(Ap. 22:1) Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. {2} En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. {3} Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, {4} y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. {5} No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos. {6} Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.
En el jardín del Edén el hombre se
volvió como Dios, conociendo el bien y el mal, pero fue cortado del
árbol de la vida. Se volvió su propio Dios y su fuente de vida
estaba dentro de él en vez de provenir de Dios, lo que resultó en
futilidad y vacío. Como resultado de este vacío, la gente llena
sus vidas con cosas, placeres e ídolos. Aquí, en Ap. 22,
encontramos ahora a Dios y al Cordero, como la fuente de vida del hombre. El
hombre ya no está cortado de la vida de Dios, como lo fueron Adán
y Eva. El hombre podía comer del árbol de la vida y vivir para
siempre porque Dios vive para siempre. Jesús dijo, "esta es la vida
eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a
quien has enviado" (Jn. 17:3). Conocer a Dios es conocerlo en forma
íntima, como Adán la conoció a Eva. A los malvados
Jesús les dijo, "nunca os conocí; apartaos de
mí" (Mt. 7:23).
v. 1 - Después me mostró un río
limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del
trono de Dios y del Cordero - Las provisiones y alimentos de los ciudadanos
de la nueva Jerusalén se describen ahora. Este versículo nos
recuerda el río que regaba el Jardín del Edén (Gn. 2:10).
La figura viene de la visión de Ezequiel (Ez. 47:1 ff.). El río
del agua de vida simboliza la vida eterna. La fuente del agua de la vida ya ha
sido mencionada en 21:6. Ahora se ha vuelto un río y el don gratuito del
agua de la vida aparece de nuevo en 22:17. En énfasis está en que
la vida eterna es un don gratuito. El agua de vida fluye del trono de Dios y
del Cordero, que son la fuente de toda vida (Jn. 5:26). En Sal. 46:4 dice,
"del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, el santuario de
las moradas del Altísimo". El agua de vida es Cristo mismo.
Él es la fuente del agua que produce vida eterna (Jn. 4:14).
Podría haber una conexión con el mar de vidrio semejante al
cristal ante el trono en 4:6. La expresión "diáfana como un
cristal" se usa también de la nueva Jerusalén en 21:11.
v. 2 - En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro
lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce
frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la
sanidad de las naciones - Esta ciudad tiene una gran calle. La gran ciudad
donde fueron muertos los dos testigos también tenía una calle
(11:8), sólo que está es de oro, transparente como vidrio
(21:21). Los mártires caminarán sobre esta calle por la
eternidad. En Is. 35:8 es llamada un camino, "y será llamado Camino
de Santidad; no pasará inmundo por él". "Y los
redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con
alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán
gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido" (Is.
35:10). El río de vida, cuya fuente es Cristo, riega el árbol de
la vida y le da vida eterna a todo el que come su fruto (Gn. 3:22). Esto nos
trae de vuelta al Génesis; Jesús es el árbol de la vida en
Génesis, y es ahora el árbol de vida en Apocalipsis. Él es
el principio y el fin.
De nuevo volvemos a nuestro estado anterior a la
caída gracias a nuestro representante, el Cordero que fue muerto. El
hombre ya no está vedado del árbol de la vida como lo fue en el
jardín después que hubo pecado (Gn. 3:22). Él puede comer
del árbol y vivir para siempre porque el fruto del árbol imparte
vida eterna. Las doce cosechas de fruto que dan fruto cada mes indica
abundancia. El número doce podría corresponder a las doce tribus
o a los doce apóstoles, pero más probablemente es una
provisión constante. El árbol consigue el agua del río del
agua de la vida, así que es el árbol de la vida (Ez. 47:12). En
la carta a la iglesia en Éfeso, Dios le promete al que venciere que
"le daré a comer del árbol de la vida, el cual está
en medio del paraíso de Dios" (2:7). Así, la nueva
Jerusalén es también el paraíso de Dios. Es un nuevo
Jardín del Edén. En 22:14 aquellos que lavan sus vestiduras
también tienen el derecho al árbol de la vida y pueden pasar por
las puertas de la ciudad. En 22:19, si alguna quita de las palabras de este
libro de profecía, "Dios quitará su parte del libro de la
vida" ("Dios le quitará su parte en el árbol de la
Vida", BJ - "Dios le quitará su parte del árbol de la
vida", VP). Las hojas son para la sanidad de las naciones que están
dentro de la Nueva Jerusalén (21:24). Tal vez Juan tenía en mente
una cataplasma. De nuevo se está refiriendo a Ez. 47:12, "su fruto
será para comer, y su hoja para medicina".
v. 3 - Y no habrá más maldición; y
el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le
servirán - No habrá ninguna maldición adánica
que involucre a la humanidad en un trabajo doloroso y en la muerte.
También vedó a la humanidad del Jardín del Edén y
del árbol de la vida que le permitiría vivir por siempre (Gn.
3:17-24). La maldición es ahora revocada para que la humanidad pudiera
tomar del fruto del libro de la vida y vivir por siempre. El trono de Dios y
del Cordero no está en el cielo remoto sino en la tierra, en la Nueva
Jerusalén. La morada de Dios es con el hombre. El cielo se ha mudado a
la tierra. En vez del trabajo doloroso Sus siervos lo servirán como
también lo sirvieron en la tierra anterior (1:6, 5:10, 7:15). Compare
con 5:13, "Al que está sentado en el trono, y al Cordero".
Habrá bastante para hacer en el cielo: "sus siervos le
servirán".
v. 4 - y verán su rostro, y su nombre
estará en sus frentes - Ver el rostro de Dios le fue negado a
Moisés (Ex. 33:20). Ver el rostro de Dios es disfrutar de Su favor (Job
33:26, Sal. 17:15, 67:1) y es una recompensa para los puros de corazón
(Mt. 5:8). Ver el rostro de Dios es ser como Él. Los santos serán
transformados a su semejanza (2 Cor. 3:18, 1 Jn. 3:2). Su nombre sobre sus
frentes es una vez más una referencia al sello y a los 144.000 que
representan a los redimidos (3:12, 14:1). El sello indica posesión e
intimidad.
v. 5 - No habrá allí más noche; y no
tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el
Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los
siglos - Una reiteración de 21:23-25. La presencia continua del
Señor será su luz, así que no habrá más
noche. La noche es abolida porque está asociada con el mal. La luz
está asociada con lo bueno. Jesús fue traicionado de noche. La
noche es cuando se comete el pecado (Rom.13:12, 1 Tes. 5:5-8). Los santos son
hijos de luz (1 Tes. 5:5). Dios mismo vive en la luz inalcanzable (1 Tim.
1:16). Compare a los que reinan por siempre con el destino de los que siguen a
la bestia y que son atormentados día y noche por siempre. Así
como cuando las séptima trompeta sonó se anunció que
Cristo reinará por siempre (11:15), los santos que lo sirven
reinarán con Él por siempre (1 Tes. 4:17). Los que permanecen
fieles reinarán con Él (2 Tim. 2:12). Compare la recompensa de
los que vencieron en Laodicea: se sentarán con Jesús en Su trono
(3:21). Porque Él reina por siempre, también lo harán los
santos. Ver Jn. 14:19, "porque yo vivo, vosotros también
viviréis". Ver también Dn. 7:18.
v. 6 - Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas.
Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado
su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto
- El ángel resalta el hecho de que estas palabras asombrosas son
fieles y verdaderas, como lo hizo Dios en 21:5. Esto repite 1:1 donde Dios ha
enviado a su ángel para mostrar a sus siervos "las cosas que deben
suceder pronto". Esto es nuevamente una de las claves de Apocalipsis.
"Pronto" significa el sentido bíblico de "Vengo
pronto". Un verdadero profeta profetiza de acuerdo con el Espíritu
Santo más que los su propio espíritu le está diciendo (2
Pedro 1:21). Este cuadro del cielo es verdadero, es confiable, vale la pena
morir por él. Este es el cuadro del cielo, "cosas que ojo no vio,
ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las
que Dios ha preparado para los que le aman" (1 Cor. 2:9). Es el lugar
preparado para nosotros por Jesús (Jn. 14:2-3).
39. Vengo pronto (22:7)
(Ap. 22:7) ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. {8} Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. {9} Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios. {10} Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. {11} El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. {12} He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. {13} Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. {14} Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. {15} Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira. {16} Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana. {17} Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.
v. 7 - ¡He aquí, vengo pronto! -
Jesús viene pronto. Amén. Esto se repite dos veces más.
Así como Apocalipsis comenzó con una referencia a la Segunda
Venida, termina con tres referencias más. En la primera referencia, 1:7,
hay un lamento por la gente del mundo, pero en los versículos finales
hay una esperanza bendita del cielo para la iglesia.
v. 7 - Bienaventurado el que guarda las palabras de la
profecía de este libro - La sexta de las siete bendiciones asociadas
con este libro. Esta es similar a la primera bendición en 1:3 en que el
lector es alentado para guardar en su corazón lo que está escrito
en él. El libro es básicamente pastoral, para alentar a la
iglesia a través de su dura experiencia. Por lo tanto, es un trabajo
práctico más que teórico acerca del futuro. Los que
guardan las palabras de la profecía en este libro heredarán lo
que se acaba de describir. Compare con las bendiciones de las bienaventuranzas.
v. 8 - Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y
después que las hube oído y visto, me postré para adorar a
los pies del ángel que me mostraba estas cosas - Juan usa la frase
"Yo Juan" también al principio del libro (1:9). Juan, una vez
más, enfatiza el hecho que oyó y vio estas cosas; no las
inventó. La primera vez que Juan cae al pie del ángel para
adorarlo fue después de la escena de la gran multitud cantando Aleluya a
Dios y bendiciendo a los invitados a la cena de las bodas del Cordero, y la
confirmación del ángel de que estas eran palabras verdaderas de
Dios (19:1-10). De nuevo Juan ve visiones impactantes del cielo, y de nuevo el
ángel confirma que estas palabras son fieles y verdaderas. Jesús
anuncia que Él viene pronto y Juan está tan sobrecogido por estas
visiones que intenta adorar al ángel que le trajo estas visiones a
él.
v. 9 - Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque
yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las
palabras de este libro. Adora a Dios - Esta es la segunda vez que Juan
adora al ángel. La primera vez fue cuando el ángel
confirmó que estas eran las verdaderas palabras de Dios (19:9). En ambas
ocasiones es reprendido porque el ángel es su consiervo y a Juan se le
dice que adore a Dios. La orden del ángel a Juan, como ha sido para la
humanidad (14:7), es de adorar a Dios. Este es un tema del libro. La
mayoría de la humanidad prefiere adorar a la bestia, y al hacerlo eligen
el lago de fuego. Aquí hemos visto que Juan es considerado como un
profeta por el ángel. Los profetas tienen preeminencia sobre los
apóstoles en este libro, tal vez porque el libro es una profecía
(1:3, 22:7, 10, 18-19). Los siervos de Dios son los que guardan las palabras de
este libro y heredan sus bendiciones.
v. 10 - Y me dijo: No selles las palabras de la
profecía de este libro, porque el tiempo está cerca - Las
palabras de esta profecía no están selladas porque las cosas
profetizadas ocurrirán pronto. Esto se enfatiza también en 1:1 y
22:6. Compare con Daniel, a quien se le dice que selle las palabras del rollo
porque el tiempo está lejano (Dn. 12:4). La intención es que
conozcamos y entendamos el mensaje de Apocalipsis, aun cuando haya partes que
son oscuras.
v. 11 - El que es injusto, sea injusto todavía; y
el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la
justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía
- El tiempo para el arrepentimiento ha pasado. La humanidad ha tomado una
decisión sobre la tierra, sea para bien o para mal, y está
grabada en piedra por la eternidad. Ver también Dn. 12:10, Ez. 3:27.
v. 12 - He aquí yo vengo pronto, y mi
galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra
- Una vez más Jesús mismo enfatiza su Segunda Venida,
trayendo recompensas con Él (Is. 40:10, 62:11-12). Las recompensas son
para los que vencieron en las cartas a las siete iglesias. Ver también
Mt. 5:12 que trata con las recompensas para aquellos que son perseguidos, y Mt.
16:27 donde se recompensa a cada persona de acuerdo con lo que ha hecho cuando
Él venga. Esto enfatiza nuevamente la responsabilidad personal. Ver
también Sal. 62:11, Prov. 19:17, 24:12, Rom. 2:6, Ap. 20:13. El libro no
es sólo una profecía; es una carta que enfatiza la vida piadosa,
la fidelidad y la paciencia, junto con las recompensas para los que viven de
esta forma. Su recompensa ha sido descrita recién, en las secciones
anteriores.
v. 13 - Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin,
el primero y el último - "El Alfa y la Omega" es una
repetición de 1:8, 21:6, donde es usado claramente para Dios. "El
principio y el fin" es usado para Jesucristo en 1:17 y 2:8 y para Dios en
Is. 44:6, 48:12. "El primero y el último" es usado para Dios
en 21:6. Sólo en este versículo está enfatizado tres
veces. En las versiones anteriores es enfatizado una y dos veces,
respectivamente. Alfa y Omega son la primera y la última letra del
alfabeto griego, lo que significa el principio y el fin de la historia (y todo
lo que hay en el medio). Él es el Principio porque no hay
principio antes de Él, ya que Él existe por la eternidad.
Él aplica esto a sí mismo; es un atributo divino. Este
versículo es una de las pruebas más fuertes de la deidad de
Cristo en la Biblia. Es significativo que viene sólo 9 versículos
antes del fin de la Biblia. Compare con Melquisedec (Heb. 7:1) que es "sin
padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días,
ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para
siempre" (Heb. 7:3).
v. 14 - Bienaventurados los que lavan sus ropas, para
tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la
ciudad - Esta es la última de las siete bendiciones en el libro y
nos recuerda Ap. 7:14 donde lavan sus ropas en la sangre del Cordero, es decir
reciben perdón por sus pecados por medio del sacrificio de Cristo en la
cruz. Tener derecho al árbol de la vida es tener vida eterna. Ello
sólo pueden entrar a la ciudad por la puerta para recibir el
árbol de la vida. La puerta es Jesús (Jn. 10:7-11) que es la
perla de gran precio (Mt. 13:45). La ciudad es la Nueva Jerusalén, en el
cielo. La única respuesta al pecado del hombre es encontrar
perdón por la sangre que es mediante la muerte sacrificial de Cristo en
la cruz. Cada persona que quiere entrar a la ciudad debe hacerlo por la puerta
(Jesús) y para tener vida eterna debe lavar primeramente sus ropas en la
sangre del Cordero (7:14).
v. 15 - Mas los perros estarán fuera, y los
hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel
que ama y hace mentira - Nada impuro se permite que entre en la ciudad (1
Cor. 6:9-10, Gal. 5:19-21, Col. 3:5-6, Is. 35:8, 52:1), porque es una ciudad
santa, la ciudad de Dios, sino sólo los que están escritos en el
libro de la vida del Cordero (ver Ap. 20:15, 21:8, 27). La frase "que ama
y hace mentira" tipifica la marca de la bestia, es decir sobre la frente
(ama mentira) y sobre la mano (hace mentira). La tabla más abajo compara
las distintas listas en Apocalipsis.
Ap. 9:20
|
Ap. 21:8
|
Ap. 22:15
|
Idolatría
|
Idólatras
|
Idólatras
|
Asesinato
|
Asesinos
|
Asesinos
|
Artes mágicas
|
Practican artes
mágicas
|
Practican artes
mágicas
|
Inmoralidad sexual
|
Sexualmente inmorales
|
Sexualmente inmorales
|
Robo
|
||
Cobardes
|
||
Incrédulos
|
||
Viles
|
||
Mentirosos
|
||
Mentira
|
v. 16 - Yo Jesús he enviado mi ángel para
daros testimonio de estas cosas en las iglesias - Este testimonio vino de
Jesús por medio de su ángel y es para las iglesias, es decir las
iglesias de Jesucristo, la comunidad de los santos (cf. 1:1, 10:1).
v. 16 - Yo soy la raíz y el linaje de David, la
estrella resplandeciente de la mañana - Él es el comienzo y
el cumplimiento de la profecía. Para "raíz y linaje de
David" ver Is. 11:1. La estrella de la mañana es mencionada en 2
Pedro 1:19 y es una recompensa para los que vencen en Tiatira (2:28).
v. 17 - Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el
que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua
de la vida gratuitamente - Tanto el Espíritu y la iglesia
están involucrados en la invitación del evangelio. La Iglesia
habla y el Espíritu lo hace efectivo. Dos testigos son requeridos para
asegurar la verdad de este libro, el Espíritu y la esposa. Este es el
ofrecimiento final de salvación. La salvación de Dios es el don
gratuito de Dios (Rom. 5:15-17, 6:23) y es ofrece a los que están
sedientos (Is. 55:1, Jn. 7:37-38). Este es un recordatorio bienvenido del
evangelio en un libro lleno de juicio. Es también adecuado para terminar
el último libro de la Biblia. Deja en claro que Dios no está en
contra de que la gente obtenga la vida eterna (ver 1 Tim. 2:1-6, Jn. 3:16).
Jesús dice que a nadie que venga a Él lo echará fuera (Jn.
6:37).
40. Advertencia (22:18)
(Ap. 22:18) Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. {19} Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.
v. 18-19 - Aquí tenemos una advertencia solemne en
contra de alterar las palabras de esta profecía. Este libro es la
Palabra de Dios y no debe ser alterada. En 1:1 vemos que el autor es Dios. Este
es un recordatorio de Dt. 4:2 donde Moisés, mientras le daba la ley a
los israelitas, les ordena que no agreguen ni quiten nada de los mandamientos.
Ver también Dt. 12:32, 29:20, Prov. 30:6, Jer. 26:2.
41. Bendición final (22:20)
(Ap. 22:20) El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús. {21} La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.
v. 20 - El que da testimonio de estas cosas dice:
Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor
Jesús - Jesús mismo testifica acerca de la verdad de esta
profecía. De nuevo, sí, Jesús viene pronto.
"Amén, Ven, Señor Jesús" repite Juan. Equivale
al arameo maranatha (Nuestro Señor Ven) de 1 Cor. 16:22. La
Segunda Venida de Jesús ha sido uno de los grandes temas de este libro y
aparece en el primer capítulo (1:7) como en el último. Este es un
recordatorio de que el tiempo está cerca y que debemos estar preparados.
Ver la bendición del que guarda las palabras de esta profecía en
22:7.
v. 21 - La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea
con todos vosotros. Amén - Esta es la bendición final para el
pueblo de Dios. Complementa el saludo de 1:4 en donde la gracia y la paz vienen
del Señor y del Espíritu a las siete iglesias. Una vez
más, un recordatorio de que la salvación es por gracia y gracia
sola. Amén.
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