Desde la más remota noche de los tiempos hasta
nuestros días, fascinantes e increibles historias de “apariciones” han
recorrido la faz de la Tierra para alojarse en todas las culturas,
épocas y creencias, deleitando a soñadores, románticos y poetas e
inquietando a cronistas, historiadores, folkloristas y, actualmente, a
los investigadores de lo paranormal. Un alto porcentaje de esta
casuística ha tenido lugar mientras el asombrado observador se hallaba
en su lecho de descanso, casi a punto de dormirse o segundos después de
despertar.
APARICIONES DE ALCOBA
En
la actualidad resurgen estas apariciones anómalas a las que, a falta de
mejor nombre, he colocado el apelativo de “visitantes de dormitorio”. A
pesar de que, como he señalado, no es un fenómeno propio de nuestro
tiempo, sí lo es la interpretación que actualmente se le está dando, ya
que lo enmarcamos -y parte de culpa la tenemos los investigadores-
dentro de la fenomenología OVNI. Hoy, el tema OVNI está de moda y en él
vertemos más fenómenos de la cuenta, en muchos casos por una
malinterpretación del testigo y en otros por nuestras propias creencias
personales, posturas incorrectas para tratar objetivamente un
acontecimiento de esta magnitud.
Desde
que inicié mis andanzas por el universo paracientífico he recogido
inquietantes casos de “apariciones de alcoba”, caracterizadas, entre
otros muchos fenómenos, por la aparición de “entidades” casi siempre
antropomorfas, rodeadas de gran luminosidad y semitransparentes, siendo
interpretadas por el perceptor como presencias de familiares fallecidos,
fantasmas o espíritus, aunque hoy, tal vez por la influencia de ciertas
lecturas, esta interpretación ha dado un tremendo vuelco. Así, en
Norteamérica, los libros “Intruders”, de Budd Hopkins, y “Communion”, de
Whitley Strieber, han generado una auténtica psicosis “alienígena”,
viéndose en estas historias una intervención de criaturas
extraterrestres con fines manipulatorios. Puestos a especular, o bien el
fenómeno transforma su apariencia, dependiendo de los factores
ambientales donde se manifiesta, o bien somos nosotros quienes lo
adornamos con elementos del folklore popular. Sea lo que sea, la
cuestión es que miles de personas sienten que en su hogar hay un
inquilino que, al parecer, no es de este mundo. El trauma o inquietud
que originan tales experiencias cambian radicalmente la vida de los
testigos y su asimilación depende, en gran medida, del control psíquico,
la seguridad en sí mismo y, sobre todo, de un equilibrado estado
emocional.
ESOS EXTRAÑOS “NOCTÁMBULOS”
“...Ví
que surgía una luz en mi cuarto y que siguió aumentando hasta que la
pieza quedó más iluminada que al mediodía. Repentinamente apareció un
personaje al lado de mi cama, de pie en el aire, porque sus pies no
tocaban el suelo (...) Toda su persona brillaba más de lo que se puede
describir y su faz era como un vivo relámpago (...) Cuando lo vi por
primera vez tuve miedo; mas el temor pronto se apartó de mí. Me llamó
por mi nombre y me dijo que era un mensajero y enviado de la presencia
de Dios, y que se llamaba Moroni...” Esta “aparición de dormitorio” fue
protagonizada por José Smith el 21 de septiembre de 1823, dando origen a
una nueva religión, la “Iglesia de Jesucristo de los Santos de los
Últimos Días”, conocida popularmente como la Iglesia de Mormón. Más de
un siglo y medio después aún continúan estas historias, pero con otro
“decorado”...Julia G. es una joven ama de casa onubense, de 31 años de
edad, acostumbrada a sentir en su propia piel estos encuentros desde que
tenía ocho años, y aunque sus experiencias no la han llevado a fundar
ninguna religión, sí la han hecho enfocar la vida desde una perspectiva
trascendente y espiritual, adentrándose en terrenos esotéricos y en
lecturas ocultistas... “Estas experiencias me han ayudado; me han hecho
comprender que existen otras dimensiones, quién es Dios, y comprendo que
la muerte no existe y que este mundo es una ilusión...”
No
sabemos si la finalidad última de las experiencias de dormitorio, a
tenor de las pruebas, es elevar al individuo por encima de los mezquinos
intereses humanos, algo así como un impulso para trascender hacia otras
“realidades” más sutiles que la nuestra, pero lo cierto es que el
trauma vivido al inicio de dichas manifestaciones se transforma
progresivamente en algo gratificante, en una auténtica experiencia
iniciática por la que los terribles y desconocidos “invasores” se
convierten en nuestros mejores aliados, en nuestros íntimos “ángeles de
la guarda” ...portadores de luz y de conocimiento. Esta sensación, de lo
más común en estos casos, la he comprobado personalmente en algunas de
las casuales investigaciones que he llevado a cabo en Perú; así podría
poner el ejemplo de una amable señora de 37 años de edad, Helena
Rodriguez, para quien sus experiencias de “visitantes” -según ella
“extraterrestres”, que incluso la han llevado al interior de un OVNI- no
son más que duras pruebas preparatorias con un objetivo final: ejercer
la “curación”. Más adelante veremos la relación de estas experiencias
con el desarrollo de capacidades paranormales. Helena, en un momento de
la primera conversación, que duró más de cinco horas, en uno de mis
viajes por el sur de Perú, me dio una clave para comprender por qué
muchos consideran positivas estas dramáticas vivencias al afirmar que
“soy feliz cuando sufro”, ya que se siente completa y autorrealizada
cada vez que consigue superar por sí misma cualquier sufrimiento.
Pero
antes de analizar la influencia psicoemocional que ejercen dichas
manifestaciones y qué causas pueden originarlas, veamos qué nos cuentan
los individuos que se enfrentan a estas insólitas visiones.
EN LA FRONTERA DEL SUEÑO
Hace
muchos años conocí a Margarita Flores, dueña un puesto de venta de
libros en un lugar conocido como "Amazonas" en la capital Peruana, Lima.
Solía acercarme de vez en cuando por su comercio para ver y algunas
veces adquirir algún que otro libro sobre temática paranormal, y fue en
una de esas ocasiones cuando me confesó su interés por el esoterismo,
preferentemente por las doctrinas reencarnacionistas y kardecistas, pero
jamás se me ocurrió pensar que fueron ciertas experiencias las que la
llevaron a preocuparse por el mundo de lo “oculto”.
“Quiero
hablar contigo sobre algo que te puede interesar”, me dijo en un fugaz
encuentro por la calle. Un par de días después la llamé por teléfono y
quedamos en su casa para el siguiente sábado, 1 de diciembre del 2004.
Allí asistí, perplejo, a una larga narración de apariciones, contactos,
avistamientos y experiencias extracorpóreas que formaban parte habitual
de su vida. Sobre el tema que nos ocupa me relató lo que sigue: “Soñé
con mi padre, cosa que me extrañó, pues le conocía sólo por fotos, ya
que murió siendo yo muy niña... Me desperté de pronto a eso de las 3 de
la madrugada, traté de encender la luz y, en ese instante, vi a mi padre
a los pies de la cama; me quedé estupefacta; cerraba los ojos y le
veía, los abría y también le veía; cuando me cercioré de que era cierto,
mis manos y mis pies empezaron a temblar, pero no sentía miedo (...) La
habitación se hallaba a oscuras, pero quedó iluminada por la luz que
proyectaban los ojos de mi padre hacia la cama...”-¿Te comunicó alguna
cosa?, le pregunté... “Habló en un castellano perfecto -me respondió con
serenidad-. De golpe apareció como la pantalla de un televisor junto a
él y entonces allí se proyectó todo el sueño que había tenido”. La
“aparición” iba interpretando todas las escenas oníricas que se sucedían
en la pantalla... “A partir de ese momento, supe que los sueños dicen
cosas muy importantes y a través de ellos tuve muchísimas revelaciones”,
añadió con cierta alegría en sus ojos... Desgraciadamente, aunque a
esta mujer -que cuenta con 60 años- estas experiencias le han servido de
mucho, han afectado enormemente su relación matrimonial hasta el punto
de haber sido abandonada por su marido, quien no toleró nunca esas
“cosas raras” que le acaecían a su esposa.
T
No
siempre ocurre algo así, y en el caso de Helena. su marido no solo
acepta con resignación las constantes experiencias de su cónyuge, sino
que se ha visto “compartiendo” alguna que otra vez las “experiencias de
dormitorio”... “Estaba durmiendo -me señala Helena- y mi marido oyó la
puerta, como si alguien la abriera, y escuchó murmullo como de mucha
gente. Se oyó ruido de tazas, luego pasos... Cuando quiso incorporarse
en la cama para ver de qué se trataba, pensando que eran ladrones, se
acercó hacia él un gran ojo y, asustado, me llamó... Al abrir los ojos
vi que la habitación estaba llena de gente al pie de la cama. Eran
figuras blancas, luminosas y todas iguales. No se apreciaban rasgos,
como si fueran siluetas, y no tenían brazos. Había una mujer que cantaba
y los demás hacían música con sus voces. Me puse a rezar y de momento
desaparecieron por la pared...” (mayo de 1987). Este puede resultar un
buen sistema de defensa contra el posible ataque de estas “entidades”
-como asegura la investigadora Ann Druffel-, sobre todo cuando la
víctima se ve abordada por una horrible criatura que le convierte los
sueños en pesadillas insoportables.
T
Como
se irá percatando el lector, es todo un reto para nuestra mente saber
diferenciar lo real de lo ficticio en estas visiones, que tienen la
peculiaridad de producirse en la oscura frontera entre el sueño y la
vigilia. Por ello, ciertos relatos que gozan de total coherencia y
contienen elementos comunes a otros y que, por tanto, revisten aparente
credibilidad, se entremezclan con aspectos absurdos, fantásticos y de
dificil definición incluso para quiénes los protagonizan.
T
VOCES QUE ORDENAN
T
Siguiendo
con la cuestión que nos atañe, tuve la suerte de que llegara a mi
conocimiento otro inquietante testimonio meses antes de que falleciera
su propio protagonista. Vicente, que así se llamaba, se mostró la
primera vez algo arisco y desconfiado a la hora de contarme sus
experiencias, ya que hasta entonces tan sólo las compartió con su
familia. No obstante, tras visitarle varias veces pude, no sin pocos
esfuerzos, ganarme su confianza, siendo de ese modo -y no creo que haya
otro- como empezó a “desembolsar” sus visiones nocturnas.
T
Las
“experiencias de dormitorio” pueden llegar a obsesionar al testigo de
tal forma que crea ser víctima de un constante control y seguimiento por
parte de las “entidades” y aunque la experiencia no tenga un origen
psicopatológico, sí puede generar una “escisión de la personalidad” si
no es bien “digerida” por el perceptor. Algo así me pareció ver en
Vicente, debido a sus ideas bastante delirantes. Afirmaba sentir
extraños pitidos -casi siempre dos- en la zona posterior de la nuca.
Para él era el aviso de que “ellos” estaban allí. Tras dicha señal, su
ritmo cardíaco y respiratorio aumentaba considerablemente y sus miembros
comenzaban a temblar. “Inmediatamente tras los pitidos -me comentó
angustiado- empiezan los movimientos y comienza a bailar uno en la cama.
Era un “meneo” espantoso. Llegaba a pensar de que se me iba a parar el
“motor” -refiriéndose al corazón-; es más, hubo un momento en que no lo
sentí. El ruido lo escucho perfectamente y otras veces, a nivel mental,
he sentido otros pitidos, otras cosas raras. La última vez fue en la
nuca, donde tenemos la cervical... Oí dos pitidos como diciendo: ¡Aquí
estamos!...”Nuestro malogrado testigo creía que por las noches esas
“entidades” experimentaban con él. Era tal su convicción y
predisposición, que solía dirigirse a “ellos” diciendo: “¡Venga, que ya
estoy dispuesto; haced lo que queráis conmigo!”. Constantemente, al
despertar, veía a la altura de media habitación “luces” de colores rojos
y azules. No faltaron “voces” que le ordenaron tomar una actitud o
postura. “Estaba acostado, serían las cuatro de la madrugada y de pronto
siento los pitidos en mi cerebro. Comprendí que eran “ellos”. Intenté
levantarme, pero una voz me dijo: ¡Permanece echado!”. Su obsesión llegó
a extremos inusitados cuando aseguró que esos “visitantes” convivían en
su casa. “Presiento que están en la habitación conmigo y, de alguna
manera, se me manifiestan” -dijo convencido-. Una tarde, oyendo
detenídamente sus originales aseveraciones, su mujer empezó a sonreir
ante lo que decía su marido, y éste, malhumorado, le replicó: ¡Mira
Isabel, ahora mismo “ellos” están aquí y están viendo que tú te estás
riendo...!”
T
Como
puede apreciarse, ovnis, proyecciones astrales, sonidos indescriptibles
y toda una mezcolanza de fenómenos anómalos conviven en estas visiones,
que están más cercanas al arcano mundo de lo onírico que al no menos
onírico mundo de la vigilia. Con razón, para los psiquiatras este tipo
de sucesos no son más que meras alucinaciones hipnagógicas, pasando a
engrosar el complejo campo de los trastornos sensoperceptivos.
Ciertamente, en el paso de la vigilia al sueño, y viceversa, se pueden
dar fenómenos alucinatorios que se conocen como visiones hipnagógicas e
hipnopómpicas, respectivamente. En esos estados intermedios, el sujeto
ve fuera de sí imágenes proyectadas por su propio subconsciente,
creyendo que está ante una “aparición” sobrenatural. Luego analizaremos
si todos los casos pueden explicarse tan fácilmente.
T
EL NEXO PSI-OVNI
T
Nadie
puede negar a estas alturas que el complejísimo y escurridizo asunto de
los ovnis posee un gran componente psíquico. En las postrimerías del
siglo XX no nos ha quedado más remedio que variar nuestro horizonte
investigatorio, considerando parte fundamental del episodio OVNI al
propio sujeto, al que nunca se había tenido en cuenta anteriormente. La
razón de este nuevo enfoque es obvia: la mente del perceptor no sólo
recibe y canaliza la experiencia, sino que la conforma e interpreta de
acuerdo a los influyentes esquemas sociales, culturales y religiosos. En
plena era tecnológica, y como Carl Jung adelantó en su tiempo, los
antiguos “dioses” son sustituidos por los modernos extraterrestres,
estereotipo más acorde a nuestras necesidades actuales. Es así como de
forma subliminal, los “alienígenas” se han ido infiltrando en estas
ancestrales y misteriosas “experiencias de dormitorio”.
T
Hermelinda
Humanes, en una nueva entrevista, me narra un hecho relacionado con
esto que acabamos de decir. “En la visión que tuve ví que un niño me
avisaba de que había dos soles. Salgo a la calle y al salir veo que era
por la mañana, y me dije: “Si el sol está aquí, ¿cómo es que hay
otro?...” De pronto vino hacia mí la nave y ya no recuerdo nada. Cuando
me desperté me encontré en una sala que era toda metálica, redonda, con
unos mandos; veo una mesa de operaciones donde yo estoy tumbada; la mesa
está en el centro, hay una lámpara grande, redonda, arriba en el techo.
Delante de mí había tres seres muy altos, vestidos con monos blancos,
delgados y que desprendían una cierta energía positiva... Mentalmente,
me dieron la opción de verles las caras, pero me advirtieron que tenía
que estar muy preparada para vérselas... Entonces yo, no sé por qué,
decidí no verles las caras. Después de eso recuerdo que me levanté
completamente nueva, repuesta, como si me hubieran puesto pilas
nuevas...”
T
UN EXTRAÑO SONIDO EN LA NUCA
T
Esta
señora recordó -tras preguntarle si había descubierto en alguna parte
de su cuerpo alguna extraña marca o cicatriz- haber notado por aquellas
fechas del “encuentro”, a finales de 1989, “algo que se me encoge y
suena... como dos granitos en la nuca...” Es significativo, como se
desprende del relato, que las “apariciones de dormitorio” contengan
simultáneamente elementos de dos polos que parecían bien opuestos: las
abducciones y el contactismo. Reflexionar sobre este punto nos llevaría a
tener que rectificar las tesis hasta ahora barajadas.
T
Los
“extraterrestres” tampoco se ausentaron de las enigmáticas visiones de
Margarita Flores. Haciendo memoria recordó que “en 1978, cuando tenía 45
años, empecé a contactar telepáticamente con “Luz del Alba” -según me
confesó, este “ser” era oriundo de UMMO (?)-. Me hablaba de Adán y Eva,
de Lucifer, de su rebelión y otras cosas así...” Y en sueños, ella
viajaba hasta la “nave extraterrestre”, donde “un ser vestido de blanco y
al que no le veía la cara me daba instrucciones” (descripción similar a
la que hizo Helena sobre los tres seres).
T
Ya
no es necesario viajar por una carretera solitaria para tener un
encuentro cercano con OVNIs, ni tampoco invocar a los “hermanos
cósmicos” sobre la cima de una montaña... El fenómeno se ha
“transmutado” a sí mismo, y ahora nuestro propio hogar, la intimidad de
nuestra alcoba, puede convertirse en el escenario ideal para
manifestarse “entes” que, a buen seguro, no pertenecen a nuestra
“realidad” cotidiana...
T
FENOMENOS PARALELOS
T
El
fenómeno de los “visitantes” no viene aislado -lo cual complica más la
cuestión-, sino acompañado de una variopinta fenomenología paranormal
que el sujeto ha experimentado, por lo general, desde su infancia
(experiencias extracorpóreas, clarividencias, premoniciones, voces
desconocidas, “raps”...) Si ahondamos en el pasado de estas personas no
será dificil descubrir antecedentes entre los 8 y 11 años, iniciándose
con esporádicos fenómenos de percepción extrasensorial que con el
transcurso del tiempo se vuelven más frecuentes y complejos, influyendo
de forma directa en su personalidad y en su particular modo de enfocar
las cuestiones trascendentales, pues, como argumenta el investigador
Peter M. Rojcewicz, “así como las creencias tradicionales pueden influir
sobre las descripciones y las interpretaciones de las experiencias,
también los encuentros anormales recurrentes pueden modificar las
creencias tradicionales”.“A los 10 años comencé con estas cosas, cuando
murió mi tío y se me apareció. Al poco tiempo empezaron fenómenos de
ruidos, golpes y sombras. Tenía las experiencias acostada. Cuando
cerraba los ojos, flotaba en el aire y veía caras...”, rememoró
Margarita Flores. Al cuestionarla sobre sus primeras experiencias, me
trasladó a 1969, cuando sólo tenía 8 años... “La primera vez escuchaba
unas voces, cuando me levantaba sola de la cama -recuerda todavía con
cierta inquietud-. Escuchaba la voz de una mujer que me llamaba por mi
nombre, como si me quisiera decir algo... Yo me tapaba la cabeza y ya me
dormía. Cada vez que me levantaba para ir al lavabo me ocurría lo
mismo, hasta que una noche ví una figura blanca, pero era como una nube
que se convirtió en una persona. La cara era de mujer, morena, con una
túnica blanca; estaba sonriendo, pero no me habló nada... Me acosté y me
tapé la cabeza; sentí que se acercó a la cama, pues oí los pasos, pero
no me tocó; sólo me rozó y sentí que se fue. Esa fue la primera
experiencia que tuve...” Plasmar por escrito todos los fenómenos y
experiencias que se han desarrollado en torno y a través de Julia, sin
contar las “experiencias de dormitorio”, ocuparía todo un largo
artículo... Psicografías, viajes astrales, psicometrías, premoniciones,
contactos telepáticos, avistamientos, etc.
T
EL CONTAGIO PSIQUICO
T
No
obstante, hay un importante dato que debemos tener en cuenta: el
fenómeno “impregna” a otros habitantes de la casa, se contagia... El
marido y la hija mayor, de 10 años, ya están viviendo sucesos
paranormales análogos a los protagonizados por Julia G. El marido,
Antonio C., con el que ya me úne una buena amistad, tuvo un encuentro
ovni mientras se hallaba -por cuestiones de trabajo- en alta mar. Fue el
12 de noviembre de 1990 y pudo visualizar frente a las costas de El
Callao -junto a otros miembros de la tripulación de una bolichera- un
gran “objeto” luminoso que ascendía y descendía para luego quedarse
estático y, finalmente, desaparecer a gran velocidad... No ha sido la
única vez que ha podido ver fenómenos anómalos y extraños “fogonazos”,
cuando por la noche sale a cubierta para otear el cielo estrellado. La
hija, María del Mar, en 1988 -con la misma edad en la que la madre
comenzó sus experiencias- presenció una noche, junto a la cama, la
aparición de “un ser alto, moreno, con túnica blanca y con un
crucifijo”. Tiempo después, vio otra “entidad”, pero esta vez era
“rubio, con pelo largo y ojos rasgados”...El caso de Vicente tampoco es
aislado, puesto que otros miembros de su familia, como su sobrino, se
han visto envueltos en historias de similares características, abundando
los avistamientos y la presencia de sombras en la oscuridad de la
noche. En las experiencias de Hermelinda destacan las visiones
apocalípticas: dias de oscuridad, una “bola de fuego” que se avecina
hacia nuestro planeta, evacuación de los elegidos (llevada a cabo por
OVNIs), cataclismos, etc. Desde temprana edad ella predecía la muerte de
determinadas personas. Su marido, Carlos -al que agradezco la
amabilidad y cortesía que me ha brindado en todo momento-, pese a ser
crítico y escéptico con las vivencias de su mujer, ha tenido que
reconocer que a veces ha vivido situaciones inexplicables, como la de
encenderse y apagarse las luces de la habitación, sin que, por supuesto,
nadie fuera el causante de ello.
T
Como
último ejemplo, cabe señalar que Margarita, aparte de sus “apariciones”
nocturnas y de sus proyecciones astrales, recibe por vía psicográfica
un sinnúmero de bellas poesías reveladas por elevadas “entidades
espirituales”, o al menos eso es lo que asegura. Me sorprendí cuando me
enseñó la pila de cuadernos que guarda como un tesoro y que recogen esos
dictados del “más allá”...Todos estos detalles, desafortunadamente, son
“olvidados” y a veces rechazados por la mayoría de los investigadores
del Fenómeno OVNI, por la sencilla razón de no invalidar la “Hipótesis
Extraterrestre” que defienden con tanto apasionamiento.
T
¿HAY EXPLICACION PARA ESTE ROMPECABEZAS?
T
Hemos
de reconocer que no es tarea fácil encontrar una respuesta
satisfactoria a fenómenos que están fuera de nuestro limitado
conocimiento y que se sirven de “ilógicos” mecanismos que escapan a los
parámetros de nuestras ciencias ortodoxas. Tampoco sería correcto
negarlos, así que lo mejor es analizarlos y estudiarlos detenídamente,
extrayendo algunas consideraciones que arrojen cierta luz sobre los
mismos. En este sentido, el tema de las “visitas de dormitorio” resulta
fascinante, pero aún está en estado embrionario, a la espera de un
veredicto final, si es que lo hay.
T
Está
claro que detrás de muchas de estas historias no tenemos más que
“alucinaciones” creadas por una mente con síntomas patológicos. Así, en
un cuadro esquizofrénico es muy corriente la producción de alucinaciones
visuales y auditivas, que pueden llevar al paciente a creer que
realmente se comunica con “seres extrahumanos”; los estados
narcolépticos y crepusculares también son proclives a experimentar
visiones oníricas que no parecen tales, y las crisis del lóbulo temporal
-investigadas por el Dr. Michael A. Persinger- provocan, en los
enfermos epilépticos, complejos dramas alucinatorios muy cercanos, por
sus características, a las “experiencias de dormitorio”
T
...Pero
¿dónde colocaría la psiquiatría todos esos otros fenómenos paranormales
antes mencionados? ¿Y los sucesos en que los sujetos no sufren ninguna
anomalía psíquica?... En los casos que he recogido no he visto indicios
patológicos, salvo la posterior angustia u obsesión a raiz de la
experiencia, aunque sí he podido detectar que, en general, todos ellos
comparten crisis afectivas, soledad interior, sentimiento de
incomprensión, falta de autoestima y tendencia a “trascendentalizar” sus
encuentros, elementos que el inconsciente -y aquí nos adentraríamos en
la psicología junguiana- podría “dramatizar” usando para ello
“arquetipos” que compartimos colectivamente, y proyectar fuera de
nosotros, exteriorizando de esta forma el conflicto endógeno. Sobre los
“visitantes”, Michael Grosso afirma que “es evidente que se trata de
formas similares a las del folklore y la mitología, y me parecen
demasiado etéreas, simbólicas y arquetípicas para poder considerarlas
como seres extraterrestres que provienen de las estrellas”.
T
De
esta forma se podría explicar, por ejemplo, una visión que marcó
profundamente a Julia. Ella, que no recibió de su padre todo el cariño
que hubiera deseado, buscó refugio en la “aparición” de un anciano con
barbas blancas (arquetipo del “padre protector”, símbolo de seguridad,
plenitud y sabiduría).
T
ARQUETIPOS Y ESTADOS ALTERADOS DE CONCIENCIA
T
Ese
deseo de evadirse de la realidad que le rodea puede, mediante ciertos
mecanismos mentales, crear en el individuo una situación en la que sus
creencias y pensamientos se materialicen, poniendo en escena un
encuentro con “entidades” imaginarias.
T
En
las fases crepusculares, cuando disfrutamos de un estado
semiinconsciente, suelen producirse mayor cantidad de fenómenos ESP
(sueños premonitorios, visiones, proyecciones astrales...), lo cual
sugiere que las “experiencias de dormitorio” pueden deberse a
manifestaciones de índole extrasensorial, tal vez porque el individuo
tenga un mayor desarrollo de esa capacidad paranormal -cosa que pude
corroborar al realizar diferentes pruebas con las cartas Zener a algunos
de nuestros protagonistas-, activándose en ese estado diferente de
conciencia. Un par de ejemplos pueden ser los de Julia y Helena, cuyos
aciertos con las cartas Zener, en diferentes ejercicios de clarividencia
y precognición, estuvieron muy por encima del azar. Estos resultados
satisfactorios pueden indicarnos que estamos ante dotados ESP, capaces
de producir en circunstancias favorables (en relajación, a punto de
dormirse, en soledad...) toda una amplia gama de casuística
parapsíquica.
T
Es
por eso que no podemos encuadrar en un modelo común estas experiencias,
y menos aún circunscribirlas a una intervención alienígena, ya que cada
individuo vive la suya propia, de forma individual e íntima. A este
respecto, Hilary Evans afirma que “los Estados Alterados son diversos,
cada individuo difiere de todos los demás, las circunstancias son
infinitamente variables y no existen modelos absolutos para el Estado
Alterado”. En este estado especial del psiquismo, donde el plano
subconsciente aflora, se darían cita tanto los fenómenos ESP como los
símbolos arquetípicos que condicionarían todo ese complejo proceso
psíquico, detonante del suceso paranormal (de ahí que algunos fenómenos
registrados en distintos contextos, como el ufológico, espiritista o
místico, guarden esa evidente y estrecha relación).“Más que hablar de
delirios u otras psicopatologías -nos dice Hilary Evans en su obra
“Alternate States”- debiéramos de pensar en los Estados Alterados de
Conciencia (EAC), cuyo proceso, ligado a las influencias
socio-culturales, creencias, etc. daría como resultado una experiencia
anómala (viaje astral, espíritus...)”. En el EAC el sujeto cree estar
realmente consciente; no ha percibido cambio alguno, por lo que acepta
de forma irrefutable que las experiencias vividas son sustancialmente
reales, externas y no producto de su mente. ¿Llevará en parte razón?
T
...No
estamos en condiciones de negarlo rotundamente; por ello existe aún la
duda de si todo nace en la mente del perceptor o realmente hay
“entidades” que participan de algún modo en esa insólita “escenificación
teatral”. Personalmente eh tenido muchas vivencias paranormales y doy
fe que estas experiencias no fueron fruto de mi mente.
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