lunes, 29 de octubre de 2012

La casa de Aramberri

Este es un hecho que, a la fecha, sigue atrayendo a todo aquel que oye de este caso. Aparentemente el número 1026 de la calle José Silvestre Aramberri en la Cd. de Monterrey N.L. México, es una casa más que data de principios de 1900, muy vieja y descuidada, mostrando que no se le ha puesto el más mínimo interés en su conservación.
Pero lo que atrae a las personas no es su casi extinta arquitectura, o la malla ciclónica que cubre todo el frente de la casa, o el patio descuidado lleno de árboles viejos el cual se ve desde la calle. Lo que hace a esta casa tan especial fue la tragedia que tuvo lugar en su interior, de la cual no voy a profundizar por ser un hecho muy delicado, pero sí comentaré sus consecuencias.
Mientras corría el año de 1933, la casa de Aramberri fue escenario, y mudo testigo, de una muestra de la locura causada por la ambición humana. En ese tiempo era hogar de una de las familias más respetadas y de abolengo en la región. Un día, mientras el señor de la casa iba a trabajar, su esposa e hija fueron atacadas por tres sujetos los cuales deseaban saber la ubicación de un gran cofre lleno de monedas de plata. En el comedor de la casa es donde estos seres, a los cuales no se les puede llamar humanos, torturaron de la manera más horrenda, sangrienta y cruel a dos mujeres, el ama de casa y su hija.
La investigación de este caso fue difícil, ya que no había rastros de que las puertas hayan sido forzadas, y como testigo estaba el perico mascota de la familia, quien fue pieza clave para la captura de los asesinos, ya que con sus escandalosos gritos repitió las últimas palabras de una de sus dueñas: "No me mates Gabriel, no me mates".  Esto armó las pistas necesarias para que las autoridades capturaran al sobrino de la familia, y después a sus cómplices. A los tres homicidas se les aplico la "Ley Fuga" a manera de escarmiento.
Desde esa lejana fecha, en esta casa han pasado muchísimos hechos sobrenaturales, desde escuchar los lamentos de las mujeres, hasta ver o sentir su presencia.
El caso tomó mucha fuerza hace unos años, cuando un par de reporteros entraron a la casa para averiguar supuestos hechos paranormales. Al salir de la casa por atender otra noticia, los reporteros sufrieron un grave accidente automovilístico, al revisar el material que obtuvieron en la casa se escucha claramente un grito lejano y hueco.
Esto motivó a que muchos programas hicieran sus investigaciones, (incluso se llamó a Carlos Trejo,  investigador mexicano especialista en hechos paranormales, autor del libro "Cañitas"). Pero no se ha dado una explicación a los hechos inexplicables de la casa.
La casa tuvo que ser cerrada al público ya que muchas personas de todos los niveles, especialmente los jóvenes, entraban a la casa buscando ser testigos de algún hecho sobrenatural, para rezar por el alma de las dos mujeres o para satisfacer su enorme morbo.
La casa ya no sigue igual que en el año 1993, en la sala ya no se encuentras los muebles que fueron testigos mudos del horror y del dolor provocado a esa familia. La recámara sigue en pie y en donde los testigos comentan que se aprecia un recuadro con el rostro desfigurado de una mujer (posiblemente el de la ama de casa). Se pasa al comedor, lugar en donde se cometió el crimen. La cocina, el sanitario, la bodega, el patio, todo sigue ahí. En toda la casa se siente la tensión, la cual sólo motiva a pedir por el eterno descanso de las almas atormentadas, cuya esencia está impresa en la casa, acompañada de un fuerte olor a azufre.
Siendo el tema principal de varios libros, la casa del "Crimen de Aramberri" es visitada por curiosos e investigadores, quienes aseguran que en la noche se pueden oír los lamentos de las almas que penan en la casa, y a veces puedes ver asomadas por una ventana o recorriendo el patio o el interior de la casa a las inquilinas que posiblemente nunca se irán. 


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