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lunes, 19 de marzo de 2012
lunes, 5 de marzo de 2012
LAS NOCHES FINALES
Aunque en la
actualidad los Ventrue se mueven sobre todo entre los líderes del mundo
occidental en los
últimos tiempos varios observadores del clan no han dejado de percibir la
aparición de
poderosos enemigos. Los dominios anarquistas en la Costa Oeste fueron barridos
por
la invasión de los
vampiros orientales, que también destruyeron a Robert Pedder, del clan Ventrue,
Príncipe de Hong
Kong. Los vampiros orientales se han mostrado como una nueva y extraña
amenaza, ajenos por
completo a las costumbres de los Vástagos, aunque algunos vampiros
japoneses han llegado
en ocasiones a pactar con los Ventrue. Las recientes incursiones de los
hombres lobo en las
ciudades han terminado con la destrucción de varios importantes Ventrue, entre
ellos el Príncipe
Lodin de Chicago y el recién despertado Mithras de Londres. Otros príncipes
Ventrue como Terence
Merik de Milwaukee o Gustav Breidenstein de Berlín Oriental también han
encontrado la muerte
en los últimos tiempos. Recientemente también se descubrió que un respetado
Ventrue, el Príncipe
Marcus Vitel de Washington D.C. era un Lasombra infiltrado, siendo destruido
por un arconte Brujah.
Fabricio Ulfila, líder de los Ventrue eclesiásticos ha advertido de la
aparición de extraños
tumultos en el mundo de los muertos.
Pero ninguno de los
acontecimientos recientes ha despertado más la preocupación del clan
Ventrue que el
abandono de los Gangrel de la Camarilla en medio de la ofensiva del Sabbat en
la
Costa Este de
Norteamérica. El Sabbat parece más fuerte que nunca, por primera vez en varios
siglos. La respuesta
de la Camarilla en la forma de la conquista de Nueva York, liderada entre otros
por el arconte
Ventrue Jan van Pieterzoon, parece haber contenido la ofensiva de la secta
rival, al
menos por el momento.
Los Ventrue
americanos llaman a la acción directa, incluso unilateral, si los demás clanes
no
están dispuestos a
pasar a la ofensiva. Por el contrario los Ventrue europeos aconsejan una
actitud
más moderada. Algunos
antiguos, entre ellos Robert Kross, creen que es el momento de buscar un
liderazgo fuerte para
el clan y han comenzado a buscar a Lisandro y Camila, que dirigieron el clan
durante el Imperio
Romano, con la esperanza de que su liderazgo estabilice el rumbo del clan.
En el clan también se
han alzado algunas voces que opinan que ha llegado el momento de
hacer la paz con el
Sabbat, pues una guerra eterna entre las dos sectas carece de sentido y la
división
entre los Vástagos no
hace más que beneficiar a los Amos Secretos. Y que lo lógico sería unir
ambas sectas ante la
inminencia de la Gehenna. Sin embargo estas voces radicales siguen siendo
minoría y en
ocasiones han sido acalladas por la fuerza.
Ciertos Ventrue
comparten una preocupación que se hace cada vez más acuciante, una sobre
la que a menudo temen
hablar todavía más que los radicales que hablan de realizar acuerdos con el
Sabbat. Estos Ventrue
postulan que los Amos Secretos han estado manipulando durante milenios a
los enemigos del
clan, y sus especulaciones no terminan aquí. Contemplan acciones
incomprensibles y sin
sentido por parte de los antiguos Ventrue, algunos de los cuales muestran un
evidente
estancamiento y se niegan a valorar los cambios y la iniciativa personal, y se
hacen
preguntas. Ven a los
líderes del clan poner obstáculos a los ancillae más destacados mientras
recompensan a quienes
no han hecho nada por merecerlo, y se hacen preguntas. Ven todos estos
acontecimientos en
conjunto y ven la mano de los Amos Secretos también detrás de los Ventrue.
El siglo XXI tendrá
gran importancia para los Ventrue. En estos momentos poseen mayor
poder e influencia
que cualquier otro clan, pero su poder está siendo discutido y atacado desde
múltiples frentes. A
medida que el mundo se encamina hacia la globalización, el liderazgo de los
Ventrue es puesto
nuevamente a prueba. Sin embargo la historia ha demostrado que a pesar de sus
fracasos y reveses
los Ventrue han conseguido sobrevivir cuando menos se espera. La razón es que
al contrario de lo
que pretenden otros clanes los Ventrue son realmente despiadados, fríos y
calculadores y están
dispuestos a cualquier cosa para garantizar su supervivencia. Es su herencia,
su
tradición, su
historia.
Y los Ventrue aman su historia.
LAS DOS GUERRAS MUNDIALES
A finales del siglo
XIX los Ventrue eran el clan más poderoso de la Camarilla y miraban
hacia un futuro
próspero. Europa era la fortaleza de la secta, y la Camarilla había sobrepasado
la
influencia del Sabbat
en América. Nada parecía predecir el terrible futuro que se aproximaba.
La Primera Guerra
Mundial fue una completa sorpresa para todos los implicados,
especialmente los
Ventrue. Algunos miembros del clan como Gustav Breidenstein decidieron
utilizar el conflicto
para sus propios fines, utilizando la guerra para asegurar la preeminencia de
los
Ventrue sobre los
demás clanes. Gustav encontró apoyos entre los Ventrue alemanes y algunos
Tremere austriacos.
Sin embargo, sus ofrecimientos de alianza a Mithras y sus compañeros de clan
ingleses fueron
desestimados. Mithras consideraba que Gustav estaba yendo demasiado lejos,
involucrándose de
lleno en los acontecimientos mortales, y además no veía con buenos ojos el
excesivo poder que
estaban acumulando los Ventrue alemanes. El Príncipe de Berlín lo acusó de
traición al espíritu
del clan y el Consejo de los Éforos se dividió entre los Aliados y los Imperios
Centrales.
La Gran Guerra
sobrepasó todas las expectativas de mortalidad y destrucción, y cambió el
equilibrio de poderes
en Europa y el mundo. Alemania cargó con el peso y las responsabilidades de
la guerra y resultó
casi destruida. Europa Oriental quedó irreconocible con la aparición de nuevos
estados, surgidos del
desmembramiento de territorios de Alemania, Austria y Rusia. Muy pocos
Ventrue participaron
en los campos de batalla, salvo cuando la guerra llegaba hasta sus dominios,
pero los intereses
industriales, financieros y comerciales del clan se vieron muy afectados por la
destrucción. Las
crisis económicas que siguieron al período de la posguerra, y muy especialmente
la
Gran Depresión de
1929 empeoraron la situación. Algunos antiguos Ventrue, entre ellos Robert
Kross, emigraron a
los Estados Unidos para conseguir nuevos territorios y apoyar a la Camarilla
contra la creciente
amenaza del Sabbat, que salió especialmente beneficiado por la crisis de la
posguerra. Gustav
Breidenstein perdió casi toda su influencia en Berlín. Su chiquillo Wilhem
Waldburg lo privó de
la mayor parte de sus poderes y estableció una Primogenitura de diversos
clanes.
Muchos de los Ventrue
perjudicados por la Gran Guerra se volvieron hacia el fascismo y los
movimientos
dictatoriales como un medio para recuperar su poder. En Italia, muchos miembros
del
clan como Catalina
Volo, siguieron la estela de Mussolini, atraídos por sus promesas de restaurar
el
país y la gloria de
la antigua Roma, y alcanzaron posiciones de poder a costa de otros clanes. En
España Juan Miguel
Ramírez, que había unido sus intereses a la pequeña burguesía comercial,
prestó apoyo a los
falangistas y posteriormente a los seguidores del general Francisco Franco,
buscando reconstruir
su fortuna, muy mermada tras la pérdida de las últimas colonias americanas en
1898.
En Alemania la
situación fue más compleja. En 1933 Gustav Breidenstein aprovechó el
ascenso de Adolf
Hitler para derrocar a su chiquillo Wilhem Waldburg y a la Primogenitura de
Berlín, renovando sus
antiguas alianzas con varios príncipes alemanes que habían sobrevivido al
caos de la Primera
Guerra Mundial. Gustav y sus seguidores apoyaron al partido nazi, mientras que
su derrocado
chiquillo Wilhem Waldburg y sus partidarios se opusieron, pues demasiados
puntos en
la política de Hitler
les recordaban a la Inquisición. Cuando las conexiones nazis con el ocultismo
quedaron reveladas
varios Ventrue desconfiaron, viendo en Adolf Hitler una herramienta de los
Amos Secretos. Cuando
las persecuciones contra los judíos, gitanos, homosexuales y otros
elementos
“indeseables” comenzaron, muchos Vástagos temieron que los nazis terminarían
por
perseguirlos a ellos.
No sólo algunos
antiguos Ventrue cooperaron con el megalómano Gustav, que vio la
oportunidad de
desquitarse de la derrota de la Primera Guerra Mundial. Muchos jóvenes del clan
vieron en Adolf
Hitler una esperanza para restaurar el orden y recuperar su hegemonía. Gustav
trató
de influir en varias
ocasiones en el líder nazi, pero aunque los planes del dictador mortal
coincidían
en ocasiones con los
del Príncipe de Berlín, nunca consiguió manipularlo directamente. Otros
Ventrue tuvieron
cierto éxito asumiendo posiciones de responsabilidad en el partido Nazi, pero
fueron incapaces de
dirigir su rumbo.
La Segunda Guerra
Mundial trajo de nuevo el caos, y el Consejo de los Éforos se dividió
nuevamente entre los
Aliados y las potencias del Eje. Durante cinco años Europa fue devastada por
la guerra, y la
destrucción y la mortalidad superaron con creces a las de la Primera Guerra
Mundial.
Los Éforos trataron
de organizar al clan, evitando las bombas, sacando todo el provecho posible y
permaneciendo
desapercibidos. Mithras cayó en letargo tras un bombardeo alemán sobre Londres,
al igual que otros
vampiros europeos, y otros muchos fueron destruidos durante el conflicto.
Mientras tanto los
Ventrue de Estados Unidos se enriquecieron con el fomento de las empresas
militares e
industriales. La posguerra supuso la decadencia política de Europa y el ascenso
de los
Estados Unidos, así
como de los antiguos Ventrue de América.
EL FIN DEL SIGLO XX
Aunque muchos Ventrue
cayeron durante la Segunda Guerra Mundial, paulatinamente el
clan consiguió
reconstruir su poder en Europa durante las décadas siguientes. Tras la
desaparición
de Mithras, su
senescal Anne Bowesley se convirtió en Reina de Londres. En Alemania, muchos
príncipes Ventrue
sobrevivieron a la guerra, entre ellos Gustav Breidenstein, que se alió con los
Brujah soviéticos y
convirtió en su dominio Berlín Oriental, mientras su chiquillo Wilhem
Waldburg asumía el
poder en Berlín Occidental.
Durante la Guerra
Fría los Ventrue a ambos lados del Telón de Acero se mantuvieron en
contacto, trabajando
de forma coordinada para mantener una posición ventajosa. Hubo algunas
diferencias en los
métodos de actuación, pues los Ventrue Orientales se vieron enfrentados a
menudo a ls Brujah
soviéticos y utilizaron métodos dictatoriales, entre ellos la manipulación de
la
policía secreta, para
mantener a raya a los mortales. Con la caída del bloque comunista muchos de
estos Ventrue
perdieron sus asideros políticos y aunque algunos consiguieron recuperarse,
otros
optaron por
reconstruir su influencia a través del crimen organizado.
En contraste los
Ventrue Occidentales se concentraron en la recuperación de la industria,
infiltrándose en los
grandes negocios y en las empresas multinacionales, aunque a imitación de sus
hermanos Orientales
algunos también consiguieron prosperar en las redes del crimen organizado.
En Chicago, Al Capone
fue Abrazado por los Ventrue y controla gran parte de las actividades
ilegales de la
ciudad, mientras que los Maltese, una importante familia mafiosa de la Costa
Este,
responden en última
instancia al antiguo Ventrue Antonio Cardona. En Norteamérica la posguerra
fue una época
particularmente provechosa. La rebelión de los anarquistas en la Costa Oeste
sorprendió a los
antiguos de la Camarilla pero la expansión anarquista fue contenida gracias a
la
actuación acertada de
líderes Ventrue como Robert Kross y el Príncipe Lodin de Chicago.
El descubrimiento de
las bombas atómicas despertó enormes temores entre lo Vástagos y los
Ventrue no
constituyeron una excepción. Una facción radical del clan propuso obtener el
control de
una bomba atómica
durante los años sesenta, pero el plan fue desestimado y abandonado. Sin
embargo, el miedo a
que el Sabbat u otros enemigos de la Camarilla pudiesen obtener el control de
un arma semejante ha
llevado a los Ventrue a crear un cuerpo de agentes y observadores para
controlar la difusión
y el tráfico de armas.
EL ASCENSO DEL CLAN VENTRUE
EL IMPERIO BRITÁNICO
La Revolución
Francesa de 1789 debilitó todavía más la influencia de los Ventrue en
Francia, llevando a
una horda de refugiados a Londres, tanto mortales como vampiros. Aunque no
existía mucha
cordialidad entre Mithras y François Villon, el Príncipe Toreador de París,
Mithras
ofreció a los
refugiados parisinos apoyo y acogida a quienes quisieran integrarse en su
feudo. Los
refugiados –en su
mayoría Toreador, pero también Ventrue, Brujah y Malkavians, no
permanecieron mucho
tiempo en Londres, buscando recuperar sus dominios o restablecerlos en otro
lugar Cuando el
Príncipe de París recuperó el control de su ciudad en 1799, muchos Ventrue
franceses permanecieron
en Londres.
Fue en estos años
cuando Mithras abandonó Londres, supuestamente en un viaje de rutina,
como había hecho en
varias ocasiones en el pasado, dejando a su senescal Valerius en el gobierno
de su dominio. En las
décadas siguientes Mithras sería visto en París, Roma, Venecia, Estambul y
Bagdad y no
regresaría hasta 1885.
El siglo XIX fue una
época dorada para el Clan Ventrue, y a muchos miembros del clan les
recordaba la gloria
del Imperio Romano. Tras la caída de Napoleón en 1815 Gran Bretaña se
convirtió en la mayor
potencia mundial, a pesar de la derrota que había llevado al surgimiento de
los Estados Unidos de
América. Los Ventrue británicos aumentaron sus fortunas con la formación
del Imperio y
acompañaron el proceso colonizador, estableciendo una red de contactos y
chiquillos
por África, la India
y Asia.
La posición de los
Ventrue en Gran Bretaña también supo sacar provecho de la Revolución
Industrial,
realizando numerosas inversiones y esperando que su riqueza se multiplicara.
Rápidamente
neutralizaron los intentos de los vampiros del Sabbat y los anarquistas por
explotar los
crecientes movimientos
obreros y las revoluciones liberales, realizando varias reformas y
concesiones sociales
por parte de los gobiernos mortales.
Los Ventrue
mantuvieron con fuerza su influencia sobre el Parlamento Británico. Cuando
Guillermo IV murió y
su hija Victoria I se convirtió en Reina de Inglaterra Valerius reafirmó su
prohibición de
manipular a la monarquía británica. En 1848 un grupo de Sabbat dirigidos por
Archibal Streck, del
clan Brujah trató de derribar a Valerius y a la primogenitura de Londres, lo que
provocó una rápida
reacción por parte de los Ventrue, que destruyeron gran parte de la presencia
Sabbat en la ciudad.
Con el regreso de
Mithras a Londres en 1885 su senescal Valerius fue depuesto y
reemplazado por Lady
Anne Bowesley. Mithras reafirmó el poder de los Ventrue sobre la ciudad y
otros dominios de
Inglaterra, expulsando a Roman Pendragon, del clan Brujah, que había
constituido la
principal oposición a los Ventrue en Inglaterra, y derribó la presencia del
Príncipe
Malkavian William
Biltmore del feudo de Gales. Esta muestra de fuerza llevó a otros príncipes
ingleses a realizar
actos públicos de contrición ante los demás Vástagos, aunque muchos siguieron
conspirando contra el
Príncipe de Londres.
En muchas maneras el
Imperio Británico fue el símbolo del poder Ventrue y de la Era
Victoriana, sostenido
por el comercio mundial. También fue una época de gran interés para el
ocultismo, que
fortaleció a los Tremere ingleses, pero también permitió a Mithras restaurar su
culto
personal bajo la
fachada de un club aristocrático.
Algunos de los
Ventrue se convirtieron en intrépidos exploradores, llegando a acompañar a
las expediciones que
remontaron el Nilo. Por supuesto, muchas de estas exploraciones no eran
debidas a un mero
afán aventurero, sino a objetivos concretos, normalmente el conseguir el
control
de grandes dominios.
Las primeras exploraciones del sur de África consiguieron derrotar los
intentos del Sabbat
por establecerse en la zona. En África los Ventrue pactaron en ocasiones con
los
Vástagos africanos,
aislados durante siglos de sus compañeros occidentales e incluso alcanzaron
relaciones amigables.
Sin embargo, su relación siempre fue limitada por el orgullo de su linaje, y
muy pocos se dignaron
Abrazar entre las poblaciones nativas.
De la misma forma los
Ventrue siguieron a los empresarios británicos a Oriente Medio,
donde introdujeron su
influencia en la naciente industria petrolífera.
La apertura de los
puertos de Japón al comercio occidental en 1868 fueron debidos
principalmente por
los deseos de los Ventrue de descubrir los secretos de los vampiros orientales,
y
por supuesto, los
Vástagos del clan nunca tuvieron contemplaciones a la hora de apropiarse del
dominio de las
tierras colonizadas. La mayoría de los Ventrue que permanecen en Japón en las
noches actuales son
en su mayor parte de extracción militar. Otros miembros del clan se
establecieron como
príncipes en lugares hostiles para los Vástagos occidentales como Sudáfrica, la
India,
Hong Kong, Macao y Oriente Medio.
EL IMPERIO ALEMÁN
Aunque los Ventrue
germánicos continuaron reconociendo públicamente el liderazgo de
Hardestadt tras la
creación de la Camarilla, los Feudos de la Cruz Negra se unieron en un Consejo
informal, donde
varios antiguos compartían el poder, en beneficio de la unidad del clan.
Hardestadt
y Robert Kross eran
los antiguos más eminentes de este Consejo, pero paulatinamente, con el
desarrollo y
prosperidad que siguieron al Renacimiento, otros antiguos también fueron
accediendo a
posiciones de poder,
entre ellos Gustav Breidenstein, Príncipe de Berlín.
Gustav Breidenstein
era un antiguo particularmente conservador, aunque su desprecio por la
“chusma” del Sabbat
lo llevó a apoyar la creación de la Camarilla. Sin embargo, su pretensión de
que los dominios
urbanos debían permanecer exclusivamente en manos del linaje de cada príncipe,
lo llevó a
enfrentarse con otros clanes, principalmente los Toreador y los Tremere. Gustav
y los
Ventrue germánicos
salieron especialmente fortalecidos tras la Guerra de los Treinta Años (1618 -
1648), que les
permitió aplastar la presencia del Sabbat en el Sacro Imperio Romano, así como
la de
imponer su dominio
sobre otros clanes de la Camarilla. En un gesto conciliador Gustav abrió la
ciudad de Berlín a
otros clanes.
Gustav comenzó a
fomentar la militarización de su dominio, lo que llevó a la creación del
estado de Prusia, con
uno de los mejores ejércitos del siglo XVIII. Aunque los manejos del Príncipe
de Berlín no eran
sutiles, sí fueron efectivos, aumentando los territorios de Prusia a costa de
los
reinos vecinos, lo
que le granjeó la enemistad de numerosos Vástagos. En 1806 los ejércitos de
Napoleón conquistaron
Berlín y los Toreador de París, agraviados por la ejecución de varios de sus
hermanos de clan,
obligaron a Gustav a pedir públicamente disculpas y a ejecutar a tres de sus
propios chiquillos.
Ante esta humillación, Gustav fomentó las alianzas con otros príncipes Ventrue
de Alemania,
aguardando el momento de su venganza.
En el siglo XIX
Hardestadt, Robert Kross, Gustav Breidenstein y otros Ventrue alemanes
aprovecharon la
Revolución Industrial y el auge del movimiento nacionalista alemán para fomentar
la unificación del
país bajo un mismo gobierno. El canciller Bismarck fue el principal artífice de
la
unificación, pero fue
ayudado por los Ventrue, sobre todo por el Príncipe de Berlín, quienes
salvaron su vida al
menos media docena de veces cuando Vástagos conservadores o Sabbat
entrometidos trataron
de entorpecer la unificación.
El proceso que
condujo a la unificación de los diversos Estados alemanes bajo la forma de
un Imperio fue en
buena medida, consecuencia de una profunda maduración social y económica en
el mundo alemán
después de las revoluciones de 1848, y del fortalecimiento político de Prusia en
el
conjunto de esos
Estados. En ese sentido, la unificación parece ser más el resultado de la
conjunción
de procesos de
diverso signo que el final de una política diseñada por un sector nacionalista
que
distó mucho de ser
tan articulado y unánime como pudiera suponerse. Las convicciones liberales y
los sentimientos
nacionalistas, desde luego, no desaparecieron con la reacción absolutista que
marcó
el final de los
procesos revolucionarios de 1848 y 1849. El propio Federico Guillermo IV, bajo
la
inspiración del
ministro J. M. von Radowitz, había tratado de aprovechar su liderazgo de
aquellos
años para intentar
que los príncipes alemanes le pusieran al frente de un proyecto de unificación,
ofreciéndole la
Corona imperial alemana. Federico Guillermo consiguió el apoyo de una treintena
de Estados en la
llamada Unión restringida, que votó una Constitución federal en abril de 1850.
Aparte de la
resistencia de los príncipes, y del recelo de los propios nobles prusianos
(Junkers) a
todo lo que no fuera
el fortalecimiento de Prusia, Federico Guillermo se encontró con la dura
réplica de Austria,
que estaba respaldada por la alianza rusa. El canciller austriaco Schwarzenberg
convocó a finales de
noviembre de 1850, en Olmütz, al ministro prusiano O. von Manteuffel y le
obligó a la renuncia
de los proyectos de hegemonía prusianos. La Confederación Germánica era
restablecida, al
igual que la Dieta, mientras que Prusia era humillada y Austria afirmaba
momentáneamente su
hegemonía sobre una gran Alemania. En cualquier caso, el conflicto entre
ambas potencias
quedaba perfilado en el horizonte.
No sólo el Sabbat
buscaba destruir el proceso de unificación. Los Toreador de Baviera y los
Tremere de Austria
también veían una amenaza en la hegemonía de los Ventrue alemanes. Los
Tremere también
deseaban establecer un estado alemán unificado, pero bajo el liderazgo del
Imperio Austriaco.
Gustav y los Ventrue decidieron utilizar la vía militar para llevar a cabo sus
aspiraciones.
La situación comenzó
a deteriorarse desde finales de abril de 1866 cuando fracasaron los
intentos de evitar la
movilización de los ejércitos austriacos y prusianos, después de que Prusia
hubiera presentado un
plan de reforma de la Confederación Germánica que era una nueva maniobra
política para excluir
a Austria del mundo germánico, a la vez que daba satisfacción a las
aspiraciones de los
elementos nacionalistas. Austria trató de contraatacar, en los primeros días de
junio, apelando a la
Dieta de la Confederación en torno a la cuestión de los ducados daneses, pero
esa fue la ocasión
para que Prusia declarase que no reconocía ya a la Confederación Germánica, y
para iniciar las
hostilidades contra Austria y sus aliados (Sajonia, Hannover y Hesse-Kassel).
Aunque muchos
pensaron que la guerra sería larga y se decantaría del lado austriaco, los
hechos
fueron muy
diferentes. Tras la derrota austriaca en Sadowa ese mismo año se firmaron los
preliminares de la
paz, por los que se acordaba la disolución de la Confederación Germánica y el
alineamiento de los
estados del Norte de Alemania bajo el liderazgo de Berlín.
Sin embargo, los
Ventrue no estaban satisfechos y continuaron fomentando el sentimiento
nacional alemán para
llevar a más estados a la unificación. Hubo numerosos intercambios y
presiones
diplomáticas entre los príncipes alemanes, pero finalmente sería el estallido
de la guerra
entre Francia y
Alemania de 1870, provocada por Bismarck, lo que fortaleció la tendencia
unificadora frente al
enemigo exterior. Las hostilidades se prolongaron durante el mes de agosto,
hasta desembocar en
el desastre francés de Sedán. Los franceses, sin embargo, no capitularían hasta
finales de enero del
año siguiente. Para los intereses de Bismarck, el conflicto facilitó el clima
emocional en el que
se hizo posible la unificación entre la Confederación y los Estados del sur.
Baden y
Hesse-Darmstadt habían manifestado ya su voluntad de integrarse en la
Confederación,
mientras que Bismarck
tuvo que hacer algunas concesiones políticas para conseguir la unión con
Baviera y
Württemberg. Como consecuencia de esta unión, el rey de Baviera encabezó una
propuesta de los
príncipes alemanes para que Guillermo I adoptase el título de emperador de
Alemania. La
proclamación del Imperio se produjo el día 18 de enero de 1871 en la Galería de
los
Espejos del palacio
de Versalles. Con ella se culminaba el proceso de la unificación política
alemana.
Los Ventrue estaban
eufóricos, pero muy en especial Gustav, que tras la derrota francesa se
había vengado por la
humillación a la que los Toreador de París lo habían sometido durante la
ocupación
napoleónica. Con su dominio asegurado en la capital del nuevo Imperio, adquirió
un gran
renombre entre los
Ventrue alemanes. En su euforia, Gustav llegó a ofrecer el Abrazo a Bismarck,
pero ante su rechazo
borró los recuerdos de su ofrecimiento de la mente del mortal y orquestó la
destitución del
canciller. En 1888, tras la muerte de Guillermo I y del príncipe Federico, que
murió
de un cáncer de
garganta a los tres meses de haber sucedido a aquél, Guillermo II, un joven de
veintinueve años, fue
coronado emperador. Decidido a intervenir más directamente en la política de
lo que lo había hecho
su abuelo, tardó poco tiempo en enfrentarse a Bismarck, tanto en la política
interior como
exterior. El nuevo emperador se negó a refrendar el endurecimiento de las
medidas
antisocialistas que
su canciller le propuso después del aumento de los diputados socialdemócratas
en las elecciones de
1890 -que pasaron de 11 a 35 escaños- y se mostró dispuesto a apoyar el
control austriaco de
los Balcanes, aunque ello supusiera el enfrentamiento con Rusia, frente a la
tradicional política
de equilibrio seguida hasta entonces. Bismarck fue forzado a dimitir en marzo
de 1890, siendo
sustituido por el general prusiano Georg Caprivi.
EL RENACIMIENTO DEL CLAN VENTRUE
Los Ventrue
experimentaron un gran resurgimiento tras la creación de la Camarilla, no sólo
en número, sino
también en oportunidades y cambios internos. La mayoría de los Anarquistas
habían sido
sometidos, y aunque muchos de ellos se habían unido a las filas del Sabbat, los
Ventrue
y sus aliados
disponían de recursos suficientes para defenderse y reafirmar su dominio sobre
gran
parte del mundo
conocido. Paralelamente, la humanidad se embarcaba en una nueva edad de
progresos y
descubrimientos en todos los campos. Los Ventrue utilizaron el auge de la
ciencia y la
racionalidad para
crear un entorno pacífico, donde los Vástagos pudiesen habitar sin el temor a
las
persecuciones. La
actuación de los Ventrue en la sociedad cambió, evolucionando hacia métodos de
influencia más
sutiles.
Robert Kross, un
antiguo alemán de los Príncipes Mercaderes y asistente de Hardestadt, fue
uno de los
principales Ventrue que continuaron aprovechando el potencial del comercio y
las
nuevas industrias.
Robert Kross se asentó en Holanda y en unos pocos años estableció su presencia
convirtiéndose en el socio
invisible de muchas compañías mercantiles. En unas décadas Kross y sus
socios consiguieron
una gran riqueza mediante el comercio con el Lejano Oriente. Su chiquillo Juan
Miguel Ramírez
repitió el éxito de su sire en España, introduciendo su influencia en los
galeones de
oro que llegaban de
América.
En toda Europa la
nueva generación de los Ventrue abrió el camino al comercio
internacional, aunque
fueron los mortales quienes más se involucraron en las empresas mercantiles,
dado que los Ventrue
no solían arriesgarse a viajar lejos de sus dominios. El clan pronto se
convirtió
en el más rico de
todos los Vástagos, y construyeron fortunas que todavía sobreviven en las
noches
actuales. No
obstante, esta prosperidad comercial aumentó el cisma con los antitribu Ventrue
del
Sabbat, que
desaprobaban el rumbo que había tomado el clan. Incluso algunos jóvenes
vampiros del
clan del Sabbat
consideraban que los antiguos Ventrue de la Camarilla habían renunciado a su
nobleza. Por
supuesto, los Ventrue de la Camarilla afirmaban que la riqueza sólo era un
medio para
mantener el liderazgo
y que el tiempo del feudalismo estaba terminando frente a las posibilidades
de la nueva economía.
Los Ventrue de la
Camarilla consideraban que los Amos Secretos que habían luchado contra
el clan desde las
Primeras Noches se habían infiltrado dentro del Sabbat, y se comprometieron a
destruir a sus
enemigos. Durante siglos Europa fue testigo de la guerra entre sectas. Contra
el
trasfondo de la
guerra entre vampiros se sucedieron muchos conflictos mortales y los dos bandos
consiguieron
resonantes victorias y derrotas. Finalmente, a principios del siglo XVIII, los
Ventrue y
sus aliados
consiguieron expulsar a la mayor parte de los vampiros del Sabbat de Europa,
salvo
algunos bastiones
aislados, obligándoles a establecerse en el Nuevo Mundo.
LA REVOLUCIÓN INGLESA
Mithras se convirtió
en uno de los principales pilares del clan Ventrue por su propio poder e
influencia
personales, y aprovechó su alianza con la Camarilla para fomentar sus
intereses. El
turbulento reinado de
Enrique VIII de Inglaterra y las guerras de religión proporcionaron a Mithras
la cubierta perfecta
para quebrar la influencia del catolicismo romano sobre su dominio y atacar a
sus enemigos de los
clanes Brujah y Tremere. Sin embargo, la guerra distrajo a Mithras de la
sucesión dinástica y
tras ser traicionado por su senescal y chiquillo, el Duque Amber, los Toreador
consiguieron que
Jacobo IV de Escocia fuese coronado en 1602 como Jacobo I de Inglaterra,
asumiendo el control
de la monarquía.
Con el nuevo monarca
Mithras quedó relegado de golpe al papel de un señor regional más, y
los Toreador se
convirtieron en el principal poder de Inglaterra. Afortunadamente el Clan de la
Rosa
no consiguió sacar
partido de su éxito a largo plazo y su determinación por apoyar a la monarquía
provocaría su
derrota. Furioso, Mithras depuso a su senescal –que apenas consiguió escapar
con
vida- y comenzó a
elaborar planes para derribar al monarca inglés.
Pronto se hizo
evidente que la elección de Jacobo I no había sido muy acertada. El empeño
del rey por convertir
Inglaterra en una monarquía absoluta lo enfrentó con el Parlamento a lo largo
de su reinado. En
1625 fue sucedido por su hijo Carlos I, que aunque fomentó las artes y la
cultura
carecía de sutileza y
sofisticación política, continuando con la lucha entre Corona y Parlamento
iniciada por su
padre. Cuando Carlos I intentó arrestar a varios parlamentarios n 1642 comenzó
una
guerra civil.
En la guerra civil,
también conocida como la Gran Rebelión, lucharon vampiros y mortales,
pues los Ventrue
estaban decididos a recuperar el poder. Pronto encontraron unos sorprendentes
aliados en los
Brujah, que apoyaban las peticiones del Parlamento, mientras los Toreador se
apoyaban en los
caballeros partidarios del monarca, pues consideraban que el tiempo terminaría
por
volver la guerra a su
favor, ya que el absolutismo se estaba extendiendo por toda Europa durante la
misma época. Durante
los siguientes diez años las posiciones de Ventrue y Toreador cambiaron
constantemente con
continuos avances y retiradas. Sin embargo, finalmente el sentido práctico de
los Ventrue y las dotes
estratégicas de Mithras se impusieron, ayudando a la creación del Nuevo
Ejército Modelo, una
nueva concepción militar que resultó la ventaja decisiva del Parlamento. Los
servidores de Mithras
consiguieron un importante triunfo en 1645 que llevó a la victoria del
Parlamento.
Finalmente el rey fue capturado por los parlamentarios en 1647, y la paz
parecía
asegurada, pero las
divisiones políticas provocaron el regreso a la guerra.
Oliver Cromwell, un
importante parlamentario, trató de persuadir al rey Carlos I de que
aceptara las reformas
exigidas por el Parlamento. El rey pareció ceder, pero huyó de la vigilancia
del Parlamento e
inició nuevos alzamientos de sus partidarios. Desafortunadamente para el
monarca
las insurrecciones
fracasaron y él fue capturado de nuevo. Tras el juicio del Parlamento fue
condenado a muerte en
1649. Inglaterra fue declarada una república con Cromwell como líder del
Parlamento. Dos años
después los últimos partidarios del rey fueron sometidos.
La Mascarada estuvo
al borde de la ruptura en varias ocasiones durante la Guerra Civil, y
varios Vástagos
desaparecieron durante la revuelta. Temerosos de la intensidad del conflicto la
Camarilla envió a
varios observadores para tratar de mediar entre Ventrue y Toreador. El Príncipe
de Londres no estuvo
muy conforme ya que entre estos mediadores se encontraba Violetta de París,
Justicar Toreador, y
los Vástagos franceses del clan habían prestado un discreto apoyo a sus
hermanos de
Inglaterra. La intervención de Violetta no obstante trajo una paz temporal
entre ambos
clanes, y la
restauración de la monarquía inglesa en 1661, sometida a las decisiones del
Parlamento,
fue considerada como
un gesto conciliatorio hacia los Toreador. Durante unos años la paz se
estableció nuevamente
en Inglaterra, aunque posteriormente surgirían algunos rebrotes de
enfrentamiento. En
1688 la Revolución Gloriosa provocó la caída del rey Jacobo II y su sustitución
por el holandés
Guillermo de Orange, un monarca que se adecuaba más a los deseos de los
Ventrue.
El fin “oficial” de
las hostilidades entre los Ventrue y Toreador de Inglaterra llegó con la
firma del Tratado de
Durham en 1693. El Tratado reconocía la situación existente –los Ventrue
retenían el dominio
de Londres y del sudeste de Gran Bretaña, mientras que los Toreador mantenían
el control de
Escocia. No fue un acuerdo entre iguales: el tratado garantizaba que los
Toreador no se
aliarían con otros
clanes, especialmente los Tremere, ni intentarían conseguir dominios fuera de
Escocia. A cambio se
garantizaba la seguridad del feudo de Edimburgo. La ruptura de este acuerdo
por parte de
cualquier Toreador llevaría a severas represalias. Hubo un intercambio de
rehenes entre
ambas partes para
garantizar el cumplimiento del Tratado de Durham, pero muchos Toreador
guardaron en secreto
su resentimiento por esta paz forzosa.
Como resultado de la
Gran Rebelión, Mithras y los demás príncipes ingleses se distanciaron.
Muchos de los
príncipes habían apoyado a los Toreador y los Realistas, y varios fueron
derrocados
por los Ventrue y los
seguidores del Parlamento. Mithras volcó sus esfuerzos en Londres y se
involucró cada vez
menos en la política de otros feudos.
La caída de Jacobo II
en 1688 no había sido completamente aceptada por varios grupos
influyentes en
Escocia, Gales y Francia (conocidos como Jacobitas), y en las décadas
siguientes sus
descendientes
trataron de recuperar el trono inglés. Los Toreador encontraron en los
Jacobitas unos
peones muy útiles y
los utilizaron para golpear a los Ventrue. Las revueltas de 1715 y 1719
tuvieron
un impacto poco
considerable, y los Ventrue decidieron ignorar la muerte de varios rehenes del
clan
en Edimburgo. Sin
embargo, la rebelión de 1745 fue más considerable tanto en impacto mortal
como en participación
vampírica. Carlos Estuardo consiguió controlar la mayor parte de Escocia,
pero sus esperanzas
de llevar la revuelta a Inglaterra fracasaron. Tras la aplastante derrota de
Culoden en 1746 el
pretendiente Jacobita tuvo que escapar y la mayoría de los rebeldes huyeron o
fueron ejecutados.
Cansado de los Toreador, Mithras ordenó la ejecución de varios rehenes del clan
situados en Londres,
a pesar de las protestas de los Toreador de Edimburgo, que habían ejecutado a
sus rehenes Ventrue
en 1715. En los años siguientes los rehenes fueron sustituidos y las relaciones
entre ambos clanes se
normalizaron, pero los Ventrue hicieron valer su dominio mediante el Acta de
Unión
de 1801, que unificaba el gobierno de Escocia e Inglaterra.
AMÉRICA
Aunque Mithras no
sentía un interés especial por el Nuevo Mundo, pronto vio en las
colonias una
oportunidad para resarcirse de su pérdida de influencia en los dominios
ingleses.
Aunque otros clanes
los habían precedido en el proceso colonizador, muy pronto durante el siglo
XVIII jóvenes y
emprendedores Ventrue, apoyados por sus antiguos, buscaron establecer nuevos
dominios en la Costa
Este de Norteamérica. En 1760 los ingleses conquistaron Nueva Francia (en el
actual Canadá) y su
posesión les fue confirmada por el Tratado de París de 1763, que puso fin a la
Guerra de los Siete
Años.
El liderazgo de la
colonia de Nueva Francia estaba en manos de varios decadentes Toreador, que en
cuanto tuvieron
oportunidad regresaron a Francia. Los Ventrue de Londres enviaron a Kyle
Strathcona para que
supervisara la presencia vampírica en el nuevo territorio, añadiéndolo a sus
dominios.
Cuando estalló la
Revolución Americana en 1776 los Ventrue se encontraban muy mal
preparados y
superados en número por otros clanes, como los Brujah, Lasombra y Tzimisce. El
Sabbat había
instalado su presencia en las colonias desde el siglo XVI. Algunos de los
Príncipes
Ventrue de América o
“principitos” como les llamaban los antiguos de Europa, cayeron ante sus
enemigos, pero
afortunadamente para ellos el estallido de la Primera Guerra Civil del Sabbat y
la
desorganización de
los Vástagos americanos les permitieron sobrevivir. Los Ventrue se
reorganizaron
explotando las luchas internas de sus adversarios y fomentando el proceso
colonizador hacia el
Oeste, donde los nuevos enclaves se convirtieron en importantes dominios de
la Camarilla. No
obstante, el clan sufrió grandes pérdidas en la Costa Este y en Canadá, donde
el
Príncipe Kyle
Strathcona terminó uniéndose al Sabbat.
La Guerra de Secesión
de Estados Unidos(1861-1865) proporcionó una nueva oportunidad a
los Ventrue de
golpear a sus enemigos. Contrariamente a una opinión generalizada, el clan no
apoyaba en conjunto
la esclavitud y nunca prestó mucha atención al comercio de esclavos. Cuando
estalló el conflicto
los Ventrue utilizaron su influencia, siguiendo a los ejércitos para deslizarse
en
las ciudades del
Sabbat y reclamarlas para la Camarilla. Al terminar la guerra los Ventrue
controlaban
importantes ciudades como Chicago, Nueva Orleáns, San Luis, Nueva Orleáns, San
Francisco y ayudaron
a otros clanes a conquistar su dominio en otras como Atlanta, Savannah,
Richmond y
Charleston.
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