Un zombi (en ocasiones escrito con la grafía inglesa zombie)
es, originalmente, una figura legendaria propia de las regiones donde
se practica el culto vudú. Se trataría de un muerto resucitado por
medios mágicos por un hechicero para convertirlo en su esclavo. Por
extensión, ha pasado a la literatura fantástica como sinónimo de muerto
viviente y al lenguaje común para designar en sentido figurado a quien
hace las cosas mecánicamente como si estuviera privado de voluntad. De acuerdo
con la creencia, un houngan, bokor o hechicero vudú sería capaz
mediante un ritual de resucitar a un muerto, que quedaría sin embargo
sometido en adelante a la voluntad de la persona que le devuelve a la
vida. Estos muertos vivientes son llamados zombis. La palabra podría
tener relación con el nombre de una serpiente divina que es objeto de
culto en las regiones de lenguas níger-congo, y que está emparentada con
el término kikongo nzambi, que significa dios.
En
1937 la folclorista estadounidense Zora Neale Hurston conoció en Haití
el caso de Felicia Felix-Mentor, fallecida y enterrada en 1907 y a
quien, sin embargo, muchos lugareños aseguraban haber visto viva treinta
años después convertida en zombi.
Hurston se interesó por rumores que afirmaban que los zombis existían
realmente aunque no eran muertos vivientes sino personas sometidas a
drogas psicoactivas que les privaban de voluntad. No pudo, sin embargo,
encontrar datos que fueran más allá del mero rumor.
Varias décadas más tarde, en 1982, el etnobotánico canadiense Wade
Davis viajó a Haití para estudiar lo que pudiera haber de verdad en la
leyenda de los zombis y llegó a la conclusión —publicada en dos libros:
The Serpent and the Rainbow (1985) y Passage of Darkness: The
Ethnobiology of the Haitian Zombie (1988)— de que se podía convertir a alguien en zombi mediante el uso de dos sustancias en polvo.
Con la primera, llamada coup de poudre (en francés, literalmente,
«golpe de polvo», un juego de palabras con coup de foudre, que significa
«golpe de rayo» y también «flechazo» amoroso), se induciría a la
víctima a un estado de muerte aparente. Sus parientes y amigos la darían
por muerta y la enterrarían, y poco después sería desenterrada y
revivida por el hechicero. En ese momento entrarían en acción los
segundos polvos, una sustancia psicoactiva capaz de anular la voluntad
de la víctima. El
ingrediente principal de la primera sustancia, el coup de poudre, sería
la tetrodotoxina (TTX), una toxina que se encuentra en el pez globo,
que habita las costas del Japón y el Caribe. La TTX, administrada en una
dosis semiletal (LD50 de 1 mg), es capaz de crear un estado de muerte
aparente durante varios días, en los cuales el sujeto sigue consciente a
pesar de todo. Otras fuentes hablan del uso del estramonio o datura,
que en Haití se llama concombre zombi, esto es, «pepino zombi». Según la creencia popular, la ingestión de sal liberaría al zombi de los efectos de la droga.
Davis
popularizó también la historia de Clairvius Narcisse, un hombre que
aseguraba haber sido víctima de esta práctica y haber vivido como
esclavo zombi en una plantación durante dos años.
A pesar de que la creencia en los zombis está extendida en Haití
(hasta el punto de que a veces se toman medidas para evitar que los
muertos sean convertidos en esclavos, como inyectarles gran cantidad de
agua salada o incluso cortarles la cabeza), no existe ninguna evidencia
científica de que nadie haya sido sometido a un proceso de
zombificación, ni por medio de los venenos descritos ni, por supuesto,
por medios mágicos sobre muertos reales. Las investigaciones y relatos
de Davis y de Hurston han sido contestadas por escépticos que ponen en
duda su veracidad. Por otra parte, es falso que el código penal haitiano
prohíba expresamente el uso de sustancias susceptibles de provocar la
zombificación, meme o idea falsa que en ocasiones se cita como
demostración de la existencia real de estas prácticas.
La tetradotoxina
(TTX) es una potente neurotoxina que se encuentra principalmente en el
hígado de algunos peces. Su ingesta hace disminuir de todas las
constantes vitales puesto que interfiere en la conductividad
neuromuscular. Genera parestesia, parálisis general o la muerte
dependiendo de la dosis. No habiendo un antídoto conocido, se recomienda
masaje cardiaco y dar
la respiración boca a boca. Ya que esta toxina produce un fallo
respiratorio y el paciente paulatinamente se asfixia sin perder en
ningún momento la consciencia.
Esta neurotoxina es también utilizada recreativamente ya que en las
dosis adecuadas produce euforia al consumirlo como fugu y es uno de los
componentes de la zombificación. Ya que produce todos los síntomas de la
muerte sin que esta tenga porque ocurrir y posteriormente vuelva a la
normalidad, aunque con secuelas físicas y psicológicas.
0,51 mg de TTX inyectada en la sangre produce la muerte instantanea. El Vudú
es una creencia religiosa sincrética, es decir, una mezcla de
catolicismo y antiguas prácticas africanas, incluidos elementos
fetichistas y distintos tipos de magia, como la Blanca, la Negra y la
Gris, que es una mezcla de las dos anteriores.
No se puede negar, sin embargo, que la primera, la Magia negra, es la más importante dentro del Vudú y es la que ha dado la imagen de que el Vudú es, por fuerza, algo siniestro.
El origen del Vudú
es africano, pero fue llevado a Haití y a Nueva Orleáns por los
esclavos. Se trata de una creencia religiosa mayoritaria en Haití, que
también se practica en Cuba, Trinidad, Brasil y en el sur de Estados
Unidos, sobre todo en Louisiana.
En sus aspectos más moderados, sus ritos se practican entre cantos,
sonidos de tambores y danzas. Sus dioses -a loa- representan las
preocupaciones comunes a toda la humanidad: el amor, la finitud de la
vida y la protección del hogar.
Pero en sus manifestaciones más extremas, sus prácticas son muy
agresivas, ya que los brujos sacrifican animales y elaboran las famosas
muñecas de cera o de trapo, que atravesadas con alfileres causan dolor a
la persona que representan. Junto a esto, la creencia en los zombis -es
decir, un muerto resucitado al servicio de un brujo- ha dado la vuelta
al mundo.
Los relatos espeluznantes referentes a los "Muertos vivientes del Vudú"
congelaron la sangre de los oyentes de principios de siglo, de la misma
forma que la del lector contemporáneo. Respecto a esto hay que tener en
cuenta que los brujos Vudú
poseen un gran conocimiento del cuerpo humano y de las propiedades de
ciertas plantas que pueden causar efectos muy particulares a la par que
terroríficos en las personas que eligen como víctima.
Muchas de las que vivieron para contarlo relatan experiencias
coincidentes: de pronto enfermaron y perfectamente conscientes sintieron
que su cuerpo comenzaba a helarse hasta quedar completamente inmóvil,
con el corazón paralizado.
Lo más aterrador de esta experiencia, según han dicho -resulta fácil
de entender-, es el haber escuchado, sin poder hacer nada para
demostrar lo contrario, la voz del médico que anunciaba su muerte y
firmaba el acta de defunción mientras les cubrían la cabeza con una
sábana.
Mas tarde, cuando sus amigos los velaban, también podían verlos y
oírlos, aunque sin experimentar ninguna emoción. En el cementerio,
asimismo, oían los lamentos de la gente y el ruido de la tierra que
cubría el ataúd. El siguiente recuerdo es que estaban de pie junto a la
tumba en un estado semejante al trance y que luego eran llevados a una
granja, donde se convertían en uno de los tantos esclavos que trabajaban
en ese lugar.
Uno de los efectos de las drogas que utilizan los brujos practicantes del Vudú
es aparentar la muerte a la perfección. Las víctimas pasan por este
período de inconsciencia que termina cuando son sacadas de su sepulcro,
aunque durante su actividad agrícola también les administran narcóticos.
Con esto te quiero decir que es una tontería eso de los "Muertos vivientes",
ya que no existe droga que pueda revivir a nadie una vez producida la
muerte. La condición de zombi es producida por una poción que origina un
estado de tipo cataléptico. El polvo zombi, en realidad, es un
compuesto elaborado a partir de un sin fin de productos de origen
vegetal, animal y humano que, mezclados en su exacta proporción,
producen el veneno más fascinante de la brujería afroamericana.
Extractos de plantas, huesos humanos, tarántulas, sapos venenosos,
gusanos, y otros ingredientes no menos pintorescos, forman parte de ese
polvo zombi, cuyo principal elemento radica en la tetradotoxina
contenida en el Pez-globo.
La tetradotoxina es el veneno de origen animal más potente que
existe. Conocido ya en Japón, el Pez-globo es un exquisito manjar que
los cocineros nipones consideran un auténtico plato de lujo
Pero precisamente la mortífera toxicidad de los ovarios de las
hembras, que sólo un chef experto sabe identificar, ha provocado
numerosos casos de muerte por envenenamiento en restaurantes japoneses.
El descubrimiento del zombinismo lo realizó un investigador
norteamericano, Brad Wellman, quien viajó a Haití y hasta llegó a
escribir un libro titulado "El arco iris y la serpiente".
Wellman descubrió exactamente la fórmula usada por los brujos Vudú
para convertir a una persona en zombi, y pudo comprobar que, usada por
un experto, efectivamente reduce a la víctima en un estado catatónico
comparable con el de la muerte.
Y constató, asimismo, que cuando el hechicero profanaba la tumba del
"muerto" después del sepelio, le daba otro brebaje para sacarla de su
catatonia, aunque la víctima ya jamás sería la misma, pues queda
reducida al nivel mental de una persona lobotomizada, es decir, de
alguien a quien le han extirpado parte del cerebro.
Esto último debido a la privación de oxígeno que sufre este órgano a consecuencia del ambiente cerrado del ataúd. Por cierto el nombre del famoso polvo se conoce como polvo Ekong. Y el mneor roce con la piel es peligroso,pues no solo el pez globo esta involucrado, la formula original lleva muchos ingredientes y es peligrosa.
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