Un soldado húngaro estaba alojado en casa de un campesino de la
frontera, y un día, cuando comía con él, vio entrar a un desconocido que
se sentó en la mesa junto a ellos. El campesino y su familia parecieron
muy asustados por esta visita, y el soldado, que ignoraba lo que
significaba aquello, no sabía qué pensar del pavor de estas buenas
personas. Pero al día siguiente, cuando encontraron muerto en la cama al
dueño de la casa, el soldado supo que se trataba del padre de su
hospedero, muerto y enterrado desde hacía diez años, que había venido a
sentarse a la mesa al lado de su hijo, y de esta forma le había
anunciado y causado la muerte.
El militar informó a su regimiento
de este suceso. Los generales enviaron a un capitán, un cirujano, un
auditor y algunos oficiales para comprobar el hecho.
La gente de
la casa y los habitantes del pueblo declararon que el padre del
campesino había vuelto para provocar la muerte de su hijo, y que todo lo
que el soldado había visto y contado era totalmente cierto. En
consecuencia, mandaron desenterrar el cuerpo del vampiro.
Lo encontraron en el estado de un hombre que acaba de expirar y con la
sangre todavía caliente; entonces le cortaron la cabeza y le depositaron
de nuevo en la tumba. Después de esta primera expedición, los oficiales
fueron informados de que otro hombre, muerto hacía más de treinta años,
solía aparecerse, y que ya se había presentado tres veces en su casa a
la hora de la comida. La primera vez había mordido el cuello de su
propio hermano y le había sacado mucha sangre; la segunda, había hecho
lo mismo a uno de sus hijos; un criado había recibido el mismo trato la
tercera vez.
Estas tres personas habían muerto a consecuencia de
ello. Este fantasma desnaturalizado fue desenterrado también; lo
encontraron tan lleno de sangre como el primer vampiro.
Le hundieron una gran estaca en la cabeza y lo cubrieron de tierra. Cuando la comisión creía que ya se había librado de los vampiros, por todas partes se presentaron denuncias contra un tercer vampiro que, muerto dieciséis años atrás, había matado y devorado a dos de sus hijos.
Este tercer vampiro
fue quemado y considerado el más culpable. Después de estas
ejecuciones, los oficiales dejaron pueblo totalmente en calma y libre de
aparecidos que bebían la sangre de sus hijos y amigos.
Charles Nodier (1780-1844)
No hay comentarios:
Publicar un comentario