Las más
antiguas tradiciones aseguran que una fabulosa esmeralda de luz se desprendió
de la frente de Lucifer. Posteriormente, la tradicion se cristianizaría,
transformando la Piedra en la Copa Sagrada de Jesús. Estas dos leyendas se
hicieron realidad en el legendario castillo de Montsegur y siete siglos más
tarde, los nazis entrarían a formar parte del mito del Santo Grial, buscándolo
en suelo cátaro.
31 de
diciembre de 1999. 22 horas. Montsegur
Iniciamos
el difícil ascenso a la montaña sagrada por primera vez. La oscuridad nos rodea
en medio de una noche cerrada de frío invierno. Apenas podemos advertir, a
través de la débil luz de nuestras linternas, las placas de hielo y nieve que
pisamos. Avanzamos a ciegas, ignorantes de los desfiladeros que se encuentran
en cada recodo del camino. Finalmente, logramos llegar a la cumbre donde se
encuentra el castillo del Grial: Montsegur.
Accedemos
a su interior en el más absoluto silencio. De pronto, unas sombras parecen
acercarse hacia nosotros, mientras unos enormes perros rompen la tranquilidad
del lugar con unos amenazadores ladridos. Una vez normalizada la situación,
descubrimos que varios grupos de alemanes y franceses se disponen a celebrar la
llegada del año nuevo de una manera muy especial. Sobre la media noche se
reúnen en una zona del castillo formando un circulo que iluminan con una gran
cantidad de velas, a la vez que comienzan a entonar una especie de extraños
cánticos. Seguramente, algo parecido ocurrió 750 años antes cuando los últimos
cataros y caballeros del grial defendieron el lugar del asedio de Roma.
Caída de
Montsegur: La agonía de los hombres puros
"Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de la luz", San Juan XII, 36, 46
"Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de la luz", San Juan XII, 36, 46
Hacia el
año 1200 existía en el Languedoc (sudeste de Francia) una extraña corriente
religiosa. Sus seguidores eran llamados cátaros u hombres buenos.
Fundamentalmente maniqueistas, creían que el mundo se dividía en dos corrientes
opuestas: La del bien y la del mal. A pesar de pertenecer a la Iglesia de Roma,
no creían en la muerte de Jesús a manos de los romanos, por ello nunca usaron
el símbolo de la cruz.
Los
sacerdotes del movimiento cátaro eran denominados los perfectos u hombres
puros. Con sus largos trajes negros, recorrían los caminos por parejas ayudando
a todo el que se lo pidiera, tanto en las labores del campo como a nivel
espiritual. Para esto último, llevaban siempre una copia del Evangelio de San
Juan, el único auténtico para ellos. Con esa filosofía de vida, unida a su
austeridad y total desapego de las riquezas materiales, se ganaron grandes
simpatías, tanto de los caballeros y nobles como del pueblo llano, donde eran
aceptados plenamente.
En el
mundo de opresión, injusticias y sufrimientos de la baja Edad Media, su
atractiva filosofía liberadora pronto se propagó a casi toda Europa, contando
con miles de adeptos en Francia, Alemania, el norte de Italia y España, lo que
preocupó seriamente al poder en Roma. Si a esto unimos el que se dieran a
conocer algunas de sus más profundas creencias, como la de que Lucifer, el
portador de luz al que ellos llamaban Luzbel, era un ser benefactor para el
hombre, tenemos los motivos por los que el papa Inocencio III los declaró secta
herética.
Así, en
enero de 1208 comienza la cruzada albigense, el asedio y genocidio de los más
importantes enclaves cataros. Para ello el Papa contó con el apoyo militar del
rey de Francia, Enrique IV. La resistencia cátara fue cayendo ciudad tras
ciudad a lo largo de mas de 40 años. Por ejemplo, en el saqueo de Beziers se
calcula que en un sólo día fueron pasados a cuchillo y quemados más de siete
mil almas entre hombres, mujeres, niños y ancianos. Cuando uno de los cruzados
le preguntó al Sumo Pontífice como distinguirían a los herejes de los
cristianos, éste respondió: "¡Matadlos a todos, que Dios ya separará a los
buenos!".
Finalmente,
los últimos hombres puros fueron sitiados en el reducto-fortaleza de Montsegur,
en los Pirineos franceses. La montaña de Montsegur, increíblemente escarpada y
cortada casi a cuchillo, está coronada en su cima por un castillo que en el año
de 1243 era la capital del movimiento herético. Rodeado de precipicios
infranqueables, su conquista era casi imposible. Tras diez meses de lucha, en
el interior del castillo sobrevivían aún quinientas personas rodeados por
20.000 soldados que esperaban el momento de la rendición.
Los
cataros recibieron armas, víveres y dinero provenientes de toda Europa,
posiblemente a través una intrincada red de túneles que habían construido en el
interior de la montaña. Por esta misma vía salvaron el tesoro cátaro. Según
consta hoy en día en las actas de la Inquisición, en 1243 los cataros Pierre
Bonet y Matheus fueron los encargados de salvar el tesoro material, consistente
en grandes sacos de piedras preciosas y monedas de oro. Entregaron todo al
perfecto Pons-Arnaud de Castelverdun, señor de la región del Sabarthes, donde
están situadas las cuevas en las que más tarde se refugiarían los últimos
cataros.
La noche
del 16 de enero de 1244, las hordas del Papa entraron en Montsegur. Se llevaron
a todos los ocupantes encadenados montaña abajo hacia un descampado, donde les
esperaba una inmensa hoguera. Desde entonces es conocido como el Camp des
Cremats (campo de los quemados). Doscientos cinco perfectos y perfectas
comenzaron a entonar unos cánticos que no cesaron hasta que el humo y el fuego
acabó con sus vidas, según se puede leer en los archivos de la inquisición.
En estos
mismos documentos se puede leer como la noche de la caída de Montsegur, cuatro
valientes cataros cubiertos de paños de lana se descolgaron mediante cuerdas de
la cima de la montaña por la garganta vertical de Lasset (la mas inaccesible de
Montsegur), portando con ellos algo de vital importancia. Las actas solo
recogen el nombre de tres de ellos: Amiel Alicart, Hugo y Poitevin. Horas mas
tarde, y mientras sus hermanos son quemados en la hoguera, un fuego es
encendido en la nevada cumbre del monte vecino de Bidorta, tal y como habían
pactado. Señal inequívoca de que el tesoro espiritual de la fe cátara estaba a
salvo. Pero si el oro y la plata ya habían sido trasladados del castillo hacia
casi un año, ¿En que consistía el llamado tesoro espiritual? Quizá se trataba
de documentos y del auténtico Evangelio de San Juan que, según algunos
historiadores, estaba en poder de los cataros. ¿O Quizás había algo más?
Otto
Rahn: El Parsifal del siglo XX
"Cada setecientos años reverdece el laurel", Trovador anónimo del siglo XIII
"Cada setecientos años reverdece el laurel", Trovador anónimo del siglo XIII
Para
desvelar el misterio que se encontraba tras la leyenda del tesoro cátaro habría
que esperar siete siglos. En 1931, un joven alemán de 27 años llamado Otto Rahn
llegaba por primera vez al país de los cátaros y a la fortaleza de Montsegur.
Tras especializarse en filología e historia medieval en varias universidades
alemanas, comenzó a investigar seriamente el tema del catarismo. Pronto se dio
cuenta de que estaba muy vinculado con el ciclo de la búsqueda del Grial en la
Edad Media. Los historiadores actuales dividen dicho ciclo en cuatro obras que
dieron origen al mito: El Perceval de Chretien de Troyes, la Estoire dou Graal
de Robert de Boron, el Perlesvaus, y el Parzival de Wolfram von Eschenbach.
Todos ellos escritos entre los años 1180 y 1210 que, curiosamente, coinciden
con el auge y caída del movimiento cataro en Europa.
Fruto de
dichas investigaciones, Rahn desarrolla su tesis doctoral sobre la herejía
cátaro-albigense y el poema de Parzival, descubriendo que el texto de Wolfram
von Eschenbach representa una versión novelada de auténticos hechos históricos
ocurridos en el territorio cataro, además de ser la fuente inicial y más pura
que existe sobre el tema del Grial en la Edad Media. Tal y como cuenta Otto
Rahn en su libro La Corte de Lucifer, "Wolfram von Eschenbach da el nombre
de Parsifal al buscador del Grial... Su traducción al provenzal es
Trencavel".
Curiosamente
Raimund-Roger Trencavel, vizconde de Carcassonne, era el personaje más
importante dentro del catarismo. Además, continua Rahn, "la madre de
Trencavel y su hijo se consagraron a la herejía. Rechazaron la cruz como
símbolo de la salud. El Grial era, según mis conocimientos obtenidos, el
símbolo de la creencia herética que fue depositado en la tierra de los puros,
como relata numerosas veces Eschenbach en su poema".
Actualmente,
ningún historiador duda de que la verdadera saga del Grial narrada en el poema
de Parzival llega a Alemania procedente de Provenza, en el sur de Francia. El
propio Eschenbach dice en su poema que un bardo latino, Kyot de Provenza, le
transmite la leyenda. Hoy sabemos que, alrededor de fines del siglo XII, estuvo
como huésped de la corte de Carcassonne un trovador llamado Guiot de Provins.
Este trovador errante, cantaba alabanzas a la noble casa de los Trencavel por
su apoyo a los cátaros.
Otto Rahn
también descubre que Trencavel es primo de la condesa Esclaramonde de Foix, la
dueña del castillo de Montsegur. Ésta se convirtió al catarismo y fue una de
las perfectas quemada en la hoguera tras la caída del reducto de Montsegur.
Según Rahn, Esclaramonde aparece en el poema de Parzival como la única que
puede portar el Grial, ya que es la señora del castillo del Grial, al que se le
da el nombre de Muntsalvatsche. Así pues, era evidente que el castillo que
albergó la Preciada Reliquia había existido y era Montsegur, el castillo de los
cátaros.
Ante
estos espectaculares descubrimientos, Rahn se convence de que el famoso tesoro
de los cátaros era en realidad el Grial, el cual debía esconderse en alguna de
las cuevas cercanas al castillo de Montsegur o bien en alguno de sus pasadizos
secretos. En 1931 se desplazó de nuevo a la zona, inspeccionando durante tres
largos meses los alrededores del castillo sin éxito alguno. ¿Dónde se
encontraba el tesoro?
La
respuesta la recibió Rahn de labios de un pastor, que le confíó una antigua
leyenda tradicional de la zona, tal y como relata en su libro La Cruzada Contra
El Grial. "Cuando todavía se mantenían en pie las murallas de Montsegur,
los Puros guardaron en ella el Santo Grial. El castillo estaba en peligro. Las
huestes de Lucifer se encontraban ante sus murallas. Ansiaban tener el Grial
para volverlo a colocar en la diadema de su príncipe, que cayo a la tierra
durante la caída de los ángeles. En estas circunstancias llego del cielo una
paloma blanca que abrió en dos el monte Tabor. Esclarmonde, custodia del Grial,
lanzo la valiosa reliquia a la montaña, que volvió a cerrarse al recibirla, y
así fue salvado el Grial... Cuando los demonios entraron en el castillo ya era
demasiado tarde para ellos. Montados en cólera, quemaron a todos los puros en
el Camp dels Cremats. Esclaramonde, que se había salvado, subió a la cumbre del
Tabor y se convirtió en una paloma blanca regresando a las montañas de
Asia".
Las
cuevas del Grial
"Sobre
un espigón verde esmeralda... una piedra de luz... un objeto llamado grial del
mundo supremo ideal", Wolfram von Eschenbach
A pesar
de los fracasos iniciales Rahn no se desanimó. En su búsqueda del Grial iba a
recibir una inestimable ayuda de varios expertos arqueólogos e intelectuales
franceses. El más importante para el fue Antonin Gadal. Éste rápidamente le
convenció de que el Grial estaba situado en la zona de las cuevas del
Sabarthez. Concretamente había sido custodiado en la gruta de L´Hermitte y en
las cuevas de Ornolac, Fontanet y Lombrives (esta última la más grande de
Europa). Gadal, que conocía a la perfección la zona, sabia que la tarea era
complicada, pues existen innumerables pasadizos y cuevas con kilómetros de
laberintos aún por descubrir. Precisamente en ellos se refugiaron los últimos
cátaros hasta el siglo XIV.
De los
resultados de las expediciones de Rahn a este entramado de cuevas poco se sabe,
excepto que descubrió numerosas piezas arqueológicas y grabados de varias
épocas, algunos de ellos de indudable origen cátaro y templario que lo conducen
a una importante conclusión. Al parecer en la zona han sido custodiados dos
Griales distintos. Uno que seria el santo Grial de la tradición cristiana, la
copa donde Jesús bebió en la última cena y que fue custodiada por José de
Arimatea. El otro seria la piedra Grial, la esmeralda caída de la frente de
Lucifer de la que hablan las más antiguas tradiciones religiosas, sobre todo
las maniqueístas procedentes de Irán de las que se nutrió el catarismo inicial.
La
posibilidad de que el cáliz de la última cena hubiera llegado a suelo cátaro es
elevada. Recordemos que el Santo Grial podría formar parte del tesoro de
Salomón que los romanos robaron de Jerusalén en el 70 d.C. Posteriormente el
rey visigodo Alarico II lo trasladaría a Carcassonna, tras el saqueo de Roma en
el 410 d.C. El tesoro, además de importantes reliquias religiosas, estaría
formado por miles de monedas de oro y plata de varias épocas, que probablemente
fueron las que trasladaron los cátaros a alguna gruta segura un año antes del
asedio a Montsegur. Algunos investigadores relacionan este tesoro con el que
supuestamente habría descubierto Berenger Saunniere, el famoso párroco del
pueblecillo de Rennes le Chateau que se volvió extraordinariamente rico. Rennes
se encuentra a escasos kilómetros de las cuevas del Grial.
Pero el
Grial que interesaba a Rahn era el más antiguo, el Grial pagano, la Piedra de
Luz. Con ella esperaba descubrir también unas losas de piedra o tablillas
escritas en extraños caracteres rúnicos. Igualmente, se supone que su
procedencia era indoeuropea y oriental. Sus pesquisas se centraron fundamentalmente
en dos cuevas llamadas actualmente Fontanet y la Cueva del Eremita. En el poema
de Wolfram von Eschenbach, el héroe Parsifal acude a la cueva Fontane la
Salvasche, donde vive un eremita que le puede iniciar en los secretos del
Grial. Este le conduce a una segunda cueva cercana donde le muestra el
"altar sin cubrir, en cuyo centro se encuentra un cofre".
Exactamente
en el Sabarthez existe una cueva, que desde tiempos cátaros se le llama
Fontanet y exactamente a escasos metros de ella otra cueva llamada del Eremita,
que alberga el "altar" donde la tradición asegura que era mostrada la
Piedra Grial en las iniciaciones cátaras y templarias del más alto nivel. Dicha
Piedra estaba contenida en un cofre que se colocaba en una oquedad de la cueva
que aun puede ser observada hoy en día. ¿Encontró Otto Rahn el Grial en alguna
de estas dos cuevas?
¿Caballero
del Grial o espía nazi?
De
regreso a Alemania los acontecimientos se precipitan. Rahn conoce a algunos de
los dirigentes más importantes del partido nazi, como Heinrich Himmler y Alfred
Rossenberg, que forman parte de la sociedad secreta Thule. El 12 de marzo de
1936, Rahn entra en las SS. Al mismo tiempo, Himmler funda la Ahnenerbe
"para llevar estudios científicos de historia antigua". En realidad
se trata del departamento de ocultismo de las SS. Financian expediciones e
investigaciones de todo tipo, desde expediciones al Tíbet y a la Antártida
hasta excavaciones en el Cáucaso.
Se suele
decir que el régimen nazi gasto más dinero en los trabajos de la Ahnenerbe que
Estados Unidos en la fabricación de la bomba atómica. Por supuesto, el trabajo
de Rahn sobre el Grial no pasó desapercibido para ellos. Inmediatamente,
financian una expedición al sur de Francia con los medios necesarios. Pero
extrañamente sólo permanecen en la zona unos días. Quizás sólo querían
supervisar los objetos que Rahn había descubierto en sus anteriores
expediciones, a la espera de mejores condiciones para su traslado a Alemania.
Recordemos que Alemania invadiría Francia tres años más tarde.
Sin
embargo, en su obra La Corte de Lucifer, publicada en 1937, Otto Rahn afirma:
"Por siempre recordare el Sabarthes, el Montsegur, el Castillo del Grial y
el Grial, que puede haber sido aquel tesoro de los herejes sobre el que leí en
los registros de la inquisición. Reconozco públicamente que me hubiera gustado
encontrarlo". ¿Acaso fracasó en su objetivo de hallar el tesoro cátaro?
Nunca lo sabremos. El 13 de marzo de 1939, Otto Rahn muere practicando la
endura (una especie de suicidio cátaro).
Días
antes escribía a uno de sus amigos: "Me preocupa muy seriamente mi
patria... Yo soy un hombre abierto y tolerante, no puedo ya vivir en mi hermosa
patria; ¿En qué se ha convertido?...". Su cuerpo apareció varios días
después en las montañas del Wilden Kaiser, totalmente helado y en posición
sedente. Su rostro reflejaba una gran paz. Estas informaciones fueron
publicadas por el Bolkischer Beobatcher, periódico oficial nazi, en su esquela
de defunción.
Sin
embargo existen suficientes datos para dudar del fallecimiento de Rahn. En un
artículo publicado en mayo de 1979 en la revista alemana Die Welt, se comentaba
por primera vez la versión, cada vez mas extendida, de que Rahn vivía e incluso
trabajaba para la inteligencia alemana. En los años treinta, y junto con
Antonin Gadal, había formado un complejo grupo esotérico con extensiones en
Holanda, Francia y Suiza.
Dicho
grupo, denominado "La triple alianza de la luz", tenía fundamentos
rosacruces, aunque también era utilizado por redes de información dedicadas al
espionaje. Actualmente parece bastante claro que después de publicarse la nota
de su falsa defunción por toda Alemania, Rahn se hizo una operación de cirugía
facial y pasó a llamarse Rudolf Rahn. Trabajó como asesor técnico en las
embajadas alemanas de Bagdag e Italia. Murió en 1975 víctima de una afección
bronquial.
Los nazis
y la última cruzada
Se
realizaron más expediciones nazis para tratar de conseguir el tesoro cátaro. En
junio de 1943 un grupo de científicos alemanes compuesto de geólogos, historiadores
y arqueólogos exploraron y realizaron excavaciones durante más de seis meses en
las grutas del pueblo de Ussat y Ornolac. A pesar de llevar las notas que había
dejado Otto Rahn con la localización exacta del tesoro, no obtuvieron resultado
alguno.
Ante la
impaciencia de Himmler por encontrar el Grial, muchos investigadores aseguran
que decidió enviar al famoso Otto Skorzeny, el coronel de las SS que con sólo
ocho hombres, lideró la increíble operación de rescate de Mussolinni, cuando el
líder fascista estaba prisionero por un gran contingente de fuerzas aliadas en
un hotel de alta montaña. Esta operación le reportó a Skorzeny una fama
legendaria. Si él no encontraba el tesoro de Montsegur, nadie podría hacerlo.
Lo que
pudo haber ocurrido en esa operación de búsqueda, que llamaremos
"hipótesis Skorzeny", lo dio a conocer el investigador americano
Howard Buechner. Según dicha hipótesis, Skorzeny montó un campamento de
exploración compuesto por sus mejores hombres de combate, en la base del castillo
de Montsegur. Tras visitar rápidamente las grutas de Rahn, llegó a la
conclusión de que las expediciones anteriores habían buscado en el sitio
equivocado. En su opinión, el tesoro debería estar escondido en un lugar más
inaccesible, así que regresó a Montsegur.
Aplicando
un criterio estrictamente militar, siguió en línea recta la trayectoria de
huida que habrían realizado los cuatro cátaros que escaparon de Montsegur con
el tesoro. A varios kilómetros de allí, en una oscura gruta cercana a la
montaña sagrada del Tabor, supuestamente hallaron el tesoro. Según Buechner,
estaba compuesto de miles de monedas de oro de la época romana y posterior.
También existían multitud de reliquias sagradas, algunas procedentes
posiblemente del tesoro de Salomón, como un enorme candelabro de siete brazos y
varias arcas de madera en muy mal estado recubiertas de oro. Además, entre las
reliquias se encontraban doce piedras con caracteres extraños que los expertos
no supieron descifrar y una misteriosa copa plateada con una base de esmeralda.
La copa estaba rodeada por tres tiras de oro y contenia inscripciones parecidas
a las de las piedras.
Desgraciadamente
Skorzeny no puede darnos su opinión sobre esta hipotesis, ya que murió en 1975
en su exilio madrileño. Sin embargo, recientes aportaciones han dado validez a
muchos datos de esta hipótesis. Buechner asegura que el tesoro cátaro fue
trasladado a la torre de Merkers (Alemania), mientras que la Copa Grial fue
custodiada y enterrada en los alrededores del castillo de Wewelsburg, la
catedral esotérica de las SS. Si todo esto es cierto, los modernos buscadores
deberán reorientar sus brújulas hacia estos enclaves. Como vemos la aventura
tras el Grial no ha hecho más que comenzar y quien sabe, quizás usted mismo
podría convertirse en el próximo protagonista de esta historia.
Montreal-de-Sos:
El castillo del Santo Grial
Al igual
que existen dos Griales: La Esmeralda de Lucifer y la Copa de Cristo, estos han
sido custodiados en dos castillos distintos. El castillo de la Esmeralda,
mencionado en el poema de Parzival como ya sabemos, es Montsegur. Por razones
que hoy se desconocen, Gadal y Rahn afirman que el castillo del Santo Grial (la
Copa de Jesús) corresponde al que actualmente está localizado en el pequeño
pueblo de alta montaña de Montreal-de-Sos. Un dato que aporta credibilidad a
este argumento, es el hecho de que una de las cuevas que se encuentran en el
subsuelo del castillo tiene un panel grabado en la piedra que muestra símbolos
del grial junto a una copa y una lanza.
Recordemos
que la Santa Lanza, la que uso el centurión romano Longinos para dar muerte a
Jesús, se ha asociado siempre al misterio del Santo Grial y al Cáliz Sagrado de
la Última Cena. Esta sagrada pieza, denominada la Lanza del Destino, interesó
enormemente a los lideres nazis como talismán de poder. Existe una copia de la
lanza original en el palacio real del Hofburg en Viena.
El
castillo de Montrealp-de-Sos se encuentra en ruinas y fue desmontado piedra a
piedra por el rey de Francia Enrique IV. Este monarca hugonote había nacido en
la Provenza francesa y su obsesión era hacerse con el Santo Grial, el cáliz de
la eterna juventud, del que había oído hablar cuando era joven. Supuestamente,
la copa fue puesta a salvo en el cercano monasterio de San Juan de la Peña
(Jaca), desde donde fue trasladada temporalmente al monasterio de Montserrat,
hasta que encontró su lugar de reposo en la catedral de Valencia, donde se
puede contemplar actualmente.
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