Después de que Cappadocius manifestara
sus intenciones de tomar el poder de Dios,
Augustus Giovanni consideró que su sire
se había vuelto loco y discutió con su chiquillo
e hijo Claudius lo que debían hacer.
Cappadocius debía morir, pues todo el mundo se
enfrentaría a graves consecuencias si
completaba su búsqueda, y Augustus encomendó a
su hijo la tarea de su destrucción.
Paralelamente, la alianza entre Ventrue y
Capadocios que se remontaba a las
noches de Roma no se encontraba en sus
mejores momentos. Durante la Edad Media y a
raíz de las Revelaciones de Cappadocius,
muchos vampiros del Clan de la Muerte se
habían dejado consumir por sus búsquedas
místicas, descuidando muchos de sus
compromisos con los Ventrue. Los miembros
del Clan de los Reyes culparon del cambio a
Japheth y aprobaron con entusiasmo la
asimilación de la familia Giovanni en el clan
Capadocio, creyendo que los nigromantes
venecianos significarían una adicción de
sentido práctico y comercial,
restableciendo una alianza estable. Sin embargo, con el
paso del tiempo los Capadocios siguieron
inmersos en sus estudios.
Conocedor de los problemas entre
Capadocios y Ventrue, Claudius Giovanni se
alió con Jadviga Almanov de Bohemia, una
antigua Ventrue, que le ofreció su consejo
para destruir a Japheth, argumentando que
consolidaría el poder de los Giovanni en el
Clan de la Muerte, pues seguramente
Augustus Giovanni ocuparía su lugar en el
liderazgo de los Capadocios. Claudius
aceptó el plan para traicionar a Japheth.
Jadviga no reveló que el plan había sido
sugerido por un consejo de antiguos
Ventrue y consideraba que Claudius era un
ingenuo que estaría eternamente en deuda
con ella y si no se mostraba agradecido,
siempre podría utilizar la amenaza de revelar a
Cappadocius la conspiración, quien
posiblemente destruiría a Claudius y su padre. Esta
revelación no alteraría la alianza de
Ventrue y Capadocios, pues Jadviga había hecho
creer a Claudius que actuaba sola, dando
a su clan una salida en el caso de que el plan
fallase.
Pero Claudius Giovanni no era ningún
ingenuo, y por su parte ocultaba sus
propios secretos. Desconfiando de Jadviga
y los Ventrue, Claudius afirmó que pretendía
actuar a solas en la traición de su clan,
ocultando que Augustus conocía la
conspiración para destruir a Japheth.
También ocultó el hecho de que Augustus no
deseaba reemplazar a Japheth, sino que
pretendía diabolizar al mismísimo Cappadocius.
La conspiración sencillamente facilitaba
el ataque parricida.
Tras realizar un pacto con sangre Jadviga
y Claudius decidieron crear la
Conspiración de Isaac, invitando a otros
vampiros de diferentes clanes a unirse a ellos,
prometiéndoles una parte de la vitae de
Japheth, así como otras recompensas más
oscuras.
Mientras tanto los Ventrue actuaron
informando al antiguo Hardestadt y a los
Fundadores de la Camarilla de la
existencia de la Conspiración de Isaac, autorizando un
contraataque, asegurándose de que el Clan
Ventrue saldría triunfante en cualquier
caso. Si Japheth era destruido los
Giovanni escalarían posiciones en el Clan de la
Muerte y si sobrevivía, Hardestadt podría
reclamar haberlo salvado, con lo cual los
Capadocios se encontrarían en deuda con
los Ventrue.
Sin embargo, todas las partes resultarían
confundidas por el resultado.
Los Conspiradores de Isaac se reunieron
en la mansión de Claudius Giovanni el 4
de Abril de 1444. Allí fueron atacados
por los Fundadores, y Abrazaron a varios
chiquillos entre los mortales destinados
a servirles de cena par que les sirvieran de
carne de cañón y cubrieran su retirada.
Los Fundadores adoptaron a estos “Hijos
de Isaac” y decidieron utilizarlos contra
los Conspiradores y para advertir a los
Capadocios.
Cappadocius y Japheth habían acudido al
monasterio de San Timoteo Mártir, y
fueron advertidos de las intenciones de
Claudius Giovanni. Sin embargo, ni Cappadocius
ni Japheth decidieron hacer nada al
respecto. Cappadocius estimaba que había llegado de
realizar la Unción, el ritual que le
llevaría a la apoteosis divina, mientras que Japheth,
aunque reticente, cumplía la voluntad de
su sire.
“Somos el clan de la vida después de la
muerte, la vida más allá de la muerte. La
muerte no es un final, sino un comienzo y
yo he de convertirme en el barquero de las
almas. Quien tenga oídos que oiga. Quien
tenga entendimiento que comprenda. Y que quien
tenga alma sepa. Amén.”
Claudius y los Conspiradores entraron en
el monasterio de San Timoteo Mártir,
disfrazando su presencia bajo un
requerimiento de paz. Japheth les permitió la entrada y
les hizo saber que conocía sus
intenciones.
El resultado de la Conspiración de Isaac
resulta bastante confuso. Claudius
atacó a Japheth e intentó diabolizarle,
pero fue detenido por los Fundadores de la
Camarilla y los “Hijos de Isaac”,
deseosos de venganza contra los vampiros que los
habían Abrazado a la fuerza. Mientras
Conspiradores y Fundadores luchaban en el
monasterio de San Timoteo, Augustus
Giovanni apareció y atacó a Cappadocius, quien no
se resistió a que su chiquillo bebiese su
alma.
Se dice no obstante, que Augustus no
consiguió diabolizar el alma de Cappadocius.
Ya fuese debido al ritual de la Unción o
a causas desconocidas, el alma del
Antediluviano consiguió escapar al
Inframundo, el mundo de los muertos, donde estalló
una terrible tormenta.
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