Yo soy un experimento, un experimento en estado puro.
Nadie puede percibir como yo, este sentimiento de constituir un
simple ensayo.
Acerca de esto me siento profundamente segura.
Lo afirmó: soy un experimento y nada más.
Mark Twain
Para Lilith, Eva y Adán fueron elementos añadidos
al paraíso en una fatal coyuntura para la humanidad.
Adán fue hecho, igual que Eva, de barro y excrementos.
Juntos fueron lanzados al mundo con indignante
indiferencia, en una fórmula de pareja que lo único
que logró fue hacerlos sufrir de absoluta y profunda
soledad, a pesar de hacerse compañía.
Adán fue hecho a imagen de Dios y Eva a imagen de
Lilith, pues Dios no conocía otra fémina. A Eva le fueron
concedidas algunas características de Lilith. Sin poseer
la intensidad de la diosa, Adán nunca pudo resistir el
vigor de su compañera, porque Dios creó al hombre a
su imagen pero le restó inteligencia y, sobretodo, no le
dio ningún poder. Cuando Dios vio su obra se encargó
de volver sumisa a Eva, a los golpes. Especialmente
al darse cuenta de que podía tomar el mismo camino
de Lilith, pues ya veía a la mujer un poco incómoda
haciendo el amor con Adán y exigiéndole que se pusiera
debajo o en alguna otra posición que al Creador se le
antojaba indigna de un varón.
Entonces hizo el Padre el montaje de la seducción
con manzana y serpiente, actores que complicaron la
situación de la libre e inocente Eva. A Adán no había
que tentarlo, estaba hecho de bajas pasiones y sin
muchas posibilidades de perfeccionar el espíritu. Eva
y Adán fueron manipulados hasta que terminaron
involucrados en una situación de culpabilidad, con la
que quedarían marcados, ellos y toda su descendencia,
crimen que nadie ha podido explicar bien.
Adán trataba de comprender lo que pasaba, mientras
tanto Eva se empezó a culpar a sí misma. Aunque no
formaban una muy buena pareja, cuando Dios señaló
a Eva como pecadora y la vio tan parecida a Lilith,
Adán fue solidario, salió con ella del paraíso, él no
veía razones ni motivos para culparla. Pero Dios, que
se miraba en su espejo, siguió culpando a Eva, a la
serpiente, a la manzana, a Lilith, nunca a Adán, quien
callado acompañaba a Eva, pues no quería ningún
problema con el Padre.
“De la mujer tuvo principio el pecado y por causa
de ella morirán todos”. El Padre satanizó a la mujer
y todo lo que le recordaba a Lilith, por miles de
generaciones. Incitó a los hombres a mantener a Eva
y a sus hijas siempre en lugares inferiores o lugares
en desventaja.
Dice Lilith que así fue como todo comenzó mal para
Eva y Adán, seres que ni siquiera pidieron ser traídos,
menos sabían que vendrían a formar parte de la treta
que se urdía en el paraíso alrededor y al interior de sus
miserables existencias. Jamás imaginaron que serían
el primer capítulo de la infinita tragedia humana,
instaurado a todas luces de manera imperfecta. Eva
y Adán fueron el principio del padecimiento humano.
Dice Lilith que Eva y Adán están sepultados en la
misma cueva. En un sitio de donde no pueden ser
inhumados, así lo decidieron, tenían la certeza de no
querer volver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario