Este descubrimiento, que data según los primeros indicios del siglo VIII ó IX, revela una costumbre pagana que subsistía entonces entre los cristianos de la época y que consistía en atravesar el corazón de algunos fallecidos con una hoja metálica para que no volviesen de entre los muertos. "Practicaban este rito contra personas que en su vida se consideraban malvadas, hacían maldades contra la gente o simplemente se ocupaban de algo que la sociedad no entendía, como por ejemplo investigaciones científicas o médicas. Se creía que después de morir, tales personas se convertían en vampiros y torturaban y atormentaban a los vivos y se bebían su sangre", explicó.
El supuesto vampiro podría ser una persona de alto nivel social, quizá un alcalde, un recaudador de impuestos, un consejero o un sacerdote riguroso en su persecución de los violadores de la moral cristina. Poco después del primer hallazgo, se encontró una segunda tumba con un cadáver también atravesado por un hierro, del que se sospecha que, por la constitución de los huesos y la cercanía al primer túmulo, podría ser la esposa. Según la costumbre, en la noche inmediatamente después del entierro, y siempre antes de medianoche, cuando se creía que el difunto se convertía en vampiro, un grupo de valientes exhumaba el cadáver y le clavaba un hierro en el pecho, explicó Dimitrov. "Se creía que el peso del metal presionaba al muerto y no le permitiría levantarse y vagabundear en la noche, bebiendo sangre de la gente", aclaró.
El profesor avanzó que las investigaciones arqueológicas continúan y que se han hallado en esa localidad y en otras cercanas alrededor de 80 tumbas que se sospecha fueron sometidas al mismo ritual. Varios medievalistas búlgaros consultados por Efe explicaron que en aquella época se creía que las personas con anomalías físicas, como por ejemplo, tener un cráneo más grande de lo habitual o joroba, eran vampiros. Otro arqueólogo búlgaro, Nikolay Ovcharov, reveló que el caso del "vampiro de Sozopol" no es el primero y no hace mucho tiempo se descubrió un cadáver de la misma época enterrado cerca de una iglesia en la ciudad de Veliko Tarnovo, en Bulgaria central. "Se trata de una costumbre pagana que llegó de la antigüedad y que los cristianos preservaron.
Además del hierro, a los muertos se los cubrían con ascuas o sus extremidades se ataban con cuerdas", explicó Ovcharov. Y añadió que algunos de los ritos se hacían de forma secreta durante la noche, pero hubo también otros que se realizaban durante el entierro en pleno día. Aunque las leyendas sobre el vampirismo en los Balcanes tienen muchos siglos de antigüedad, el mito moderno se debe a la novela "Drácula", publicada en 1897 por el irlandés Bram Stoker y basada en cuentos populares de la región. Ahora este mito ha vivido una nueva juventud gracias a la popular saga "Crepúsculo", de la novelista Stephenie Meyer, cuya adaptación a la gran pantalla ha sido un gran éxito de taquilla.
Pero mas alla de esto, que contaremos hoy de los señores de la noche mmmmmm....ah!!!!
Las leyendas casi siempre tienen base en
algún hecho real, a veces malinterpretado. Si te has interesado por los
diversos orígenes del vampirismo seguramente te has topado con la época
de histeria vampírica colectiva y sus reportes misteriosos.
De Masticatione Mortuorum (Dissertatio Historico-Philosophica de Masticatione Mortuorum) es un libro que muestra varios de estos casos. Este libro fue escrito por el teólogo M. Philippus Rohr en 1679
En ese tiempo abundaban leyendas en las
que los vampiros no sólo bebían la sangre de sus víctimas, sino también
comían su carne, y si no lograban salir de sus tumbas, se comían ellos
mismos.
Este tipo de historias y sucesos
dispararon la época de histeria colectiva, es por eso que en varios
entierros los familiares ponían rocas, tabiques, monedas o piezas de
metal y plata en las bocas de sus difuntos. Algunos incluso les cosian
los labios.
La mujer se encontró en un entierro masivo (por plaga) en la isla de Lazzaretto Nuovo en Venecia, Italia.
En otros métodos más drásticos, y para evitarse la posible resurección vampírica, se les decapitaba o se les estacaba.
La creencia de esto surgió después de haber exhumado varios cadaveres y encontrado ropas y carne en sus bocas.
En su libro, este autor critica tales
acciones, ya que consideraba, eran una falta de respeto al muerto. Y
diciendo que lo que en verdad mataba a sus familiares, eran los gases
que se juntaban en la tumba y que al abrirla (para cometer estos actos)
enfermaban a los que entraban en contacto. Claro, siendo un teólogo y
religioso se lo atribuyo al diablo más que a la razón.
En 1979 Michaël Ranft escribe también un libro sobre el vampirismo con un título muy similar. Este se llamó De Masticatione Mortuorum in tumulis
Este libro basa su tésis uno de los
mayores casos registrados de vampirismo: el caso de Peter Plojowitz,
publicado por primera vez en el Das Wienerisches Diarium, un periódico
de Viena, Austria.
De igual forma menciona el libro anterior
“De Masticatione Mortuorum” pero critica su enfoque ya que para Ranft
este fenómeno era más “natural” y no tenía nada que ver con demonios.
Actualmente no hay traducciones en inglés o español de los libros. Las únicas versiones están el Latín o Francés.
¿De dónde surgió toda esta idea de los muertos masticantes?
Alemania. En este país se originaron las
primeras leyendas, y este tipo de vampiros llevaba el nombre de
nachzeher. Se llegaba a segurar incluso que al rondar los cementerios
podías escuchar el sonido de sus masticaciones.
De acuerdo con las historias, este tipo
de vampiro, muy similar también a los zombies, se dedicaba a comerse a
otros compañeros difuntos, a sus familiares vivos y finalmente a sí
mismo.
Los nachzeher se creaban sin razón
alguna, aunque en algunas leyendas se dicen que el suicidio o la muerte
espontanea también podían crearlos.
Se piensa que todos estos sucesos
pudieron tener ciertos vacíos médicos. En esas épocas la medicina no era
la de ahora. Se enterraban vivos que sufrían de enfermedades como
catalepsia. No se sabía sobre ciertos procesos naturales que pasan los
muertos, como movimiento e hinchazon por gases y el crecimiento de uñas y
cabello.
Las muertes entonces podrían haber estado
más ligadas a insalubridad o incluso a las consecuencias de la
histeria. Parece ridículo pensar que estas dos cosas pueden matar a
alguien pero pensemos en el contexto de la época.
Europa era azotada por plagas, de 1300 a
1700. La peste bubónica se llevó del 30 al 60% de la población Europea.
Tuvo su pique a mitad de 1300, regresó con fuerza en 1600 y no acabó por
completo hasta el siglo XIX.
Uno de los métodos de contagio eran pulgas, y estas jugaban un papel importante ya que eran difíciles de ver.
Las repentinas dolencias y enfermedades,
atribuídas a los difuntos cadaveres masticantes pudieron ser simplemente
consecuencias de mala higiente, contacto con el muerto y contagio.
De igual forma hay varias enfermedades
cardiovasculares que pudieron dispararse con todas esas creencias y
llevarse la vida de muchos.
LA SANGRE.
En entradas pasadas comenté acerca de diversos platillos alrededor del mundo que usan como base la sangre y son más comunes de lo que se piensa además de formar parte importante de diversas culturas.
En este post no nos referiremos tanto a beber la sangre de un animal, sino la humana.
Hay diversos motivos por las que una persona o vampiro bebe sangre humana, usualmente directo de la fuente.
- Imitación a las leyendas vampíricas o deseo de pertenencia: No todos llevan estas actividades por gusto, algunas veces se llega a querer imitar (a veces sin tener una idea de cómo hacerlo) o sólo por las ganas de integrarse a un grupo.
- Fetiche o parafilia: Por placer erótico, puede ir desde la excitación ante los cortes y la sangre hasta el punto en el que no se pueda tener relaciones sin ese elemento presente.
- Curiosidad: Empieza desde pequeños, cuando uno se corta y se lleva a la boca la sangre o llega a probar la sangre de los demás.
- Religión y/o cultura: Aunque en la mayoría es tabú, hay otras que realizan rituales en los que se ingiere la sangre.
- Desordenes psicológicos: La pica y el síndrome de reinfield son algunos de los ejemplos.
- Enfermedades físicas: Como se mostró en el caso de las porfirias, la carencia de hierro hace que se antoje el beber sangre.
- Gusto por el sabor y el simbolismo que lleva.
¿Cómo beben sangre los vampiros de nuestros tiempos?
1. Tienen donantes. Personas a las que les gusta participar en este tipo de actividades. Usualmente es alguien de confianza del vampiro o algún conyugue que no tenga problemas con ello.
2. Se esteriliza y se cuida cada detalle del proceso. Manos limpias, guantes, entornos sin polvo o suciedas. Nuevas agujas o nuevas navajas SIEMPRE.
3. Se retira una mínima porción de sangre. Generalmente se hacen cortes pequeños y muy superficiales en la piel. Jamás debes arriesgar a la persona intentando picar una vena y mucho menos alguna principal como son las del cuello, pues uno puede no controlarlo y provocar que la otra persona se desangre.
4. Algunos sí lo hacen, pero en lo personal no recomiendo retirar la sangre con los labios o la boca, ya que hay un gran riesgo de infección. Aún después de un lavado dental y uso de enjuague, la boca humana sigue llena de bacterias.
Tengan en cuenta que el ingerir algo tan pequeño como una gota de sangre puede traer consecuencias fatales. La sangre es transmisora de varias enfermedades graves. Además no todos resisten la sangre en el estómago, algunas personas pueden llegar a enfermar con mínimas cantidades.
No es mentira,no es tan facil ver a uno de ellos ya que se ocultan en
los lugares mas remotos del planeta en pueblos muy pequeños a veces
viven en el bosque solos y no, es muy dificil que se alimenten con
sangre humana ya que eso los pondria al descubierto pasaria otra vez lo
de, bueno conosen la historia pero si quieren conocer a un vampiro
tendran que ir al bosque a pueblos se daran cuenta de ellos pero les
tomara varios años y cuando encuentren auno se daran cuenta que son mas
bellos de lo los pintan en las peliculas y si tienen suerte los dejara
que vivan, en ese momento veran algo muy interesante con ellos pero si
tiene la desgracia que yo estaran condenados al infierno en la
oscuridad y tan tas cosas les deseo suerte y no se condenen ya que
viviran un infierno tengan cuidado con lo que desean
Las más famosas son el strigoi rumano, el upir ruso y el vrykolakas griego.
Estas leyendas tienen su punto de partida en hechos inéditos o enfermedades que en aquel entonces no tenían una explicación científica.
Estas leyendas tienen su punto de partida en hechos inéditos o enfermedades que en aquel entonces no tenían una explicación científica.
En los siglos XVII-XVIII, en el este de Europa estalla una verdadera histeria del vampirismo, a causa de una serie de muertas extrañas que se entendieron como el acto criminal de un muerto viviente que se alimentaba con la sangre de sus víctimas. Tal era esta histeria que desterraban los fallecidos y los quemaban. Los testimonios sobre cadáveres sin descomponerse, personas muertas desangradas, heridas en el cuello, eran numerosos.
Estas historias han llegado a crear un perfil del vampiro, catalogándolo como un ser pálido, con grandes incisivos, que tenía como comida la sangre humana. También que la falta de alma le impedía verse en el espejo y que no podía entrar en una casa sin ser invitado. Durante el día dormía en un ataúd para salir a matar de noche, dado que no se podía exponer a la luz y se mostraba sensible al ajo. A estas características, el tiempo y la imaginación le han añadido otras, como la belleza o la capacidad de influenciar la voluntad de su víctima.
Orígenes físicos de los vampiros
Sin embargo, estas leyendas dejan de serlo, al menos para algunos, cuando se descubren enfermedades que tienen algunas de los síntomas asociadas al vampirismo. Aparte de la anemia y la catalepsia a los que se podría deber la palidez y el estado de cadáver sin serlo, respectivamente, hay una enfermedad muy rara que aparece en cada uno de 200 mil personas, la porfiria, la que parece tener los mismos síntomas que las características de un vampiro.Esta es una alteración genética de la enzima encargada de metabolizar las porfirinas (componentes de la hemoglobina) que hace que la hemoglobina se acumule en la sangre y se manifieste con una serie de síntomas como:
· Foto sensibilidad
· Deformidades faciales (destruye los labios dejando los dientes al descubierto)
· Palidez extrema
· Intolerancia al ajo (en personas que sufren esta enfermedad puede provocar un bloqueo de la coagulación de la sangre)
· Ansiedad por la sangre (como parte del tratamiento se consumaba sangre por vía oral)
Esta enfermedad parece ser una explicación bastante convincente para el aspecto y la alimentación del ser clasificado como vampiro. El resto de sus características y sus actividades lo dejo para el mito, aunque, como el racionalista Jean Jaques Rousseau decía: “Si en este mundo existiría una historia que tenga pruebas, esta sería la de los vampiros. No falta nada: reportes oficiales, testimonios de personas fiables, de los cirujanos, de los sacerdotes, de los hombres de la ley-todas las pruebas son incontestables.”
Siglos atrás, en Rumania, las insólitas pruebas para determinar si cualquier hombre muerto se había convertido en un vampiro eran las siguientes:
1. Si su espíritu regresaba por
las noches a hablar con su familia, se alimentaba de las sobras
encontradas en platos, ayudaba con los quehaceres domésticos y cortaba
la madera, entonces era un vampiro.
Las vampiresas –vampiros femeninos– regresaban a visitar a sus hijos. Se dice que
un vampiro húngaro, que había oficiado de sacerdote, no podía
mantenerse lejos de su iglesia ni del agua bendita, y regresaba
permanentemente a sus antiguos lugares.
2. Si cuando el sacerdote leía su sermón en el sepulcro los males no cesaban, era una señal de la presencia de un vampiro.
3. Si se
encontraba un agujero del diámetro de una serpiente cerca de la tumba de
un hombre muerto, el cadáver se había transformado en un vampiro, dado
que los vampiros salían de los sepulcros por tales agujeros.
4. Si un caballo
blanco se resiste a caminar sobre un sepulcro y deja de repente de
relinchar, se trata de la tumba de un vampiro.
5. Si al exhumar un cadáver éste se ponía rojo, se trataba del cuerpo de un vampiro.
Entrevista a Sean Manchester [Obispo caza vampiros]
La verdad sobre los vampiros está lejos de su leyenda romántica. Así
ha quedado patente en Bulgaria, dónde el hallazgo de la tumba de un
supuesto “bebedor de sangre” ha revelado su vinculación con algunas
costumbres paganas precristianas de los Balcanes.El descubrimiento, realizado el pasado domingo cerca de un monasterio medieval en la pequeña ciudad de Sozopol, a orillas del Mar Negro, muestra a un hombre que había sido enterrado con un hierro clavado en el corazón, explicó a Efe el director del Museo Nacional de Historia, Bozhidar Dimitrov.
“El muerto, cuya identidad, origen o rango social todavía no hemos confirmado, tenía clavado en el pecho una pieza de un arado de hierro”, reveló Dimitrov, un exministro búlgaro y uno de los historiadores más célebres del país.
Este descubrimiento, que data según los primeros indicios del siglo VIII ó IX, revela una costumbre pagana que subsistía entonces entre los cristianos de la época y que consistía en atravesar el corazón de algunos fallecidos con una hoja metálica para que no volviesen de entre los muertos.
“Practicaban este rito contra personas que en su vida se consideraban malvadas, hacían maldades contra la gente o simplemente se ocupaban de algo que la sociedad no entendía, como por ejemplo investigaciones científicas o médicas. Se creía que después de morir, tales personas se convertían en vampiros y torturaban y atormentaban a los vivos y se bebían su sangre”, explicó.
El supuesto vampiro podría ser una persona de alto nivel social, quizá un alcalde, un recaudador de impuestos, un consejero o un sacerdote riguroso en su persecución de los violadores de la moral cristina.
Poco después del primer hallazgo, se encontró una segunda tumba con un cadáver también atravesado por un hierro, del que se sospecha que, por la constitución de los huesos y la cercanÍa al primer túmulo, podría ser la esposa.
Según la costumbre, en la noche inmediatamente después del entierro, y siempre antes de medianoche, cuando se creía que el difunto se convertía en vampiro, un grupo de valientes exhumaba el cadáver y le clavaba un hierro en el pecho, explicó Dimitrov. “Se creía que el peso del metal presionaba al muerto y no le permitiría levantarse y vagabundear en la noche, bebiendo sangre de la gente”, aclaró.
El profesor indicó que las investigaciones arqueológicas continúan y que se han hallado en esa localidad y en otras cercanas alrededor de 80 tumbas que se sospecha fueron sometidas al mismo ritual. ´
Varios medievalistas búlgaros consultados explicaron que en aquella época se creÍa que las personas con anomalías físicas, como por ejemplo, tener un cráneo más grande de lo habitual o joroba, eran vampiros.
Otro arqueólogo búlgaro, Nikolay Ovcharov, reveló que el caso del “vampiro de Sozopol” no es el primero y no hace mucho tiempo se descubrió un cadáver de la misma época enterrado cerca de una iglesia en la ciudad de Veliko Tarnovo, en Bulgaria central.
“Se trata de una costumbre pagana que llegó de la antigüedad y que los cristianos preservaron. Además del hierro, a los muertos se los cubrían con ascuas o sus extremidades se ataban con cuerdas”, explicó Ovcharov. Y añadió que algunos de los ritos se hacían de forma secreta durante la noche, pero hubo también otros que se realizaban durante el entierro en pleno día.
Aunque las leyendas sobre el vampirismo en los Balcanes tienen muchos siglos de antigüedad, el mito moderno se debe a la novela “Drácula”, publicada en 1897 por el irlandés Bram Stoker y basada en cuentos populares de la región (…)
Aquí, publicación original de este artículo.
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El fin de semana pasado, arqueólogos búlgaros que trabajaban cerca de la ciudad de Sozopol, al borde del Mar Negro, desenterraron esqueletos de cientos de años con el pecho atravesado por estacas de hierro. Esta técnica era utilizada, evidentemente, para “impedir que los muertos se convirtieran en vampiros”: gente que había sido “rara” en vida (alcohólicos, criminales y marginales de distinto tipo) eran sospechosos automáticos, incluso antes de que ocurriera un asalto vampírico.Los cadáveres búlgaros son unos jovenzuelos en comparación con las inusuales tumbas descubiertas en Mikulovice, en la República Checa, pocos años atrás. Allí se calculó que los cuerpos cubiertos de rocas tenían unos 5.000 años.
En la era moderna de “vampirentretenimiento” –con Johnny Depp ofreciente recientemente un vampiro más, por el que muchas mujeres (y hombres) morirían–, podríamos olvidar que los vampiros no fueron inventados por diversión. Durante la mayor parte de la Historia, el vampirismo fue un tema terrorífico que estremecía. Durante una epidemia de vampiros, todo el mundo huía de su hogar y se dormía todos juntos en un edificio. Y estaba la cuestión de los que habían caído en coma. En Grecia, una familia estaba tan aterrada de que su hija en coma se convirtiera en una muerta-viva que la enterraron cuando todavía estaba con vida, contra los desesperados ruegos del médico local (en secreto, abrió la tumba esa noche, sólo para verla morir en sus brazos). En el mismo país, otro hombre desafortunado despertó del coma en su propio funeral, en un ataúd abierto. Tristemente, no fue causa de celebración. Traumatizados por su ser vampírico, los pobladores lo apedrearon hasta matarlo.
Estos pueden parecer ejemplos clásicos de triunfos de la superstición sobre la ciencia. Pero la ciencia moderna también ayuda a entender cómo y por qué los vampiros podían ser tan abrumadoramente terroríficos. Prueben con este tramo de análisis forense de vampiros, escrito por un monje cretense en 1888:
“La práctica común de los vrykolakas [vampiros griegos] es sentarse sobre los que duermen y causar con su enorme peso una sensación de agónica opresión”.
Los que la sufrían sentían que eran ahogados; y, aunque estaban más o menos conscientes, no podían moverse ni hablar.
¿Suena como una pesadilla? Lo era –literalmente. Owen Davies explica que “la parálisis en el sueño” es relativamente común: ocurre en el 20 al 45% de la gente. Más raramente (de un 5 a un 20 %), puede combinarse con una pesadilla. No se trata de un mal sueño. Puede incluir alucionaciones y una poderosa sensación de una presencia extraña en la habitación. Un soldado que había peleado durante 13 meses consecutivos en Corea afirmó sobre su única experiencia con estas pesadillas: “Nunca, antes o después, experimenté el miedo de esa noche”.
Si Robert Pattinson se sentara en el pecho de Kristen Stewart en medio de la noche (NDT: actores que protagonizan la saga “Crespúsculo”), bien podemos imaginarnos que los censores estarían bien aterrados –al menos, de perder su certificado PG (NDT: apta para menores, con “Parental Guidance”, guía de los padres). Pero hay otro problema. Si se envía a Pattinson o a (Bela) Lugosi a golpear puertas en Halloween en un país de vampiros reales, los locales no los reconocerían como vampiros. En verdad, si un aristócrata pálido y arrogante, delgado y de capa, apareciera en su humilde poblado una noche, habría una sola razón para asustarse: que alguien de aspecto tan sofisticado debía ser el chupasangre del dueño de la tierra. En la realdiad, el cuerpo no corrupto encontrado en la tumba estaba, a menudo, hinchado (no delgado) y patentemente enrojecido (no pálido) –como uno esperaría naturalmente de una criatura que se alimenta de sangre. Los colmillos afilados estarían lejos de ser esenciales, y si se los hallara, serían apenas mayor evidencia de que el vampiro era un muerto en vida: no sólo no se corrompía el cuerpo, sino que todavía se desarrollaba. Oh –¿y la etiqueta al vestir? No se requería saco para la cena. Un humilde sudario de campesino bastaría –idealmente, algo roto y deshilachado, para indicar que el vampiro lo había estado masticando, hambriento, en su tumba.
Los auténticos vampiros desaparecieron en forma más bien reciente: el apedreo del griego, por ejemplo, ocurrió en 1930. Pueden pulular aquí y allá, todavía, mientras escribo. En noviembre de 2003, Stephenie Meyer firmó el contrato de Crepúsculo. Pocas semanas después, en enero de 2004, los pobladores rumanos de Marotinul-de-Sus olfatearon un vampiro cuando una mujer cayó enferma. El culpable fue identificado como el recientemente fallecido Petre Toma. A medianoche, seis hombres desenterraron su cuerpo, lo abrieron en el costillar y le quitaron el corazón. Éste fue quemado, y las cenizas fueron entregadas a la mujer para que las bebiera con agua (para escapar de un vampiro, a veces es necesario volverse caníbal). Aunque los rumanos llamaban a Toma un strigoi (poltergeist, o espíritu), ésta era una típica forma folklórica de explicar y luchar contra la enfermedad. El vampiro, no los gérmenes, era el culpable.
Para aquellos que están un poco desorientados por la displicencia de los vampiros hacia los estereotipos de Hollywood, puedo ofrecer un consuelo menor: Marotinul-de-Sus está en Transilvania. Al menos la fábula acertó en eso.
Me Encantaría Platicar Contigo
ResponderEliminarMi Correo Yineth_fm@hotmail.com
¡Que buen sitio!.
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