lunes, 30 de enero de 2012

LA COLINA Y LA MONTAÑA.

La montaña en la frente altiva
Desde lo alto de su desprecio miraba la colina,
Que siempre despacio se levanta y se inclina
Bajo los pasos de los rebaños, los hombres y los dioses.
Adórame, terrón de tierra,
Decía con sus ecos:
Sobre ti suspendo el trueno,
Tormentas gruñidoras mi frente quebranta los flujos.
- Mi gran hermana, tú no es sabia,
Respondía la colina, y si truena en tu casa,
Temo sólo tu vecindad,
Porque podrías caer sobre mí.
Entonces, un día sobrevino la guerra
De Olimpo y Titanes,
Los inmortales sobre la tierra
Se exiliaron por un tiempo.
La montaña es arrancada,
Se derrumba en pedazo,
Cuando bajo refugios tranquilos
La colina humilde es escondida.
Venus huye a su vallejo,
Bacchus planta allí su vid,
Pronto se vuelve digna
Visitas de Apollon.
Construimos allí, fundamos allí
Palacios y altares:
Los dioses sobre su verdor atraen los mortales;
Es, por fin, el oráculo y la reina del mundo.
La riqueza fértil viene allá por todas partes,
Los reyes le hacen la corte y dejan aparte
Estos grandes montes eternos nutricios de las tormentas
Que pasan las nubes
Y qué el Dios solo domina de una mirada.
Prefiramos a las glorias estériles
El trabajo que hace la felicidad:
La altura no es el tamaño.
Para ser grandes, seamos útiles.

Tomado de FABULAS Y SIMBOLOS ELIPHAS LEVI





1 comentario:

  1. No está de verdadera la fuerza sin acciones; el orgullo que se cree por encima de todo
    mundo es menos grande que el verdadero mérito que se pone al nivel del deber sin
    aspirar jamás al elevarse encima. No es en absoluto la elevación árida de las montañas
    que hace su tamaño; Olimpo posiblemente es más escarpada que Parnaso, pero es el
    Parnaso que hace la gloria del Olimpo.
    El Calvario es sólo un montículo y es mil veces más grande que el pico de Tenerife.
    Cual cima de los Apeninos o de las cadenas del Caucazo jamás se igualará al tamaño
    de ¿Capitolio? Cual amontonamiento de montañas, soñado por los Titanes de la
    fábula o de la historia, ¿ Jamás será un peso el mundo tanto como la colina simple de
    Vaticano? la revolución francesa tuvo también su montaña sangrienta y terrible que
    se quedó menos grande en la poesía de la historia que melancólico y triste peñasco de
    Santa Elena.
    Dios fulminó las cimas del Sinaí y del monte Horeb y estableció su templo sobre la
    colina de Sión.

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