EL DEMONIO ESCONDIDO TRAS EL ENGAÑO GUADALUPANO
Declaracion publica de el investigador Leoncio Garza Valdés,
experto en arqueomicrobiología de la Universidad de San Antonio, Texas.
“El cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo de México y
autoridad de la Basílica de Guadalupe, me contrato debido a mi estudio e
investigación del Santo Sudario de Turín, Italia.
sostuve un
encuentro con el monseñor José Luis Guerrero en la misma Basílica de
Guadalupe, el 4 de febrero, día en que comencé el estudio.
entré
a la bóveda, donde en las noches se guarda la imagen, y empecé a
fotografiarla. Utilicé cámaras con filtros especiales que sólo dejan
pasar radiaciones electromagnéticas de entre 250 y 400 milimicras, que
es el espectro del ultravioleta. Son filtros nuevos que acaban de salir.
Me regresé a Texas. Entregué mis películas al laboratorio de la
Facultad de Medicina de la Universidad de San Antonio. El revelado me lo
entregaron el 10 de febrero.
Al analizarlo me di cuenta de que,
empalmadas una sobre otra, en el lienzo hay realmente tres pinturas, es
decir, que bajo la imagen actual se esconden otras dos.
En La mas antigua descubri una firma y una fecha, 1556. Y, abajo, dos iniciales: M. A. ( Marcos Aquino)
posteriormente cubierta con una capa de pintura blanca,aparece una
segunda Virgen,Tiene un rostro más indígena que la actual. Es de
características más bizantinas. Y está desplazada 15 centímetros hacia
la derecha de la Guadalupana que conocemos ahora. Por lo demás, ambas
tienen una postura muy semejante,sus rasgos son más indígenas y tiene
los ojos más abiertos que la Guadalupana actual. a diferencia de la
primera, los pigmentos que se usaron en esta pintura tienen una gran
emisión de ultravioleta. Y el filtro que usé sólo deja pasar estas
emisiones.
el lienzo es de cáñamo, y no de ixtle, como
anteriormente se creía. Al material se le llamaba cañamazo de España, y
con él se hacían, en el siglo XVI, las velas de los bergantines.
Luego aparese la actual , la que se ve a simple vista la cual es una restauración de la segunda
Mis testigos son ; monseñor José Luis Guerrero, consultor de la
causa de canonización de Juan Diego; el nahuatlato Mario Rojas Sánchez;
el doctor Gilberto Aguirre, de la Universidad de San Antonio; y el
fotógrafo Lester Rosebrock, de la misma Universidad”.
(Leoncio Garza Valdés,Es profesor e investigador de microbiología en la
Universidad de San Antonio, Texas. Ahí inició una nueva disciplina
científica: la arqueomicrobiología, que estudia los depósitos
bacterianos en superficies arqueológicas.
Como producto de sus
investigaciones del Manto de Turín, escribió su libro Huellas de la
sangre de Cristo, traducido a varios idiomas. Y pronto publicará su
investigación Tepeyac: cinco siglos de engaño )
El culto a
la Virgen de Guadalupe tuvo, en su origen, la oposición absoluta de la
Iglesia católica. Nadie ha dicho cosas peores que fray Bernardino de
Sahagún, nuestro primer historiador. En su monumental Historia General
de las Cosas de la Nueva España, señala que los indios habían tenido en
el Tepeyac “un templo dedicado a la madre de los dioses, que llaman
Tonantzin, que quiere decir nuestra madre”. Luego observa que los indios
iban al santuario de ese ídolo “desde muy lejanas tierras, de todas las
comarcas de México”. Por eso el nuevo culto le resulta a fray
Bernardino “invención satánica para ocultar la idolatría” y “devoción
sospechosa porque en todas partes hay muchas iglesias de Nuestra Señora,
y no van a ellas, y vienen de lejanas tierras a esta Tonantzin, como
antiguamente”. ¡Gulp!
Luego vino el testimonio contrario del
mismísimo testigo del milagroso plasmado de la imagen: el obispo fray
Juan de Zumárraga, quien debía recibir las rosas. En 1547, apenas quince
años después de la fecha asignada a las apariciones, fray Juan publicó
en su catecismo Regla Cristiana: ¿Por qué ya no ocurren milagros? “Ya no
quiere el Redentor del Mundo que se hagan milagros, porque no son
menester... No queráis, como Herodes, ver milagros y novedades por que
no quedéis sin respuesta: lo que Dios pide y quiere es vidas milagrosas,
cristianas, humildes, pacientes y caritativas”. ¡Zas!
El piadoso y
católico historiados del siglo XIX, Joaquín García Icazbalceta,
encargado de encontrar las bases históricas del culto, para así obtener
del Vaticano permiso para coronar la imagen, se pregunta: “¿Cómo decía
eso el que había presenciado tan gran milagro?”
Lo dice porque no lo
vio y le molestaba, como al provincial de los franciscanos, fray
Francisco de Bustamante, que se atribuyeran milagros a la imagen (no que
se hubiera aparecido, lo cual nadie creyó a lo largo de todo el primer
siglo). Fray Francisco sostuvo, ante el virrey y la Real Audiencia, que,
luego de los muchos trabajos pasados por los evangelizadores para que
los indios no creyesen en imágenes, pues eran de piedra y palo, “venir
ahora a decirles que una imagen pintada ayer por un indio llamado Marcos
(Cipac) hacía milagros, era sembrar gran confusión y deshacer lo bueno
que se había plantado”.
El expediente con este sermón del provincial
de los franciscanos estuvo perdido durante casi tres siglos. La primera
noticia de su existencia se tuvo en 1846. En 1871 lo leyó García
Icazbalceta, escribió al arzobispo Labastida que sus dudas se habían
vuelto certezas, y le rogó que el manuscrito no se presentara a otros
ojos ni pasara a otras manos. Pero él mismo lo había dado a conocer a
sus amigos: Francisco Sosa, Francisco del Paso y Troncoso, José María
Vigil, Luis González Obregón.
La imagen tenía una corona, como
demostraban todas las copias realizadas durante tres siglos. Si la había
coronado el mismo Cielo no podía ser vuelta a coronar. Así que la
corona “desapareció”. En 1887, el futuro abad de la Basílica, Antonio
Plancarte, relata así el momento del nuevo “milagro” en carta al obispo
de Yucatán, Carrillo y Ancona: “El día que publicaron en El Nacional [23
de enero de 1887] que no debía ser coronada la imagen porque Dios ya la
había coronado” vio las fotografías tomadas tres días antes, y ¿qué
creen? ¡Faltaba la corona!
Por todo ese lío, cuando al fin se coronó
la imagen en 1895, el obispo de Tamaulipas, Eduardo Sánchez Camacho,
renunció a su diócesis por considerar que el culto guadalupano
“constituye un abuso en perjuicio de un pueblo crédulo y en su mayoría
ignorante”.
Los mitos sobre el origen divino de la imagen se habían
tambaleado ante el solo análisis estético: resultaba infame que Dios
pintara en el estilo de los conquistadores: la Guadalupana es claramente
de estilo general europeo, tiene un medallón idéntico al de la Virgen
de la Merced; lleva armiño en los puños, símbolo de los reyes en Europa y
animalito que no existía en América. Es gótico español.
Aún peor:
era increíble que Dios pintara tan mal: los hombros son claramente
enormes hasta para un hombre fornido, el pliegue de la rodilla es
anatómicamente imposible, los alamares dorados del brocado pasan por
encima de los pliegues, el ángel no tiene hombros y los bracitos son
deformes.
Por último: se conoce de qué está hecha la imagen. En La
tilma de Juan Diego, ¿técnica o milagro? de Philip Serna Callahan y Jody
Brant Smith, traducido por el padre Faustino Cervantes (promotor de la
canonización de Juan Diego) y recomendado por la Basílica, se lee: la
orla del manto es de oro y se está desprendiendo, el fondo es yeso y
está cuarteado; el moño negro, la luna y el cabello del ángel, de óxido
de hierro, están agrietados y cayendo; el ángel está pintado al temple;
los rayos dorados, al fresco.
A diferencia de los murales
pornográficos de Pompeya, que han resistido dos mil años y la erupción
del Vesubio, la Virgen de Guadalupe ha entrado en la última fase de su
deterioro. Pero, podéis estar seguros, hermanos: otro milagro la
rescatará. ¡Aleluya!
Siempre me ha parecido, con todo respeto para los creyentes, la forma del exterior del órgano sexual femenino y la estrella de cinco picos, según recuerdo, es una representación de Venus, lo que representa a mi parecer alguna tipo de fuerza divina femenina.
ResponderEliminarHoy 7 de julio de 2016 el Sr. Leoncio Garza Valdés sigue sin presentar ninguna de las imagenes superpuestas. Ni siquiera las iniciales de Marcos Aquino, que según él encontró. No aparecen en su obra "Tepeyac, Cinco Siglos de Engaños" ni en ningún otro documento de él o de otro autor.
ResponderEliminarCoincido en que es una farsa, como pintora, puedo ver con facilidad una mala técnica y proporciones, siempre pensé, esta pintada en época renacentista estilo gótico, solo con eso tan simple, la hicieron! Humanos, ahora leo esto y es lógico, que lleva una intención de llevar a los indígenas al catolicismo y en vez que adoren a sus dioses cambian a adorar otro ídolo de la religión, no a Dios! Por que Solo a Dios se debe adorar . las palabras de esta entidad espiritual demoniaca dijo: haganme una mi casita, aja, eso solo lo puede pedir satanás nunca una sierva real de Dios como lo fue Maria madre de Jesús en la tierra
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