Su
corazón se llenó de lágrimas.
El
corazón del pastor se llenó de lágrimas.
El
corazón de Dumuzi se llenó de lágrimas.
Dumuzi
tropezaba a través de la llanura, llorando:
“¡O
llanura, eleva por mí un lamento!
¡O
cangrejos en el río, duélanse!
¡O ranas
en el río, llámenme!
¡O mi
madre Sirtur, llora por mí!
Si ella
no encuentra los cinco panes,
Si no
encuentra los diez panes,
Si no
conoce el día de mi muerte,
Tu, O
llanura, dile, díselo a mi madre.
En la
llanura, mi madre verterá lágrimas por mí.
En la llanura, mi pequeña hermana
se lamentará.”
Se tendió
a descansar.
El pastor
se tendió a descansar.
Dumuzi se
tendió a descansar.
Cuando
yacía entre brotes y juncos,
Soñó un
sueño.
Despertó
de su sueño.
Tembló
por su visión.
Aterrado,
se talló los ojos.
Dumuzi
exclamó:
“Traigan...tráiganla...traigan
a mi hermana.
Traigan a
mi Geshtinanna, mi hermanita,
Mi escriba
conocedora de las tablillas,
Mi
cantante que sabe muchas canciones,
Mi
hermana que conoce el significado de las palabras.,
Mi sabia
mujer que conoce el significado de los sueños.
Debo
hablar con ella.
Debo contarle mi sueño.”
Dumuzi
hablo con Geshtinanna, y dijo:
“¡Un
sueño! Mi hermana, escucha mi sueño:
Los
juncos se elevan a mi alrededor; los juncos se espesan a mi alrededor.
Una única
caña creciente tiembla por mí.
De un
junco que crece gemelo, primero uno, luego el otro,
Es
extirpado.
En un soto
boscoso, el terror de los altos árboles se eleva a mi alrededor.
Vierten
agua sobre mi sagrado corazón.
El fondo
de mi mantequera se desprende.
Mi copa
se cae de su clavija.
Mi cayado
de pastor ha desaparecido.
Un águila
atrapa a un borrego del corral.
Un halcón
atrapa a un gorrión sobre la barda de juncos.
Mi
hermana, tus cabras arrastran sus barbas de lapislázuli sobre el suelo.
Tus
borregos rascan la tierra con patas dobladas.
La
mantequera yace silente, no hay leche que se vierta.
La copa
yace en añicos; no hay más Dumuzi.
El corral se entrega a los
vientos.”
Geshtinanna
dijo:
“Mi
hermano, no me cuentes tu sueño.
Dumuzi,
no me cuentes tal sueño.
Los
juncos que se elevan sobre ti,
Los
juncos que se engrosan a tu alrededor,
Son tus
demonios, que te persiguen y atacan.
El junco
solitario que tiembla por ti
Es
nuestra madre; ella llevará luto por ti.
El junco
que crece gemelo, del cual, primero uno, luego el otro,
Es
extirpado, Dumuzi,
Es tú y
yo; primero uno, luego el otro, será extirpado.
En el
soto boscoso, el terror de los altos árboles que se eleva a tu alrededor
Son los
galla; ellos descenderán sobre ti en el corral.
Cuando el
fuego se apague sobre tu corazón sagrado,
El corral
se convertirá en la morada de la desolación.
Cuando el
fondo de tu mantequera se desprenda,
Serás
aprehendido por los galla.
Cuando tu
copa se caiga de su clavija,
Caerás al
suelo, sobre las rodillas de tu madre.
Cuando tu
cayado de pastor desaparezca,
Los galla
causarán que todo se marchite.
El águila
que atrapa al borrego en el redil
Es el
galla que te arañará las mejillas.
El halcón
que atrapa al gorrión sobre la barda de juncos
Es el
galla que trepará la barda para llevarte.
Dumuzi,
mis cabras arrastran sus cuentas de lapislázuli por el polvo.
Mi cabello
se arremolinará en el cielo por ti.
Mis
borregos rascan la tierra con las patas dobladas.
O Dumuzi,
laceraré mis mejillas de dolor hacia ti.
La
mantequera yace silente; no se vierte leche.
La copa
yace en añicos; ya no hay Dumuzi.
El corral es entregado a los
vientos_____”
Apenas
hubo dicho estas palabras
Cuando
Dumuzi exclamó:
“¡Mi
hermana! ¡Rápido, sube la colina!
No vayas
despacio con pasos nobles.
¡Corre,
hermana!
Los
galla, odiados y temidos por los humanos,
Vienen en
barcos.
Cargan
madera para atar las manos;
Cargan
madera para atar el cuello.
¡Corre, hermana!”
Geshtinanna
subió la colina.
El amigo
de Dumuzi fue con ella.
Dumuzi
gritó:
“¿Los
ves?”
El amigo
gritó:
“Ahí
vienen;
Los galla
grandes que cargan madera para atar el cuello,
Vienen por ti.”
Geshtinanna
gritó:
“¡Rápido,
hermano!
Esconde
tu cabeza en el pastizal.
Tus demonios vienen por ti.”
Dumuzi
dijo:
“Mi
hermana, no reveles a nadie mi escondite.
Mi amigo,
no reveles a nadie mi escondite,
Me
esconderé en el pastizal.
Me esconderé
entre las pequeñas plantas.
Me
esconderé entre las grandes plantas.
Me esconderé en las zanjas de
Arali.”
Geshtinanna
y el amigo de Dumuzi respondieron:
“Dumuzi,
si revelamos tu escondite,
Que nos
devoren tus perros,
Tus
perros negros de pastoreo,
Tus
perros majestuosos de realeza,
¡Que nos devoren tus perros!”
Los
pequeños galla dijeron a los grandes galla:
“Ustedes,
galla, que no tienen madre ni padre,
Ni
hermana, hermano, esposa ni hijo,
Ustedes
que revolotean sobre cielos y tierra como celadores,
Que se
cuelgan al lado del hombre,
Que no
muestran preferencias,
Que no
distinguen el bien del mal,
Dígannos,
¿Quién ha
visto jamás el alma de un hombre amedrentado
Vivir en
paz?
No
busquemos a Dumuzi en la morada de su amigo.
No
busquemos a Dumuzi en la morada de su cuñado.
Busquemos a Dumuzi en la morada
de su hermana, Geshtinanna.”
Los galla
aplaudieron gozosos.
Fueron a
buscar a Dumuzi.
Llegaron
a la morada de Geshtinanna. Exclamaron:
“¡Muéstranos
dónde se encuentra tu hermano!”
Geshtinanna
no habló.
Le
ofrecieron el obsequio del agua.
Lo
rechazó.
Le
ofrecieron el obsequio del grano.
Lo
rechazó.
Le
acercaron el cielo.
Le
acercaron la tierra.
Geshtinanna
no habló.
Le
desgarraron sus ropas.
Le
vertieron alquitrán en su vulva.
Geshtinanna
no habló.
Los
pequeños galla dijeron a los grandes galla:
“¿Quién
ha conocido, desde el principio de los tiempos,
A una
hermana que revele el escondite de su hermano?
Vamos, busquemos a Dumuzi en la
morada de su amigo.”
Los galla
fueron con el amigo de Dumuzi.
Le
ofrecieron el obsequio del agua.
Él lo
aceptó.
Le
ofrecieron el obsequio del grano.
Él lo
aceptó.
Dijo:
“Dumuzi
se escondió en el pastizal,
Pero yo no conozco el lugar.”
Los galla
buscaron a Dumuzi en el pastizal.
No lo
encontraron.
El amigo
dijo:
“Dumuzi
se escondió entre las plantas pequeñas,
Pero yo no conozco el lugar.”
Los galla
buscaron a Dumuzi entre las plantas pequeñas.
No lo
encontraron.
El amigo
dijo:
“Dumuzi
se escondió entre las plantas grandes,
Pero yo no conozco el lugar.”
Los galla
buscaron a Dumuzi entre las plantas grandes.
No lo
encontraron.
El amigo
dijo:
“Dumuzi
se escondió en las zanjas de Arali.
Dumuzi cayó en las zanjas de
Arali.”
En las
zanjas de Arali, los galla atraparon a Dumuzi.
Dumuzi empalideció
y lloró.
Exclamó:
“Mi
hermana me salvó la vida.
Mi amigo
me causó la muerte.
Si el
hijo de mi hermana se pierde en las calles,
Que el
niño sea protegido – que el niño sea bendecido.
Si el
hijo de mi amigo se pierde en la calle,
Que se pierda – que el niño sea
maldito.
Los galla
rodearon a Dumuzi.
Ataron
sus manos; ataron su cuello.
Golpearon
al esposo de Inanna.
Dumuzi
elevó sus brazos al cielo, a Utu, el Dios de la Justicia,
Y
exclamó:
“O Utu,
tú eres mi cuñado,
Soy el
marido de tu hermana.
soy quien
llevó comida al recinto sagrado.
Soy quien
llevó obsequios nupciales a Uruk.
Besé los
labios sagrados,
Y bailé
sobre las rodillas sagradas, las rodillas de Inanna.
Convierte
mis manos en manos de gacela.
Convierte
mis pies en pies de gacela.
Permíteme
escapar de mis demonios.
Permíteme huir a Kubiresh!”
El
compasivo Utu aceptó las lágrimas de Dumuzi.
Convirtió
sus manos en manos de gacela.
Convirtió
sus pies en pies de gacela.
Dumuzi
huyó de sus demonios.
Escapó a
Kubiresh.
Los galla
dijeron:
“¡Vayamos
a Kubiresh!”
Los galla
llegaron a Kubiresh.
Dumuzi
huyó de sus demonios.
Escapó
hacia Belili la vieja.
Los galla
dijeron:
“¡Vayamos
con Belili la vieja!”
Dumuzi
entró en la morada de la vieja Belili. Le dijo:
“Anciana.
No soy cualquier mortal.
Soy el
esposo de la diosa Inanna.
Sírveme
agua.
Esparce harina para que yo coma.”
Después
que la mujer sirvió el agua
Y
esparció harina para Dumuzi,
Abandonó
la casa.
Cuando
los galla la vieron salir, entraron en la casa.
Dumuzi
escapó de sus demonios.
Huyó al
corral de su hermana, Geshtinanna.
Cuando
Geshtinanna encontró a Dumuzi en el corral, lloró.
Llevó su
boca cerca del cielo.
Llevó su
boca cerca de la tierra.
Su pena
cubrió el horizonte como una vestidura.
Se laceró
los ojos.
Se laceró
la boca.
Se laceró
los muslos.
Los galla
treparon la barda de juncos.
El primer
galla golpeó a Dumuzi en una mejilla con un clavo cortante.
El
segundo galla golpeó a Dumuzi con el cayado de pastoreo.
El tercer
galla quebró el fondo de la mantequera,
El cuarto
galla tiró la copa de su clavija,
El quinto
galla destruyó la mantequera,
El sexto
galla gritó:
“¡Levántate,
Dumuzi!
Esposo de
Inanna, hijo de Sirtur, hermano de Geshtinanna!
¡Levántate
de tu falso sueño!
¡Tus
ovejas fueron capturadas! ¡Y tus borregos!
¡Y tus
cabras! ¡Y tus cabritos!
¡Despójate
de la corona sagrada de tu cabeza!
¡Despójate
de las vestimentas de me de tu cuerpo!
¡Que tu
cetro real caiga al suelo!
¡Despójate
de las sandalias sagradas de tus pies!
¡Desnudo, vienes con nosotros!
Los galla
capturaron a Dumuzi.
Lo
rodearon.
Ataron
sus manos. Ataron su cuello.
La
mantequera estaba silente. No había leche para verter.
La copa
estaba quebrada. Ya no había Dumuzi.
El corral
fue entregado a los vientos.
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