La misantropía es el odio, despecho y antipatía hacia la raza humana. No
representa un desagrado por personas concretas, sino la animadversión
de los rasgos compartidos por toda la humanidad, a lo largo del tiempo y
el espacio, incluido uno mismo. Un misántropo es, por tanto, una
persona que muestra antipatía hacia la humanidad. Ésta ha sido atribuida
a numerosos escritores satíricos, tales como William S. Gilbert (‘Odio a
mis congéneres’), aunque tales identificaciones deben ser estrechamente
examinadas, pues una visión crítica o tragicómica de la humanidad puede
ser confundida con la genuina misantropía. Jonathan Swift es
abiertamente acusado de misantropía (véase Historia de una bañera y, más
específicamente, el Libro IV de Los viajes de Gulliver). Otros
escritores que podrían considalbergando la maldad bajo rostro apenas
humano, con una clara deformidad indescriptible. Como dijo el mismo
erarse misántropos: Pío Baroja, Francisco de Quevedo, Joseph Sheridan Le
Fanu. Dentro del campo de la literatura, una de las historias de
misantropía mas populares en el globo es sin lugar a dudas El Extraño
Caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson; el personaje
de Hyde es la clara encarnación de la misantropía. Es un ser totalmente
grotesco, mezquino, corrupto, Charles Utterson cuando conoció a Hyde:
"Dios me perdone, pero este individuo no posee rasgos humanos. ¡Pobre
Jekyll! ¡Si alguna vez he visto la rúbica de Satanás en rostro humano,
es en el de su nuevo amigo!". Robert Louis Stevenson maneja en su
historia que la misantropía también puede manifestarse de manera
"física" (similar a los hombres lobo
mediante la transformación animal), Henry Jekyll desarrolla una droga
con la cual puede separar la dualidad del ser humano, el bien y el mal, y
al usar esa droga aparece por vez primera Edward Hyde, un individuo con
apariencia troglodita, siendo más una bestia que un ser humano; es por
ello que el personaje de Mr. Hyde se interpreta como misántropo desde la
perspectiva tanto de la transformación bestial como en su conducta
asesina.
Existe una distinción importante entre el pesimismo filosófico y la misantropía. Immanuel Kant dijo que “de la naturaleza tortuosa de la humanidad, ninguna cosa recta se puede obtener”, aunque ésta no era una expresión sobre la inutilidad de la propia humanidad. Igualmente, Samuel Beckett en una ocasión comentó que “el infierno debe de ser como (…) recordar los buenos tiempos pasados, cuando deseábamos estar muertos” — un alegato que puede, quizás, ser percibido como desolador y desesperado, pero no como anti-humano o expresivo de ningún odio por la humanidad.
Existe una distinción importante entre el pesimismo filosófico y la misantropía. Immanuel Kant dijo que “de la naturaleza tortuosa de la humanidad, ninguna cosa recta se puede obtener”, aunque ésta no era una expresión sobre la inutilidad de la propia humanidad. Igualmente, Samuel Beckett en una ocasión comentó que “el infierno debe de ser como (…) recordar los buenos tiempos pasados, cuando deseábamos estar muertos” — un alegato que puede, quizás, ser percibido como desolador y desesperado, pero no como anti-humano o expresivo de ningún odio por la humanidad.
El
filósofo alemán Arthur Schopenhauer, por otra parte, era casi tan
ciertamente misántropo como su reputación. Escribió que “la existencia
humana debe ser una especie de error”. Sin embargo hay que decir que la
misantropía no equivale necesariamente a una actitud inhumana hacia la
humanidad. Schopenhauer concluyó, de hecho, que el trato ético hacia los
otros era la mejor actitud, pues todos somos sufridores y parte de la
misma voluntad de vivir; también analizó el suicidio desde una actitud
comprensiva que resultaba extraña para su tiempo, cuando era un tema
tabú.
Martin Heidegger también mostró
cierta misantropía en su preocupación por los ‘ellos’ — la tendencia de
la gente conformarse a un punto de vista sobre el que nadie ha
reflexionado, pero es secundado porque ‘así lo dicen ellos’. A
diferencia de Schopenhauer, Heidegger era opuesto a cualquier ética o
razón para tratar a los otros con respeto.
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En tiempos recientes, Anton LaVey
y su marca de Satanismo ha expresado una misantropía militante, yendo
tan lejos como abogar por la esterilización de partes de la población y
reducir en guetos “las formas más bajas de vida humana”.Aunque rara, la
misantropía también ha aparecido en formas de entretenimiento popular.
El comediante de monólogos americano Hill Hicks mostró rasgos de
misantropía en su trabajo, llamando a la raza humana “un virus con putos
zapatos”, y refiriéndose a sí mismo, en múltiples ocasiones, como un
“misántropo humanista”. Igualmente, temas de misantropía aparecieron en
The Holy Bible (La Sagrada Biblia), el tercer álbum de la banda galesa
de rock Manic Street Preachers. Éste incluía versos tales como “todo lo
que predico es extinción” y la muestra de un discurso del autor J.G.
Ballard expresando lo que parecían ser sentimientos profundamente
misántropos. Además, el protagonista Johnny C., del cómic Johnny the
Homicidal Maniac, exhibe una fuerte misantropía, en dichos y en hechos.
El Dr Gregory House, interpretado por Hugh Laurie en la serie televisiva
House M.D., es un misántropo.
En casos
extremos, la misantropía ha conducido a asesinatos masivos. Asesino de
al menos 21 personas, Carl Panzram dijo, en 1922, desde la cárcel de
Washington DC: “Odio a toda la puta raza humana. Disfruto matando
gente”. A pesar de la validez de la visión misantrópica del mundo,
algunos creen que aquellos con una profunda misantropía pueden sufrir de
baja autoestima, depresión e, incluso, tendencias suicidas.Algunos han
considerado elevar la misantropía a una protociencia de misantropología.
En 1992, el ensayista estadounidense Florence King, un autoproclamado
misántropo, escribió un libro de humor sobre la historia de un
misántropo titulado With Charity Toward None: A Fond Look at Misanthropy
(Por caridad hacia nadie: una entrañable mirada hacia la misantropía).
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