domingo, 25 de marzo de 2012

Las Crónicas Anunnaki

En algún momento 4,000 años a.C el gran Anu gobernante del planeta Nibiru vino a la Tierra en una visita oficial.

No era la primera vez que Anu hacía el arduo viaje espacial. 440,000 años terrestres antes (solamente 122 años en el tiempo de Nibiru) su primer hijo Enki había guiado al primer grupo de 50 Anunnakis a la Tierra para obtener el oro con el que el séptimo planeta había sido bendecido.
En Nibiru, la naturaleza y la tecnología se habían combinado para desgastar y dañar la atmósfera del planeta. Una atmósfera necesaria no solo para respirar sino para crear en el planeta una especie de efecto invernadero y prevenir así que su calor interno se disipara. Según los científicos de Nibiru, solamente suspendiendo partículas de oro, muy alto sobre el planeta Nibiru, se podría salvar la atmósfera e impedir que Nibiru se convirtiera en un planeta congelado y sin vida.
El brillante científico Enki aterrizó sobre el golfo pérsico y estableció su base llamada Eridu. Su plan era obtener oro extrayéndolo de las aguas del golfo pero lo que se obtuvo no fue suficiente. La crisis en Nibiru empeoró.

Ilustración de los dioses sumerios que según Sitchin serían los Anunnaki.
Cansado de las promesas de Enki de que el proyecto tendría éxito, Anu vino a la Tierra acompañado de su otro hijo Enlil para ver lo que sucedía.
Enlil no tenía la brillantez científica de Enki pero era un excelente administrador. Alguien que no estaba fascinado con los misterios de la naturaleza pero que tomaba acciones. Y lo que había que hacer, según los estudios, era extraer el oro a través de minas en el lugar donde era más abundante, el sur de África.
Hubo discusiones, no sólo a causa del proyecto sino también a causa de la rivalidad entre los hermanos. Anu inclusive pensó en quedarse en la Tierra y dejar que uno de sus hijos gobernara Nibiru, pero la idea solo causó más discordia. Finalmente se decidió que Enki iría a África a organizar la minería y Enlil se quedaría en el EDIN (Mesopotamia) construyendo las instalaciones necesarias para refinar el metal y enviar el oro hacia Nibiru.
Y así Anu regresó al planeta de los Anunnaki. Esa fue su primera visita.
Luego vino la segunda visita a causa de una emergencia. 40 años de Nibiru después de la llegada de los primeros Annunnaki, aquellos que habían sido asignados para trabajar en las minas de oro se amotinaron.
Los Anunnaki del sur de África, supervisados por Enki, se negaron a seguir trabajando en las minas y tomaron a Enlil de rehén.
Se llamó al consejo de los dioses. Enlil insistió en que Anu viniera a la Tierra y lo presidiera para juzgar a Enki.
Anu vino y en presencia de todos los líderes reunidos, Enlil describió los acontecimientos y acusó a Enki de liderar el motín. Pero cuando los amotinados contaron su historias, Anu simpatizó con ellos. Eran hombres del espacio no mineros, y su carga laboral se había vuelto demasiado pesada.
Pero ¿no se necesitaba hacer ese trabajo? ¿Cómo sobreviviría la vida en Nibiru sin el oro de las minas?…


Los Anunnaki liderados por Enki, el hijo de Anu, habían llegado a la Tierra buscando oro. Enki, apoyado por su equipo de mineros Anunnaki, secuestró a su hermano Enlil, y se negó a seguir con el duro trabajo de las minas.El gran Anu vino a la Tierra para resolver el problema y perdonó a los amotinados liberándolos del trabajo en las minas. Pero, alguien tenía que hacer ese trabajo. El planeta Nibiru no sobreviviría sin el oro necesario para su atmosfera.
Enki tenía la solución: Vamos a crear trabajadores primitivos, quienes tendrán a su carga el trabajo pesado.
Ante la sorprendida audiencia del consejo de los dioses. Enki relató como había estado llevando a cabo experimentos con la ayuda del jefe médico de la misión Anunnaki llamado Ninti (también conocido como Ninharsag). En ese entonces ya existía sobre la Tierra, más precisamente en el este de África, un ser primitivo, un hombre mono. Este ser debió haber evolucionado en la Tierra a partir de la “semilla de vida” de Nibiru, que había pasado hacia la Tierra durante la primera colisión celeste con el planeta Tiamat.
La compatibilidad genética entre los Anunnaki y ese hombre mono ya existia, lo único que se necesitaba era mejorarlo dándole algunos de los genes de los Anunnaki. Seria entonces una criatura a imagen y semejanza de los Anunnaki, capaz de usar herramientas. Un ser lo suficientemente inteligente como para llevar a cabo órdenes. Así apareció el “trabajador mejorado” LULU AMELU fruto de la manipulación genética y de la fertilización del ovulo de la mujer mono terrestre en un probeta de laboratorio. Como estos híbridos no podían procrearse,  las mujeres Anunnaki tenían que hacer las veces de madres prestando sus cuerpos para procrear a estos híbridos.

Estatuilla sumeria que representa a la diosa sumeria Nammu, madre de Enki.
Pero Enki y Ninti fueron perfeccionando a este ser hasta obtener lo que estaban buscando. Lo nombraron Adam, “el de la Tierra”.  Gracias a estos sirvientes, ahora capaces de reproducirse, la extracción de oro fue abundante. Los siete campamentos iniciales se convirtieron en ciudades, y los Anunnaki, 600 en la Tierra, y 300 en estaciones espaciales, se acostumbraron a una vida de placeres.
Algunos, a pesar de las objeciones de Enlil, tomaron a las hijas de los hombres como esposas, hasta tuvieron hijos con ellas. Para los Anunnaki, obtener oro se había convertido en una tarea sin sufrimiento. Pero para Enlil, todo empezó a verse como una misión pervertida.
Esta situación llegó a su fin con el diluvio. Los científicos de Nibiru venían anunciando desde hacia mucho tiempo que la capa de hielo que se estaba formando en el continente antártico de la Tierra se estaba volviendo inestable. La siguiente vez que Nibitu pasara cerca de la Tierra, entre Marte y Júpiter, su fuerza gravitacional podría causar que esta masa de hielo se desplazara hacia otros continentes. Esto crearía una marea gigante que cambiaria abruptamente las temperatura del planeta Tierra causando tormentas nunca antes vistas.
Después de haber consultado a Anu, Enlil ordenó: Preparen la nave espacial, estén listos para abandonar la Tierra.
Pero ¿qué pasaría con la humanidad? se preguntaron sus creadores Enki y Ninti.
Déjalos morir, dijo Enlil, e hizo que todos los Anunnaki juraran discreción, pues temía que los terrestres interfiriesen con los preparativos de partida.
Enki juró sin estar de acuerdo, y pretendiendo que le hablaba a un muro instruyó a su fiel seguidor Ziusudra para que construyese un Tibatu, un barco sumergible. Ademas le dio un navegador especial para que pudiera llevar el barco hasta el Monte Ararat. En este barco, Ziusudra acompañado de su familia y algunos animales sobrevivirían a la avalancha de agua. Así la vida no perecería en la Tierra.

Los Anunnaki habían llegado a la Tierra para buscar oro, cansados de trabajar en las minas crearon a un ser primitivo mezclando sus genes con el de los monos. Todo fue bien hasta que llegó el diluvio. Los Anunnaki, que sabían del diluvio que estaba por llegar, decidieron abandonar la Tierra y dejar a los terrestres a su suerte. Pero Enki le advirtió a su fiel seguidor Ziusudra de lo que se venía y le dio un artefacto para que llevase un barco al punto más alto de la región, donde estaría a salvo de las gigantescas olas.
En la época en la que ocurrió la catástrofe algunas de las principales deidades, miembros del sagrado circulo de los doce, eran de alguna manera “hijos de la Tierra”. Nanar, (también conocida como Sin) e Ishkur (también conocido como Adat) quienes eran los hijos más jóvenes de Enlil habían nacido en la Tierra. También habían nacido en la Tierra los hijos gemelos de Sin, Enki y Ninti (a quien Enki le habría confesado como ayudó a Ziusudra). Todos unidos sugirieron que los Anunnaki no debían dejar la Tierra sino que más bien deberían permanecer en la órbita terrestre para ver que sucedería.
Efectivamente, después de que terminó el vaivén de la inmensa ola y dejó de llover, las picos de las montañas empezaron a aparecer y los rayos atravesaron las nubes pintando un arco iris en los cielos.
Enlil, al descubrir que la humanidad había sobrevivido, se enfureció en un principio, pero después se ablandó. Se dio cuenta de que los Anunnaki aún podrían vivir en la Tierra; pero, si tenían que reconstruir sus centros y reanudar la producción de oro, al hombre habría que permitirle proliferar y prosperar, y habría que dejar de tratarlo como a un esclavo para empezar a hacerlo como a un compañero.

Ilustración sumeria donde se puede apreciar al dios Enki saliendo del mundo subterráneo.
En los tiempos antediluvianos, el puerto espacial para la ida y venida de los Anunnaki y de los suministros, así como para el embarque del oro, estaba en Mesopotamia, en Sippar. Pero todo aquel fértil valle entre el Éufrates y el Tigris tenía ahora encima miles de millones de toneladas de lodo.
Utilizando todavía la doble cumbre del Monte Ararat como punto focal sobre el cual anclar el ápice del Corredor de Aterrizaje(de la nave de los Anunnaki), erigieron dos montañas artificiales gemelas en el paralelo 30, a orillas del Nilo -las dos grandes pirámides de Gizeh-, para que hicieran de balizas de aterrizaje del puerto espacial postdiluviano de la península del Sinaí. Estaba tan cerca, incluso más, de las fuentes de oro africanas de lo que había estado el puerto espacial de Mesopotamia.
Para que los terrestres pudieran sobrevivir, multiplicarse y ser útiles a los Anunnaki, se les concedió la civilización en tres estadios. Se trajeron de Nibiru semillas para cultivos vitales, se domesticaron variedades silvestres de cereales y animales, se les enseñaron las tecnologías de la arcilla y el metal. Esta última fue de gran importancia, pues tenía que ver con el propio éxito de los Anunnaki a la hora de reanudar el suministro de oro, ahora que las viejas minas estaban atascadas de lodo y agua.
La primera vez que Nibiru pasó por las cercanías de la Tierra después del Diluvio se recibieron materiales vitales de allí, pero poco de valor se pudo enviar de vuelta. En las fuentes de oro de antaño había que encontrar filones nuevos, hacer túneles en las laderas, excavar pozos en la tierra, perforar las rocas. Había que dotar de herramientas a la humanidad -herramientas duras- para que pudieran extraer lo que los Anunnaki podían localizar y perforar con sus pistolas de rayos. Afortunadamente, la avalancha de agua también había hecho algo bueno, pues había expuesto filones, los había lavado y había llenado los lechos fluviales de pepitas de oro, mezcladas entre el lodo y la grava. Hacerse con este oro podría abrir nuevas fuentes, más fáciles de trabajar, pero de más difícil acceso y transporte, pues el lugar en donde había pepitas de oro en grandes cantidades estaba al otro lado de la Tierra: allí, a lo largo de unas cadenas montañosas frente al gran océano, habían quedado expuestas riquezas indecibles. Y estaban allí para hacerse con ellas, si los Anunnaki iban allí; si se podía encontrar un modo de embarcar aquel oro. ¿Viajarían los Anunnaki a otros continentes de la Tierra en busca de oro? ¿realmente el hombre dejaría de ser un esclavo de los Anunnaki?

Después del diluvio, con el consentimiento de Enlil, los Anunnaki empezaron a instruir a la Humanidad cultural y tecnológicamente, en intervalos que duraron 3.600 años (correspondientes al período orbital de Nibiru). La culminación del proceso fue la gran civilización sumeria.
Durante todo ese tiempo, los astronautas que habían venido a la Tierra se preocupaban con el problema de la longevidad. Sus relojes biológicos estaban ajustados para su propio planeta(Nibiru). El tiempo que él llevaba para hacer una órbita completa en torno al Sol era para sus habitantes un año del ciclo de vida. Sin embargo, en un único año de esos, la Tierra orbitaba el Sol 3.600 veces, o sea, 3.600 años para la vida originaria de la Tierra. Para mantener sus ciclos vitales más largos en la Tierra más veloz, los astronautas consumían un “Alimento de la Vida” y una “Agua de la Vida”, que venían de su planeta natal. En los laboratorios biológicos de Eridu, cuyo emblema era la señal de las Serpientes Enlazadas, Ea intentaba desvelar los secretos de la vida, reproducción y muerte. ¿Por qué los hijos nacidos de astronautas en la Tierra envejecían más rápido que sus padres?
Ahora que Nibiru se había acercado de nuevo a la Tierra, el gran Anu, con su esposa Antu, venía a la Tierra en visita de estado, para ver con sus propios ojos cómo iban las cosas. La urgencia por traer la metalurgia a la ciudad de Uruk tenía que ver con la inminente visita de estado de Anu. Quizás para hacerle ver que todo iba bien, que la ciudad, Uruk, se había construido en su honor, y presumir de logros metalúrgicos.

Zecharia Sitchin podía leer la escritura cuneiforme de las tablillas sumerias, y fue a través de sus interpretaciones que construyó la historia de los Anunnaki.
En aquella memorable noche en Uruk, en cuanto se divisó Nibiru, los sacerdotes encendieron las antorchas como señal para las poblaciones cercanas. Y así, se fueron encendiendo hogueras, hasta que todo Sumer resplandeció, celebrando la presencia de Anu y Antu, y el avistamiento del Planeta de los Dioses.
Tanto si la gente era consciente como si no, de que estaban presenciando un avistamiento celeste que sólo ocurría una vez cada 3.600 años terrestres, lo que sí que debían saber era que se trataba de un fenómeno que sólo tendrían ocasión de verlo una vez en sus vidas. La humanidad no ha dejado de anhelar el regreso de aquel planeta, y simplemente recuerda aquella era como una Era de Oro: no sólo en términos físicos, sino también porque culminó un período de paz y de progresos sin precedentes para la humanidad.
¿Qué se había conseguido al conceder a la humanidad los dos metales divinos, AN.NA y AN.BAR, con los cuales hacer herramientas duras? ¿Qué se había conseguido al extender las operaciones al otro lado del mundo(América)? ¿Estaban los almacenes llenos de oro, como se había dicho, listo para ser embarcado hacia Nibiru?
Cuando Anu y su esposa llegaron para ver las riquezas minerales (en América), la zona sagrada de Tiahuanacu, su recinto sagrado y sus muelles, todo estaba preparado. ¿A quiénes enrolaron y llevaron allí los Anunnaki, hacia el 4000 a.C, para construir todo aquello? Para entonces, los pueblos de las montañas que rodeaban Sumer tenían ya una rudimentaria tradición en trabajos metalúrgicos y de cantería, y pudieron estar entre los artesanos que se llevaron allí. Pero la verdadera tecnología metalúrgica, incluida la fundición, la tecnología de construcción a partir de planos arquitectónicos y la de seguimiento de orientaciones estelares, estuvo en manos de los sumerios.
Pero tan pronto (en términos Anunnaki) Anu y Antu regresaron a Nibiru, la pacífica división de la Tierra entre los clanes Anunnaki se vio alterada. La guerra de Marduk estaba por comenzar…

Fuentes:
- Zecharia Sitchin.(2007). Book I of The Earth Chronicles. The 12th Planet. Harper Collins.
- Zecharia Sitchin. (2007). Book II of The Earth Chronicles. The Stairway to Heaven. Harper Collins.
- Zecharia Sitchin. (2007). Book III of The Earth Chronicles. The Wars of Gods and Men. Harper Collins.
- Zecharia Sitchin. (2007). Book IV of The Earth Chronicles. The Lost Realms. Harper Collins..
- Zecharia Sitchin. (2007). Book V of The Earth Chronicles. When Time Began.Harper Collins.
- Zecharia Sitchin. (2007). Book VI of The Earth Chronicles. The Cosmic Code. Harper Collins.

No hay comentarios:

Publicar un comentario