martes, 29 de mayo de 2012

La casa del vampiro

Caminaba por la calle tironeando el traje barato que vestía y lo
Incomodaba pues no le quedaba del todo bien. En su mano derecha
Cargaba la maleta llena de baratijas, de esas cosas que suelen vender
De puerta en puerta. Era temprano en la noche pero no circulaba ni
Un alma, en el interior de las casas las luces estaban apagadas, siguió
Hasta donde terminaba la calle y la hilera de residencias. Los últimos
Focos del alumbrado público señalaron un camino casi transversal,
Al final de este, como a una cuadra, se veía una casa con todas sus
Luces encendidas. Sin miedo a la oscuridad marchó con paso firme
Rumbo a la casa, cuando se acercó vio su antigua fachada, algunas
Enredaderas trepaban por las paredes grises como queriendo alcanzar
La altura, en donde reinaban vigilantes unas horribles gárgolas de piedra.
Las ventanas estaban parcialmente cubiertas por cortinas negras, en el
Interior se vio cruzar una sombra. Golpeó varias veces la puerta que
Se abrió de forma repentina, en el umbral apareció un viejo con
Cara de pocos amigos y una mirada inquisitiva - ¿ Que quiere ? - dijo
El viejo con una voz grabe y profunda - Estoy vendiendo algunas
Cosas que pueden interesarle - dijo el hombre mientras mostraba la
Maleta y exhibía una sonrisa - Esta bien, pase - volvió a sonar la voz
Grabe del viejo mientras caminaba hacia el centro de la habitación
En donde se encontraba una mesa rodeada de sillas, el hombre con
La maleta cerró la puerta y lo siguió, el viejo se sentó y cuando fue
A invitar al hombre a tomar asiento, descubrió sorprendido que
Había desaparecido. Comenzó a asustarse y cuando estaba
Recorriendo la habitación con la mirada, unas manos poderosas
Sujetaron sus hombros por detrás y una boca espantosa se cerró
Sobre su cuello.
Después de alimentarse de forma repulsiva, el vampiro se quitó
El traje que había tomado de un vendedor ambulante que fue su
Primera víctima de la noche, vestido con una bata que encontró
En el ropero, revisó toda la casa y luego subió al techo desde donde
Se divisaban las residencias cercanas, entonces sonrió de forma
Maligna, ahora la casa tenía un nuevo dueño. 

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