jueves, 1 de marzo de 2012

El poder curativo de los salmos 1

El nombre hebreo de los Salmos es Tehillim, que significa "alabanzas". Esta porción de las Escrituras hebreas formaban el himnario que se usaba regularmente en el Templo. Los hebreos dividían lo que comúnmente se llama Antiguo Testamento, en la Ley, los Profetas y las Escrituras.
A la colección de los llamados "Salmos" se le llama igualmente "Salterio". En la tradición judeo-cristiana es el libro de oración usado en las congregaciones y sinagogas. Al libro de los Salmos se le considera el libro más completo de la Biblia. Fue escrito en un periodo histórico que abarca desde el tiempo de Moisés hasta el exilio de Israel en Babilonia. Toda la ética bíblica, los fundamentos de la fe, los prodigios y las maravillas realizados por Dios, la relación del Hijo y del pueblo de Dios con Él en toda circunstancia son expresados en los Salmos.
Se ha considerado al rey David como el autor de varios Salmos. En ellos, descubrimos a un David poeta y cantante de Israel. Así como a un rey David estadista y gran estratega militar, de rodillas, derramando su corazón ante Dios en actitud de arrepentimiento, en acción de gracias, en fe, en ruego, pidiendo garantías, fortaleza, liberación e instrucción.
Toda alma sedienta busca refrescarse en la fuente de los Salmos. En ella encuentra respuestas sólidas a sus necesidades más profundas. Al beber de esta fuente, el alma encuentra en Dios y sólo en Dios la satisfacción que con ardiente deseo y anhelo busca. Su aspiración de estrecha relación con el Todopoderoso se ve colmada. Por medio de los Salmos nuestra alma se lanza hasta el infinito, cantando alabanzas a Dios. Con plena confianza y sin esconder absolutamente nada le expresa a Dios sus más profundos temores, derrama ante el Omnisciente todo tipo de dolor, expresa con firmeza su fe al Omnipotente, y busca nutrir su espíritu en lugares de verdes pastos, guiado por el Gran y Divino Pastor.
Aunque hace miles de años que estos Salmos fueron divinamente inspirados a hombres similares a nosotros, nos identificamos plenamente con su contenido. Nosotros también tenemos deseos profundos, anhelamos encontrar esa relación íntima con el Dios Creador, no sólo del universo y del mundo, sino dador de nuestra vida. En los Salmos encontramos nuestro propio deseo espiritual que sólo y exclusivamente Dios puede satisfacer.
Con toda confianza y sin temor a equivocarme afirmo que en toda la literatura no existe un libro como el de los Salmos.
En los Salmos se ven reflejadas nuestras luchas, con toda la vasta gama de problemas que podemos confrontar debido a nuestra naturaleza espiritual. En la lectura de los Salmos encontramos quien suplica a Dios, luchando con sus inquietudes y temores. Quien confronta todo tipo de tentaciones, quien es hostigado por enemigos que desean humillarlo y destruirlo. A pesar de todas las circunstancias, los vemos salir adelante, dejando atrás el foso del pecado, de la humillación y de la derrota. Los vemos elevarse a nuevas alturas de victoria otorgadas por el Padre Eterno por Su gracia y poder. Este triunfo que obtiene el suplicante se debe al amor, la confianza y la lealtad hacia su Dios y Creador.
La Biblia está compuesta por varios libros, pero el libro de los Salmos es el que verdaderamente magnifica a Dios y Su Palabra. Los Salmos, como ningún otro libro del Antiguo Testamento, revela en gran magnitud el alcance del Mesías y Su obra. Los Salmos proyectan Su venida, Su Resurrección y Su Ascensión. También ilustran Su soberanía universal sobre toda la Tierra.
En las palabras de un autor anónimo, encontramos un resumen de la riqueza y el poder de los Salmos:
"Dentro de las Escrituras, es un libro de gran alcance, de manera especial distingue la gloria y la majestuosidad de la Biblia, ha sondeado las profundidades del alma humana y nos lleva al seno del Padre Celestial, un libro que jamás será superado, ni llegará a ser obsoleto".
Para mí, la riqueza y el poder de los Salmos ha sido, es y será una realidad. Tú también lo puedes comprobar. Para brindar mayor apoyo y facilitar el acceso a la lectura, la siguiente clasificación de los Salmos te guiará según sea tu necesidad o tu deseo de expresar con certeza tus acciones de gracias, tu alabanza y adoración al Todopoderoso.



CLASIFICACIÓN DE LOS SALMOS
I. Oraciones
1. De penitencia. Salmos 6, 25, 32, 38, 51, 102, 130, 143.
2. Cuando se está en aflicción. Salmos 6-7, 10, 13, 17, 22, 31, 35, 39, 41-44, 54-57, 59, 64, 69-71, 77, 86, 88, 94, 102, 109, 120, 140-143.
3. En tiempo de persecución. Salmos 44, 60, 74, 79, 80, 83, 89, 94, 102, 123, 137.
4. De confianza y seguridad. Salmos 3-5, 11-12, 16, 20, 23, 27, 28, 31, 42- 43, 52, 54, 56-57, 59, 61-64, 71, 77, 86, 108, 115, 118, 121, 125, 131, 138, 141.             

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