jueves, 15 de marzo de 2012

Carta a Robert E. Howard de Lovecraft

66 College St.,
Providence R. I.,
27-28 de Julio, 1934


Querido R E H:--

Como ya debes saber por mi postal, llegué puntualmente a casa y encontré la araña en perfectas condiciones. El monstruo adorna ahora mi estantería-museo junto con la serpiente de Florida y otras piezas exóticas—incluyendo las cascabeles por las que estoy en deuda contigo. ¡Ciertamente prefiero verla metida en una botella que verla reptando por mi cuarto!
Mi viaje, no hace falta decirlo, fue agradable de principio a fin. Ya que probablemente te describí St. Augustine en detalle en 1931, no hace falta que vuelva a ello—excepto para repetir el potente e imaginativo hechizo que flota alrededor de sus antiguas casas y su centenario fuerte. ¡Aquí hay un lugar que ya tenía cincuenta años cuando el primer Peregrino puso su pie sobre Plymouth! Esta vez visité una nueva atracción de gran interés—un viejo cementerio indio recientemente excavado en el emplazamiento de una primitiva aldea nativa al norte de la ciudad. Los esqueletos están alineados de lado, con sus pies apuntando al este, y serán preservados permanentemente en su posición original. Los trabajos de excavación han sido muy cuidadosos—casa esqueleto y la tierra que le rodea se encuentran protegidos por un muro de cemento. Eventualmente se erigirá un gran museo al lado de las excavaciones. El aspecto del hallazgo—que fue descubierto solo unas semanas antes de que lo visitase—es ciertamente inusual. Por la postura de los cuerpos resulta evidente que fueron enterrados bajo los auspicios de monjes Franciscanos—probablemente alrededor del año 1600.
…………………………………………………………..
En cuanto a mis ideales de gobierno, me has malinterpretado totalmente. Dices que no odias el desarrollo humano, ¡Y aún así frunces el ceño ante el ideal de un gobierno restringido a aquellos adecuadamente preparados para la tarea y que sepan lo que están haciendo! Más aún, dices que si mi ideal de gobierno se llevase a la práctica, te habría quemado en la hoguera debido a tus gustos e intereses. ¡Esto es precisamente lo contrario a lo que mi gobierno haría, querría o permitiría! El primer y absoluto requisito de cualquier civilización madura o genuina es una completa libertad intelectual o artística; de modo que ningún tipo de restricción fuese impuesta sobre ningún pensamiento o preferencia individual. Una opinión corregida a la fuerza no es una opinión corregida de ningún modo. Ninguna civilización real desea cambiar la opinión de nadie como no sea a través de argumentos racionales que hagan ver al errado su error. No juzgues el tipo de fascismo que defiendo por los que existen hoy en día. Cada civilización diferente necesita una forma diferente que se adapte a su temperamento y las variantes Italiana, Turca y Alemana representadas por Mussolini, Mustapha Kemal y Hitler no son adecuadas para nosotros. Sería el último en admitir que estos restrictivos sistemas son aptos para los Anglo-Sajones.
….Mi objetivo en cualquier discusión no es que parezca que mis opiniones preconcebidas sean ciertas, sino simplemente descubrir y establecer la verdad, cualquiera que sea su naturaleza
No creo que ningún lugar de América haya alcanzado un grado de civilización equivalente al de Europa Occidental, y ni siquiera le adjudico a mi región el primer lugar al comparar los tipos de civilización americana. En lugar de eso, basado en la evidencia absorbida y rumiada, tendería a adjudicar tal distinción a Charleston y la baja región de Carolina del Sur. No favorezco ni detracto ninguna región per se. Meramente reconozco y respeto ciertas cualidades de la vida, y me alegro cuando las encuentro en cualquier lugar. Con frecuencia, y de la manera más paradójica, una misma región combinará aquellas cualidades que respeto con aquellas que detesto. Lo que admiro es el desarrollo humano más allá del estadio unicelular—el desarrollo de todos los poderes latentes en el hombre, y favorecer y ampliar tales condiciones. Lo que detesto es la degradación o retroceso humanos en cualquier forma—la violencia, la fealdad, la ignorancia, la sensualidad, la brutalidad, la crueldad, la anormalidad, la suciedad, la estupidez, la rapacidad, el egoísmo, el robo, cualquier violación de la integridad psíquica o espiritual, y todo aquello que se sumerge en una laxa aquiescencia en los patrones animales de la parte más baja de la creación. Cualquier civilización o modo de vida que favorezca lo que respeto y combata lo que detesto se gana mi adhesión, no importa en que lugar del mundo se encuentre, y viceversa. Y añadiré que he intentado fundamentar mis filias y mis fobias sobre la evidencia cósmica y no sólo sobre el capricho. Se lo difícil que resulta hablar de estándares cuando uno habla de las preferencias humanas, y difícilmente sostendría que mis criterios son infalibles. Por otro lado, creo que las extensas explicaciones biológicas, psicológicas y filosóficas de estos estándares aproximados o cuasi-absolutos que he sostenido en anteriores cartas, te convencerán de que no son retazos superficiales y caprichosos de divagaciones y prejuicios. Puede que consideres que son erróneas, pero difícilmente pensarás en ellas como arbitrarias o frívolas. Esto es, cuando digo que este compendio de estándares es profundamente más válido que otros, no se trata simplemente de una cuestión de talante y gusto. He pensado en esos otros compendios e intentado encontrar su relación con cualquier fase de la existencia y diferenciación humanas, y en algunos casos he intentado creer en ellos. Mi razón para pensar como pienso es que todas las pruebas que he recogido parecen, en mi mente, apuntar en esa dirección. …………………..
La visita de Price debe haber sido todo un evento. Es el tipo más versátil con el que jamás me he encontrado—y podría haber igualado esa conferencia acerca de la esgrima con uno sobre Árabe, matemáticas, tapices orientales, y qué no…cualquiera de ellas igualmente amplia y erudita. Sus comentarios acerca de la lucha de pies francesa deben de ser interesantes. He oído hablar acerca de ese arte—que en Francia—parece ser una ciencia que nada tiene ver con las rústicas brutalidades de los leñadores de Maine y Michigan. Price, dicho sea de paso, está de visita de nuevo donde Clark Ashton Smith, si ha llevado a cabo el plan que mencionaba en su última carta. Es una especie de enlace de conexión para el grupo, siendo, creo, el único fantasista externo conocido en persona tanto por ti como por el Senescal de Averoigne. Me alegro de que te gustase la secuela de la Llave de Plata, la cual me decepcionó un poco al verla impresa. Las colaboraciones tienden a dejar mi imaginación en suspenso y representan un enorme hándicap para mi inventiva. Necesito tener la mano absolutamente libre a la hora de escribir.
Acabo de escribir un artículo acerca de la escritura de ficción interplanetaria a petición de Crawford—de Marvel Tales—aunque me ha salido tan extenso que dudo que quiera publicarlo después de todo. Intento delinear –bastamente- lo que podría hacerse para sacar el género del pozo actual de banalidad y convencionalismo en el que se encuentra- y accidentalmente, aventuro algún comentario acerca de la ficción especulativa en general.
Suyo cordialmente—
H P L

No hay comentarios:

Publicar un comentario