miércoles, 8 de febrero de 2012

El diluvio

Muy amigos, Dios y Noé, pasaban algunas tardes
conversando. En realidad era un interminable
monólogo de la Divinidad, al punto que Noé sabía
más de Dios que Dios de él. Todavía estaba cerca la
época en que la huida de Lilith había afectado el ego
del Padre y en vista de que ninguna triquiñuela le
daba resultado a Éste para que ella volviera, comenzó
a llorar amargamente, copiosamente, profusamente.
Noé, inteligente, pronosticó un diluvio. Se fue a casa,
ordenó a sus descendientes subir al arca con parejas
de animales, ojalá los más exóticos de cada especie.
Lilith da fe de la existencia de muchísimas otras
especies que jamás abordaron el arca. Lloró Dios por
40 días y 40 noches. En el arca navegaron por el llanto
de Dios sobre la tierra.
Dice Lilith que no sabe si llorar para Él fue un objetivo
o una manera de curarse, pero le sirvió para dormir
otros 40 días y 40 noches el cansancio del llanto.
Jamás se hizo inventario, pero esta fue una gran crisis
ecológica en su momento, dada la inmensa cantidad
de especies que desaparecieron, por citar algunas:
potoferos, linanticos, rulitifos, quebrinicos, lozas y
muchísimas más que jamás subieron al arca.

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