jueves, 16 de febrero de 2012

Polvo Zombie

Un zombi (en ocasiones escrito con la grafía inglesa zombie) es, originalmente, una figura legendaria propia de las regiones donde se practica el culto vudú. Se trataría de un muerto resucitado por medios mágicos por un hechicero para convertirlo en su esclavo. Por extensión, ha pasado a la literatura fantástica como sinónimo de muerto viviente y al lenguaje común para designar en sentido figurado a quien hace las cosas mecánicamente como si estuviera privado de voluntad.   De acuerdo con la creencia, un houngan, bokor o hechicero vudú sería capaz mediante un ritual de resucitar a un muerto, que quedaría sin embargo sometido en adelante a la voluntad de la persona que le devuelve a la vida. Estos muertos vivientes son llamados zombis. La palabra podría tener relación con el nombre de una serpiente divina que es objeto de culto en las regiones de lenguas níger-congo, y que está emparentada con el término kikongo nzambi, que significa dios.
En 1937 la folclorista estadounidense Zora Neale Hurston conoció en Haití el caso de Felicia Felix-Mentor, fallecida y enterrada en 1907 y a quien, sin embargo, muchos lugareños aseguraban haber visto viva treinta años después convertida en zombi. Hurston se interesó por rumores que afirmaban que los zombis existían realmente aunque no eran muertos vivientes sino personas sometidas a drogas psicoactivas que les privaban de voluntad. No pudo, sin embargo, encontrar datos que fueran más allá del mero rumor.

Varias décadas más tarde, en 1982, el etnobotánico canadiense Wade Davis viajó a Haití para estudiar lo que pudiera haber de verdad en la leyenda de los zombis y llegó a la conclusión —publicada en dos libros: The Serpent and the Rainbow (1985) y Passage of Darkness: The Ethnobiology of the Haitian Zombie (1988)— de que se podía convertir a alguien en zombi mediante el uso de dos sustancias en polvo. Con la primera, llamada coup de poudre (en francés, literalmente, «golpe de polvo», un juego de palabras con coup de foudre, que significa «golpe de rayo» y también «flechazo» amoroso), se induciría a la víctima a un estado de muerte aparente. Sus parientes y amigos la darían por muerta y la enterrarían, y poco después sería desenterrada y revivida por el hechicero. En ese momento entrarían en acción los segundos polvos, una sustancia psicoactiva capaz de anular la voluntad de la víctima. 
  El ingrediente principal de la primera sustancia, el coup de poudre, sería la tetrodotoxina (TTX), una toxina que se encuentra en el pez globo, que habita las costas del Japón y el Caribe. La TTX, administrada en una dosis semiletal (LD50 de 1 mg), es capaz de crear un estado de muerte aparente durante varios días, en los cuales el sujeto sigue consciente a pesar de todo. Otras fuentes hablan del uso del estramonio o datura, que en Haití se llama concombre zombi, esto es, «pepino zombi». Según la creencia popular, la ingestión de sal liberaría al zombi de los efectos de la droga.
Davis popularizó también la historia de Clairvius Narcisse, un hombre que aseguraba haber sido víctima de esta práctica y haber vivido como esclavo zombi en una plantación durante dos años.

A pesar de que la creencia en los zombis está extendida en Haití (hasta el punto de que a veces se toman medidas para evitar que los muertos sean convertidos en esclavos, como inyectarles gran cantidad de agua salada o incluso cortarles la cabeza), no existe ninguna evidencia científica de que nadie haya sido sometido a un proceso de zombificación, ni por medio de los venenos descritos ni, por supuesto, por medios mágicos sobre muertos reales. Las investigaciones y relatos de Davis y de Hurston han sido contestadas por escépticos que ponen en duda su veracidad. Por otra parte, es falso que el código penal haitiano prohíba expresamente el uso de sustancias susceptibles de provocar la zombificación, meme o idea falsa que en ocasiones se cita como demostración de la existencia real de estas prácticas.


La tetradotoxina (TTX) es una potente neurotoxina que se encuentra principalmente en el hígado de algunos peces. Su ingesta hace disminuir de todas las constantes vitales puesto que interfiere en la conductividad neuromuscular. Genera parestesia, parálisis general o la muerte dependiendo de la dosis. No habiendo un antídoto conocido, se recomienda masaje cardiaco y dar la respiración boca a boca. Ya que esta toxina produce un fallo respiratorio y el paciente paulatinamente se asfixia sin perder en ningún momento la consciencia.
Esta neurotoxina es también utilizada recreativamente ya que en las dosis adecuadas produce euforia al consumirlo como fugu y es uno de los componentes de la zombificación. Ya que produce todos los síntomas de la muerte sin que esta tenga porque ocurrir y posteriormente vuelva a la normalidad, aunque con secuelas físicas y psicológicas.
0,51 mg de TTX inyectada en la sangre produce la muerte instantanea. 
  El Vudú es una creencia religiosa sincrética, es decir, una mezcla de catolicismo y antiguas prácticas africanas, incluidos elementos fetichistas y distintos tipos de magia, como la Blanca, la Negra y la Gris, que es una mezcla de las dos anteriores.

No se puede negar, sin embargo, que la primera, la Magia negra, es la más importante dentro del Vudú y es la que ha dado la imagen de que el Vudú es, por fuerza, algo siniestro.

El origen del Vudú es africano, pero fue llevado a Haití y a Nueva Orleáns por los esclavos. Se trata de una creencia religiosa mayoritaria en Haití, que también se practica en Cuba, Trinidad, Brasil y en el sur de Estados Unidos, sobre todo en Louisiana.

En sus aspectos más moderados, sus ritos se practican entre cantos, sonidos de tambores y danzas. Sus dioses -a loa- representan las preocupaciones comunes a toda la humanidad: el amor, la finitud de la vida y la protección del hogar.

Pero en sus manifestaciones más extremas, sus prácticas son muy agresivas, ya que los brujos sacrifican animales y elaboran las famosas muñecas de cera o de trapo, que atravesadas con alfileres causan dolor a la persona que representan. Junto a esto, la creencia en los zombis -es decir, un muerto resucitado al servicio de un brujo- ha dado la vuelta al mundo.

Los relatos espeluznantes referentes a los "Muertos vivientes del Vudú" congelaron la sangre de los oyentes de principios de siglo, de la misma forma que la del lector contemporáneo. Respecto a esto hay que tener en cuenta que los brujos Vudú poseen un gran conocimiento del cuerpo humano y de las propiedades de ciertas plantas que pueden causar efectos muy particulares a la par que terroríficos en las personas que eligen como víctima.

Muchas de las que vivieron para contarlo relatan experiencias coincidentes: de pronto enfermaron y perfectamente conscientes sintieron que su cuerpo comenzaba a helarse hasta quedar completamente inmóvil, con el corazón paralizado.

Lo más aterrador de esta experiencia, según han dicho -resulta fácil de entender-, es el haber escuchado, sin poder hacer nada para demostrar lo contrario, la voz del médico que anunciaba su muerte y firmaba el acta de defunción mientras les cubrían la cabeza con una sábana.

Mas tarde, cuando sus amigos los velaban, también podían verlos y oírlos, aunque sin experimentar ninguna emoción. En el cementerio, asimismo, oían los lamentos de la gente y el ruido de la tierra que cubría el ataúd. El siguiente recuerdo es que estaban de pie junto a la tumba en un estado semejante al trance y que luego eran llevados a una granja, donde se convertían en uno de los tantos esclavos que trabajaban en ese lugar.

Uno de los efectos de las drogas que utilizan los brujos practicantes del Vudú es aparentar la muerte a la perfección. Las víctimas pasan por este período de inconsciencia que termina cuando son sacadas de su sepulcro, aunque durante su actividad agrícola también les administran narcóticos.

Con esto te quiero decir que es una tontería eso de los "Muertos vivientes", ya que no existe droga que pueda revivir a nadie una vez producida la muerte. La condición de zombi es producida por una poción que origina un estado de tipo cataléptico. El polvo zombi, en realidad, es un compuesto elaborado a partir de un sin fin de productos de origen vegetal, animal y humano que, mezclados en su exacta proporción, producen el veneno más fascinante de la brujería afroamericana. Extractos de plantas, huesos humanos, tarántulas, sapos venenosos, gusanos, y otros ingredientes no menos pintorescos, forman parte de ese polvo zombi, cuyo principal elemento radica en la tetradotoxina contenida en el Pez-globo.

La tetradotoxina es el veneno de origen animal más potente que existe. Conocido ya en Japón, el Pez-globo es un exquisito manjar que los cocineros nipones consideran un auténtico plato de lujo

Pero precisamente la mortífera toxicidad de los ovarios de las hembras, que sólo un chef experto sabe identificar, ha provocado numerosos casos de muerte por envenenamiento en restaurantes japoneses.

El descubrimiento del zombinismo lo realizó un investigador norteamericano, Brad Wellman, quien viajó a Haití y hasta llegó a escribir un libro titulado "El arco iris y la serpiente".

Wellman descubrió exactamente la fórmula usada por los brujos Vudú para convertir a una persona en zombi, y pudo comprobar que, usada por un experto, efectivamente reduce a la víctima en un estado catatónico comparable con el de la muerte.

Y constató, asimismo, que cuando el hechicero profanaba la tumba del "muerto" después del sepelio, le daba otro brebaje para sacarla de su catatonia, aunque la víctima ya jamás sería la misma, pues queda reducida al nivel mental de una persona lobotomizada, es decir, de alguien a quien le han extirpado parte del cerebro.

Esto último debido a la privación de oxígeno que sufre este órgano a consecuencia del ambiente cerrado del ataúd.
  Por cierto el nombre del famoso polvo se conoce como polvo Ekong. Y el mneor roce con la piel es peligroso,pues no solo el pez globo esta involucrado, la formula original lleva muchos ingredientes y es peligrosa.     

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