Anotaciones a sus apariciones en textos egipcios
1. Heka (el nombre).
Heka es el nombre en antiguo egipcio para la Magia. Los griegos consideraban este término, que reescribían como Hike, un equivalente en el país del Nilo de lo que ellos en el Egeo llamaban Mageia. Heka es una palabra compuesta (He-Ka) que significa literalmente "el uso del Ka". El Ka es uno de los elementos centrales de la concepción de la vida en el antiguo Egipto, tan ajena a nuestra perspectiva occidental moderna. Es difícil hacernos una idea fidedigna de lo que era el Ka, porque para ello deberíamos pensar y ordenar el mundo de un modo similar a como lo hacían los egipcios antiguos. Traducir Ka por "alma, espíritu" —como hacen tantos— no sirve de mucho, porque lo mismo se suele hacer con Ba y con tantos otros términos considerados
tan distintos entre sí por los antiguos egipcios. Las culturas son como
redes simbólicas, los signos tienen sentido porque están engarzados
unos en otros, y su entramado total es lo que las personas que viven
dentro de esa sociedad llaman "mundo", "verdad" o "realidad". No se
pueden estudiar símbolos sueltos de una cultura, sin conocer el todo en
el que cobran sentido.
Así pues no hay un término concreto en las lenguas europeas modernas que abarque lo que significaba Ka en el antiguo Egipto. Pero sí parece haberlo en lenguas de culturas no occidentales, culturas claramente menos alienadas del cuerpo, de la naturaleza y de los ciclos de la vida. Así se ha equiparado el Ka egipcio al Prana indio o al Qi (Ch'i) chino: la "energía vital" cuya liberación y desarrollo hace "completo" al ser humano (prana en sánscrito está vinculado etimológicamente, por su fuente común indoeuropea, con el latín plenus). El nombre de Heka enseña que la Magia es básicamente la utilización del Ka (del Prana, del Qi...).
El trabajo de la Magia (la "Gran Obra") radica en despertar y hacer
crecer esta fuerza cósmica personal. Todos los "poderes" y "capacidades"
del mago dependen de su éxito en hacer fluir y ser dueño de su Ka,
ese proceso que algunos han llamado "llegar a convertirse en un dios"
—aunque a los enemigos de los dioses nos parezca mucho más interesante
llamarlo "llegar a convertirse en un ser humano pleno".
2. Heka (el signo).
El símbolo jeroglífico de Heka está formado por el signo del Ka
(dos brazos levantados y unidos, con los codos en ángulo recto) y por
una figura entrelazada central que los egiptólogos describen por
convención como una "mecha" o un "rollo de lino" (el signo de He). En ocasiones, cuando el símbolo de Heka
está realizado con mayor detalle, este dibujo aparece claramente como
dos serpientes enroscadas. Hay quien dice que en el símbolo moderno de
la farmacia pervive una de las serpientes retorcidas del símbolo de Heka, porque en el antiguo Egipto Magia venía a ser a lo mismo que Medicina o Farmacología. Heka claramente domina la dualidad, las dos serpientes. Las hace enroscarse ascendiendo juntas. En algunos grabados, el "dios" Heka, ya en figura antropomórfica, sostiene por separado un reptil en cada mano, acrecentando la imagen de dominio sobre ellos.
Las dos serpientes son las dos naturalezas de Egipto y los egipcios: el norte, el hemisferio cerebral izquierdo, la mano derecha, los poderes de la luz, Horus; y el sur, el hemisferio cerebral derecho, la mano izquierda, los poderes de las tinieblas, Set. Hacer converger las dos serpientes en una sola (el Ureo, símbolo de la realeza unificada de los dos Egiptos) es un viejo tema simbólico del Nilo que se encuentra ya en la imaginería de los reyes de Meroe, más al sur. Heka, la Magia, está antes y por encima de todas las dicotomías: bueno / malo, racional / irracional, ciencia / arte... El "uso del Ka" nos hace soberanos sobre toda dualidad, reduciéndola a lo que sólo es: un simple juego (o trampa) de prismas, de perspectivas.
3. "Heka fue dado a los humanos como un arma para protegerse del impacto de los acontecimientos." (Texto de las instrucciones a Merikare)
La otra definición de Magia, complementaria a la relacionada con el crecimiento y el autodesarrollo: Los cambios que se producen en la realidad (los "acontecimientos") y la posibilidad de influir en ellos, de hacer que ocurran de acuerdo a la Voluntad. Porque este desarrollo del que hablamos, la "autodivinización" de los teístas, implica esencialmente
una inversión de las relaciones personales con la realidad que nos han
enseñado a mantener las religiones. Pasar de vivir sin tomar las
riendas, gobernados por el "entorno", por "el impacto de los
acontecimientos" (en última instancia por los inamovibles "designios" de
un dios-cosmos-destino), a vivir con tanta fuerza y autosuficiencia
—dirigiendo nuestra vida exclusivamente desde la Voluntad y el Deseo—
que somos nosotros los únicos dueños de nuestra relación con las cosas
(de nuestra relación con lo que percibimos). Y así al final poder
influir sobre la realidad, es decir crear.
4. "A mí pertenecía el universo antes de que vosotros, los dioses, existierais. Vosotros habéis venido después, porque yo soy Heka." (Textos de los Sarcófagos, conjuro 261)
Heka, la Magia, es una fuerza relacionada con el tiempo precósmico,
anterior a los dioses: el tiempo del Caos y de los titanes, sus
señores. Los dioses irrumpen en la realidad instaurando por la violencia
y el crimen su orden, su Cosmos. Los magos son los herederos de los
titanes del Caos, que se atrevieron incluso tras la derrota a alzarse
contra el orden universal de los dioses. Son los émulos del último de
esos titanes indómitos: el gran rebelde Prometeo-Lucifer. Leed la historia griega de los titanes y los dioses (la Teogonía,
por ejemplo) en clave de la lucha del Caos eterno contra la
instauración "histórica" del Cosmos divino. La Magia (Negra) es la
continuación de esta lucha anticósmica, y su oscuridad el territorio que ya ha conseguido liberar de ese orden impuesto.
5. "Los poderes de Heka asustan a los dioses que llegaron a ser después de él. Sus miríadas de poderes están en su boca." (Textos de los Sarcófagos, conjuro 648)
En los jeroglíficos el signo de Heka aparece en ocasiones
seguido de otro símbolo: la imagen de un hombre sentado llevándose una
mano a la boca. Esta figura funciona como un "determinativo", es decir
como un signo que precisa el tema general sobre el que trata la palabra
que le precede. El signo al que me refiero suele seguir a palabras que
designan actividades en las que aparece implicada la boca: la alimentación
("comer", "beber", "tener sed", etc.) y la articulación de la voz
("hablar", "contar", "guardar silencio", etc.). La Magia está
fundamentalmente unida al habla, a la dicción, al conjuro (y en el sentido egipcio de Magia-Medicina tal vez a la toma de substancias). Lo que hasta los dioses temen de Heka está en su boca, en la vibración de su voz, en su palabra. Y por lo tanto también en su silencio.
Hey esto está plagiado de http://bailespiritu.blogspot.com sin citar al autor!
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