Las ciudades de Enoc

El documento aquí reproducido terminó en las manos de un Nodista por medios cuestionables. A través de negociaciones y una oferta de recíproca inspección de un fragmento del Libro de Nod del cual no se había oido antes, este Nodista acordó el permitirme ver este documento, y copiarlo. Espero, que ese Nodista este tan satisfecho por lo que le mostré, como yo lo estoy con lo que él me mostró.

A traves de algunas cuidadosas investigaciones y algunas cultas conjeturas, siento (como muchos otros eruditos que han visto este documento) que fue escrito en algún momento durante los últimos veinte años por un erudito Brujah de no poca reputación llamado Aristotle deLaurent. El Anciano Brujah, Critias, situa a deLaurent en Inglaterra en algun momento a comienzos del 1190.

Hay un fragmento de una historia obtenida de un Lasombra llamado Choros de que deLaurent estuvo en York alrededor de 1135, y que solicitó al entonces Cardenal de York, Arthur Cooke, un notable Erudito-Nodista por propio derecho, autorización para ver 7 (aproximadamente) fragmentos del Libro de Nod de los que se suponía aquella Arquidiócesis estaba en posesión. El que se le haya permitido o no el ver estos documentos es desconocido. Es sabido, sin embargo, que él reapareció en Oslo tiempo después de la Segunda Cruzada para ver un supuesto documento en posesión de un Anciano Malkavian llamado Thorsson. Thorsson sostiene que nunca se encontró con deLaurent, por otra parte, Thorsson tambien sostiene que el Océano Atlántico no existe.

Análisis de sustancias químicas y cromatógrafo realizados por el Tremere Logan de Ceoris indican con una certeza del 95% que el documento visto por mí esta escrito con vitae de Vastago, y Logan sostiene que él sabe que la sangre es Brujah en origen. Él se niega a decirme como sabe esto. Sin embargo, estoy dispuesto a conceder ese punto a Logan, y ambos sentimos que deLaurent fue el autor de estos pasajes. Fue encontrado el año pasado en una carta escrita a Beckett, chiquillo de deLaurent, que deLaurent está aún vagando alrededor de ruinas en Turquía, esperando encontrar aún más evidencia de la Primera Ciudad, y quizás, aunque improbablemente, un Libro de Nod completo.

Pienso que hablo por todos los eruditos cainitas, independientemente del Clan o la Secta, cuando agradezco a deLaurent por su investigación y escrituras. En cualquier lugar donde él pueda estar, buena suerte, amigo.

Turpin, Regente Nosferatu de la Ciudad de York, Septiembre, 1195.

Notas:

"Algunas historias son mágicas, hechas para ser cantadas
Canción de la boca del río
Cuando el mundo era joven
Y todas estas voces de espíritus gobernaban la noche"
        - Paul Simon, "Spirit voices"

Yo no soy el más indicada para contaros la historia de la Estirpe. Como ya os he comentado, pertenezco al clan Tremere, y, aunque en este clan somos bastante estudiosos, mi fuerte no es la historia. De todas formas, la historia de los Vástagos no es nada clara. Nadie sabe a ciencia cierta de donde procedemos.     La historia que tiene más posibilidades de ser cierta (aunque no por eso resulte la más creíble) es la que narra el Libro de Nod. El problema radica en que no se sabe donde está que ese mítico libro. Sólo hay retazos de el repartidos por todo el mundo.

    Lo que os voy a contar es una brevísima parte de nuestra historia.
"Díjole el Señor: "No será así; antes bien, cualquiera que matare a Caín, lo pagara siete veces. Y puso el Señor en Caín una señal, para que ninguno que le encontrase lo matara".
        - Biblia, Génesis 4: 15     Pues extrañamente así comienza nuestra historia. Quizás, en realidad haya que remontarse un poco de tiempo atrás. Caín, hijo de Adán y Eva, los primeros hombres, mata a su hermano Abel por celos, cometiendo así el primer asesinato. Dios, al descubrirlo se cabreó y le maldijo con la vida eterna. Caín entonces, se retiró para poder estar a solas con su sufrimiento. Pero al cabo de mucho tiempo decidió volver al mundo de los mortales, y ante su sorpresa fue bien recibido. La gente le hizo rey de la que sería llamada La Primera Ciudad, Enoch.     Pese a ser el gobernante se sentía solo, pues no había nadie que fuese como él, así que cometió el mayor pecado de todos: engendró Progenie. Creó a tres nuevos Vástagos (la llamada segunda generación) que fueron dos hombres y una mujer. Estos, a su vez crearon más progenie, trece en total, los creadores de cada uno de los clanes. Caín, viendo el error que había cometido, prohibió que se crearan más vampiros. Y así se hizo...
    Por lo menos al principio, pues con el gran Diluvio Universal, Enoch quedó destruida, y Caín, cayendo de nuevo en una gran pena, abandono la ciudad en ruinas y a sus descendientes. Su prole, le rogó que volviese, pero el se negó. Así que se autoproclamaron los dirigentes de la ciudad e intentaron reconstruirla. Como Caín ya no estaba entre ellos, decidieron crear descendientes.
    Entonces crearon la Segunda Ciudad, y decidieron que no debía haber más descendientes. Pero aunque la Segunda ciudad era tan grande como Enoch, acabó por envejecer, hasta que al final se quedaron sin poder. Tuvieron que huir con su progenie, y durante la huida muchos murieron y otros cayeron en el letargo.
    Se produjo una gran desorganización entre la Estirpe, y empezaron a crearse vampiros a diestro y siniestro. Al final, había tantos vampiros, que la guerra entre estos se hizo inevitable. Empezó la Yihad, ya que los antiguos utilizaban a vampiros neonatos y mortales para atacar a otros antiguos.
    Durante la edad media, y debido a una gran disputa, se crearon las dos sectas, La Camarilla y el Sabbat. La inquisición consiguió descubrir a alguno de nosotros, y ahora, bajo el nombre de la Sociedad de Leopoldo, todavía intentan destruirnos.
    Y hoy en día, la Yihad continua, y se piensa que el día de la Gehena (el día en que los vampiros de tercera generación se despertaran y mataran a todos sus descendientes) está próximo.
    Esta es, escuetamente, la creencia de la mayoría de los estudiosos de la historia vampírica. Si queréis saber más, sólo tendréis que encontrar a uno de ellos (otro Tremere, tal vez) y preguntárselo, aunque dudo que estén tan dispuestos a hablar como yo.