresa que dieron los Indios de Ciudad Juárez al vencer a los actuales
campeones de Toluca. Ya era hora que se escuchara decir algo “bueno” de
Ciudad Juárez, donde la impunidad reina por la muerte de cientos de
mujeres y por las leyes del narcotráfico.
Como periodista
siento vergüenza ajena de López Doriga y Alatorre y orgullo por la
valentía y dignidad periodística de Aristegui. Esperemos que no le
quiten su trabajo o lo que es peor, que aparezca muerta en una calle que
lleve el nombre de algún ex-presidente.
(Ruvalcaba es
novelista y periodista mexicano, autor de Vida crónica, La mariposa
bailarina y Los novenarios. Ha trabajado en Los Angeles para los diarios
La Opinión y Hoy, y para la cadena televisiva Telemundo. Fue
corresponsal del diario mexicano La Jornada en España).
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