Existen miles de historias de vampiros y vampiras provenientes de Transilvania, propiamente del país de Rumania.
Esta nación está al lado de varios países eslavos, por lo que no es difícil pensar que los vampiros rumanos y los vampiros eslavos son similares en las descripciones de leyendas.
En la tradición rumana, los nombres que le dieron a los vampiros son:
Strigoi (plural: Strigoi)
Moroi (plural: Moroii)
Varcolac (plural: Varcolaci)
Pricolic ( plural: Pricolici)
Moroi (plural: Moroii)
Varcolac (plural: Varcolaci)
Pricolic ( plural: Pricolici)
Todas estas palabras sirven para describir la esencia del vampiro,
sin embargo, cada uno de estos términos tienen diferencias al describir
el comportamiento o poderes de los vampiros.
Los vampiros de Transilvania se comportaban como otros vampiros de la
época. Regresaban de la muerte para matar ganado, y al mismo tiempo se
acercaban a sus parientes cercanos para aterrorizarles. Cuando los
aldeanos habrían la tumba de un vampiro, lo encontraban a este con la
boca llena de sangre, y algunas veces lo encontraban con pedazos de
personas a medio comer.
La Iglesia también se metió en el asunto de matar vampiros. Habían
muchas creencias y supersticiones, como el uso de las cruces y el agua
bendita. Pero los métodos favoritos era cortarle la cabeza al vampiro, y
echarle fuego. Incluso hubieron personas que, para estar totalmente
seguros que el vampiro no vivía, le disparaban al cuerpo con una
pistola.
Ejemplos de historias de vampiros de Transilvania lo podemos encontrar en relatos como “El Vampiro en Europa” por Summers Montague. Este escrito describe en su mayoría el folclore de Rumania.
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