Se ha
escrito y se ha fantaseado mucho sobre las creencias y prácticas ocultistas de
los principales dirigentes nazis. Pero apenas se ha dicho nada sobre las
convicciones místicas o mágicas de muchos de quienes se enfrentaron a ellos.
Desde Churchill a De Gaulle, pasando por Roosevelt, Stalin, los servicios de
inteligencia aliados y los propios alemanes que se opusieron a Hitler, podemos
descubrir toda una serie de creencias y tácticas insospechadas.
Cuartel
general de Hitler, Rastenburg (Alemania), 20 de Julio de 1944. Rodeado por
algunos de sus lugartenientes, el Führer escucha un informa sobre el desastroso
rumbo que ha tomado la guerra en el frente ruso. Acompañado por el general
Keitel, el coronel Von Stauffenberg, jefe del estado mayor del ejército
territorial, entra en la sala. Deja en el suelo un portafolios, dentro del cual
hay una bomba, y lo empuja con el pie hasta apoyarlo sobre un enorme tablero.
Después aprovecha para abandonar la sala en un momento en que la atención de
los presentes está centrada en el mapa que hay sobre la mesa. Para ver mejor
este, Hitler se levanta de su silla y se inclina sobre el tablero. El coronel
Brandt hace lo mismo y tropieza con el maletín, colocándolo en la parte
exterior del grueso bloque, que actuará como barrera, protegiendo de la
explosión a Hitler.
Cuando la bomba explota, la cabaña parece saltar por los aires. Stauffenberg y el general conjurado Fellgiebel no tienen dudas de que Hitler ha muerto. Mientras el primero aprovecha la confusión para dirigirse hacia un avión que le conducirá a Berlín, Fellgiebel aprovecha su calidad de jefe de comunicaciones para dar la señal a quienes se encargarán de poner en marcha la Operación Walquiria, un verdadero golpe de estado que implica la movilización de los reservistas y la detención de los altos dirigentes nazis que permanecen en Berlín.
Cuando la bomba explota, la cabaña parece saltar por los aires. Stauffenberg y el general conjurado Fellgiebel no tienen dudas de que Hitler ha muerto. Mientras el primero aprovecha la confusión para dirigirse hacia un avión que le conducirá a Berlín, Fellgiebel aprovecha su calidad de jefe de comunicaciones para dar la señal a quienes se encargarán de poner en marcha la Operación Walquiria, un verdadero golpe de estado que implica la movilización de los reservistas y la detención de los altos dirigentes nazis que permanecen en Berlín.
Protección
Providencial
Himmler
Himmler
Entretanto,
quienes acuden al lugar de la explosión comprueban , atónitos, que Hitler tan
solo ha sufrido algunas heridas: Los encargados de investigar lo ocurrido
tardan más de una hora en comprender que se trató de una bomba colocada por
Stauffenberg. Himmler intenta inútilmente comunicar con Berlín para que le
detengan en cuanto aterrice. Fellgiebel ha interrumpido momentaneamente las
comunicaciones. Esta y otras circunstancias fortuitas hacen fracasar el
complot. Si el calor asfixiante no les hubiese obligado a abandonar el bunker,
cuya estructura firme y cerrada hubiese magnificado los efectos de la
explosión, y a reunirse en una cabaña de madera con tres ventanas abiertas, y
si Brandt no hubiese cambiado de posición el maletín y Hitler no estuviese
protegido por la gruesa estructura de la mesa, el destino de Alemania podría
haber cambiado drásticamente. Pero aquello -según afirma exaltadamente Hitler-
se convierte para el en Una nueva confirmación de que la Providencia desea
expresamente que continúe su misión y lleve a su país hasta la victoria. Una
convicción ciega que le acompañó desde su juventud, reforzada por una voz
interior que en ocasiones le guiaba y por la sensación de sentirse protegido,
burlando todos los peligros que le acecharon en su vida, incluidos los 46
atentados preparados contra el.
Recuerda
además que poco antes, el mismo Brandt que ahora le ha salvado
inconscientemente, había entregado al piloto del Führer una botella de coñac
que -sin el saberlo- contenía explosivos. Pero esto no le impide exclamar:
"Destruiré a esos traidores con sus mujeres y sus hijos!... Quiero verles
colgados como animales".
Hitler disfrutará luego viendo las filmaciones realizadas por expreso deseo suyo, en las que se muestra como son fusilados o ahorcados cerca de tres mil militares y civiles implicados en el complot. Entre estos se encuentran algunos de los hombres más valiosos de Alemania y héroes nacionales como el mariscal Rommel, a quien se obliga a envenenarse para proteger a su familia y evitarle al régimen un proceso embarazoso, o como el propio conde Claus Von Stauffenberg, quien antes de morir fusilado grita: "¡Larga vida a nuestra Alemania secreta!".
Hitler disfrutará luego viendo las filmaciones realizadas por expreso deseo suyo, en las que se muestra como son fusilados o ahorcados cerca de tres mil militares y civiles implicados en el complot. Entre estos se encuentran algunos de los hombres más valiosos de Alemania y héroes nacionales como el mariscal Rommel, a quien se obliga a envenenarse para proteger a su familia y evitarle al régimen un proceso embarazoso, o como el propio conde Claus Von Stauffenberg, quien antes de morir fusilado grita: "¡Larga vida a nuestra Alemania secreta!".
La
Alemania Secreta
Sus últimas
palabras evocan el título de un poema de su maestro espiritual, el poeta y
místico Stefan George, y la denominación de un pequeño círculo esotérico de
amigos y familiares de Stauffenberg que participaron en la conspiración muy
activamente. Liderado por este héroe mutilado, el complot respondía para ellos
a una necesidad moral y espiritual más que a un acto político. Se trataba,
cuanto menos, de mostrar al mundo que algunos alemanes resistían contra la
barbarie n que el nazismo estaba abismando a su país. Otro poema de George, El
Anticiristo, expresaba claramente la naturaleza profundamente maléfica que
tenía para ellos Hitler.
Uno de los primos de Stauffenberg, el conde Helmuth J. Von Molkte -perteneciente a una prestigiosa familia de militares cuyos miembros fueron fervientes seguidores de Rudolf Steiner y la antroposofía, corriente de "magia blanca" espiritualmente opuesta a los nazis y perseguida por estos- logró salvar a docenas de pilotos aliados prisioneros, cuya ejecución había ordenador Hitler como represalia, y junto a Peter Yorck von Wartenburg fundó el Circulo de Kreisau, que agrupaba a intelectuales opuestos a Hitler. Otro de sus primos, casado con una hermana de P. Yorck, Hans Adolf von Molkte, era embajador alemán en España, donde probablemente negociaba con los aliados, y era miembro de la orden esotérica Alpha - Galates. Esta había sido creada por el ocultista George Monti, infiltrado al más alto nivel en numerosas sociedades secretas y grupos esotéricos, que al parecer actuaba como agente secreto alemán antes de la guerra. En el momento del atentado, Alpha - Galates -que se presentaba como una organización caballeresca simpatizante del nazismo- era dirigida por Pierre Plantard, quién más tarde aparecerá como Gran Maestre del Priorato de Sión, que se presenta hoy como la sociedad secreta más polémica y supuestamente más influyente. Baigent, Leigh y Lincoln sospechan que este grupo esotérico desarrollaba una actividad encubierta de oposición al nazismo. Así se entendería el mutuo apoyo que hubo luego entre Plantard y el general De Gaulle, quién, según el sacerdote militar Martín Couderc- había impartido una enseñanza secreta, político-esotérica, a 45 Compañeros, cuidadosamente seleccionados, que luego habrían formado una Orden, encargada -entre otras cosas- de combatir un futuro resurgimiento del nazismo.
Uno de los primos de Stauffenberg, el conde Helmuth J. Von Molkte -perteneciente a una prestigiosa familia de militares cuyos miembros fueron fervientes seguidores de Rudolf Steiner y la antroposofía, corriente de "magia blanca" espiritualmente opuesta a los nazis y perseguida por estos- logró salvar a docenas de pilotos aliados prisioneros, cuya ejecución había ordenador Hitler como represalia, y junto a Peter Yorck von Wartenburg fundó el Circulo de Kreisau, que agrupaba a intelectuales opuestos a Hitler. Otro de sus primos, casado con una hermana de P. Yorck, Hans Adolf von Molkte, era embajador alemán en España, donde probablemente negociaba con los aliados, y era miembro de la orden esotérica Alpha - Galates. Esta había sido creada por el ocultista George Monti, infiltrado al más alto nivel en numerosas sociedades secretas y grupos esotéricos, que al parecer actuaba como agente secreto alemán antes de la guerra. En el momento del atentado, Alpha - Galates -que se presentaba como una organización caballeresca simpatizante del nazismo- era dirigida por Pierre Plantard, quién más tarde aparecerá como Gran Maestre del Priorato de Sión, que se presenta hoy como la sociedad secreta más polémica y supuestamente más influyente. Baigent, Leigh y Lincoln sospechan que este grupo esotérico desarrollaba una actividad encubierta de oposición al nazismo. Así se entendería el mutuo apoyo que hubo luego entre Plantard y el general De Gaulle, quién, según el sacerdote militar Martín Couderc- había impartido una enseñanza secreta, político-esotérica, a 45 Compañeros, cuidadosamente seleccionados, que luego habrían formado una Orden, encargada -entre otras cosas- de combatir un futuro resurgimiento del nazismo.
Si esto
resulta dudoso, desde su juventud, ciertamente, De Gaulle se manifestó
convencido de que estaba llamado a salvar a su patria en circunstancias
excepcionales y tuvo notables atisbos de auténtica clarividencia, según
diversos testigos. Y antes de la guerra, mientras los franceses ignoraban quién
era el coronel De Gaulle, los principales dirigentes alemanes confesaban su
admiración por este hombre que había escrito un brillante libro donde se
demostraba que las batallas del futuro las ganaría quien supiese combinar
hábilmente los carros de combate la aviación, e indicaba los flancos más
vulnerables de la defensa francesa. Pero sus superiores no supieron escucharle
y los alemanes utilizaron las tácticas anunciadas por el para invadir Francia.
Desoyendo las órdenes de Petain, De Gaulle coló a Londres, desde donde lideró
la resistencia francesa, inflamando el alma de sus compatriotas con sus
emisiones radiofónicas.
Winston
Churchill
Guerra psicológica
Guerra psicológica
Churchil
se mostró tan convencido como De Gaulle de que su destino inapelable era guiar
su pueblo en medio de las tinieblas. "Todos somos gusanos, pero creo que
yo soy una luciérnaga", le confesó a un amigo de su juventud. A sugerencia
del místico W. T. Pole, pidió a toda la nación que guardase un minuto diario de
silencio y oración mientras durase la guerra, práctica que Hitler calificó como
"el arma más secreta de Churchill". Según diversos historiadores, el
premier creía que se trataba de un conflicto entre la luz y las tinieblas, en
el cual su misión era extirpar hasta la última traza del nazismo, al que
consideraba como la encarnación del mal. Como Hitler, Churchill tuvo varias
experiencias premonitorias que le permitieron eludir la muerte y reforzaron su
creencia en el destino.
General Patton
General Patton
Como ha
explicado Colin Bloyd, desde su juventud, Churchill fue influenciado por
algunos esoteristas aristocráticos y su tumba tiene una disposición y ubicación
propias de quien conocen el simbolismo y las energías telúricas, como era
también el caso de algunos dirigentes alemanes. Y hay sobrados indicios de que
algunos dirigentes de ambos bandos se interesaron por la radiestesia. Durante
la guerra se utilizó tanto el péndulo como la astrología, si bien para los
ingleses se trató fundamentalmente de operaciones para concebidas para
confundir a los dirigentes nazis. Todavía no existen certidumbres sobre el
alcance de las misiones desarrolladas por el departamento de guerra psicológica
dirigida por Ian Fleming y el almirante Godfrey, para el que aseguran haber
trabajado algunos conocidos videntes como Ernest Mongomoery y Sybil Leek,
asesorando al Estado mayor británico sobre los movimientos de tropas alemanas o
en la preparación del desembarco de Normandía.
Un factor
que facilitó el triunfo aliado considerablemente fueron las operaciones del
sistema de espionaje y desinformación conocido por el nombre clave de
marcianos, cuyo cerebro era un grupito de genios encargados de diseñar todo
tipo de tácticas que permitiesen engañar al enemigo. Uno de sus más destacados
componentes era Dennis Wheatley, un notable experto en ocultismo que se
convertiría en novelista de fama mundial. Entre sus documentadas obras se
encuentra Fuerzas Oscuras, en la que un joven espía inglés se entrecruza con
los ritos mágicos y los poderes sobrenaturales de un satanista judío que
intenta acelerar el derrumbe del nazismo.
Tanto Wheatley como Fleming mantuvieron estrechos contactos con el famosísimo mago Aleisteir Crowley. Posteriormente este afirmó haber convencido a las autoridades británicas para que utilizasen como símbolo la "V", popularizada por Churchill, idea que oficialmente se atribuye al periodista David Ritchie y que, según el ocultista, sería un antiguo símbolo satánico egipcio de destrucción. Lo cierto es que Crowley ya había actuado como agente doble durante la primera guerra mundial y al comenzar la segunda les propuso distribuir al enemigo panfletos con información ocultista que le confundiese, una táctica que fue utilizada de diversas formas, como la impresión de falsas profecías o las emisiones de radio en alemán que incluían predicciones astrológicas desfavorables para los nazis o los supuestos mensajes de soldados alemanes muertos recibidos por una falsa médium.
Espíritus espías
Tanto Wheatley como Fleming mantuvieron estrechos contactos con el famosísimo mago Aleisteir Crowley. Posteriormente este afirmó haber convencido a las autoridades británicas para que utilizasen como símbolo la "V", popularizada por Churchill, idea que oficialmente se atribuye al periodista David Ritchie y que, según el ocultista, sería un antiguo símbolo satánico egipcio de destrucción. Lo cierto es que Crowley ya había actuado como agente doble durante la primera guerra mundial y al comenzar la segunda les propuso distribuir al enemigo panfletos con información ocultista que le confundiese, una táctica que fue utilizada de diversas formas, como la impresión de falsas profecías o las emisiones de radio en alemán que incluían predicciones astrológicas desfavorables para los nazis o los supuestos mensajes de soldados alemanes muertos recibidos por una falsa médium.
Espíritus espías
Pero
también utilizaron lo oculto de forma positiva, porque como reconocía en 1973
Sir William Stephenson, antiguo director del Intelligence Service, "todos
los medios son buenos para ganar una guerra, incluso los menos confesables o
razonables; somos los únicos que no hemos tenido vergüenza científica de hablar
con los muertos, de invitar a una médium a una reunión militar".
Por ejemplo, en 1941, y en presencia de altos mandos militares, la esposa del mariscal Lord Dowding, que dirigió la defensa aérea de Inglaterra, cayó en trance e interrogó a los espíritus de pilotos alemanes caídos en tierra británica acerca de los lugares de donde partían sus bombarderos, obteniendo informaciones precisas sobre sus bases, misiones y programas. Ello les ayudó a conocer la ubicación de las bases alemanas en la costa francesa y a organizar mejor su defensa. Hoy se considera que esta psíquica pudo obtener tales informaciones mediante "visión remota", o captarlas telepáticamente de la mente de pilotos vivos.
Por ejemplo, en 1941, y en presencia de altos mandos militares, la esposa del mariscal Lord Dowding, que dirigió la defensa aérea de Inglaterra, cayó en trance e interrogó a los espíritus de pilotos alemanes caídos en tierra británica acerca de los lugares de donde partían sus bombarderos, obteniendo informaciones precisas sobre sus bases, misiones y programas. Ello les ayudó a conocer la ubicación de las bases alemanas en la costa francesa y a organizar mejor su defensa. Hoy se considera que esta psíquica pudo obtener tales informaciones mediante "visión remota", o captarlas telepáticamente de la mente de pilotos vivos.
Hess fue
miembro del grupo de Thule
Por
cierto, que Dowding veía la guerra en términos fundamentalmente
reencarnacionistas, una creencia que fue compartida por otros dirigentes de
ambos bandos, como el general Patton -que no tenía reparos en hablar de sus
vidas anteriores, luchando en diversos ejércitos- o como Hess, Hitler, y
especialmente, Himmler que se consideraba la reencarnación de Enrique el
Pajarero, fundador de la casa real sajona, y que en una charla dirigida en 1936
a los jefes de las SS les explicó que todos ellos habían estado juntos
anteriormente en alguna parte y que todos se encontrarían de nuevo después de
esta vida.
Otro
reencarnacionista fue el vicepresidente norteamericano Henry Wallace, discípulo
del artista, arqueólogo y místico Nicolas Roerich. Este, que también influyo
sobre el presidente F.D. Roosevelt y cuanto menos tuvo el respeto de varios
dirigentes soviéticos, organizó dos expediciones por Asia Central, durante las
cuales se asegura tomó contacto con los maestros del Shambhala y promovió un
pacto internacional para proteger la cultura y las zonas neutras en caso de
guerra que fue aprobado por la Sociedad de las Naciones y la Unión
Panamericana.
Si -como ya hemos dicho- alemanes y británicos contaron con la colaboración ocasional de astrólogos y videntes, se asegura que algunos militares americanos consultaron a notables psíquicos cono Edgar Cayce y Eileen Garret y al parapsicólogo Rhine, mientras Stalin tuvo circunstancialmente como consejeros al telépata Wolf Messing y al astrólogo Yuri Yamakkin.
Si -como ya hemos dicho- alemanes y británicos contaron con la colaboración ocasional de astrólogos y videntes, se asegura que algunos militares americanos consultaron a notables psíquicos cono Edgar Cayce y Eileen Garret y al parapsicólogo Rhine, mientras Stalin tuvo circunstancialmente como consejeros al telépata Wolf Messing y al astrólogo Yuri Yamakkin.
Cuando
los nazis preparaban la invasión de Inglaterra, el coven de brujos de Hampshire
organizó un ritual mágico para influir en la mente de Hitler e impedirle entrar
en la isla. El más débil y anciano de los participantes se ofreció en
sacrificio, con el fin de dar más fuerza a aquel conjuro. Para ello, no untó su
cuerpo desnudo con la grasa que les protegía de las temperaturas extremas
durante aquella ceremonia nocturna. Como consecuencia del frío soportado,
también murieron otros dos brujos.
De hecho, a medida que avanzaba la guerra, la mayoría de los ocultistas de ambos bandos se opusieron a un Hitler que perseguía las sociedades secretas y que había prohibido las prácticas mágicas y astrológicas a raíz de que su lugarteniente Hess voló hasta Inglaterra en un intento inútil de negociar con algunos dirigentes británicos, asesorado por un astrólogo y por el profesor Karl Haushoffer.
De hecho, a medida que avanzaba la guerra, la mayoría de los ocultistas de ambos bandos se opusieron a un Hitler que perseguía las sociedades secretas y que había prohibido las prácticas mágicas y astrológicas a raíz de que su lugarteniente Hess voló hasta Inglaterra en un intento inútil de negociar con algunos dirigentes británicos, asesorado por un astrólogo y por el profesor Karl Haushoffer.
Una
guerra de religión
Haushoffer,
padre de la geopolítica e iniciado en el esoterismo budista, había sido
profesor de Hess y tenía sobre este una ascendencia propia de un maestro
espiritual. Tanto el como su hijo Albretch eran decididamente anglófilos y
partidarios de llevar a cabo una política nórdica, sobre las bases de que la
aristocracia rusa y británica tenían raíces germánicas. Por ello, consideraban
tan indispensable como Hess conseguir un armisticio, e incluso una alianza con
los británicos antes de atacar a los soviéticos.
Desaparecido Hess, Rosenberg intentó llevar adelante una política nórdica, contando con la colaboración de los nacionalistas escandinavos, bálticos y rusos, lo que habría convertido el avance alemán hacia Moscú en una guerra de liberación contra el comunismo en lugar de una invasión. Pero el alto mando boicoteó la política de Rosenberg. Como explica Mabire, mientras éste veía en el conflicto una verdadera guerra de religión entre los valores nórdicos y los judeo cristianos, se enfrentaba a las concepciones de Himmler, y a las de Hitler, que trataba de vender su cruzada luciferina como una confrontación entre "la civilización europea y cristiana contra el bolcheviquisimo asiático y ateo".
Desaparecido Hess, Rosenberg intentó llevar adelante una política nórdica, contando con la colaboración de los nacionalistas escandinavos, bálticos y rusos, lo que habría convertido el avance alemán hacia Moscú en una guerra de liberación contra el comunismo en lugar de una invasión. Pero el alto mando boicoteó la política de Rosenberg. Como explica Mabire, mientras éste veía en el conflicto una verdadera guerra de religión entre los valores nórdicos y los judeo cristianos, se enfrentaba a las concepciones de Himmler, y a las de Hitler, que trataba de vender su cruzada luciferina como una confrontación entre "la civilización europea y cristiana contra el bolcheviquisimo asiático y ateo".
Este
inteligente empeño de Hitler en no espantar a las mayorías cristianas de toda
Europa con sus concepciones mágicas fue probablemente el principal motivo que
le llevó a ocultar su verdaderas creencias e intenciones. Pero el nazismo, más
que como una pseudo-religión, fundamentada en la comunión sacramental del
pueblo con su Fhürer - quién se mostraba como un médium capaz de encarnar los
aspectos más temibles del alma alemana - y que contaría con sus ritos privados
y colectivos y con su Orden monacal - caballeresca, las SS, que se convirtió en
el epicentro del ocultismo nazi y se encargaría de preparar el advenimiento de
un nuevo mundo gobernado por una raza germana purificada.
El
aliento del maligno
La
negación de Hitler a llevar a cabo una política verdaderamente nórdica, era una
traición manifiesta al espíritu del grupo Thule, tal como lo concibió su
fundador, es astrólogo y esoterista Sebottendorf. Contra lo que algunos han
escrito, Thule no era fundamentalmente una sociedad secreta
"ocultista" y Hitler no fue un miembro de la misma - como lo fue Hess
- sinó "hermano visitante" de esta logia, al igual que fueron
Rosemberg y el periodista y ocultista Dietrich Eckardt, que ejerció una
profunda influencia sobre el futuro del Fhürer.
Adolf Hitler
Adolf Hitler
Durante
la guerra, Hitler convirtió el impulso inicial - en el que muchos vieron una
verdadera revolución espiritualista y racial - en un empeño fundamentalmente
materialista y militar. En su política mucho más teutónica que nórdica y
europeísta, que obligaba a sus tropas a desangrarse luchando con ingleses y
bálticos, conde muchos han visto la causa principal del debilitamiento del
poderoso ejercito alemán.
Era esa traición de Hitler al espíritu germánico y místico lo que más molestaba a muchos alemanes idealistas. Pero algunos tomaron conciencia de que éste representaba una amenaza mucho más terrible para el alma y el género humano, una amenaza que Albretch Haushoffer - hijo del profesor Karl, que se supone influyó notablemente sobre Hess y Hitler en sus primeros tiempos - expresó así en la poesía que se encontró en su bolsillo tras morir fusilado como partícipe en el atentado de Stauffenberg: "Mi padre rompió el sello. No sintió el soplo del Maligno. Y liberó al demonio por el Mundo".
Era esa traición de Hitler al espíritu germánico y místico lo que más molestaba a muchos alemanes idealistas. Pero algunos tomaron conciencia de que éste representaba una amenaza mucho más terrible para el alma y el género humano, una amenaza que Albretch Haushoffer - hijo del profesor Karl, que se supone influyó notablemente sobre Hess y Hitler en sus primeros tiempos - expresó así en la poesía que se encontró en su bolsillo tras morir fusilado como partícipe en el atentado de Stauffenberg: "Mi padre rompió el sello. No sintió el soplo del Maligno. Y liberó al demonio por el Mundo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario