domingo, 4 de marzo de 2012

OJOS NUEVOS: LA EVOLUCIÓN DE LA VISIÓN

Hace tiempo, existían pequeños bichitos, pequeños organismos unicelulares que daban
tumbos y se reproducían en los cambios químicos de la sopa orgánica del mundo. “Esto es todo lo
que se puede conocer”, declararon, y continuaron con sus existencias satisfechas, absorbiéndose y
dividiéndose, dividiéndose y absorbiéndose, y procreando a muchos otros como ellos mismos.
Pero unos pocos radicales intuyeron de alguna manera que existían otras cosas más allá de
la existencia unicelular, sintiéndolo en sus cilicios, proteínas y cadenas de aminoácidos. No podían
demostrarlo, pero sabían que había más cosas que saber Sobre Lo Que Está Allá Afuera. Aunque
mayoría de la comunidad bacteriológica rechazaba las tesis de estos radicales y pensaba que
eran unos locos, una reducida minoría decidieron levantar el velo que cubría el resto del universo.
Por ello, arriesgaron su vida eterna y, con miedo y agua caliente, se organizaron en
criaturas pluricelulares. En ese momento trascendental ¡ABRIERON SU PRIMER OJO! No
exactamente un globo ocular, desde luego, pero sí un conjunto de verdaderos nervios funcionales.
Desde luego fue una buena idea porque estos radicales ahora podían sentir su conexión con la
sopa química, se aglomeraban a su alrededor y sabían mucho más Sobre Lo Que Está Allá Afuera.
Esto les proporcionó una gran ventaja sobre los insensibles, a los que devoraron. La oscura,
tranquila, calmada, charca insípida de ligeras variaciones químicas se convirtió en un caldo de
cultivos, sacudidas, pellizcos y golpes. Bastante quemada por esta nueva oleada de datos, la nación
nematodo inventó el sexo. Otra buena idea, ya que no sólo se reprodujeron como locos, sino que
también en ese momento mágico de fornicación frenética, también entraron en contacto con un
relajante y profundo sentimiento de placer en sus grupos de nervios.
¡Pero aún había más que conocer! Aunque el resto de los pequeños gusanos se burló y
llamó a los buscadores de nuevas sensaciones locos, los pocos pioneros concentraron sus nervios
en la dirección de los débiles nuevos estímulos que les llegaban a través de sus sentidos, y en un
momento trascendental ¡ABRIERON SU SEGUNDO OJO!
¡Luz! ¡Color! ¡Películas en color! ¡Otra buena idea! Nuevas partes del universo se
mostraron ante ellos, un sensual diluvio de información Sobre Lo Que Está Allá Afuera, y su
conexión con ello; y los locos se atiborraron de ello y comieron y se reprodujeron y llegaron a ver
hasta 600 canales de televisión por cable. Un frenesí de diversión más tarde y la sopa orgánica del
universo se llenó de estos Hijos de los Grupos de Nervios Organizados.
Pero una vez más dentro de sus ganglios algunos visionarios supieron que quedaba más por
conocer, y de la misma forma otros repitieron el error de sus antepasados unicelulares y se
mofaron del concepto de que hubiera más por ser conocido. Llamaron a los disidentes locos, pero
los pioneros de nuevo concentraron sus consciencias en las sensaciones y mensajes que les
llegaban del precipicio de su aparato sensorial, removieron algo en el interior de los huecos de su
sistema glandular y en otro momento trascendental de la evolución de los sentidos ¡ABRIERON SU
TERCER OJO!
¡Buena idea, otra vez! Recibieron mensajes de información sensorial desconocidas por la
vaca o el analista de mercado medios, y tan difícil de explicar como explicar trigonometría a un
gusano de la fruta. Dieron un salto cuantitativo hacia delante en el conocimiento Sobre Lo Que
Está Allá Afuera y su inefable conexión con ello. Pero el resto de las vacas y analistas de mercado
les llamaron locos. Y ahora bien, veintitrés trillones de bacterias dijeron eso mismo hace cien
millones de años ¿Y que pasó con ellos? ¡Aún son bacterias!
Por esto os digo ¡Sed locos! Estad dispuestos a ser dementes ante el resto del mundo.
¡Llevad vuestra locura individual con orgullo! ¡Superad la tiranía de vuestros sensores
neurológicos y Tomaos Unas Vacaciones de Vuestros Sentidos!

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