Este es un hecho que, a la fecha, sigue atrayendo a todo aquel que oye
de este caso. Aparentemente el número 1026 de la calle José Silvestre
Aramberri en la Cd. de Monterrey N.L. México, es una casa más que data
de principios de 1900, muy vieja y descuidada, mostrando que no se le ha
puesto el más mínimo interés en su conservación.
Pero lo que atrae a las personas no es su casi extinta arquitectura, o
la malla ciclónica que cubre todo el frente de la casa, o el patio
descuidado lleno de árboles viejos el cual se ve desde la calle. Lo que
hace a esta casa tan especial fue la tragedia que tuvo lugar en su
interior, de la cual no voy a profundizar por ser un hecho muy delicado,
pero sí comentaré sus consecuencias.
Mientras corría el año de 1933, la casa de Aramberri fue escenario, y
mudo testigo, de una muestra de la locura causada por la ambición
humana. En ese tiempo era hogar de una de las familias más respetadas y
de abolengo en la región. Un día, mientras el señor de la casa iba a
trabajar, su esposa e hija fueron atacadas por tres sujetos los cuales
deseaban saber la ubicación de un gran cofre lleno de monedas de plata.
En el comedor de la casa es donde estos seres, a los cuales no se les
puede llamar humanos, torturaron de la manera más horrenda, sangrienta y
cruel a dos mujeres, el ama de casa y su hija.
La investigación de este caso fue difícil, ya que no había rastros de
que las puertas hayan sido forzadas, y como testigo estaba el perico
mascota de la familia, quien fue pieza clave para la captura de los
asesinos, ya que con sus escandalosos gritos repitió las últimas
palabras de una de sus dueñas: "No me mates Gabriel, no me mates".
Esto armó las pistas necesarias para que las autoridades capturaran al
sobrino de la familia, y después a sus cómplices. A los tres homicidas
se les aplico la "Ley Fuga" a manera de escarmiento.
Desde esa lejana fecha, en esta casa han pasado muchísimos hechos
sobrenaturales, desde escuchar los lamentos de las mujeres, hasta ver o
sentir su presencia.
El caso tomó mucha fuerza hace unos años, cuando un par de reporteros
entraron a la casa para averiguar supuestos hechos paranormales. Al
salir de la casa por atender otra noticia, los reporteros sufrieron un
grave accidente automovilístico, al revisar el material que obtuvieron
en la casa se escucha claramente un grito lejano y hueco.
Esto motivó a que muchos programas hicieran sus investigaciones,
(incluso se llamó a Carlos Trejo, investigador mexicano especialista en
hechos paranormales, autor del libro "Cañitas"). Pero no se ha dado una
explicación a los hechos inexplicables de la casa.
La casa tuvo que ser cerrada al público ya que muchas personas de todos
los niveles, especialmente los jóvenes, entraban a la casa buscando ser
testigos de algún hecho sobrenatural, para rezar por el alma de las dos
mujeres o para satisfacer su enorme morbo.
La casa ya no sigue igual que en el año 1993, en la sala ya no se
encuentras los muebles que fueron testigos mudos del horror y del dolor
provocado a esa familia. La recámara sigue en pie y en donde los
testigos comentan que se aprecia un recuadro con el rostro desfigurado
de una mujer (posiblemente el de la ama de casa). Se pasa al comedor,
lugar en donde se cometió el crimen. La cocina, el sanitario, la bodega,
el patio, todo sigue ahí. En toda la casa se siente la tensión, la cual
sólo motiva a pedir por el eterno descanso de las almas atormentadas,
cuya esencia está impresa en la casa, acompañada de un fuerte olor a
azufre.
Siendo el tema principal de varios libros, la casa del "Crimen de
Aramberri" es visitada por curiosos e investigadores, quienes aseguran
que en la noche se pueden oír los lamentos de las almas que penan en la
casa, y a veces puedes ver asomadas por una ventana o recorriendo el
patio o el interior de la casa a las inquilinas que posiblemente nunca
se irán.
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