El pueblo
de Sumeria se reúne en el palacio,
La morada
que guía la tierra.
El rey
construye un trono para la reina del palacio.
Se sienta
a su lado en el trono.
Para
cuidar la vida de todas las tierras,
El primer
día exacto del mes es examinado cuidadosamente,
Y en el
día de la desaparición de la luna,
En el día
del sueño de la luna,
Los me
son llevados a cabo a la perfección
Para que
el Día del Nuevo Año, el día de los rituales,
Sea
determinado con formalidad,
Y se
erija un lugar para que Inanna duerma.
El pueblo
limpia los juncos con aceite de cedro de dulce fragancia,
Arreglan
los juncos para el lecho.
Extienden
una sábana nupcial sobre el lecho.
Una
sábana nupcial para regocijar el corazón,
Una
sábana nupcial para regocijar la cintura,
Una
sábana nupcial para Inanna y Dumuzi.
La reina
baña su cintura sagrada,
Inanna se
baña para la cintura sagrada de Dumuzi,
Se lava
con jabón.
Rocía
aceite de cedro de dulce fragancia en el suelo.
El rey va
con cabeza alta hacia la cintura sagrada,
Dumuzi va
con cabeza alta a la cintura sagrada de Inanna.
Se tiende
junto a ella sobre el lecho.
Con
ternura la acaricia, murmura palabras de amor:
“¡O mi
joya sagrada! ¡O mi maravillosa Inanna!”
Luego que
entra a su vulva sagrada, y causa el regocijo de la reina,
Luego que
entra a su vulva sagrada, y causa el regocijo de Inanna,
Inanna lo
abraza y murmura:
“O
Dumuzi, tu eres mi amor verdadero.”
El rey
convida al pueblo a entrar al gran salón.
El pueblo
trae ofrendas de comida y cuencos.
Ellos
queman resina de junípero, ejecutan ritos lavatorios,
Y apilan
incienso de fragancias dulces.
El rey
abraza a su amada desposada,
Dumuzi
abraza a Inanna.
Inanna,
sentada sobre el trono real, resplandece como la luz del día.
El
arregla la abundancia, la lozanía y la plenitud ante ella.
El reúne
al pueblo de Sumeria.
Los
músicos tocan en honor de la reina:
Tocan el
instrumento ruidoso que ahoga la tormenta del sur,
Tocan el
dulce instrumento algar, el ornamento del palacio,
Tocan el
instrumento de cuerdas que trae alegría a todo el pueblo,
Tocan
canciones en honor de Inanna que regocijan el corazón.
El rey
tiende la mano por comida y bebida,
Dumuzi
tiende la mano por comida y bebida.
El
palacio está de fiesta. El rey está gozoso.
En el
lugar puro y limpio celebran a Inanna con cantos.
Ella es
el ornamento de la reunión, ¡la dicha de Sumeria!
El pueblo
pasa el día en la plenitud.
El rey está
ante la reunión con gran gozo.
Aclama a
Inanna con las alabanzas de los dioses y del pueblo:
“¡Sacerdotisa
Sagrada! Creada con los cielos y la tierra,
Inanna,
Primogénita de la Luna, Señora del Atardecer!
Yo entono
tus alabanzas.”
Mi Señora
mira con dulce sorpresa desde el cielo.
El pueblo
de Sumeria en procesión ante la sagrada Inanna.
La Señora
Que Asciende a los Cielos, Inanna, es radiante.
Poderosa,
majestuosa, radiante, y siempre juvenil---
A ti, Inanna, ¡yo te canto!
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