jueves, 2 de febrero de 2012

El retorno


Se elevó un lamento en la ciudad:

“Mi Señora llora amargamente a su joven esposo.
Inanna llora amargamente a su joven esposo.
¡Ay su esposo! ¡Ay su joven amor!
¡Ay su morada! ¡Ay su ciudad!

Dumuzi fue capturado en Uruk.
No se bañará más en Eridu.
No se enjabonará más en el recinto sagrado.
No tratará a la madre de Inanna como a su propia madre.
Ya no cumplirá su dulce faena
Entre las doncellas de la ciudad.

Ya no competirá con los jóvenes de la ciudad.
Ni elevará su espada más alto que los sacerdotes kurgarra.
Grande es el dolor de quienes se enlutan por Dumuzi.”
Inanna lloró por Dumuzi:

“Se ha ido mi esposo, mi dulce esposo.
Se ha ido mi amor, mi dulce amor.
Mi amado ha sido llevado de la ciudad.
O, ustedes, moscas de la llanura,
Mi amado desposado me ha sido arrebatado
Antes que pudiera envolverlo con un sudario adecuado.

El toro salvaje ya no vive.
El pastor, el toro salvaje no vive ya.

Pregunto a las colinas y los valles:
‘¿Dónde está mi marido?’
Les digo:
‘Ya no puedo llevarle comida.
Ya no puedo servirle bebida.’

El chacal yace en su lecho.
El cuervo habita en su corral.
¿Me preguntan sobre su chirimía?
El viento ha de tocarla para él.
¿Me preguntan sobre sus dulces cantos?
El viento los ha de cantar por él.”
Sirtur, la madre de Dumuzi, lloró por su hijo:

“Mi corazón toca la chirimía del duelo.
En un tiempo mi muchacho paseaba tan libre por la llanura,
Ahora está cautivo.
En un tiempo Dumuzi paseaba tan libre por la llanura,
Ahora está preso.
La oveja entrega a su borrego.
La cabra entrega a su cabrito.
Mi corazón toca la chirimía del duelo.

¡O llanura traicionera!
En el lugar donde él una vez dijo
‘Mi madre preguntará por mí,’
Ahora no puede mover sus manos.
No puede mover sus pies.

Mi corazón toca la chirimía del duelo.
Quisiera ir con él,
Quisiera ver a mi niño.”

La madre caminó hacia el lugar desolado.
Sirtur caminó hacia donde yacía Dumuzi.
Miró al toro salvaje asesinado.
Lo miró a la cara. Dijo:

“Mi niño, el rostro es el tuyo.
El espíritu ha huído.”

Hay duelo en la morada.
Hay dolor en las cámaras interiores.

La hermana vagaba por la ciudad, llorando por su hermano.
Geshtinanna vagaba por la ciudad, llorando por Dumuzi:

“¡O mi hermano! ¿Quién es tu hermana?
Yo soy tu hermana.
¡O Dumuzi! ¿Quién es tu madre?
Yo soy tu madre.
El día que amanecerá para ti también amanecerá para mí.
El día que tú veas yo también veré.

¡Yo hallaré a mi hermano! ¡Yo lo reconfortaré!
¡Yo compartiré su destino!”

Cuando ella vio el dolor de la hermana,
Cuando Inanna vio el dolor de Geshtinanna,
Le habló con suavidad:

“La morada de tu hermano ya no existe.
Dumuzi fue arrebatado por los galla.
Yo te llevaría donde él,
Pero no conozco el lugar.”

Entonces apareció una mosca.
La mosca sagrada rodeaba el aire sobre la cabeza de Inanna y dijo:

“Si yo te dijera dónde está Dumuzi,
¿Qué me darías?”
Inanna dijo:

“Si me dices,
Te permitiré frecuentar las cervecerías y las tabernas.
Te permitiré residir en medio de la conversación de los sabios.
Te permitiré residir en medio de los cantos de los trovadores.”
La mosca habló:

“Levanta tus ojos hacia las orillas de la llanura,
Levanta tus ojos hacia Arali.
Ahí encontrarás al hermano de Geshtinanna,
Ahí encontrarás al pastor Dumuzi.”

Inanna y Geshtinanna fueron a las orillas de la llanura.
Encontraron a Dumuzi llorando.
Inanna tomó a Dumuzi de la mano y dijo:

“Irás al inframundo
La mitad del año.
Tu hermana, por que así lo ha pedido,
Irá la otra mitad.
En el día en que seas llamado,
Ese día serás tomado.
El día en que Geshtinanna sea llamada,
Ese día tu serás liberado.”
Inanna puso a Dumuzi en manos del eterno.
¡Sagrada Ereshkigal! ¡Grande es tu fama!
¡Sagrada Ereshkigal! ¡Entono tus alabanzas!

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