jueves, 24 de mayo de 2012

El Delomelanicon

 Según la leyenda, Lúcifer, tras su derrota y expulsión del cielo,
compuso un formulario mágico para uso de sus adeptos: El recetario
magistral de las sombras. Este libro posee nueve láminas
(en realidad, jeroglifos infernales),las cuales,interpreatadas
con ayuda del texto y los conocimientos adecuados, permitirían
convocar al principe de las tinieblas.

otra curiosidad:
Aunque los hombres solo escriben hace seis mil años,
al Delomelanicon se le atribuye tres veces esa antiguedad.

"Em el camino de los hombres que quieren saber, siempre hay
nueve puertas secretas". (Giordano Bruno)



El Delomelanicon (Delomelanicon) es un libro apócrifo cuyo autor, igualmente apócrifo, es nada menos que el Príncipe de las Tinieblas.

El título del libro, Delomelanicon, significa: Sobre la convocatoria de la oscuridad. Proviene de las raíces griegas Delos (convocar), Melas (Negro, ocuro) e Ikos, una partícula sin significado que sirve para formar los adjetivos.

La leyenda del Delomelanicon asegura que Lucifer, luego de su derrota contra las huestes angélicas y su posterior expulsión de los círculos celestes, cayó en algún paraje remoto de la Tierra, donde aguardó la llegada de su primer creyente.

La leyenda bíblica ubica la batalla entre Lucifer y sus aliados contra Dios y su ejército de ángeles en algún momento previo a la creación del mundo. Analistas audaces afirman que esto es una contradicción flagrante, ya que para ser exiliado y caer en la Tierra es necesario que la Tierra exista, de modo que su caída debió tener lugar en algún instante posterior a la creación del universo, presumiblemente mientras el Señor dormía la siesta en aquel primer domingo sabático.

Otros, menos impresionables por las contradicciones bíblicas, señalan que la Caída es, en realidad, simbólica; y que el descenso de Lucifer al mundo es una metáfora para su pérdida de la dignidad angélica y el paso repentino al mundo material.

Cualquiera sea el caso, la mayoría (salvo Milton) coinciden en que Lucifer se mantuvo inactivo, enviando a sus esbirros a tentar a la inocente Eva, y con poca o nula participación en los siglos siguientes. En este estado latente concibió la idea del Delomelanicon.

En realidad, el Delomelanicon es un reflejo de aquel primer libro escrito por Lucifer, perdido en las fauces del tiempo. En resumen, se trata de un manuscrito que detalla el culto y los rituales que pretendía recibir el Príncipe de las Tinieblas. Para otros, el Delomelanicon es apenas un recetario de hechizos y pócimas, más afín al boticario indiscreto que al estudioso del ocultismo.


Lo cierto es que el Delomelanicon, al igual que el Necronomicon, han pasado por libros reales, concretos, cuando en realidad son una ficción magnífica y necesaria para dar un contexto razonable a otras lecturas menos inocentes.
Hace poco publicamos los cuadernos luciferinaos y a los que nos escribieron demostramos el fraude que algunos cometen, despues de todo nuestra responsabilidad es iluminar nunca volver a practicas de oscurantismo que tanto nos han dañado.
Pese a todo es verdad que son 9 puertas....Pero de eso hablaremos otro día.
O bien pueden indagar en cada libro prohibido que hemos dado gratis.

 




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El necrnomicon no es un libro que se cenda a 15 soles, les aseguro que ese no es verdadero, que es lo que ocurre se dice que existen muchas denominaciones para el Necronomicon, pero que en cierto tiempo, cuando la brujeria estba siendo destruida por la iglesia, se hicieron copias del el Libro Negro como se le llama, asi que el necronomicon paso a ser un libro Arcano.

Veamos, gran parte del misterio se muestra en "El Sello de R'lyeh":

 Aquella noche estuve leyendo hasta que el sol del nuevo día entró en la estancia haciendo palidecer las luces de las lámparas. Y así fue cómo supe de los Primigenios, que fueron los primeros en dominar los universos y de los Dioses Arquetípicos, que derrotaron a los rebeldes Primordiales. Entre estos Primordiales se contaban: el Gran Cthulhu, morador de las aguas; Hastur, que dormía en el Lago de Hali, en las Híadas; Yog-Sothoth, que es Todo-en-lo-Uno y Uno-en-el-Todo; Ithaqua, El Que Camina Sobre El Viento; Lloigor, El Que Pisa Las Estrellas; Cthugha, que habita en el fuego; el Gran Azathoth... y todos habían sido vencidos y expulsados a los espacios exteriores, donde esperarían el día remoto en que, con ayuda de sus seguidores, podrían alzarse para vencer a las razas humanas y someter a Los Dioses Arquetípicos. Y me enteré también del nombre de sus esbirros: Los Profundos, que poblaban los mares y las regiones acuáticas de la Tierra; los Dhols; el Abominable Hombre de las Nieves, habitante del Tíbet y la oculta Meseta de Leng; los Shantaks, que huyeron de Kadath, en el Desierto de Hielo, por mandato de El Que Camina Sobre El Viento, llamado Wendigo, pariente de Ithaqua. Y me enteré, también, de su rivalidad, una y múltiple a la vez. Todo eso leí, y más, bastante más, entre otras cosas, una colección de recortes de periódicos sobre sucesos misteriosos que tío Sylvan aducía como pruebas de la verdad de sus creencias. Por otra parte, en las páginas de los libros me tropecé, también, con la curiosa sentencia que adornaba las decoraciones de la casa de mi tío: Ph'nglui mglw'nafh Cthulhu R'lyeh wgah'nagl fhtagn. En más de uno de aquellos relatos, estaba traducida así: «En su morada de R'lyeh, Cthulhu muerto, sueña.»
Y las exploraciones de mi tío no tenían otro objeto, sin duda, que el de encontrar ¡el refugio subacuático de Cthulhu!
A la fría luz de la madrugada me esforcé por criticar mis propias conclusiones. ¿Acaso creía mi tío Sylvan en semejante maraña de fábulas? ¿O tal vez sus pesquisas no eran más que un modo de combatir su aburrimiento de hombre solitario? La biblioteca de mi tío era inmensa, abarcaba toda la literatura universal. Sin embargo, una sección de estanterías estaba dedicada exclusivamente a libros de temas esotéricos, a libros sobre creencias extrañas y hechos más extraños aún, inexplicables a la luz de la ciencia, a libros sobre religiones herméticas, casi desconocidas. Tenía, además, una abundante cantidad de álbumes con artículos recortados de periódicos y revistas, cuya lectura me produjo, a la vez, una sensación de miedo y una chispa de irresistible regocijo. En efecto, estos hechos, relatados de manera prosaica, constituían una prueba singularmente convincente a favor de los mitos en que creía mi tío.
De todos modos, aquella mitología no constituía ninguna novedad. Todas las creencias religiosas, todos los mitos, cualquiera que sea la cultura a que pertenecen, poseen una cierta analogía en sus fundamentos. Siempre giran en torno a la lucha entre las fuerzas del Bien y las fuerzas del Mal. Este tema también formaba parte de las teorías de mi tío. Los Primigenios y los Dioses Arquetípicos -que, según lo que pude colegir, venían a ser lo mismo- representaban el Bien original. Los Primordiales representaban el Mal. Como sucede en muchas religiones, apenas se nombraba a los dioses benefactores, en este caso, a los Dioses Arquetípicos. En cambio, se citaba continuamente a los Primordiales, que aún eran adorados y servidos por multitud de seguidores esparcidos por toda la Tierra y los espacios interplanetarios. Los Primordiales no sólo combatían a los Dioses Arquetípicos, sino que luchaban también entre sí, en un empeño supremo por la dominación final. Eran, en suma, representaciones de las fuerzas elementales, y cada uno correspondía a un elemento: Cthulhu, al agua; Cthugha, al fuego; Ithaqua, al aire; Hastur, a los espacios siderales. Otros, representaban las grandes fuerzas primitivas: Shub-Niggurath, Mensajera de los Dioses, la fertilidad; Yog-Sothoth, el continuo tempo-espacial; Azathoth, en cierto modo, el principio del mal.
¿No resultaba, en definitiva, una mitología muy semejante a las demás? Los Dioses Arquetípicos pudieron convertirse, andando el tiempo, en la Trinidad de las religiones judeocristianas; los Primordiales, para la mayoría de los creyentes, se transformaron después en Satán y Belcebú, Mefistófeles y Azrael. Lo único que me inquietaba, era que existiesen a un tiempo los originales y sus copias. Pero tampoco esto tenía demasiada importancia, porque ya se sabe que en la historia de la humanidad se superponen continuamente distintos eslabones evolutivos de una misma creencia.

Asi pues, esta es la base de todos estos relatos, todos, desde los escritos de Robert E. Howard hasta las historias de Lovecraft... se trata de los atizbos de una lucha entre el cosmos y el caos, el orden y el desorden, luz y oscuridad., y en estas historias los personajes suelen tener la desgracia de encontrarse con lo que podriamos calificar como los dioses del Caos y sus esbirros



2 comentarios:

  1. Y supongo que esta mujer es el precio por leer el Delomelanicon...Jajaja Buenas noches. Soy Luis. Lo cierto es que, a pesar de considerarme ateo (tantos matices), me atrae la idea de que estos libros existiesen (se sabe que no). Pero el morbo de la mera posibilidad de conocer su contenido supongo que llena a veces el vacío que queda cuando dejar de ser creyente. Un saludo y confiemos en Lucifer jeje.

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  2. Hola que tal gracias por aportar algo de conocimientl valioso de verdad agradesco , desde el fondo de mi ser a todas esas personas que siempre aportan en algo de este tipp de saber , atentamente ABEL EUGENIO CHALCO ARCE
    EL LEGENDARIO

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