Después de la transformación de Augustus
la familia Giovanni continuó con sus
actividades mercantiles y nigrománticas,
tomando una serie de riesgos calculados. En el
año 1096 el Papa Urbano II convocó la
Primera Cruzada para recuperar los Santos
Lugares. Las Cruzadas proporcionaron
numerosas oportunidades para los Giovanni, y
gran parte de la riqueza de la familia
fue adquirida durante los siglos XI, XII y XIII.
Al igual que los barcos de los Jovianos
habían llevado a las tropas romanas al
norte de África, los barcos Giovanni
llevaron legiones de caballeros cristianos hacia
Ultramar. Unos pocos miembros de la
familia también lucharon en las batallas entre
cristianos y musulmanes. Cosimo Abruzzi,
un ghoul que fue Abrazado en el campo de
batalla, cabalgó a Jerusalén junto a
Balduino de Edesa, que fue coronado rey. Cosimo
(“El Fiel”) se rebeló contra Balduino
durante la cruzada, sabiendo que la coronación de
Balduino convertiría a Jerusalén en un
estado feudal, lo que iba contra los planes del
Arzobispo Daimberto de Pisa, que quería
convertir la Ciudad Santa en un dominio
eclesiástico. Obviamente los deseos del
Arzobispo Daimberto no se hicieron realidad y los
Giovanni prestaron su apoyo al perdedor,
pero con el tiempo compensarían sus pérdidas.
Los Giovanni consiguieron enormes
beneficios con las Cruzadas. Los ejércitos de
Tierra Santa requerían constantes
suministros, muchos de los cuales fueron
proporcionados por mercaderes Giovanni ,
y eran transportados en barcos propiedad de
la familia, que también transportaron
cruzados a Tierra Santa. Algunos miembros de la
familia incluso se dedicaron a saquear a
los muertos en los campos de batalla y en sus
propios mausoleos. Cuando finalmente la
era de las cruzadas terminó a principios del
siglo XIV las riquezas de los Giovanni
habían aumentado entre 10 y 15 veces su valor
desde el siglo XI.
Sin embargo, lo más importante es que el
apoyo de los Giovanni a las Cruzadas les
proporcionó aliados y simpatizantes en
Roma y el Vaticano. Los vampiros nigromantes
no tenían un control tan directo como los
Lasombra, Ventrue y Toreador infiltrados en
el clero secular, pero no obstante, su
dinero les permitía ejercer cierta influencia. Con
el tiempo, el Papa llegó a bendecir a la
familia Giovanni, debido a su coincidencia en
asuntos de fe y al empeño de los
venecianos de mantener las ciudades italianas libres del
gobierno feudal y de poderes extranjeros.
Como muestra de su poder construyeron una
enorme mansión conocida como el Mausoleo
en Venecia.
Fue a partir del siglo XIV cuando la
familia Giovanni quedó definida tal y como es
conocida actualmente. Con todas las
riquezas obtenidas durante las Cruzadas los
nigromantes venecianos alcanzaron un
grado de comodidad y poder muy superior al de
otras familias mercantes, y de hecho, al
de algunos aristócratas europeos. Muy pronto
aparecieron señales de decadencia y corrupción,
a medida que los Giovanni adquirían
placeres y caprichos prohibidos…
Como muchos nobles y familias destacadas,
los Giovanni se volvieron muy
selectivos sobre quienes eran aceptados
en la familia. En muchos casos, los primos se
casaban entre ellos para evitar que la
sangre se “contaminara”. A medida que la
decadencia se extendía en la familia
mantener la sangre pura se convirtió en una mera
excusa para los caprichos sexuales de los
Giovanni. No todos los nigromantes
venecianos recurrieron al incesto, lo que
habría supuesto a largo plazo la desaparición
de la familia. Pero muchos Giovanni
satisfacían sus perversiones entre sus parientes.
Las mujeres daban a luz hijos de sus
hermanos, algunos hombres engendraron nuevas
líneas familiares con sus sobrinas. Sin
importar las taras físicas y sociales producidas
por las relaciones sociales los Giovanni
proporcionaron una perversa posición
privilegiada a quienes eran concebidos
exclusivamente con la sangre de la familia.
Sin embargo, los Giovanni no se limitaron
al incesto en sus perversiones. La
familia se volvió tan decadente que casi
cualquier desviación era aceptada con
entusiasmo: necrófilos, coprófilos,
violadores, drogadictos, pedófilos, sádicos cultistas
herejes, sodomitas, zoófitos,
fetichistas, asesinos y pervertidos de toda clase.
Irónicamente estos perversos
comportamientos permitieron un desarrollo de los ritos y
actividades nigrománticas, pues hacían
que los espíritus de los muertos fuesen más
fáciles de manipular.
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