martes, 31 de enero de 2012

Los primeros tiempos



Sueño los primeros tiempos[i]
            De la más larga memoria.
            Canto[ii] los primeros tiempos
            De todos más viejo Padre.
5          Canto los primeros tiempos
            Y el claro amanecer
            De toda la Oscuridad.

            En Nod[iii], donde la luz
            Del Paraíso alumbra
10        El azabache nocturno
            Y gotas de nuestros padres
            Mojan y ablandan el suelo.

            De nos, todos y cada uno,
            Decidimos poder como
15        Quisiéramos vivir y
            Coger nuestros alimentos
            De las entrañas de la tierra.

            Yo, primogénito Caín,
            Con útiles puntiagudos[iv],
20        Planté[v] semillas oscuras,
            Las regué dentro de la tierra,
            Las cuidé, las vi crecer.

            Él, segundogénito Abel,
            Cuidó de los animales,
25        Ayudó en sus sangrientos[vi]
            Partos, los alimentó,
            Y también los vio crecer.

            Yo lo amaba, a mi hermano.
            Él, él era el más brillante,
30        El más dulce, el más fuerte.
            Él era la prima parte[vii]
            De toda mía alegría.

            Entonces, en un día
            De abril, nuestro Padre[viii] dijo:
35        "Caín, Abel, un regalo
            A Aquél en lo Alto[ix] debéis
            Hacer, un sacrificio -
            Un don de la prima parte
            De todo cuanto tenéis".

40        Yo, primogénito Caín,
            Recolecté tiernos brotes,
            Y los frutos más brillantes,
            Y la yerba más fresca.

            Y él, segundogénito Abel,
45        Sacrificó el más joven,
            El más fuerte, el más tierno
            De todos sus animales.

            Sobre el altar de nuestro Padre
            Posamos los sacrificios
50        Y prendimos fuego so ellos,
            Y el humo se los llevó
            Hacia Aquél en lo Alto.

            El sacrificio de Abel,
            Segundogénito, olió
55        Dulce a Aquél en lo Alto,
            Y Abel fue bendecido.

            Yo, primogénito Caín,
            Fui golpeado desde lo lejos[x]
            Por una severa palabra
60        Y una maldición, pues indigno
            Resultó mi sacrificio.

            Miré el sacrificio de Abel,
            Todavía humeante,
            La carne, la sangre.
65        Lloré, me tapé los ojos,
            Oré de día y de noche.

            Y cuando nuestro Padre[xi] dijo:
            "El tiempo del sacrificio
            Ha llegado ya de nuevo".

70        Y Abel condujo su más joven,
            Su más tierno, más amado
            Hacia el fuego sacrificial.

            Yo no llevé mi más joven,
            Mi más tierno, pues sabía
75        Que Aquél en lo Alto
            De ningún modo los querría.

            Y mi hermano, querido Abel,
            Me dijo: "Caín, no has traído
            Un sacrificio, un regalo
80        De la prima parte de
            Tu alegría, para quemarlo
            En la ara de Aquél en lo Alto".

            Yo lloré lágrimas de amor
            Cuando, con mis útiles
85        Puntiagudos, sacrifiqué
            Aquello que era la parte
            Primera de mi alegría,
            Mi hermano.

            Y la Sangre[xii] de Abel
90        Cubrió el altar, y olía
            Dulce mientras ardía.

            Pero mi Padre dijo:
            "Maldito estás, Caín,
            Quien mataste a tu hermano.
95        Como yo fui expulsado,
            Así lo serás tú"[xiii].

            Y Él me exilió
            A vagar en la oscuridad,
            La tierra de Nod[xiv].

100      Me precipité en la Oscuridad.
            No vi ninguna luz
            Y estaba asustado[xv].
Y solo


[i] Los “primeros tiempos” de que se habla en esta estrofa han sido objeto de estudio a fondo tanto por mi como por mis compañeros Vástagos. El texto original habla de un tiempo “anterior”. El fragmento más antiguo del Libro de Nod ha sido fechado justo antes de Sumeria, cerca del 4.500 a. C.
[ii] Presupongo, basándome en este verso, que la primera estrofa pertenece al narrador original, quizás el primero en transcribir la historia de Caín. (N. de T.: Este primer fragmento del Libro de Nod permite intuir que el texto conservado es apenas la mitad o la cuarta parte del total, al menos por lo que se refiere a la historia estrictamente de Caín, desde que mató a Abel hasta que abandonó a sus chiquillos a su suerte después de la destrucción de la Primera Ciudad. Además, el contenido del mismo debe ser puesto en duda, pues mantiene desde un principio una estructura similar a los cantos épicos. Esto se demuestra en el verso tres, que tiene gran parecido, en lo que al significado se refiere, con el inicio de la Aeneida [Arma virumque cano...], al del Nibelungen Lied [Uns ist in alten mären   wunders vil geseit], sin olvidar las epopeyas homéricas, el Gilgamesh e incluso la épica brahmánica, el Mahabharata y el Ramayana. La conclusión que se desprende de esto es que el Libro de Nod puede ser una recopilación y reordenación de textos, mitos y cánticos, como propusieron en su momento Menéndez Pidal y otros filólogos, y que demuestra que las únicas obras épicas que tienen un origen único, que provienen de los escritos de un autor, y no de la ordenación de varios mitos, son las obras cultas, tales como la Aeneida y el Ramayana).
[iii] “Nod” en este caso significa “Tierras Ignotas” – supuestamente las tierras exteriores al Edén, que entonces no habían recibido aún un nombre (N. de T.: Nod no existe, es un lugar simbólico. Etimológicamente, deriva del hebreo nad [errante]).
[iv] La traducción latina dice vomere. La traducción es del original sumerio y simplemente presupone un objeto puntiagudo. Éste podría ser un instrumento punzante prehistórico utilizado para plantar semillas, y tiene indudablemente forma de diente, quizás creado a partir de los caninos de algún mamífero – o por lo menos así es cómo está representado en el fragmento de Coonan – de Brie y en el tapiz de Santa Clara.
[v] Este Caín que fue originalmente un granjero desembocaría en la mitología como un Rey Sol/Dios Muriente, de forma parecida al personaje de Dumuzi/Tammuz en el mito de Inanna/Ishtar. (N. de T.: Hay que a tener en cuenta también en este primer fragmento la identificación de Caín al Dios Astado, el principio masculino, generador y destructor de vida, en el que se basan prácticamente la totalidad de las religiones del mundo; y la posterior identificación de Lilith con el principio femenino, que es tripartito, y no dual como el masculino, y representa la pureza [virginidad], la fertilidad, y la decadencia y la muerte [esterilidad, menopausia]. Por consiguiente, sean reales o no Caín y Lilith, sus nombres son arbitrarios, pues podrían ser perfectamente los de cualquier otra religión, y no los de la hebrea).
[vi] Sangre en el nacimiento en este caso, quizás como resultado de la reciente Caída. Nótese que ésta es la primera vez que aparece la palabra “sangre” en la narración, es más lo que nosotros podríamos interpretar por “sangre” que por “vitae”, que implica alguna virtud añadida o mayor potencia.
[vii] “La primera parte” es una sentencia repetida a lo largo del Libro de Nod. Significa esencialmente “lo mejor” o “la crême”.
[viii] “Padre”, en este caso específico, generalmente ha sido considerado ser Adán.
[ix] Estoy traduciendo esto tan exactamente como puedo. Debido a la naturaleza del mito, uno podría fácilmente asumir que éste es el Dios de los hebreos y la posterior cristiandad. Sin embargo, como esto no está indicado específicamente en el texto, no desearía teñirlo con posibles complejidades inter-religiosas.
[x] “Golpeado desde lo lejos”, debe de haber sido un relámpago, rayo, o algún fenómeno similar, pues en algunas traducciones latinas se lee fulmine remoto.
[xi] “Padre”, de nuevo, es probablemente Adán.
[xii] En este caso, “sangre” tiene la connotación de “vitae”.
[xiii] Esta estrofa ha confundido a muchos eruditos, incluyéndome a mí mismo. He decidido interpretarla como mi traducción particular, asumiendo que Adán es el “Padre” en esta estrofa, y que es Adán quien expulsa a Caín. La razón de esto es que Aquél en lo Alto nunca habla directamente a Caín, es únicamente mediante un medium que Aquél comunica a Caín Su voluntad, tal y como veremos. Además, la palabra “Padre” en las otras estrofas ha significado siempre “Adán”. Esto contrata enormemente con el texto del Génesis, pero es internamente consistente, y desde que se dice que el mismo Caín ha originado esta narración, podemos atribuirle mayor autoridad incluso que a Noé, quien redactó el Génesis. Hay, por supuesto, otras interpretaciones. En Nueva York, Beckett conoció a un miembro del Sabbat que sostenía que esta estrofa hacia referencia a nuestro “verdadero” padre – Satán. Miró a mi chiquillo mientras le decía esto, y entonces algo que Beckett sólo es capaz de describir como un diablillo apareció en su hombro. Hemos hecho todo lo posible para no encontrarnos de nuevo con este vampiro.   
[xiv] Aquí, ahora, encontramos la idea básica de “la tierra de Nod”. Ya no es simplemente la tierra “fuera del Edén”, sino que debería también considerarse la “Tierra de los Exiliados”. “Nod”, en la traducción hebrea del texto es básicamente “la tierra errabunda”. Esto es quizás porque Adán se ha establecido fuera del Paraíso, y ha creado un vínculo entre él y el resto del mundo: entonces, “Nod” es el mismo yermo en el que fue abandonado, pero esta vez es Caín quien se dirige a él. Se podría pensar que Adán podría haber sido más compasivo con su único hijo vivo. Sin embargo, es posible que las palabras de Adán aquí estuvieran inspiradas por la “divina providencia”, o quizás por la rabia. De este modo, vemos las tradicionalmente trágicas, tumultuosas vidas de todos los vampiros como un indicativo de sus orígenes. Beckett dice que esto establece un paralelismo con la relación que todos los Vástagos tienen para con sus sires, pero a mí me gusta pensar que  nuestra continuada alianza demuestra que esta hipótesis es incorrecta.
[xv] Esta estrofa es de relevada importancia en la apreciación de Caín según el mito del “Dios Muriente”. Caín está destinado a la oscuridad, a una tierra oscura donde aprenderá gran sabiduría. Esto puede referirse a nuestro propio periplo hacia la muerte, de la cual somos arrebatados cuando nuestros sires nos alimentan con su propia vitae.
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