|
En estos nuevos tiempos nos hemos convertido en gente muy civilizada. Desde finales del siglo XV parte de los Clanes Cainitas se han organizado en una gran organización que intenta hacer cumplir las viejas Tradiciones
y que mantiene nuestra existencia como un secreto frente a los humanos.
Estos defensores de lo que llamamos Mascarada conforman la Camarilla.
La mayoría de estos Vampiros intenta todavía mantener sus lazos con la
humanidad. Y la Edad Victoriana es su época dorada. Las ciudades en
crecimiento, la industria y la civilización emergente son el hábitat
perfecto para las maquinaciones nocturnas. La Camarilla se sujeta en el
imperialismo para intentar llegar a todos los rincones del mundo
conocido. Londres es el principal bastión de la secta que ha pasado a
denominarse a sí misma simplemente como "El Imperio". Hay Príncipes de
la Camarilla en América, Europa, incluso en la India o en ciudades de
África. Han cambiado algunos conceptos de las viejas Tradiciones: se
habla de Mascarada y no de "Silencio de la Sangre". El concepto del
Legado ha dejado paso a la "Hospitalidad" que debe mostrar un Príncipe
y a la obligación de un nuevo Cainita de presentarse ante él.
Dentro de la Camarilla el rango es fundamental. En un mundo
jerarquizado, las formas y la posición lo son absolutamente todo. El
Clan y las acciones de cada Vampiro le sitúan dentro de una intensa red
social de jerarquía y dependencia. Bajo elegantes disfraces se juega
cada noche un juego de apariencias, traiciones y comportamientos
refinados.
Enfrente de la Camarilla está ya instaurada otra secta que nació en las
cenizas de la Revuelta Anarquista que Vampiros rebeldes llevaron a cabo
a finales de la Edad Media. El Sabbat
ha abandonado totalmente la defensa de la humanidad y se alimenta de su
propio éxtasis vampírico. Salvajes y monstruosos, el auge de las
ciudades está arrinconando al Sabbat en esta época. Exceptuando por
algunos territorios en Italia y en España, se han refugiado en las
tierras bárbaras y menos industrializadas del mundo. Las tierras
todavía poco urbanizadas de América Latina o del Oeste norteamericano
se han convertido en un paraíso y un refugio para esta secta. Se mueven
furtivamente lejos de las lámparas de gas, organizados en manadas que
buscan la destrucción concreta de un objetivo o la defensa de un
territorio todavía virgen. Frente a la pompa que envuelve a los
Cainitas Victorianos de la Camarilla, los miembros del Sabbat disfrutan
del terror, la tortura y el daño tanto físico como psicológico. Desde
1803 la fortaleza del Sabbat es mayor, tras la firma del llamado Pacto
de la Compra. Esta alianza les obliga a no atacarse entre ellos y a
redirigir sus fuerzas unidas contra la civilización y la rígida
estructura de la Camarilla. Mientras, educan junto a antiguos monstruos
a nuevos Cainitas a los que someten a terribles Ritos de Creación para
que experimenten los umbrales del dolor antes de renacer a su nueva
existencia.
Fuera de las dos grandes sectas hay otro tipo de Vampiros, aunque su número es bastante menor. Los Autarcas
han logrado organizarse bajo la protección de sociedades secretas que
les permiten infiltrarse en grandes ciudades para intentar destruir a
sus Antiguos. De igual modo, el enfrentamiento con algunos Independientes
es cada vez mayor, pues el imperialismo vampírico también amenaza
territorios de Clanes que hasta el momento habían permanecido en la
neutralidad.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario