A finales del siglo
XIX los Ventrue eran el clan más poderoso de la Camarilla y miraban
hacia un futuro
próspero. Europa era la fortaleza de la secta, y la Camarilla había sobrepasado
la
influencia del Sabbat
en América. Nada parecía predecir el terrible futuro que se aproximaba.
La Primera Guerra
Mundial fue una completa sorpresa para todos los implicados,
especialmente los
Ventrue. Algunos miembros del clan como Gustav Breidenstein decidieron
utilizar el conflicto
para sus propios fines, utilizando la guerra para asegurar la preeminencia de
los
Ventrue sobre los
demás clanes. Gustav encontró apoyos entre los Ventrue alemanes y algunos
Tremere austriacos.
Sin embargo, sus ofrecimientos de alianza a Mithras y sus compañeros de clan
ingleses fueron
desestimados. Mithras consideraba que Gustav estaba yendo demasiado lejos,
involucrándose de
lleno en los acontecimientos mortales, y además no veía con buenos ojos el
excesivo poder que
estaban acumulando los Ventrue alemanes. El Príncipe de Berlín lo acusó de
traición al espíritu
del clan y el Consejo de los Éforos se dividió entre los Aliados y los Imperios
Centrales.
La Gran Guerra
sobrepasó todas las expectativas de mortalidad y destrucción, y cambió el
equilibrio de poderes
en Europa y el mundo. Alemania cargó con el peso y las responsabilidades de
la guerra y resultó
casi destruida. Europa Oriental quedó irreconocible con la aparición de nuevos
estados, surgidos del
desmembramiento de territorios de Alemania, Austria y Rusia. Muy pocos
Ventrue participaron
en los campos de batalla, salvo cuando la guerra llegaba hasta sus dominios,
pero los intereses
industriales, financieros y comerciales del clan se vieron muy afectados por la
destrucción. Las
crisis económicas que siguieron al período de la posguerra, y muy especialmente
la
Gran Depresión de
1929 empeoraron la situación. Algunos antiguos Ventrue, entre ellos Robert
Kross, emigraron a
los Estados Unidos para conseguir nuevos territorios y apoyar a la Camarilla
contra la creciente
amenaza del Sabbat, que salió especialmente beneficiado por la crisis de la
posguerra. Gustav
Breidenstein perdió casi toda su influencia en Berlín. Su chiquillo Wilhem
Waldburg lo privó de
la mayor parte de sus poderes y estableció una Primogenitura de diversos
clanes.
Muchos de los Ventrue
perjudicados por la Gran Guerra se volvieron hacia el fascismo y los
movimientos
dictatoriales como un medio para recuperar su poder. En Italia, muchos miembros
del
clan como Catalina
Volo, siguieron la estela de Mussolini, atraídos por sus promesas de restaurar
el
país y la gloria de
la antigua Roma, y alcanzaron posiciones de poder a costa de otros clanes. En
España Juan Miguel
Ramírez, que había unido sus intereses a la pequeña burguesía comercial,
prestó apoyo a los
falangistas y posteriormente a los seguidores del general Francisco Franco,
buscando reconstruir
su fortuna, muy mermada tras la pérdida de las últimas colonias americanas en
1898.
En Alemania la
situación fue más compleja. En 1933 Gustav Breidenstein aprovechó el
ascenso de Adolf
Hitler para derrocar a su chiquillo Wilhem Waldburg y a la Primogenitura de
Berlín, renovando sus
antiguas alianzas con varios príncipes alemanes que habían sobrevivido al
caos de la Primera
Guerra Mundial. Gustav y sus seguidores apoyaron al partido nazi, mientras que
su derrocado
chiquillo Wilhem Waldburg y sus partidarios se opusieron, pues demasiados
puntos en
la política de Hitler
les recordaban a la Inquisición. Cuando las conexiones nazis con el ocultismo
quedaron reveladas
varios Ventrue desconfiaron, viendo en Adolf Hitler una herramienta de los
Amos Secretos. Cuando
las persecuciones contra los judíos, gitanos, homosexuales y otros
elementos
“indeseables” comenzaron, muchos Vástagos temieron que los nazis terminarían
por
perseguirlos a ellos.
No sólo algunos
antiguos Ventrue cooperaron con el megalómano Gustav, que vio la
oportunidad de
desquitarse de la derrota de la Primera Guerra Mundial. Muchos jóvenes del clan
vieron en Adolf
Hitler una esperanza para restaurar el orden y recuperar su hegemonía. Gustav
trató
de influir en varias
ocasiones en el líder nazi, pero aunque los planes del dictador mortal
coincidían
en ocasiones con los
del Príncipe de Berlín, nunca consiguió manipularlo directamente. Otros
Ventrue tuvieron
cierto éxito asumiendo posiciones de responsabilidad en el partido Nazi, pero
fueron incapaces de
dirigir su rumbo.
La Segunda Guerra
Mundial trajo de nuevo el caos, y el Consejo de los Éforos se dividió
nuevamente entre los
Aliados y las potencias del Eje. Durante cinco años Europa fue devastada por
la guerra, y la
destrucción y la mortalidad superaron con creces a las de la Primera Guerra
Mundial.
Los Éforos trataron
de organizar al clan, evitando las bombas, sacando todo el provecho posible y
permaneciendo
desapercibidos. Mithras cayó en letargo tras un bombardeo alemán sobre Londres,
al igual que otros
vampiros europeos, y otros muchos fueron destruidos durante el conflicto.
Mientras tanto los
Ventrue de Estados Unidos se enriquecieron con el fomento de las empresas
militares e
industriales. La posguerra supuso la decadencia política de Europa y el ascenso
de los
Estados Unidos, así
como de los antiguos Ventrue de América.
EL FIN DEL SIGLO XX
Aunque muchos Ventrue
cayeron durante la Segunda Guerra Mundial, paulatinamente el
clan consiguió
reconstruir su poder en Europa durante las décadas siguientes. Tras la
desaparición
de Mithras, su
senescal Anne Bowesley se convirtió en Reina de Londres. En Alemania, muchos
príncipes Ventrue
sobrevivieron a la guerra, entre ellos Gustav Breidenstein, que se alió con los
Brujah soviéticos y
convirtió en su dominio Berlín Oriental, mientras su chiquillo Wilhem
Waldburg asumía el
poder en Berlín Occidental.
Durante la Guerra
Fría los Ventrue a ambos lados del Telón de Acero se mantuvieron en
contacto, trabajando
de forma coordinada para mantener una posición ventajosa. Hubo algunas
diferencias en los
métodos de actuación, pues los Ventrue Orientales se vieron enfrentados a
menudo a ls Brujah
soviéticos y utilizaron métodos dictatoriales, entre ellos la manipulación de
la
policía secreta, para
mantener a raya a los mortales. Con la caída del bloque comunista muchos de
estos Ventrue
perdieron sus asideros políticos y aunque algunos consiguieron recuperarse,
otros
optaron por
reconstruir su influencia a través del crimen organizado.
En contraste los
Ventrue Occidentales se concentraron en la recuperación de la industria,
infiltrándose en los
grandes negocios y en las empresas multinacionales, aunque a imitación de sus
hermanos Orientales
algunos también consiguieron prosperar en las redes del crimen organizado.
En Chicago, Al Capone
fue Abrazado por los Ventrue y controla gran parte de las actividades
ilegales de la
ciudad, mientras que los Maltese, una importante familia mafiosa de la Costa
Este,
responden en última
instancia al antiguo Ventrue Antonio Cardona. En Norteamérica la posguerra
fue una época
particularmente provechosa. La rebelión de los anarquistas en la Costa Oeste
sorprendió a los
antiguos de la Camarilla pero la expansión anarquista fue contenida gracias a
la
actuación acertada de
líderes Ventrue como Robert Kross y el Príncipe Lodin de Chicago.
El descubrimiento de
las bombas atómicas despertó enormes temores entre lo Vástagos y los
Ventrue no
constituyeron una excepción. Una facción radical del clan propuso obtener el
control de
una bomba atómica
durante los años sesenta, pero el plan fue desestimado y abandonado. Sin
embargo, el miedo a
que el Sabbat u otros enemigos de la Camarilla pudiesen obtener el control de
un arma semejante ha
llevado a los Ventrue a crear un cuerpo de agentes y observadores para
controlar la difusión
y el tráfico de armas.
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